Partida Rol por web

El grupo se adentró en el pasadizo. Era regular y llano, y se veían por doquier muebles destrozados y cubiertos de polvo, musgo y excrementos de murciélago. Pronto la débil luz del exterior se desvaneció y fue sustituida por una penumbra sofocante. El polvo flotaba en el aire creando una débil corona alrededor de la luz mágica que llevaba Hanna. Aunque lo peor era el silencio, que lo envolvía todo como una mortaja. Sólo podían escuchar sus jadeos y el arrastrar del cadáver de Ivelios sobre la piedra.

La masa de telaraña lo cubría todo. Colgaba entre las paredes como un velo, y a medida que el techo de la caverna se elevaba parecían volverse más espesas, hasta que la luz mágica ya no podía penetrarlas. Era como si las telarañas hubieran mantenido el lugar protegido y suspendido fuera del tiempo, en la oscuridad silenciosa. Los peores temores de Galatea se confirmaron cuando vio restos de murciélagos entre las hebras, flotando como macabras advertencias de lo que les podía suceder a ellos.

Ninguno de los compañeros se dio cuenta de que una viuda negra los acechaba desde la oscuridad. Era una criatura enorme y sobrenatural, corrompida por las oscuras energías que emanaban del templo. Tenía un abdomen grotescamente hinchado, y unas patas largas provistas de una enorme cantidad de pelo hirsuto.

La criatura se desplazó por la tela en silencio, acechando a los aventureros durante varios metros. Cuando se acostumbró a la tenue luz de Hanna, corrió a una velocidad endiablada y se abalanzó sobre ellos...

Kanizhar fue el primero en chillar cuando aquella bulbosa y repulsiva criatura se le echó encima. El clérigo estuvo apunto de caer desequilibrado sino hubiera apoyado a tiempo una mano en la pared. La gigantesca viuda negra aprovechó su instante de debilidad y sorpresa para pegarle un picotazo en el brazo.

--¡Ayuda! --pidió el clérigo.

Rengar soltó una palabra malsonante antes de poder reprenderse a sí mismo por ello. ¡Dichosas arañas! ¡Habían herido a Khanizar!

Soltando un gruñido de rabia levantó el hacha y la clavó en el lado de la araña, atravesando el exoesqueleto o lo que fuera que hiciera duro el cefalotórax. La porquería de dentro goteó por la hoja y cayó al suelo, pero ni de lejos había sido su mejor golpe.

-¡Atacad desde ahí! -gritó, no se supo a quién.

¡¡Pues qué pedazo de perro!! Dijo Hanna sobresaltada cuando aquella bestia se tiró encima del grupo. Se movió para que el hechizo no fuera a alcanzar a sus compañeros, soltando desde luego a Ivelios, y sacó de su bolsita de componentes de hechizo una bolsa más pequeña aún. Echó el contenido en la palma de la mano, unos polvos de colores brillantes. Murmuró unas palabras mágicas y los sopló contra la araña.

Los polvos brillaron con fuerza e iluminaron la cueva con una irónica explosión de colorines de lo más mareantes.

La multitud de ojillos de la araña se cerraron a tiempo, y aquella desagradable luminosidad no la afectó para nada.

Galatea iba poniendo mala cara conforme los murciélagos enredados iban apareciendo en las telarañas, la elfa casi estaba asumiendo que tarde o temprano una de aquellas criaturas aparecería pro alguna parte... y no se equivocaba.
 

Solo que fue demasiado repentino.

Aquella enormidad se materializó de la nada entre las sombras con un crispante siseo y se avalanzó sobre Kanizhar y atrapándolo para horror de los presentes. La elfa brincó en el sitio totalmente cogida por sorpresa y automáticamente echó mano del arco que llevaba colgado al hombro pero con el sobresalto se le cayó al suelo.

—Naare dalari...—maldijo en élfico agachándose a recuperarlo rápidamente—¡¿Y quién ha dicho que esta es la única que hay?!

Respondió a Hanna mientras se colocaba al lado de ella y se apresuraba a coger una flecha del carcaj. Aquella araña era más bien del tamaño de un oso pero por el pasillo inicial no cabía y sin embargo también había tela tejida. La druida deseaba equivocarse. 

