Partida Rol por web

Las Tierras de los Valles

24. Conjurar la Maldición.

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02/02/2011, 21:30
Rengar

-Eso está bien, Kanizhar -respondió el semiorco, aún sintiendo la picazón del agua en la garganta, pero a salvo al fin y al cabo. Se pasó una mano por la frente para retirarse parte del agua que le resbalaba por ella y se dio cuenta de que, en realidad, nada de lo que hiciera iba a secarle. Necesitaba quitarse de encima la cada vez más pesada armadura, para dejar que todo se secara.

Dado que no conocía al recién llegado, no pudo evitar sentirse algo fuera de lugar, sobre todo teniendo en cuenta que parecía conocer de antes a Khaila y Galatea. Sin olvidar, por supuesto, el incómodo (pero aún así, precioso) modo en el que se le pegaban a ésta las ropas al cuerpo, de un modo revelador y suficiente para sonrojarlo más que en toda su vida. Por ello, procedió a hacerse a un lado y a desprenderse de la armadura por piezas. Todo lo que llevaba en su mochila estaba empapado. Y eso le recordaba...

Echó su mochila al suelo y la abrió de un tirón. Rebuscó en su interior hasta dar con el saco empapado. Estaba chorreando. Rengar soltó una exclamación de horror. No sabía qué debía hacer, ni si las cenizas estaban bien, ni si había perdido parte de ellas en el lago. Intentó estrujar el saco para secarlas, pero el agua corría negra cuando lo hacía. Estaba perdiendo los nervios. Apretó los dientes para evitar llorar y trató de pensar cómo solucionarlo, pero... no era buen pensando.

 

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03/02/2011, 11:27
Galatea

 

Galatea permaneció tirada boca arriba sobre la hierba, recuperando el aliento tras la atropellada y precipitada salida del templo, el pecho de la elfa subía y bajaba mientras jadeaba sofocadamente en busca de aire aunque su mirada no se apartó de la humeante gruta tras la catarata de la que aún se desprendía algún que otro rosario de piedrecillas ocasionalmente. No dijo una palabra mientras Khaila y Arledrian hablaron.

Áscalon simplemente se había quedado tumbado cerca de ella, lamiéndose el agua de una pata.

Cuando escuchó a la guerrera arrodillarse cerca, no obstante sí que giró la cabeza, los ojos azules de la Galatea miraron a Khaila desde detrás de las negras pestañas, cansados, pero aún así pareció hacer un esfuerzo por incorporarse. Tras un trabajoso gruñido logró hacerlo aunque volvió a mirar durante unos segundos la cueva derruida, como si le costase apartar la vista de allí.

El agua le escurría por la cara goteando de la punta de las orejas y de los mechones de cabello. Su expresión no era muy luminosa pero aun así era difícil determinar si realmente había alguna lágrima camuflada entre tanto reguero, lo cierto es que la druida tampoco hacía nada por secarse el rostro. Bien porque le daba igual, bien porque realmente le venía bien en aquel momento...

Tras varios segundos de silencio volvió a mirar a la guerrera.

Medio ahogada.

En principio fue la única contestación, aunque el hecho de que acto seguido le sonriera ligeramente tal vez daba a entender que había captado el motivo de la pregunta... y que la verdadera respuesta no era la frase, sino la sonrisa que, aunque algo apagada, pretendía ser cálida.

Galatea bajó la cabeza de nuevo para rebuscar en su morral y el gesto de su rostro se desvaneció otra vez, puede que simplemente el hecho de no querer preocupar a los demás se tratara de su forma de ser o puede que simplemente fuera capaz de tener presentes las prioridades se sintiera como se sintiera. Fuese lo que fuese, no parecía habérsele pasado inadvertida la impaciencia de Khaila puesto que, para variar, la elfa se empeñaba en mirar a ese "espejo del alma" que eran los ojos de las personas y lo que estaba buscando era el pequeño frasco de cristal. Aunque estaba obviamente mojado cuando lo sacó, al encontrarse cerrado mantenía en perfecto estado la cura.

