Partida Rol por web

Las semanas e incluso un mes han pasado bastante rápido pese a todo. Algunos han sufrido bastante más que otros sin duda, pues cuatro de los samuráis que entraron han sido poco a poco entrenados de forma activa y práctica a controlar la mancha, las sensaciones oscuras que conlleva y el autocontrol. Estos cuatro no son ni más ni menos que Tsuruchi Yusei, Utaku Akira, Kuni Niou y Yukinaku Isawa.

Tanto Halona como jake han estado diariamente siguiendo vuestro progreso, e incentivando a que la mancha creciera en vosotros. No sería de extrañar en absoluto que en las últimas semanas hubiérais sentido de forma especialmente notoria la mancha en vuestro cuerpo, en forma de herida o pústula.

Hoy es el día señalado por Halona y Jake como el último. Estar manchado de esa forma es un horror, sobretodo si intentáis manteneros dignos. Menos mal que hoy acabará eso, para mal o para bien.

Halona se adelanta, en medio de la caverna dónde normalmente os entrenan a todos. A su lado hay un guardia Dragón bastante esbelto. Mirumoto Akihiro es su nombre, algunos ya lo conocen. También están presentes Jake y Arcadia. Yuri, Ren y Raijin son los únicos no presentes. Poco a poco vosotros váis llegando, cada uno de una forma. Una vez llegáis todos, Halona empieza a hablar.

-Espero que estéis preparados. Hoy es un día importante, y no podremos avanzar si no salís hoy de aquí sin la mancha dentro vuestra. ¿Entendéis? Como ya os dijimos, es probable que tengáis varias opciones, pero sólo vosotros sabéis qué es lo que queréis realmente. Cuando estéis preparados, avanzad y empezaremos.- Dice esbozando una sonrisa cálida para todos.

La primera en llegar parece ser la Shugenja Fénix. Por muy coja que esté, parece ser igual y incluso más puntual que de costumbre ya que se tiene que habituar a cargar consigo su nueva condición. Sin duda, este tiempo de reposo ha ayudado a ello y la joven Fénix se ha adaptado muy bien. 

Una vez llegado a la ya conocida caverna, saluda como siempre, con una reverencia muy digna y honorable a su maestra Gaijin. - Saludos Halona-dono, estoy preparada. 

No puede evitar fijarse en el extraño Bushi que la acompaña. Lo había visto rondar por la casa a su llegada pero aun no había tenido el placer de saludarle e intercambiar unas palabras. Muy educadamente, le asiente también cortésmente y se adelanta al centro de la caverna. 

- Como ya mencioné en su momento a Morgan-dono, lo que he estado practicando sin descanso ha sido no sólo quitar la Mancha de mi interior, sino controlar su poder para poder derrotar al Jigoku con sus propias fuerzas. Menciona muy decidida y comienza por su parte a meditar y a realizar el procedimiento que los profesores le han enseñado durante todo este tiempo. Lo cierto es que parece muy centrada en lo que los Gaijin le han enseñado y ya sabéis que el conocimiento es poder para un Isawa.

Yukinaku no iba a ser menos. 

Yusei aparecía por las puertas de la sala. Parecía que hubiera pasado una eternidad, y sin embargo, se sentía... diferente. Su semblante no parecía el mismo. A pesar de conservar aquella estela de positividad y alegría, el joven Mantis permanecía serio y expectante. Por fin había llegado el momento. El momento de probar que todo lo aprendido había merecido la pena, y que el sacrificio no sería en vano. Por todas las personas que él quería y por todas aquellas otras las cuales él sentía debía proteger a riesgo de poner su vida en juego, el chico dio un paso al frente, colocándose frente a Halona y asintiendo ligeramente.

-Yo también estoy preparado, Halona-dono- cerraba los ojos y cogió aire, lentamente, hasta devolverle la mirada nuevamente a su anfitriona. Una mirada llena de valentía y determinación. Tras ello, observó a cada una de las personas que allí se encontraban, quizá deteniéndose ligeramente más en aquel guardia Dragón que, a pesar de haber visto varias veces, aún no había tenido oportunidad de entablar una conversación con él. Todo a su tiempo.