Áscalon gruñó agresivamente dando un par de ásperos ladridos cuando la enorme araña atrapó al clérigo y se lanzó contra una de las patas propinándole un mordisco que provocó un repugnante sonido crujiente. Aarrancó un pedazo rezumante de líquido viscoso y lo escupió.

 Pues si que empezamos bien- dice Volo mientras saca con rapidez su varita de proyectiles y disparando uno de los mismos a la araña, impactando en su abultado y asqueroso cuerpo- ¡adelante compañeros! ¡duro con ella!- animó- y no os preocupéis por Ivelios, que yo le protejo.

Aunque la guerrera estaba preparada para cualquier cosa que pudiera acosarles, cuando se giró y vio aquella enorme araña, un sudor frío empezó a cubrir su musculoso cuerpo. A punto estuvo de dejar caer el arma y empezar a correr. Pero Khaila estaba entrenada para luchar, así que apretando los dientes y sacando fuerzas de lo más profundo de su corazón, levantó el gran espadón y lo descargó con todas sus fuerzas sobre esa monstruosidad.

Rengar volvió a gritar y a enarbolar el hacha, enardecido por el ataque de Khaila, pero era tal la cantidad de sangre y entrañas en el suelo que resbaló y no pudo hacer que el filo penetrase en la carne de la araña.

Kanizhar trató frenéticamente de lanzar una plegaria, pero el hechizo se desvaneció en sus manos mientras esquivaba los embates de la araña gigante.

La araña gigante lanzó un penetrante chillido cuando el potente golpe de Khaila le cercenó una de las patas. Una lluvia de jugos viscosos cubrió a los compañeros mientras la araña giraba sobre ella misma con un remolino de patas. La enorme viuda negra se arrojó sobre Khaila para intentar morderla, pero en una proeza de fuerza, la guerrera aguantó brevemente el peso de la araña y la echó a un lado.

¡Tsk...!
Hanna se espolvoreó la mano un momento y cogió el arco. De espaldas no voy a deslumbrarla...

Cogió el arco y una flecha, apuntó, pero por más que le echara la culpa a otras cosas, falló estrepitosamente. Los nervios, las prisas y el cuidado que quiso tener terminaron con la flecha enredada en las hebras cercanas al techo.

!Ojou¡- grito Volo, de júbilo al ver el certero golpe de Khalia a la araña- buen golpe, si señora- volvió a mover su varita y un nuevo proyectil fue directo a parar a la araña. No eran muy poderosos, pero al menos era un daño asegurado a la criatura. 

No obstante, debo reservar algunos para lo que vendrá a continuación- pensó.

Tras el primer tajo, Khaila se había pringado con los jugos de la araña. Pero la guerrera, apartando sus miedos y ascos, sonrió al ver el potente golpe que le había hecho.

La araña intentó golpearla, pero la muchacha consiguió esquivarla, y entonces levantó nuevamente su arma y con un rugido volvió a descargar el espadón sobre el cuerpo de aquella monstruosidad...

El mandoble de Khaila se clavó profundamente en el abultado abdomen de la criatura. El chillido de la viuda negra fue estremecedor y se fue volviendo cada vez más agudo y escalofriante mientras la guerrera rebanaba el cuerpo de la criatura, haciendo palanca para trincharlo como un animal en la matanza. Mientras hacía el tajo, Khaila se vió cubierta por una pegajosa y turbulenta marea de los jugos internos de la criatura.

La guerrera sacó el mandoble del interior del cuerpo de la araña, y mientras sus compañeros la atacaban desde todas las direcciones, descargó un último tajo para cercenarle cabeza.

El silencio volvió a caer de pronto a su alrededor, sólo roto por sus jadeos, ahora más entrecortados.

Las miradas de todos descansaban en el grotesco corpachón de la araña, que aún se retorcía espamódicamente.

Cómo no XD

"*te das cuenta de que las telarañas forman algunos bulbos grandes, algunos incluso de tamaño humanoide, parece que no sois los primeros que entráis aquí"