"Así que las lágrimas de la Diosa... " Se lo quedó mirando un momento, luego suspiró "Hasta los dioses tienen motivos para llorar".

Lo abrió con cuidado ya que estaba poniendo especial atención en controlar el pulso, no era fácil con el agotamiento pero terminó derramando unas pocas gotas en la propia tapa que también era de cristal para luego tendérsela a a guerrera.

Ahora es cuando debería decir "te lo dije"—murumró refiriéndose a la promesa que le había hecho de que la libraría de la maldición mientras esperaba a que cogiese aquello ella misma y se bebiera el contenido— ...pero eso sería demasiado humano.

Obviamente era una broma... más que nada porque, aunque continuaba con una expresión más bien neutral, le guiñó el ojo disimuladamente.

No obstante, la exclamación del semiorco la hizo girar la cabeza extrañada, el paladín se aferraba a una bolsa empapada que había sacado de la mochila y de pronto parecía nervioso.

"¿Qué es eso?".

Galatea ladeó ligeramente la cabeza.

¿Qué pasa, Rengar?

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03/02/2011, 16:24
Rengar

-Yo... yo... -Miró de nuevo el saco y lo abrió con las manos temblorosas. ¿Por qué no lo había dejado en Medina? ¿Por qué había sido tan cabezota? ¡Si ni siquiera iba de viaje a Cormyr! Si lo hubiese dejado en Medina y hubiese vuelto luego a por él... Y ahora... ahora...-. Por Ilmáter...

Las cenizas se habían convertido en una pasta negra, un barro maloliente que goteaba agua oscura. Tendría que haberlo metido en un pellejo impermeable, pero no se le había ocurrido. ¿Cómo se le iba a ocurrir, si era un zote? ¿Qué estaría pensando Kestrel de él ahora? Lo estaría viendo todo, seguro. Iba a morirse de vergüenza ajena. ¿Y cómo iba a llevarle eso a Lodin?

-G-Galatea... Necesito secar esto. Es... muy importante.

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04/02/2011, 10:42
Khaila

Khaila sonrió ante el comentario de Galatea. Era una sonrisa limpia, suave, y sobretodo, agradecida. Cogió la tapa que le tendió la elfa, su pulso temblaba ligeramente al llevársela a los labios. Ahora solo faltaría que se me derramara... Pensó preocupada. Pero ese temor era infundado, ya que el líquido llegó a salvo a sus labios y pudo beberlo sin ningún problema.
No sabía por qué, pero se había imaginado que sería dulce; así que se sorprendió al comprobar que era un sabor indescriptible pero tirando a salado. Cerró los ojos dejando que esas pocas gotas se deslizaran por su garganta. Esperando sentir como la magia surtía efecto. Pero no sintió nada... Nuevamente abrió los ojos extrañada y se miró hacia el pecho, esperando ver algún cambio en su cuerpo. Todo parecía igual, sus ropas bajo la armadura continuaban empapadas, y su voluptuoso pecho no había sufrido ningún cambio. Levantó la mirada con el ceño fruncido, estaba a punto de convertirse en un monstruo, ¿como era posible que no sintiera nada? ¿y si eso no había servido? Tiene que haber funcionado... Pensó finalmente intentando tranquilizarse, la verdad, se iba a convertir en un monstruo y tampoco había observado cambio alguno. Suspiró y miró nuevamente a Galatea.

La elfa estaba hablando con el paladin. Entonces fue cuando Khaila fue consciente que algo le pasaba al semiorco. ¿Por qué lleva barro en la mochila? Se preguntó al observar como escurría aquella pasta negra de un saco que había sacado. Parecía preocupado, incluso le pidió ayuda a Galatea, diciendo que necesitaba secar aquello. La guerrera le tendió nuevamente la tapa a la elfa con un suave gesto de agradecimiento y se incorporó.

