Partida Rol por web

La joven echó un vistazo rápido a las duchas y decidió que allí no había nada que les fuera de utilidad.

- Es el momento de seguir avanzando, pero vamos, cuando hayais terminado los cuchicheos.- Les dijo a todos demostrando que no le gustaba nada la actitud de Martin y Adrian

Martin puso los ojos en blanco.Mujeres, siempre suspicaces, luego lanzó una mirada inquisitiva a Penrod, como queriendola indicar de quien hablaban antes de seguir caminando. Puta mierda de empleo.

En las cuchas no hay literalmente nada. Solo los azulejos y los grifos de las duchas, así como unos bancos al otro lado para sentarse y cambiarse de ropa.

-¿Alguien aparte de mi siente que nos estamos metiendo en la boca del lobo?.- la misión a aquellas alturas había perdido el sentido para él. El tema del experimento "secreto" y de la amnesia de Penrod eran piezas de un puzzle que no conseguía encajar con un final feliz.

- Voto por largarnos de aquí.-

Al oír la sugerencia de Martin, el viejo Penrod giró la cabeza de súbito hacia él.

—¿Abandonar, dices?

Si ese grupo abandonaba su investigación nada mantendría a salvo al viejo. La investigación era la excusa para contener a su perro de presa y no dejarle abalanzarse sobre el viejo y acabar con su vida.

—No puede ser mejor idea —dijo finalmente.

El agente veterano dedicó una mirada de soslayo a Penrod. Había esquivado la pregunta una vez más de forma evidente y poco ingeniosa, pero efectiva. Kellen no pudo adivinar si Isle también lo había notado pero decidió continuar con su plan original y no interferir demasiado para que el liderazgo de la muchacha pudiera aflorar. 

Finalmente, obviando él también las sugerencias de los otros, continuó caminando hacia la siguiente habitación. Alguien tenía que ir el primero... después de todo.

Apenas iluminados por la luz de las linternas el grupo caminaba por el pasillo pasando de una habitación a otra, en la oscuridad y el silencio del bunker. La siguiente puerta era el despacho de Steindel. Pero la puerta estaba cerrada con llave y no parecía tener intenciones de abrirse por las buenas. 

Adrian trató de probar a abrir la puerta tal y como había aprendido a abrir coches en su adolescencia...pero estaba claro que en un bunker habría mas seguridad. Jodido viejo...¿ni la llave tenía?

—¿Seguro que no os habeís equivocado de viejo? Hasta el momento no ha resultado saber demasiado de aquí— dijo sacando la pistola y pasandola durante un par de segundos por delante de la cara de Penrod. Adrian sabía que no era trigo limpio. Pero en lugar de apuntar al viejo apuntó a la cerradura y comentó

—Si ninguno sabe abrirla os recomiendo que os hagaís a un lado.

Mientras tanto, el chico no dejaba de Pensar. Pensar con mayúscula. ¿Acaso sería todo una trampa para librarse de unos piltrafillas como ellos? ¿No les daría Penrod una puñalada trapera? Con la cuervo en la misión todo era posible y Adrian tuvo la amarga sensación de que aquella misión era la última en la que vería el trasero de Ilse.

Déjame probar a mi- le dijo Ilse a Adrían acercándose a la puerta y acuclillándose para quedarse a la altura de la cerradura y tratar de forzarla.

Aunque oyó un par de clics parecía que sería imposible que pudiese abrirla y se hizo a un lado como le había pedido Adrían.

Tras forcejear unos minutos con la puerta ésta se abrió. La habitación está decorada con sobriedad, con un cuadro como única concesión al descanso. Sobre el escritorio hay un montón de papeles e informes en alemán y ruso pero lo más inquietante se encuentra muestra al alumbrarlo con la linterna. Sentado en el suelo contra la pared hay un hombre que por su aspecto debe llevar muerto mas de una década puesto que tiene las venas abiertas y un charco de sangre reseca y oscura a su alrededor. En la identificación que lleva sobre la bata hay escrito un nombre: S.Yakurov.

Al leer el nombre de la identificación recuerdas que éste hombre fue una vez tu asistente pero no recuerdas mucho más.

Joder su mano se subió la tren del reflejo con el destino de taparse la nariz. La descomposición del cadaver y la habitacion cerrada se habían conjurado para llenar todo aquello de un olor nauseabundo. Un olor que se agarraba a la boca del estomago como si fuera el borde de un acantilado.

¿Que? miró a Penrod ¿No te suena esto tampoco? señaló al que un dia fue S.Yakurov Yo que tu empezaría a esforzarme porque te aseguro que mi paciencia se está agotando.

Ilse cerró los ojos e instintivamente puso cara de asco al ver y oler lo que aquella sala cerrada había ocultado durante años. Fue solo un segundo, pues no podía perminitise el parecer floja ni un solo instante mientras durara aquella misión.

