—Buenos días señor Steindel.— de repente entró en la nave Martin. Tenía la cara sonrojada por el frío que hacía fuera.
—Como ve, yo no voy armado.— extendió las palmas de las manos para que Penrod las viera. Efectivamente no había ningún arma allí.
—Aclaremos algo señor Steindel. Esto no es una negociación. Nunca lo ha sido y nunca lo será. Queremos que nos proporcione información y eso es lo que hará le guste a usted o no. He de decirle que en una cosa si está en lo cierto. No vamos a dispararle. Sin embargo hay otros métodos. Metodos muchisimo más dolorosos que la muerte.—
—Cerrad esa puerta.— dijo a Kellen mientras se remangaba las mangas del abrigo
—Es su ultima oportunidad.— Martin había sacado un enorme cuchillo de alguna parte del interior de su chaqueta. El arma bailaba en su mano con la soltura de un trapecista que se ha pasado media vida ensayando.
—Hable.—
Órdago.
En la siguiente acción me voy a tirar un farol. Evidentemente no tengo ningún detonador en la mano pero la idea es hacérselo creer al resto aprovechando la confusión y la falta de luz.
El viejo Steindel sonrió, casi carcajeo en respuesta al fuerte envite de Martin Roe. Levantó la mano derecha enseñándola al resto. Empuñaba algo en ella.
—No de un paso más —ordenó a Martin—. Una paso más y todo a la mierda, información incluida.
El gesto de Penrod se tornó agresivo por momentos. Sea lo que fuera que había preparado lo cierto es que estaba completamente dispuesto a hacerlo.
—Empecemos desde el principio, caballeros. Ustedes necesitan información, ¿no es así? Pues empiecen por el principio, ¿preguntando lo que quieren saber, quizá? —una siniestra mueca apareció en el rostro del viejo imitando una sonrisa.
Se ve ;)
-Bien, señor Steindel, ¿por qué está aquí?-pregunto directamente, sin rodeos, mientras no pierdo de vista mi escopeta y mantengo mi vista fija en las manos del anciano.
La situación no está llendo como a mí me gustaría, pero no quiero alargar mucho más todo esto. Posiblemente acabemos todos muertos, pero es algo que sabemos cuando decidimos dedicarnos a esto.
Adrian, haciendo caso omiso a Martin, entró también antes de que la puerta se cerrase, sin dejar el arma, pero sin mostrarla directamente. Si el cabrón no hablaba iba a saber lo que era bueno.
Al parecer debía estar haciendo algo mal, ya que tanto Kellen como Martin cambian de idea sobre cómo llevar la negociación. Que Kellen, que es el superior, decida cambiar la forma, me parece correcto, pero la interrupción de Martin...
Ya hablaré con Adrian y Martin cuando esto acabe, pero hay cosas que van a cambiar...De todas formas, lo primero es lo primero.
Y bien, ¿Va a comenzar a responder a nuestras preguntas o vamos a estar así todo el día, jugando al gato y al ratón?
Al asomarte ves la marca que tiene la mujer en el cuello.
*La mujer tiene una marca en su nuca que recuerda a uno de los esotéricos signos utilizados por Braschi, y se llama Ilse... y como bien sabes, Ilse significa "llena de gracia". Parece que la señal ha llegado, y tu eres " el poseedor del conocimiento". Debes llevarla al búnker y hacer que se cumpla su destino...
*referencia a tu propia historia :)
El viejo sonrió a la muestra de impaciencia de la mujer.
—Tenga paciencia, señorita. La prisa no lleva a ningún sitio —respondió sosegado.
Miraba fijamente a Ilse, de arriba a abajo, como si la estuviera estudiando. Hacía mucho tiempo que Penrod no tenía contacto con ninguna mujer pero no era esa la razón; al menos, no parecía que fuera esa.
—¿Que por qué estoy aquí, dice? —soltó una carcajada—. Pues porque no tengo dinero para pagar algo mejor. ¿Cree que es cómodo este sitio?
Dejó la pregunta en el aire y miró fijamente a Kellen.
—Mi turno: ¿qué quieren de mi?
Sí la intención de Penrod era desquiciar al grupo, al menos con Adrian lo estaba consiguiendo. El joven luchaba contra el impulso de partir la cara al viejo. Con un bufido miró a Kellen, en un claro gesto que pedía permiso para partir la cara al hombre, meterle un tiro en el hombro o algo que hiciese más rápida la misión.
—¿Jefe?—dijo tras un carraspeo, dejando claras sus intenciones. Un solo gesto, una sola palabra aprobatoria y sacaría la información por la vía menos diplomatica, pero la sacaría.
Una ligera sonrisa acude a mis labios pues conozco a Adrian y debe estar sufriendo sobremanera conteniendo su ira.
-Ya se lo dijo mi compañera. Información-digo con mi voz clara y tranquila.
Hago un gesto con la mano a Adrian para que mantenga la calam, al menos un poco más, estoy dispuesto a que si de verdad no quiere hablar, le de algún tiro, pero no tan pronto, Penrod tampoco muestra excesiva rebeldía.