- Rengar, no te preocupes... Encendemos un buen fuego y verás como se seca eso - . Le dijo intentando tranquilizar al semiorco, aunque en su voz se notaba un suave matiz extrañado. Ella no era muy experta en encender fuegos, pero no tenía que ser difícil. Así que acercándose a las ramas y hojarasca que Hanna había traído empezó a ponerse manos a la obra. Abrió su mochila siendo consciente en aquel momento de lo empapado que lo tenía todo. Sacó la ramita yesquera y empezó a trabajar intentando que saliera alguna chispa...

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04/02/2011, 15:13
Galatea

 

Khaila llamó la atención de Galatea al entregarle la tapa, la elfa cerró el frasco de nuevo asegurándose de que estaba bien sellado y lo volvió a guardar pero enseguida miró otra vez lo que Rengar sostenía en las manos con gesto confundido.

La guerrera le sugirió que lo secase al fuego, buena idea evidentemente, e incluso se puso ella misma a tratar de encender uno aunque a la druida le llamaba la atención otra cosa y era que no sabía por qué el paladín de pronto estaba tan nervioso... porque entender sí que lo entendía. Podía ver claramente en la expresión de Rengar la misma amargura que ella había sentido dentro del templo aunque no conociera el motivo.

"..... ?".

Suspiró y volvió a esforzarse por obligar a sus piernas a sostenerla en pie valiéndose primero una rodilla y luego de las manos sobre el suelo para ello. Áscalon por supuesto hizo ademán de levantarse para ir tras ella pero en esta ocasión la elfa murmuró algo que hizo que volviera a tumbarse, aparentemente fastidiado por no poder seguirla (aunque enseguida se entretuvo lamiendo el agua que le resbalaba por el hocico)

Cuando la elfa se hubo levantado, esperó unos instantes cogiendo aire con las manos apoyadas sobre las rodillas ya que estas le protestaban exigiendo descanso pero aun así se las apañó para acercarse hasta el semiorco. Al llegar, más que "agacharse", en realidad casi se dejó caer de hinojos pero dio bastante el pego. Miró unos segundos el saco empapado que Rengar estrujaba con inquietud como si tratase de determinar lo que era. En aquél momento no es que tuviese la cabeza para muchos puzzles pero sabía que el negro no era un color muy común en el polvo (porque polvo debía ser lo que ahora parecía pasta al haberse mojado) así que debía de tratarse de otra cosa. Una importante por lo visto.

Galatea estiró sin brusquedad las dos manos, resultaban pequeñas y esbeltas en comparación con las manazas grandes y robustas del paladín así que sólo pudo abarcar medio guantelete de cada una pero se las separó un poco como si le "corrigiese la forma de sujetarlo" haciendo con ello que simplemente se quedase sosteniendo el saco con suavidad en lugar de estrujarlo, luego apartó ella las manos.

Si lo aprietas mucho, se compactará y retendrá la humedad más tiempo—dijo con su habitual timbre sereno como si se tratase de una explicación de por qué había hecho eso—déjalo junto al fuego cuando Khaila lo encienda, tarda más pero es mejor evaporar el agua que escurrirla. Ya verás.

Levantó finalmente la vista del saco para mirar al semiorco y esbozó una leve sonrisa, una que le costaba mucho tras todo lo ocurrido pero que no era falsa y al igual que con la guerrera, pretendía ser cálida.

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05/02/2011, 13:09
Ivelios

--¿Vamos a acampar aquí, tan cerca del templo? --preguntó Ivelios mientras se estremecía de frío por las ropas mojadas--. Sé que ya hemos limpiado el lugar y no hay peligro pero os recuerdo que yo caí aquí. Este lugar me da escalofríos. ¿No podíamos buscar otro sitio?