Con un aire de profesionalidad, que en aquellos momentos no sentía, se acercó a la mesa a estudiar los papeles e informes que el señor Yakurov repasaba el día de su muerte.

—Mierda.

Adrian sintió el vodka removerse en su estómago más, afortunadamente el alcohol tambien hacía a su cerebro procesar aquella barbarie con mayor pasividad...aunque no la suficiente. Por un momento pensó en aprovechar ese impulso para vomitar sobre el viejo. Eso seguro que le desquiciaba de verdad pero no lo hizo. Retuvo la bilis en su sitio y en su lugar miró con furia animal a Penrod como apoyo a su amigo. Finalmente miró a Ilse y Kellen. Eran los jefes pero aquello no era algo que se pudiese consultar. Quería acojonar de verdad al viejo. Que empezase a largar de una puta vez. Y aquella forma era ideal si los jefazos le seguían la corriente. Adrian vació el cargador excepto por una bala y apunto a la rodilla de Penrod. Si aquello salía mal no era plan de matarlo.

—Una bala dentro. Una posibilidad entre seis. Un cerebrito como usted seguro que sabe de posibilidades.— Adrian miró fijamente a los ojos del despreciable conspirador mientras decía suavemente— Si no respondes aprieto el gatillo...como ahora.

Click

—Una entre cinco ¿Se siente con suerte o comienza a recordar? 

Sonrió ante la jugada de Adrian convencido de que el viejo sabía más de lo que pretendía recordar y que aquel juego de la amnesia había ido ya demasiado lejos gracias a Ilse y  Kellen.

— Habla de una puta vez. Es tu ultima oportunidad — no hablaba por hablar. Martin estaba decidido a saber si podían sacar algo en claro de Penrod. Si no era así, si el viejo no recordaba o bien no estaba dispuesto a hablar ¿Para qué seguir cargando con él?

Kellen miró con severidad a sus hombres... aunque fuesen realmente los hombres de Ilse se sentía responsable de aquello y esa no era la manera de llegar a la información. Si la muchacha al cargo no iba a hacer nada lo tendría que hacer él. Una vez más.

- Adrian... ¡basta! Mete otra vez las balas en su sitio y deja de hacer el imbécil - dijo Kellen como un ladrido. Se acercó a la puerta que acababan de atravesar y le hizo un gesto para que saliera. - Vamos afuera.

Una vez el muchacho estuvo fuera cerró la puerta tras de sí quedándose ellos dos en el pasillo y dejando a Ilse, a Martin y a Penrod con el cadáver.

Adrian frunció el ceño. Aquella maniobra era perfecta. Habían intentado sacar la información por las buenas, pero no había funcionado... Lo intentaba mediante el miedo y le tocaba bronca. Sin embargo el era un "mandao", así que salió de la habitación recolocando las balas, probablemente para recibir la bronca del siglo...o un par de balazos del jefe, según como estuviese de humor.

—Al final resulta que si tienes suerte...

Adrian miró fijamente al jefe, sin inmutarse. Sabía lo que tocaba, aunque no lo mereciese. 

—Adelante, lance su bronca o haga lo que quiera. Penrod recuerda todo y no quiere colaborar.

Kellen no cambió el gesto ni un milímetro. Su ceño estaba fruncido y su expresión denotaba concentración total. Aquel bunker no estaba vacío... estaba lleno a rebosar de toda la información que necesitaban pero eran demasiadas piezas y muy difíciles de encajar entre sí. Había, no obstante, una piedra roseta... aunque se negaba a colaborar.

- ¿Crees que no lo sé? Esto no es una bronca, Adrian... es un plan. Quiero darte luz verde con respecto a Penrod. Quiero que le toques las pelotas tanto que no pueda resistirlo. Quiero que le exasperes hasta el límite. Yo jugaré el papel de poli bueno... te echaré la bronca un par de veces... de un modo físico incluso. Quiero que Penrod sienta que te estás volviendo loco pero que yo te tengo bien sujeto. Eso le hará sentirse en peligro... en peligro pero relativamente a salvo. Cuando acabemos de explorar el bunker, en la última de las salas os dejaré sólo y quiero que le hagas sentir verdadero miedo. Y no me refiero a el jueguecito de la ruleta rusa. Quiero que le partas la cara... que le des una buena paliza ¿Llevas un machete o un cuchillo? Bien... córtale un dedo si es necesario. Tortúrale a fondo. Hazle hablar pero cuidado que no se te vaya la mano. ¿Entendido...?

Adrian sonrió ante el plan del jefe. Le gustaba. Desde luego había que sacar la artillería pesada y él era parte de ella. Hizo un gesto de "recibido" con el pulgar y de pronto alzó la voz para que le oyesen desde el otro lado de la puerta.