"Allá vamos"

Akira llega al lugar con la cabeza agachada y una mirada sombría llena de pesares. Sus propios compañeros han sido conscientes en el paso de los días que la jovial samurái Unicornio se ha visto muy afectada por el progreso de la mancha, dando una muestra de lo horrible que es el portarla. Sonrisas entre dientes sustituidas por ceños fruncidos, alegría tergiversada en negra seriedad, y el típico carácter impulsivo de Akira convertido en algo malhumorado y molesto. Algún que otro incidente han tenido por culpa de esto, quizás al quererla ayudar uno de sus compañeros y ella responder bruscamente que no es una cría, que puede soportarlo y no tiene por qué meterse.

Pero... a pesar de ello, Akira no ha perdido esa llama interior que la caracteriza. Sus malos gestos se han visto aliviados por suspiros y sinceros "lo siento", sus contestaciones agresivas arregladas con elaboradas disculpas en muestra de verdadero arrepentimiento. Por mucho que la mancha intente hacerse con su corazón, su honesta luz no se ha desvanecido.

Y eso es lo que sus ojos aún muestran.

A pesar de tantas malas noches, tantos temblores repentinos, tanto dolor corporal... Quizás aquellos que han dormido cerca de ella han podido notar lo horrible de sus despertares nocturnos, a veces llegando incluso al extremo de gritar y levantarse de golpe. Akira nunca había comentado junto al grupo sus mayores pesares familiares, pero el nombre de "Yumi-onee-san" ha sido lo que más ha repetido durante sus sueños, hasta el punto de lagrimear en silencio escondida entre sábanas. Un tema que ni siquiera la mujer más directa y expresiva del grupo apenas ha querido mencionar... ¿qué ocurrió entre ellas?

-No hace falta ni que lo digas, Halona-san... No solo estoy preparada, sino que estaba esperando este día. Sé que mi espíritu se ha visto menguado y que mi alma está mancillada... pero mi corazón sigue latiendo. Y mi ansia de proteger nuestro mundo no se ha desvanecido.- A esto gira la cabeza y mira hacia Kakita Nobu fijamente, tomando aire. -Si en algún momento eso último es erradicado, te ruego, Kakita Nobu-san, que sea tu espada la que acabe con mi sufrimiento. No importa a donde vaya, seré feliz de saber que fue alguien tan puro de espíritu como tú quien me limpió.- Quizás Akira está exagerándolo todo un poco... ya que ella siempre es la exagerada del grupo. Pero dice todo con tanta seriedad y con tanta determinación que da hasta miedo.

-Ikuso.- Choca su puño contra la palma de su mano y mira fijamente hacia delante, quizá diciéndoselo a si misma como forma de darse ánimos. Su fuego aún no había muerto, ese no era su destino y lo sabe; el destino de Utaku Akira es ser una inspiración para las siguientes generaciones de mujeres guerreras Utaku. Una heroína para su gente y su pueblo como antaño fueron Shinjo y Otaku. -No perdamos ni un segundo en vacilaciones.

- Kehe... Hagámoslo - dice Niou entre dientes con una sonrisa. En él, cuya Voluntad es fuerte y terca como duro es el caparazón de un Cangrejo, los efectos del Caos, o más específicamente, La Mancha de las Tierras Sombrías, se han manifestado de una manera más sutil para tratar de tentarle. Lo que pueden percibir sus compañeros principalmente es que el shugenja entrena ahora casi con furia, descargando golpes a toda potencia constantemente y lanzando hechizos tan poderosos como le es posible. Sin embargo, no por ello se amilanó o se dejó llevar. Ahora mismo Niou tiene el aura de una olla hirviendo a gran presión: se aprecia una debacle interna poderosa, pero el recipiente aguanta el embate con estoicismo. Por desontado, Niou le ha pedido a Jake que le lleve tan al límite como crea que será capaz de aguantar... y un paso más.

