Partida Rol por web

 Volo, nada más echarse cayo en redondo en un sueño reparador. Eso lo notaron los ronquidos sonoros que emitió instantes después de echarse (para desgracia de sus compañeros). La expresión del mago no podía ser más feliz, y no era para menos. Solo le faltaba haber tenido una abundante cena y bebida para completar el día.

Para desgracia del mago, las cosas buenas acaban con rapidez, y en este caso, acabaron con un grito. 

Me cago en...- a pesar de su edad, el salto que pego al escuchar tal alarido le hizo ponerse de pie en un instante, en ropa interior y con una barriga algo abultada- nos atacan- dijo-nos atacan- comenzó a observar a su alrededor buscando los objetivos a batir, más no vio ninguno. Finalmente su mirada se dirigio hacia Hanna y su extraño comportamiento.

¿Que diablos pasa Hanna?- dijo mientras tiraba algo al suelo. Mantenía las distancias, solo por si acaso- ¿una mala pesadilla?

Rengar, sobresaltado por los gritos de Hanna, echó mano de su arma y salió tras ella.

-¡Hanna! ¡Espera! -La proximidad del semiorco calmó el terror que se había apoderado de la pícara como por arte de magia-. ¿Qué ocurre? ¿Has tenido una pesadilla?

El primer grito de Hanna despertó a Khaila de su pesado sueño. ¡¡Peligro!! Acostumbrada a reaccionar rápido, la guerrera se incorporó rápidamente cogiendo el espadón que reposaba a su lado, preparado para cualquier sorpresa que pudieran llevarse durante la noche. Miró a ambos lados, preguntándose de dónde provenía aquel peligro, cuando se dió cuenta de que la acólita de Mystra parecía haberse vuelto loca... ¿Qué mal nos está haciendo este lugar?... Se preguntó mientras se levantaba y corría en pos de Hanna.

Vió al paladín detenido, intentando calmarla, pero eso no iba a surtir efecto. - Puede hacerse daño... - Dijo más bien para sí misma. Y sin pensárselo continuó corriendo...

Pero sorprendida, al llegar junto a Hanna, comprobó que efectivamente ésta parecía algo más calmada. Se detuvo y apoyándose sobre su gran espadón, se quedó en silencio, atenta a lo que pudiera ocurrir...

Galatea se había sobresaltado con el alarido y permanecía medio arrodillada medio en pie con  el arco en la mano que tenía apoyada en el suelo, Áscalon por su parte estaba agazapado mirando a Hanna fijamente con sus ojos dorados.

"Por todos los Seldarine... lo de que alguien nos despierte a gritos en medio de la noche parece ser una costumbre en este bosque"

La elfa jadeaba muy ligeramente por el abrupto despertar y observó como gracias al aura de Rengar, la seguidora de Mystra volvía a ser dueña de sus nervios.

—Una pesadilla no continúa una vez se ha despertado alguien... ni hace ver cosas—añadió entrecerrando un ojo con extrañeza—¿qué ha pasado, Hanna?

La druida tenía alguna que otra idea en la cabeza, pero prefería escuchar primero de boca de la implicada.

Hanna comenzó a relajarse... o sería más correcto decir que dejó de estar histérica para estar solo muy nerviosa, y su respiración comenzó a ser más profunda.

Parpadeó confusa, aflojando las manos que sujetaban el puñal, y miró a todos los que la miraban, mirando luego alrededor, girando rápidamente la cabeza a un lado y a otro.

Q-Qué...? Se miró las manos, como comprobando algo, y se tocó los labios, mirando la mano como si esperase encontrar algo, luego de nuevo miró a los demás y pretendió guardar el puñal en la bota que ya no estaba, levantando las cejas con confusión.

¿Dónde...? Jadeando, se puso en pie apartándose la melena, y tragó saliva antes de hablar a los demás. Su respiración era casi normal, y en su expresión ahora había más confusión que miedo. C-creo que... Se le fue la voz, aunque murmuró para sí misma. ¿Qué era aquello...? Sacudió la cabeza. He tenido una... di-diria que pesadilla, pero casi más daba la sensación de ser... una especie de "visión del pasado"... ¿Qué hacia aquella idiota saludando? ¿Acaso los esperaba? ¿Acaso los habian invitado ellas por el asunto de la Herejía...?

Una visión que vi... que sentí cómo se VIVIÓ -Corrigió- desde los ojos de una sharina... de las que masacraron a los selunitas. Cogió aire recogiendo la cinta, y poniéndose la bota que suponía que a esas alturas le habrían devuelto. Y si fue una visión o una fuerte pesadilla, lo comprobaremos mañana cuando lleguemos a la cascada... con un poco de suerte nadie tendrá que escalar nada.
Se irguió y cogió aire, poniéndose bien el cabello y quitándose briznas de la ropa.

Eso sí, espero que a Rengar no le importe que duerma cerca suyo hoy... su proximidad me ha calmado al instante y no quiero pasar por eso otra vez...

Aunque quizá... si esas visiones son reveladoras, seguir viéndolas seria útil... ¡Pero que lo haga otro! ¡A mi ya se me ha revuelto el estómago para tres días!