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05/02/2011, 15:42
Galatea

 

Galatea se levantó de nuevo con las manos apoyadas en las rodillas las cuales le temblequeaban un poco, protestando por el exceso de actividad física.

Continuaba chorreando tanto por el hecho de ir vestida con pieles como porque no tenía el pelo precisamente corto y todo eso acumulaba en exceso el agua (que para colmo añadía peso extra y como de por sí ya estaba cansada, resultaba un incordio)

Suspiró resignada y se escurrió la larga melena a un lado como quien seca una toalla.

A mí tampoco me apetece acampar justo delante de lo que... queda del templo—dijo echándosela tras un hombro otra vez—pero como el único sitio recomendable para hacer fuego en medio de un bosque es un claro... tal vez podríamos volver al que utilizamos para acampar la pasada noche.

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08/02/2011, 00:13
Rengar

Rengar tragó saliva. Pese a que estaba muy nervioso, las palabras de Khaila y Galatea parecían juiciosas. Se quitó una gota de sudor que le bajaba por la frente y asintió. Recogió su mochila y la devolvió a su hombro, pero no se separó del saco, que sostuvo en la mano.

-Sí, es mejor... Vámonos.

El semiorco ya estaba más tranquilo, pero no dejaba de manosear el saquito, como si tuviese un tacto peculiar que hubiese descubierto ahora mismo.

-Galatea, ¿necesitas ayuda? ¿Estás cansada?

Para eliminar de su mente la necesidad de encender un fuego de inmediato, Rengar procuró centrarse en el estado de la elfa, que parecía estar agotada.

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09/02/2011, 10:22
Khaila

Cuando ya casi tenía el fuego encendido, el resto decidió de repente acampar en otro lugar. Khaila levantó la cabeza con el ceño fruncido. ¿No podían haberlo pensado antes? Se preguntó algo resentida, pero se mordió el labio y encogiéndose de hombros se incorporó.

- Como queráis - . Dijo mientras empezaba a recoger los leños que Hanna había traído. Menos mal que todavía no habían prendido y en un momento los tuvo todos apilados para su fácil transporte. Cogió su empapada mochila y tras colgársela cogió la madera.

Esperó pacientemente a que el resto recogiera sus escasas pertenencias y empezó a caminar hacia el bosque, intentando recordar el camino que recorrieron el día anterior. Se giró un par de veces para preguntarle a la elfa si iba bien encaminada. Tras sus correcciones, la guerrera continuó caminando.

Una de las veces que se giró, su mirada se cruzó con la de Arledrian. Todavía se preguntaba por qué las había seguido hasta aquel lugar. Él no era un aventurero, y todavía no sabía si tendría el coraje como para intentarlo. Bueno, coraje ha demostrado que tiene. Veremos qué tal le va... Se dijo disimulando una sonrisa. Khaila estaba convencida de que lo que había llevado hasta allí al guardia, fue su antiguo sueño de llegar a ser un aventurero. Que finalmente había decidido dar aquel paso, como le dijo hacía unos días. Aunque dudaba que esa fuera la mejor forma de intentarlo. En el fondo, la guerrera admiraba la voluntad del joven.

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09/02/2011, 13:53
Galatea

 

Áscalon pareció dar por "concluida" la petición de Galatea de que se quedase quieto ya que en cuanto la elfa se levantó, el lobo nival se puso en pie y se acercó trotando con el hocico al ras del suelo. Al pasar junto a Khaila, se detuvo a olisquear con curiosidad las ramitas que la guerrera había recogido al parecer tratando de averiguar el motivo de que lo hubiera hecho y debió averiguarlo pronto ya que tras un par de segundos se giró acercándose a la druida moviendo ligeramente la plumosa cola blanca.

Galatea acarició la cabeza de su compañero y miró ligeramente por encima del hombro, de nuevo a la catarata... aunque la voz de Rengar hizo que dejase de pensar en lo que fuera que estuviese pensando y girase la cabeza para mirarlo a él.

¿Mmm... ?