Además, como si la propia Mancha poseyera cierta suerte de carácter sarcástico, el efecto en el cuerpo del Cangrejo se han manifestado sobre todo en su rostro, como haciendo burla de las pinturas que el hechicero suele levar siempre. El maquillaje sobre los estigmas se volvía grotesco y desagradable, por lo que tras unos días Niou desistió y dejó de pintarse el rostro. Sí, han estado viendo a Niou sin maquillaje durante todos estos días.

Con todo y con eso, el Cangrejo ha aguantado el tirón con energía, volcado por completo en el entrenamiento. A fin de cuentas esto puede ser un punto y aparte en la historia de su familia, de su Clan... del Rokugán al completo. Necesita dar absolutamente todo de sí mismo para aprender este don con total rigurosidad y ser capaz de replicarlo cuando vuelva a casa. Esparcir el conocimiento. Mirar de lleno en las sombras y tomar de ellas lo que usan para herirles.

Del guardaspaldas Dragón ni comenta ni observa, parece no importarle nada en absoluto en estos momentos, o quizás ni se ha percatado de que está ahí. La concentración es mayúscula.

Ya habían pasado las semanas que acordaron quedarse aquí. Hikari no se dedico a socializar mucho con sus compañeros, menos en las comidas o momentos muy exactos, "Ya tendré tiempo para enlazar relaciones con ellos" pensó. Durante las últimos días se la vio bastante... menos habladora, pero después de hablar con Halona volvió a ser tan refranera y particular como ella sola. 

Sus días en aquella casa eran bastante comunes entre rituales diarios y entrenamientos matutinos, más sus dos o tres horas de meditación y sus paseos por la ciudad, ciertamente una samurai comprometida consigo misma. Más que eso no hizo, pocas veces se la veía rompiendo la rutina y si los miembros de su visión querían encontrarla, siempre podrían saber donde estaba.

La presentación de la joven era bastante ortodoxa. Portaba su casual túnica amarilla y verde y tenia su pelo recogido en una diadema, también portaba, colgado a su espalda, su kasa y al parecer ya había hecho el equipaje para marcharse hoy mismo.

Hikari lo que parecía ahora era animada y algo más vivaracha, posiblemente pensando en la cantidad de aventuras que le esperaban a pesar de tener una misión clara respecto al futuro, pero habiendo conocido a sus compañeros sabia que, minimamente, estaba en buenas manos. Respecto al caos sabia realmente poco y prefería no molestar mucho con ese tema, sobre todo por su conexión con la mancha de las Tierras Sombrías y sus propios compañeros. No obstante, siendo esta la ultima clase que tenían para profundizar en este tema, decidió inmiscuirse de más o empezar a entender a que tenia que enfrentarse.

- Tomando palabras tanto de Utaku-san, Tsuruchi-san y Isawa-sama, yo también estoy preparada, Halona-dono -dijo tranquila al lado de sus compañeros.

Ella se mantuvo al lado de sus compañeros y teniendo que el mejor aliado para la sabiduría era el silencio, prefirió mantenerse firme y silenciosa para ayudar a llegar a una armonía propicia para estudiar, no obstante Hikari miro, algo preocupada la actitud tan extraña de Akira, no referente al hecho de que ha pedido la muerte, sino por que, en parte, esta dejando claro que le esta afectando en demasía, posiblemente ese era el motivo de sus cambios bruscos de humor, entre otras. Hikari veía en Akira un gran potencia, sin embargo la sombra que estaba encima de ella no la dejaba ser como verdaderamente es y eso la preocupaba en parte a pesar de que no se conocían casi de nada. Mientras tanto, un pensamiento le recorría la mente a Hikari "¿De que conozco a tal guardia Dragón?", le sonaba de algo, pero posiblemente fueran ilusiones suyas.

Dejando todos los problemas de lado, hoy les esperaba algo especial e interesante, así que era mejor estar atenta antes de pasarse todo el día divagando, como hacían todos los buenos Dragones.

