Partida Rol por web

—Me desconciertan caballeros. ¿No se ni quienes son y esperan que sepan a qué han venido? —dijo Steindel en esa ocasión con la voz mucho más clara.

Millones de ideas revoloteaban en la cabeza de Penrod y no era capaz de decidirse por una.

—¡Lárguense! No me obliguen a...

Dejó la frase en el gélido aire esperando la respuesta del grupo.

Joder, o no tiene realmente ni idea, o se hace muy bien el tonto. Habrá que tirar un poco haber si coge el cebo...

Vamos a ver, ¿Cuánto tiempo llevas escondido aquí? Mucho. ¿Sabes por qué estás escondido? Porque no quieres morir, así que deja de decir chorradas sobre suicidarte, es un farol -Mientras le digo esto, me acerco a él un par de pasos, eso sí, sin hacer ningún gesto agresivo- Sobre quienes somos, no creo que te interese, creo que lo único que quieres es que nos marchemos de aquí y puedas seguir con tu vida, sea aquí o en donde te dé la gana, así que te lo voy a poner más fácil: 26 de abril de 1986. Tú dirás cuánto tiempo quieres tardar...

Hemos venido a cumplir una misión, espero que no se alargue mucho la cosa, no quiero perder tiempo interrogando a viejos chochos...

Fuera, Martin combatía el intenso frío dando pequeños pasos laterales. Un hilo de voz salia de la nave hasta llegar a sus oidos. Era Ilse que hablaba con Penrod de forma airada. El asunto se estaba alargando más de lo debido y el hecho de que Ilse fuera quien llevara las riendas del asunto no le hacía ninguna gracia. En su opinión era Kellen quien debia llevar la voz cantante. Todos sabían que la escudera tenía fama de gafe. No era conveniente dejar en ella el peso del interrogatorio. Penrod era un perro viejo y sabría llevarsela a su terreno.

—Joder, joder, joder, joder— Adrian corrió hasta llegar a la posición de Martin. Había dejadao la ventana libre dado que era imposible que escapase por alli y se había dirigido como apoyo hacia la puerta frotandose el dolorido brazo. Al llegar a la puerta vio a Martin vigilando y, haciendo un gesto se colocó a su lado y le lanzó una mirada interrogante.

Ilse la va a cagar. Le hizo un gesto hacia atrás con la cabeza para señalar la conversación que se estaba produciendo allí. Kellen olvida cual es el papel de cada uno aqui. No me gusta. Todos sabian lo "cerrada" que era la mente de Martin. No le gustaban las improvisaciones, ni los cambios de planes y prefería andar con los ojos cerrados y borracho por un campo de minas que oir siquiera hablar de un plan B.

Kellen observó como se desenvolvían sus hombres. La entrada al lugar había sido buena aunque ahora habían perdido la posición de ventaja sobre el hombre cuando Adrian tuvo que descender. Aquel sitio era como una fortaleza para aquel hombre y ahora, desde abajo, ni siquiera podían ver que es lo que hacía. En cualquier caso no tenía escapatoria por lo que dejó que Ilse actuara como ella creía correcto.

—¿El precioso cuervo la ha vuelto a líar? Pues vaya— respondió Adrian con voz cansada y susurrante—No se porque la dan tanta importancia a esa chica, la verdad.

El joven hizo crujir su hombro, entumecido mientras observaba la situación y suspiraba. Un par de minutos con Martin y él mismo y Penrod cantaría como un ruiseñor. Pero el jefe era el jefe. Adrian sacó la petaca dio un trago y ofrecio otro a Martin.

—¿Cómo es que al final seguisteís mi idea de la puerta?

— No lo se — Martin hizo un gesto con la mano rechazando el licor de la petaca

— Eso es lo malo. Que esto está saliendo a trompicones. Veremos como acaba — a cada momento Martin se sentia más y más incomodo. Aquello parecia sacado de la improvisación más absoluta y eso sera siempre mala señal. Y además ahora estaba Adrian y su petaca. Pensó en reprocharle que bebiera durante la mision. Pensó en decirle que aquello ponía en peligro a todos pero finalmente desistió. No era el momento de hacerlo.

—¿Y de verdad piensa arriesgarse? ¿Y si no es un farol? —el viejo reía tímidamente mientras hablaba.