—Bien, bien, información. Pero, ¿qué clase de información? Porque, sinceramente, no creo que haya venido para que le lea el diario local —contestó.
¿Por qué me mira de esa manera tan extraña? Es casi como si me conociera... -Pienso completamente asombrada- Ya tendré tiempo de averiguarlo más tarde.
Tras observar a mi alrededor me doy cuenta de que mis compañeros están como yo, hartos de este viejo que no parece dispuesto a colaborar y que no hace más que soltar chorradas.
Me pregunto si en algún momento se cansará de las tonterías y comenzará a soltar prenda.
Está bien, concretemos un poco más. Queremos saber qué ocurrió en Rusia el día 26 de abril de 1986. -Cuando estoy a punto de esperar a su respuesta, me doy cuenta de algo, así que continúo hablando- Y no me responda que fue el día de la catástrofe de Chernobyl, eso no es lo que queremos averiguar, y lo sabe.
Penrod se rascó el mentón y miró fijamente a Ilse.
—Puede creerme o no pero no recuerdo nada de lo que pasó ese día. Aparecí tiempo después a varios kilómetros del lugar donde trabajaba y... bueno, al parecer fui el único superviviente —dijo encogiéndose de hombros despreocupado—. Pero, querida, ¿por qué puede interesarles ese... esa catástrofe?
Martin guardó el cuchillo en el lugar del que había salido. Parecía que la situación estaba encauzada al fin asi que pensó que ya no era necesario allí. En cuanto sus ojos le avisaron de la presencia de Adrian en la nave, cayó en la cuenta de que no había nadie fuera vigilando. Se volvió a apretar en su abrigo y salió de nuevo.
Pues eso, que salgo fuera.
De nuevo permito a Ilse que tome la iniciativa en este asunto. Esta lo suficientemente preparada para hacerlo bien, lo sé. No me gusta el modo en que Penrod mira a la chica. Observo al anciano, nos tiene bajo su control para mi decepción, al menos si de verdad queremos información, aunque él asegura que no sabe nada.
Carraspeo la garganta y miro a Ilse tratando de infundirle valor con mi mirada.
Martin había vuelto a salir, cosa que a Adrian no terminaba de convencerle. El cerebro del chaval avanzaba lento pero seguro y algo le decía que era mucho menos sospechoso que estuviesen todos dentro a un desconocido fuera vigilando. Finalmente, toda la tensión acumulada y el dolor del brazo del que se había colgado le hizo estallar
—¡¡DITA SEA, JEFE!!—escupió —Este cabrón está jugando con nosotros. Dejeme a mí y verá que rápido canta y nos cuenta el motivo exacto de que ande escondido como la rata que es. Y que quede claro. Aquí usted no hace las preguntas—añadió girandose a Steindel.
—Me importa una mierda si vuela este garito en pedazos. Si nosotros volamos usted también y si tengo que romperle todos los huesos del cuerpo para que responda a la señorita me la suda ¿Entiende? Y no me venga de machito que no se intimida porque esto no es un puto farol. Un farol es lo que haré con su jodido craneo si no baja aquí y explica al jefe lo que tiene que explicarle.
Penrod ladeó la cabeza y miró sorprendido al malhumorado Adrian.
—Bueno, quizá yo no sea quien debe hacer las preguntas pero ustedes tampoco las hacen. Parece que hubieran venido a tomar café.
Hizo un gesto dirigiendo su cuerpo a otra parte pero en seguida se colocó de nuevo en la misma posición.
—Me han hecho una única pregunta y yo les he respondido. Deben creerme, si hubiera algo que recordar, lo recordaría, se lo aseguro. Tengo muy buena memoria; soy capaz de recordar cualquier cosa.
Adrian no creía al viejo. Estaba claro que mentía porque sí no recordaba nada ¿Por qué esconderse? El joven sirviente miró a Kellen con una expresión que claramente venía a decir "yo puedo ayudarle a recordar"
No vamos a engañarnos, estamos todos muy perdidos, sin saber por donde tirar pues, es evidente que esperábamos algo de reticencia por su parte y parece dispuesto a hablar con nosotros, pero no recuerda nada... o eso parece.
-Bien, ¿recuerda el día que hemos mencionado? Sí, lo recuerda. ¿Podría explicarme qué recuerda de aquel día exactamente?-le pregunto con algo más de paciencia que Adrian mientras le hago a éste un gesto de que se mantenga calmado.
Me paro momentaneamente a rascarme la cabeza, esto está siendo más largo e inútil de lo que yo pensaba. No podemos atacar porque perderíamos la información que necesitamos y, además, si su amenaza es cierta, es posible que muriéramos en el intento. Por otro lado, si lo que dice es cierto, no recuerda nada de aquel día y, para ser ciertos, no nos han dado demasiados detalles como para poder llevar a cabo un largo interrogatorio.
Sinceramente, ya no sé que más añadir, así que veamos qué es exactamente lo que recuerda sobre aquel día, a ver si eso nos ayuda en algo. -Miro a Kellen y asiento con la cabeza, tanto por la paciencia que está teniendo como por la manera de calmar a los chicos.