Pocas veces había entrado Nobu en esa cueva en realidad, pero esa vez parecía más oscura de lo habitual, quizás por el motivo que les reunía a todos en esa ocasión, lo cierto es que el joven grulla se posicionó junto a Jake y Arcadia cuando todos ocuparon sus lugares. Se sentía algo mal al ver como sus compañeros lo daban todo por avanzar con su entrenamiento mientras que Nobu aún no había encontrado la respuesta que buscaba para intentar controlar lo que fuera que había aprendido semanas atrás.

La visión de sus compañeros corruptos por la mancha, pese a conocer un poco mejor la realidad de la misma, seguía siendo algo impactante para Nobu, casi podía decir que sentía algo de angustia al saber por lo que iban a pasar. Cuando escuchó las palabras de la Utaku no pudo si no asentir de manera solemne mientras añadía;-Por mi espada será si así gustais, mas todos vosotros tenéis mi total confianza y sé que superareis esta prueba sin ningún problema.- Una sonrisa típica del joven asomaba de forma cálida tratando de confortar a los compañeros que tanto se habían esforzado.

-Sé que no puedo ayudaros allá donde vais, pero si de algo sirve mi consejo, recordad que no estáis solos, sea lo que sea a lo que os enfrentéis recordad que no lucháis en solitario, los vínculos que habéis creado pesan más cualquier oscuridad con la que tengáis que lidiar.- Las palabras de Nobu expresaban un atisbo de preocupación por todos los que fueran a someterse a aquella extraña prueba. La sensación de impotencia que pesaba sobre sus hombros era ardua, pero había llegado el momento de confiar en las capacidades que habían desarrollado sus compañero.-Sin duda alguna conseguiréis superarlo es...INEVITABLE.-

Halona os hace un gesto para que toméis asiento delante de ella. Ella misma también se sienta entre dos cuencos con inciensos encendidos cuyo aroma da olor al ambiente lúgubre de la cueva. Jake mira a aquellos que no tienen que hacer la prueba, indicándoles a Hikari, Nobu, Akihiro que se aparten y se alejen un poco. Halona mira a sus aprendices delante de ella, esboza una sonrisa cálida y maternal típica de ella.- No os preocupéis. Sentaos  los cuatro en un círculo entre vosotros y haced lo que os voy a decir. ¿Vale?- Toma aire, cerrando los ojos.

-Sin tocar a ninguno de los otros, quiero que de izquierda a derecha os susurréis lo que más os molesta internamente. El secreto más oscuro que no queráis contar o la cosa que más verguenza o deshonra os de y queráis ocultar. Sé que no es fácil, y es por eso que lo haremos.- Halona mantiene su sonrisa mientras toma un abanico y lo mueve un poco hacia ellos, echando el olor del incienso.

Niou chasquea la lengua suavemente, algo decepcionado e impaciente ante el monótono inicio de la prueba final, emociones generadas por la infección de la Mancha. Suspirando para mantenerlas bajo control, Niou cierra los ojos y se frota las sienes momentáneamente, pensando en lo que les pide Halona.

Keh... Oscuro secreto, ¿eh? Mhm... El Cangrejo tiene que darle unas cuantas vueltas, ya que usualmente su curiosidad está dirigida hacia el exterior, no hacia su interior. Pocas son las veces que el shugenja hace autoreflexión más allá de la que concierne a la concentración y autoanálisis necesario para comulgar con los kami. Ello no significa que Niou se mienta a si mismo o que tenga miedo de enfrentar sus pensamientos, simplemente que no es común para él reflexionar acerca de si mismo. Por como y donde ha sido creado ese ha sido un lujo que no se le ha enseñado con mucha frecuencia.

La reflexión lleva pues unos minutos para el joven samurái, hasta que al final llega a una conclusión rascándose la barbilla y abre los ojos, inclinándose hacia Yusei para susurrarle algo al oído, sin tocarle tal y como indica Halona.

- Cuando escuché que la Muralla podía estar en inminente peligro - susurra Niou al oído de Yusei - mi primer pensamiento no fue para mis hermanos de armas ni para mí familia. Fue para mí ahijado oculto, mi discípulo nezumi... Laki'Hiki - revela el Cangrejo. El nombre del nezumi es una mezcla de chasquidos y suaves silbidos, la lengua de los hombres rata. - Creo que lo aprecio más que a mi familia de sangre... Me pregunto que clase de horrible hijo me hace eso.