Rengar apretó los dientes en una mueca muy propia de su ascendencia orca, mostrando los colmillos, afilados y amenazadores. Pensar en el expolio del templo y el asesinato de selunita a madre de sharinos le enfurecía, como cualquier tipo de ataque de las fuerzas del mal a los defensores del bien. Si ellos estaban tras el asalto a Medina, se lo haría pagar caro. Y si no, también.

-No os preocupéis, es una cosa que pasa conmigo -dijo, en referencia a su aura de calma-. Tumbaos cerca de mí, si queréis. A mí no me importa.

No temía ver él mismo aquellas visiones, aunque sospechaba que su naturaleza pura podía influir en dos posibles aspectos: que no lo afectasen en absoluto o que se cebasen con él en un intento de destruirlo. En todo caso, él seguía sin sentir un ápice de temor.

Galatea soltó un borrascoso suspiro medio aliviado medio cansado y se volvió a sentar con las dos rodillas flexionadas y los codos apoyados sobre ellas. El lobo se tumbó.

—Me gustan los puzzles que hacen pensar... pero aun no domino la clarividencia—dijo gesticulando un poco con una mano, tal vez Hanna no había sido muy explícita o tal vez era la visión quien no lo había sido, no estaba muy claro a qué se refería—aunque si es eso lo que has "soñado", imagino que si como cuenta la historia, allí hubo una matanza y ese lugar está maldito. No es raro pensar que los espíritus de los clérigos que murieron vaguen por aquí...

La elfa continuaba sintiendo aquella sensación extraña en el bosque, aquél sentimiento de odio, de angustia y de dolor que lo impregnaba todo como una miasma, como si se pudiese tocar.

—Y que pudiesen inducir esas pesadillas a alguien... —miró de soslayo el cuerpo de Ivelios— ...o de cosas peores.

Volvió a mirar a Hanna y parpadeó como si acabase de caer en la cuenta de que se le olvidaba algo, luego sonrió ligeramente con aquella serenidad suya.

—¿Estás bien ya?

 Todo esto cada vez se complica más- comentó el mago una vez escuchada la historia de Hanna. Aún se encontraba en paños menores, más parecía haberse olvidado de su situación actual ante las palabras de la clériga- definitivamente mañana vamos a tener un día bastante movido. 

Cita:

Si, creo que será lo mejor. Al menos si no queremos tener esas extrañas visiones- dijo mientras recogió su saco colocándose cerca de donde se encontraba el semiorco- solo una cosa: sé que soy un hombre extremadamente atractivo pero no quiero que nadie se acerque por la noche, sea hombre o mujer. Hay que descansar para mañana, además de no ser decoroso. 

Ya relajada, Khaila aflojó la mano con la que aferraba el espadón y sus hombros parecieron hundirse unos centímetros. Tras la adrenalina inicial, nuevamnete el cansancio se adueñó de la joven guerrera.

Un escalofrío recorrió su cuerpo ante las explicaciones de Hanna. No tenía ganas de soñar con esas cosas, así que le pareció buena idea aproximarse al paladín, si de verdad éste conseguía ahuyentar los fantasmas de los sueño. Aunque dudaba que pudiera con sus propios fantasmas.

- Bueno, si estamos todos bien, volvamos a descansar. - Dijo acercándose nuevamente a la zona en la que se había instalado, y cogiendo sus cosas hizo como Volo, aproximarse a la zona donde se hallaba Rengar. - ¿Te vas a quedar aquí? - Le preguntó antes de dejar caer el petate y extenderlo. Miró de reojo al mago, sus palabras consiguieron sacar una sonrisa a la normalmente ruda guerrera. Más que una sonrisa, fue el principio de una carcajada, aunque tuvo el decoro de disimularlo y bajando la cabeza evitar echarse a reir delante suyo.

Rengar no entendió por qué Khaila se había reido de lo que Volo había dicho, pero sospechaba que se trataba de algún tipo de broma acerca de lo que él había dicho. Un poco apesadumbrado se inclinó sobre sus rodillas y trató de hacer lo que acostumbraba mientras marchaba: repasar todo lo que había ocurrido en el día para no olvidar ningún detalle y revivir los buenos momentos.

Al cabo de unos cinco minutos, cuando la gente se había vuelto a quedar dormida y sólo él permanecía despierto, Rengar sonrió. Lo acababa de pillar.

Hanna asintió a Galatea.
Sí, bastante mejor, gracias... 
Tratando de recuperar la compostura se volvió a acercar a sus cosas, las recogió, y las puso cerca del semiorco, tragando saliva, esperando que aquello no volviera a repetirse.

Al comentario de Volo, Hanna levantó una ceja.
No te preocupes, Volo, por mi parte tu buen descanso está sobradamente asegurado. Dijo dejando la mochila, y a pesar del mal trago que llevaba se le escapó una sonrisa al ver a Khaila aguantar la risa.

Finalmente se estiró y apoyó la cabeza sobre la mochila a modo de almohada. Dio unas cuantas vueltas intentando dormir, y si no fuera porque estaba agotada, no habría podido pegar ojo.