Entornó ligeramente un ojo como si le llamara precisamente la atención el hecho de que de pronto se preocuparse por eso, tal vez era sólo falta de costumbre a que la gente fuese atenta con ella o tal vez el hecho de que lo estuviera mirando con aquella expresión analítica diera a entender que en el fondo pensaba que había más de un motivo por el que le hubiese dicho aquello.

Al fijarse en cómo manoseaba el saquito mojado, en lo urgente que le resultaba secarlo y que la pregunta había sido un cambio de tema, a alguna conclusión pareció llegar ya que sonrió ligeramente de lado.

No puedo con mi alma—admitió. No tenía sentido negar lo evidente, aquella fatiga mágica le impedía dejar de resollar—Pero imagino que aún puedo llegar hasta el claro...

Áscalon no parecía tan seguro ya que, aunque no se lo veía nervioso, pegó el costado contra la pierna de la elfa.

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10/02/2011, 09:40
Hanna

 
Hanna también iba a haber preguntado a Rengar por su problema con aquél barrillo negro, fuera lo que fuera. Como se le adelantaron y enseguida se cambió de tema, no volvió a hurgarlo y se puso a recoger la leña con Khaila. Ella tampoco tenia inconveniente en descansar en ese lugar, pero si iba a ser cosa unánime no puso objeciones.

Con unos cuantos troncos y tirando de lo que quedaba de fuerzas acabaron encontrando el claro y se intentó enterar de cómo iba lo de encender un fuego al aire libre. Por si algún dia lo necesitaba.

Bueno... después de todo, hemos tenido una suerte bárbara, no? Aunque sea solo por haber salido todos los que entramos de ese maldito lugar.

Creyó apropiado dar un poco de charla al personal, a ver si animaban esas caras largas.

Don Volo, ¿Se le ha ocurrido ya algún verso sobre esto?

Preguntó mientras también se quitaba parte de la ropa mojada. Chaleco, capa y abrigo. Y después intentó algo bastante curioso, pero que le funcionó: clavar una flecha en tierra blanda, y luego otra cerca. De ahí colgó el chaleco, e hizo lo mismo cerca para la capa.

Aquí no cogerán humo, además aprovechamos la hoguera. Miró a los demás.

¿Tengo más flechas por si alguien quiere, eh? Así se secan rápido junto al fuego.

Y luego cuando se me seque el chaleco me voy detrás de un árbol me cambio la blusa empapada y me lo pongo, a ver si me puedo ir a dormir seca al menos...

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12/02/2011, 13:50
Rengar

-Si quieres... A Mo no le importa que te montes -dijo el semiorco a Galatea, cogiendo a su montura por las riendas y atrayéndolo hacia él-. Si no sabes montar no pasa nada. Vamos a ir despacio.

Notas de juego

Minipost de cierre.

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13/02/2011, 15:00
Galatea

 

Galatea estaba acariciando la cabeza de Áscalon cuando Rengar le ofreció el caballo cosa que hizo que mirase al paladín unos segundos con algo de extrañeza, luego miró al equino y pareció caer en la cuenta de algo ya que borró el gesto.

"Montar" un animal se basa en una relación de mando y servidumbre—dijo—no necesito mandarle nada. Es más sencillo pedírselo.

Acompañó la última frase levantando las dos cejas en lo que pretendía ser un gesto afable para quitarle seriedad a la frase y añadirle gratitud para que no pareciera un reproche ya que no lo era. Al parecer aquello seguía el mismo patrón que el hecho de que la molestase que alguien dijera que Áscalon era "su mascota", parecía considerarlo más un compañero o un igual que un subordinado.

La elfa se acercó al caballo y le acarició la quijada con la mano, dejó que le oliese la palma y luego apoyó la frente sobre la del animal con toda la naturalidad del mundo.

Gracias por llevarme.

Se separó y fue a subir en el equino que parecía curiosamente encantado de la vida.