Yusei frunció ligeramente el ceño. Lo cierto es que no se esperaba para nada lo que Halona acababa de decirles. Sin más, el joven Mantis asintió ante ella y se sentó en círculo. Tal y como estaban sentados, parecía que la persona a la que debía confesarle su oscuro secreto era Akira. Mientras meditaba acerca de ello, Niou se acercaba a su oído y le susurraba algo...

El joven Mantis trató de mantener la compostura en todo momento, ya que tampoco quería dar señales inconscientes sobre aquello que fuera lo que Niou iba a contarle y, paralelamente, tampoco quería mostrar lo incómodo que resultaba para él hablar de ciertas cosas. Definitivamente, era una tarea muy difícil, pero no dejaba de ser una prueba más que debía superar para poder seguir hacia delante. Por muy arduas que pudieran parecer, Yusei había tomado la decisión de afrontarlo todo de la mejor manera posible, aún si eso significara perder la vida, en el caso más extremo.

Una vez había finalizado, continuó él con el proceso y le susurró algo a Akira con mucho cuidado de no sobrepasar el espacio permitido para dicha prueba.

-Mi hermano pequeño murió pero, en el fondo, yo sé que podría haberlo evitado. Aquel día mi hermano insistió en salir de caza y el tiempo no era propicio. Sin embargo, yo no me mantuve firme ante el capricho de Ryusei-kun y lo llevé al bosque. Allí fue cruelmente arrollado por un enorme jabalí que trataba de proteger a su hijo y, entonces, el cuerpo de mi hermano calló por un precipicio. Fui tras él y lo encontré muerto y deformado en algunas de sus extremidades a causa de los golpes del jabalí y la caída. Tras eso, lo agarré y lo llevé en volandas hasta mi casa, para una vez llegar allí, encontrarme con la mirada más profunda e intensa que yo jamás he visto ni vuelto a ver en nadie más. Aquella mirada estaba llena de diversos sentimientos: tristeza, decepción, odio, desprecio... Esos ojos eran los de mi padre, y desde entonces... cargo con esa culpa como la mayor de mis desgracias, siendo este el suceso más deshonroso de toda mi vida, pues sé bien que no solo he perdido el amor de mi hermano por causa de la muerte, sino que también he perdido el de mi padre... y en vida-

Concluía Yusei tratando de mantenerse completamente serio. Sin embargo, Akira podía ver claramente un ligero destello emanando de los ojos del joven Mantis. Ciertamente, se sentía fatal por todo aquello.

La Shugenja Fénix parpadea un poco al escuchar las palabras de Halona. Sin duda, no esperaba este tipo de acciones para culminar su entrenamiento. Lo cierto que ella si era una persona que le gustaba explayarse con su voz interior, aunque en este caso y seguramente por efecto de la Mancha, lo que escuchaba y conversaba consigo misma no era más que un espectro de su oscuridad y dolor más profundos. Cuando finalmente se concentró y tratando de entrar en un trance de meditación y tranquilidad absoluta, pese a los compañeros que la rodeaban, la única palabra que resonaba en su cabeza era "Oscuro secreto" tratando de evocar aquella que más se retorcía en su interior y compartirlo con Akira. 

Un punzante dolor en el pecho recorrió desde el corazón hasta el cerebro cuando se percató de las respuestas a ese enigma. Temblorosa trató de girarse a la dirección que le correspondía y susurrarle a su querida compañera y amiga aquello que le había estado atormentando desde hacía ya mucho mucho tiempo. Algunas lágrimas brotaron al comunicarlo, aunque trató de contenerlas, la emoción y la realidad en su interior eran bastante fuertes y era nadar contra corriente. 

Se acercó al Cangrejo a exponerse totalmente, expulsar aquello que le atormentaba y aunque en principio parecía sencillo, la realidad es que no lo era. Una vez cerca, controlando el volumen de su tono y dejándose embaucar por el fragante olor del Incienso catapultado por el abanico de Halona, soltó sin más dilación... 