Una nueva tos interrumpió la conversación de Penrod.

—Déjense de estupideces, ¿qué quieren saber? No soy estúpido. ¿Acaso creen que puedo adivinar sus intereses? No se que hacen aquí, ni cuales son sus objetivos así. Deberán de ser más claros. Hagamos un trato, tiren las armas y responderé a sus preguntas.

Está claro que no va a dar su brazo a torcer, pero no nos podemos quedar desarmados...Tenemos que alcanzar algún tipo de trato a medio camino, es evidente que no vamos a quedarnos con el culo al aire.

Te voy a hacer una propuesta. Como comprenderás, no podemos quedarnos con las armas en el suelo, así que te propongo lo siguiente: Nosotros enfundamos las armas, pero tú tendrás que tener las manos en todo momento donde podamos verlas-Mientras le dice esto se queda pensativa, para después añadir- Creo que es un trato bastante justo, cuando cumplamos los dos nuestras partes podremos hablar tranquilamente.

Carraspeo sonoramente llamando la atención de los presentes.

-Señor Penrod, no vamos a soltar ni enfundar las armas-le comento mientras mando echo una ligera mirada a Ilse-. Limítese a responder a nuestras preguntas sin más y evitará le que le volemos la cabeza, puede que nosotros tampoco salgamos con vida de esto, pero le aseguro que usted tampoco. ¿Cuánto tiempo hace que está aquí escondido, Penrod?-le pregunto con calma sin soltar mi arma pero sin apuntarle aunque la mantengo firmemente amarrada en mis manos por si necesito usarla.

Adrian no pudo evitar sonreír mientras con la pistola apuntando al suelo permanecía atento a cualquier señal a su alrededor —Bueno, parece que Kellen comienza a tomar medidas... que soltemos las armas jeje— el soviético guardó la petaca en su chaqueta. Adrian había sentido la mirada reprobadora de su compañero cuando le ofreció la petaca y cuando había dado el trago. Sabía perfectamente que Martin odiaba que bebiese durante las misiones y, en ocasiones el tampoco estaba muy convencido de lo que hacía pero al fín y al cabo calmaba sus nervios y le ayudaba a concentrarse. ¿Que mal podía hacer

—No te preocupes, el jefe si que sabe interrogar— añadió al ver la expresión torva de su compañero —Por cierto, ¿como te va con la chica esa con la que andabas?

—Es usted un estúpido —recriminó Penrod en un tono de voz más alto—. ¿Para que iba a venir aquí ha hacerme preguntas si no les importa una mierda si me vuelan la cabeza o no?

Penrod se levantó del suelo y se asomó por la ventana del altillo que definía el estudio.

—¿Quiere dispararme? Adelante, hágalo —desafió mirando ahora directamente a los ojos a Kellen Schwuchow—. No va a hacerlo, ¿verdad? Me lo temía. Sepa usted una cosa, o sueltan las armas o no hay conversación.

El viejo Steindel estaba apoyado en el quicio de la ventana mirando al grupo que había asaltado su lugar. Era un blanco perfecto pero parecía que no le importaba que le disparan, que acabaran con su vida.

—Ustedes deciden caballeros. ¿Mi vida o la información que buscan?

La situación era tensa, aquel hombre pretendía que nos quedáramos desarmados dentro de sus dominios. Mi escopeta permanece en mi mano sin apuntar al anciano. 

Cruzo mis ojos con los de Ilse y le hago un gesto para que enfunde el arma dejando de lado mi primer instinto y tratando de hacerla ver que escucharé sus decisiones pues parece que ella actúa mejor que yo.

"Me hago viejo, tantos años..." pienso mientras espero a que el viejo hable dejando mi escopeta sobre la mesa pero sin alejarme de ella.

Adrian hizo un gesto a Martin para que no dejase el arma, por el contrario el muchacho tensó los músculos y apuntó con cuidado. Desde la posición donde se encontraban, el viejo Penrod no podría verlos a no ser que les buscase y ellos tenían el ángulo perfecto. Al mínimo movimiento inesperado volaría el hombro del viejales.

— Quedate aqui y esconde el arma.— Martin no esperó respuesta y se metió dentro de la nave.