Partida Rol por web

Penrod agarró rápidamente una lampara de mesa que estaba sobre el escritorio y arrancó el cable. Al menos podría defenderse ya que los "amables" agentes no le habían dado ningún arma con la que defenderse. Algo que por otro lado tenía mucha lógica pero que ahora mismo le situaba en una posición de inferioridad.

Kellen volvió a hacer uso de su arma en esta ocasión con algo más de fortuna. Sólo esperaba que aquellos despojos humanos no fuesen demasiado resistentes. Al fin y al cabo parecían más cadáveres andantes que verdaderos enemigos. Su piel prácticamente se descolgaba de sus huesos en un proceso harto repugnante.

Tras forcejear con la mujer Ilse había logrado deshacerse de ella con el hacha. Aquel pasillo se había convertido en un vórtice de violencia sin sentido con el único fin de sobrevivir. 

-Martin!-escuchó la mujer tras el estampido de una pistola. Y de pronto al cabo de unos segundos cayó de rodillas en el suelo. Un dolor insoportable le recorría el hombro derecho. El disparo de Adrian le había dado a ella por error y ahora notaba como la sangre manaba por su espalda hasta la cintura.

Pero no habían acabado aún. Kellen y Martin abrieron fuego contra los infectados que los acosaban pero estos parecían resistir el dolor de las balas. No parecían humanos y sin embargo lo eran. Aquello era una locura.

Aquellos hombres parecían salidos de una película de terror. Harapientos, sucios, cubiertos de sangre y restos... Sin embargo no parecían débiles, golpeaban a los que tenían delante. Pero lo peor de todo era que no caían, parecían no sentir el dolor de los golpes incluso de las balas que los atravesaban. Se movían rápida y violentamente con el único objetivo de dañarlos.

El hombro le ardía y la sangre recorría su espalda. Tumbada en el suelo no podía creerse que le hubiesen disparado, al menos había acabado con el que tenía justo delante y no corría en esos momentos peligro de volver a ser atacada. Al menos por alguna de esas cosas. Aunque claro, con aquella banda de torpes pegando disparos en aquella sala cualquier cosa era posible.

Con el brazo derecho temblando por el esfuerzo, levantó la pistola y disparó, aunque debilitada como estaba sus disparos perdieron precisión.

Ilse trató de disparar de nuevo a uno de aquellos seres pero el brazo le dolía tanto que apenas podía levantarlo para apuntar. La bala dio en la pared y rebotó perdiéndose en el pasillo. Aquella situación cada vez estaba poniéndose mas complicada para los agentes que luchaban por sobrevivir.

—ILSE...joder nena... lo siento—Adrian tocó con cuidado la herida—No quería...JODER

Las palabras de Adrian estaban marcadas por una profunda culpabilidad pero lo hecho,hecho estaba y tenía que ser frío comoel hielo

—¡¡JODER!! —repitió— Ilse...trate de evitar desangrarse. La cubriré.

Adrian levantó su brazo y logró que dejase de temblar apuntando directamente a la cara de uno de aquellos locos. Tenía clara una cosa:si le reventaba la cabeza no podría ver ni oler.

Apretó los dientes a pesar del dolor y disparó casi a bulto. Era dificil fallar en aquellas distancias cortas. Martin vio como su disparo acertó en el blanco...

Penrod agarró fuertemente el candelabro mientras miraba fijamente a Adrian. Aquel muchacho tenía un problema grave con la bebida y ya no podía ni siquiera controlar su arma.

Sin pensárselo más salió de su escondite y fue a golpear con el candelabro a una de aquellas cosas que estaban atacando a Ilse.

Las heridas sufridas a lo largo de la misión parecían comenzar a afectar al Caballero que, con una ligera pero continua pérdida de sangre, parecía no dar pie con bola. El arma se disparó pero no alcanzó al objetivo. 