- Aquello que corroe mi ser, mi cuerpo y mi mente, que me atormenta en sueños y por lo que sigo luchando y aprendiendo, es... "Impotencia" Cuando pronunció esa palabra, surgieron las lágrimas. ¿A qué está vinculado esa impotencia que la está machando por dentro? - No he podido salvar a nadie de mis seres queridos, mi madre, mi amigo, quizás incluso mi clan... Todos ellos desaparecieron por culpa de mí, de mi impotencia y mi falta de saber. No he podido limpiar su honor ni siquiera he descubierto nada... Lo cierto es... Que empiezo a perder la fuerza para seguir avanzando en el camino que escogí hace mucho tiempo... Entrecierra los ojos, todo parece real y sincero por parte de la Shugenja, quizás amplificado por la Mancha que porta en su interior. Evocarlo de esta manera, es doloroso y no esperaba realmente comprensión del Cangrejo. A veces, soltar aquello que te corroe por dentro, era más que suficiente...

Akira escucha las palabras de Halona en silencio y se limita a asentir con la cabeza manteniendo ese gesto serio. Agradece las palabras de apoyo de Nobu, pero sus labios están mudos en ese momento de tensión. Sin duda, ese está siendo el peor momento que ha pasado en mucho tiempo. Las instrucciones eran simples a primera vista, pero complejas al pensarlas detenidamente... ¿un oscuro secreto? ¿algo deshonroso? ¿una debilidad? Algo que ni siquiera ella ha sido capaz de contar a sus camaradas...

Akira cierra los ojos y suspira. Ya iba siendo hora de tener que contárselo a alguien... Sabe que la persona que la oiga no pensará nada raro, pero aun así considera que lo que está a punto de contar es algo muy íntimo y privado, más bien como un asunto con el que tiene que lidiar ella sola... ¿Pero no han aprendido que no deben lidiar las cosas por su cuenta? No si quieren prosperar. Por un momento siente un pesar en el pecho al tener en cuenta lo que está a punto de proferir...

Akira simplemente vuelve a asentir con firmeza para dar a entender que está lista. Sin tocar a su compañera, se inclina un poco hacia el oído de Yukinaku. Halona sabe lo que hace, está diciéndole que haga eso por alguna razón y no va a ser ella quien contradiga a la sabia gaijin...

-Hace años una tragedia ocurrió en el hogar de mi familia. Mi hermana, Utaku Yumi, fue secuestrada o huyó junto a un hombre la noche anterior a su boda. Yo vi cómo ocurría y no pude hacer nada para evitarlo.- Hace una pausa y habla con una voz... tenue, como si le costara. -En aquel entonces, mi hermana mayor era la hija más ilustre... hermosa, sabia, una combatiente excepcional, honorable... y luego estaba yo, el bicho alborotador de la casa. Adoraba a mi hermana y ansiaba ser como ella, la quería como a nadie más en este mundo, y esa noche la perdí.

-Desde entonces, en lugar de caer en la desesperación, luché por elevar las espectativas de mi madre. Me esforcé por ser ejemplar, hice todo lo posible para amainar la pérdida de Yumi-onee-san en mi familia. No... estoy segura de si fue por rabia o por demostrarme algo a mi misma. Quizás cosa de ambas, que podía... superarla.- Al decir eso, Akira suena muy... frágil. ¿Qué sentido tiene su esfuerzo? Tras tanto meditar esos días no lo entiende... ¿qué fue lo que la llevó a ello? -A pesar de ser la menor... siempre quise ser una heroína, pero la mía se había marchado. Aspiré mucho más alto.

-Fui alabada por mis maestros a pesar de no ser ella. Crecí en espíritu a pesar de no ser ella. Y sin embargo, aún... aún tengo duda. Quiero encontrarla, por supuesto que quiero encontrarla... pero tengo miedo a hacerlo. Temo la verdad, temo profundamente que no fuera secuestrada y que haya deshonrado nuestro nombre. Temo encontrarla tan quebrada y demacrada que sea imposible recuperarla... y temo que quiera de vuelta a Shinjo Kouta-san. Su anterior prometido y mi actual prometido.

Sé que si eso se cumpliera... tendríamos que luchar por él. Y temo el resultado.

Halona los ve cómo poco a poco cada uno va cediendo sus secretos a su compañero de viaje sin apenas dubitar. Con un gesto de cabeza asiente poco a poco y va uno a uno posando su dedo índice en su frente. Primero Niou, luego Yusei, luego Yukinaku y luego Akira. Cada uno tras contar su secreto cierra los ojos, entrando como en trance unos instantes. El resto no saben muy bien qué pasa, solo pueden mirar sin actuar de momento.

Halona chasquea los dedos y una cúpula oscura cubre el lugar.- Mundo oscuro.- La oscuridad de la cueva es solada por una penumbra más permanente aún, haciendo que las antorchas del lugar que estaban iluminando pierdan bastante intensidad.

-Chicos, tened cuidado. Es probable que duden un poco. Mientras estén hablando consigo mismos el Jigoku aprovechará para controlarlos temporalmente. - Halona se aparta de los cuatro que están sentados, tomando posición al lado de Jake.

Y se hace la oscuridad. Pero aunque sea una oscuridad bastante siniestra es hasta cierto punto cálida. Para Yusei y Akira que ya la habían experimentado antes... no es para nada lo mismo. Esta vez parecen estar algo más preparados y todo estar mucho más controlado que la última vez. Cada uno estáis solo en esa oscuridad... Bueno, no totalmente. Dándoos la espalda y sentado en seiza estáis vosotros mismos, sin decir nada.

Delante de ella, como si no pudiera hacer nada contra ello... hay una masa enorme de carne flotando, negra, rojiza y verde... Supura humo negro por todas sus partes, mientras observa tanto a la figura que está sentada como a vosotros detrás de ella con un gran y único enorme ojo viperino.

Ahora parece todo mucho más claro que antes tras escuchar a Halona. Cada personaje representa una cosa, y es vuestra decisión qué hacer con cada uno de ellos. Adelante Vigilantes.

Akira asiente de forma solemne y cierra los ojos apretando durante un momento el ceño. Poco a poco su gesto se vuelve calmo como si estuviera en algún tipo de estado de concentración o trance. La chica Unicornio por el momento permanece tranquila y no hace daño a nadie, lo cual quiere decir que su voluntad está resistiendo lo mejor que puede... Mejor que sea así si el grupo no quiere encontrarse con una problemática mayor.

A fin de cuentas, ¿cuán imparable sería una fuerza de voluntad como la de Akira en su estado más corrupto? Si quisiera matarlos... ¡tendrían que tener cuidado, porque lo haría muy centrada!

Yuki parece bastante más nerviosa que durante los entrenamientos realizados con Jake para controlar el Jigoku. Cuando termina de contar su secreto y las lágrimas dejan de brotar, recibe el impacto del dedo índice de Halona. Se paraliza momentáneamente y tras un breve lapso, imitando a su compañera Utaku, cae en un trance. El problema es que parece que lo que está sintiendo no es para nada amigable y se refleja en cómo se está agitando mientras está en ese trance. Pierde el control momentáneamente y sus ojos y cuerpo explotan en un leve rastro de oscuridad. Todos conocéis ya esa sensación, pues no hace relativamente tanto, Nobunaga pasó por lo mismo y ahora Yuki parece que ha caído ante el control del Jigoku también.

Tras un breve lapso tras la explosión de oscuridad, se levanta muy amórficamente de la silla poseída y comienza a mirar al resto de sus compañeros. El ataque es inminente y mira al más cercano de su posición, en este caso vamos a decir que es la Monje Dragón. Su ataque es simple, desenvaina su Katana y va a tratar de darle un corte en horizontal. Tiene los ojos vacíos como si no fuera consciente de lo que está pasando con su cuerpo, parece consumida por la Mancha, al menos... De momento. Esboza una sonrisa bastante maliciosa.