Martin disparó al infectado que estaba junto a Ilse arriesgando su propia seguridad. La bala perforó su barriga y el hombre gritó salpicando de saliva y sangre a la mujer pero no pareció tambalearse ni un poco a pesar de que debería haberse quedado inconsciente. Penrod decidió ayudarla también y pasando junto al resto de sus compañeros que estaban enzarzados en aquella pelea por la supervivencia logró golpear al hombre en la cabeza pero tampoco eso parecía detenerlo y éste parecía empeñado en golpear a la mujer con todas sus fuerzas.

En cambio Adrian parecía haber mejorado su puntería puesto que la bala atravesó la mandíbula del tipo bajito que fordejeaba contra él. La sangre y el contenido de su cráneo se desparramó por el pasillo al caer como un pesado fardo.

Martin vió como su bala le habia endiñado al engendro que atacaba a Ilse en toda la barriga pero el muy cabrón seguía en pie. Mientras intentaba encontrar una explicacion para todo aquello el otro ser se abalanzó sobre él con malas practicas y sobre todo muy mala hostia buscando pillarle en un descuido. Por suerte Martin ando rápido y consiguió eludir tan rastrero ataque justo en el ultimo segundo...

La herida de la espalda ralentizaba a Ilse y su propia sangre empapaba su camiseta. Notó como Martín y Penrod trataban de ayudarle, pero era inútil. Aquel ser le acosaba sin descanso, lanzándole golpes, arañazos y dentelladas que era incapaz de evitar.

Adrian trató de controlar su respiración. Lo que iba a hacer era peligroso y requería toda la concentración del agente...si fallaba podía herir mortalmente a Ilse (si es que no estaba ya moribunda)...Dudando unos segundos levantó el arma y apuntó directamente a la cabeza del loco que atacaba a Ilse. La bala acertó de lleno.

puedo gasta 1 punto de drama en recordar como modifico mi pistola para que esta sea mas potente?

y asi atraviese alzombie y de a Ilse

La criatura no parecía inmutarse. Penrod le había dado con aquel candelabro pero la criatura no había cejado en su empeño de golpear a Ilse.

Penrod volvió a intentar golpear a aquella mujer pero sus manos no eran tan fuertes como antes y no consiguió su objetivo.

Las sienes golpeaban con fuerte zumbido la concentración y los sentidos del caballero que, a pesar de todo, procuraba mantenerse frío y eficaz. Sin embargo hasta el momento no parecía haber avanzado nada en lo que a la eliminación de aquellos seres se refería. Estaba claro que la Orden le ponía a prueba... siempre lo había hecho a lo largo de muchos años de buen y fiel servicio. Pero aquellos enemigos eran cosa aparte. Jamás se había enfrentado a nada parecido.

De nuevo alargó el brazo y... accionó el gatillo en un mar de sonidos de bala a su alrededor orquestados con gruñidos.

Ilse, al contrario que Martin, parecía encontrarse en problemas. Aquel hombre la golpeaba una y otra vez y no conseguía soltar el brazo que férreamente le había agarrado. Penrod trató de golpearle de nuevo pero no pareció inmutarse. De pronto se escucharon varios estampidos, las armas de Kellen y Adrian habían hablado. Pero la mala suerte parecía haber estrechado la mano de Ilse pues una bala le rozó el hombro justo antes de atravesar el cráneo del hombre que la acosaba. La sangre le caía por el costado y la piel le ardía como si fuera gasolina lo que tuviese encima.

El único que quedaba en pie volvió a arremeter contra Martin sin hacer caso alguno a sus compañeros caídos pero no consiguió acertarle. Un gruñido gutural salió de su garganta como si en algún lugar profundo dentro de aquel ser sintiese frustración por aquel golpe fallado.

Penrod trato de interponerse entre aquella cosa e Ilse.

—¡Retrocede! ¡Va a matarte! —dijo mientras sujetaba el candelabro a modo de única defensa.

Desde el suelo la joven retrocedió alejandose del ser que había estado atacándola sin descanso, pero con cuidado de interponer el cuerpo de Penrod entre ella y Adrian, quien parecía más que dispuesta a acabar con ella aprovechando el ataque.

Joder Adrian, si no sabes usar un arma mantenla dentro de la cartuchera.- Se tocaba el hombro para saber el alcance de las heridas de bala.