Partida Rol por web

Bradford se paró ante el almacén y miró. Varios sudamericanos abrieron la valla y dijeron algo por radio.

-Señor Giraldo, su hermano está aquí.

Los sudakas recibieron una orden y acompañaron a Bradford al interior del almacén, sin hacer ningún comentario.

Bradford observó que el almacén era un gran gimnacio con lo último en tecnología de combate. Giraldo estaba entrenándose en una máquina en donde se medía el poder de sus patadas. Cada patada de Giraldo era como recibir un golpe con un coche a toda caña en plena cara.

-Ah, tú, me alegro de que hayas aceptado mi propuesta.

Antes de que Bradford pudiera hablar, Giraldo se adelantó.

-Ojito con las mierdas que sueltas por tu boca, yo no soy el viejo,  ¿vale? si me hablas mal te parto la boca ¿entendido?

Al parecer, Giraldo estaba al corriente de la forma de ser de su hermano.

Caminaba por las oscuras calles de San Francisco, con un atuendo más "elegante" de lo normal.Una camiseta negra conde aparecía en la parte delantera una gran bola negra de billar, del número ocho, un fino collar con un par de chapas y unos vaqueros negros, a la par que la camiseta.Andaba con aires tranquilos, manteniendo sus manos dentro de los bolsillos de sus vaqueros.Sus deportivas blancas y desgastadas, las de siempre, sobresaltaban con los tonos oscuros de sus demás prendas.

Sabía a donde se dirigía, lo sabía bien.Tenía que aclarar cuentas con su estúpido hermano.Así pues se apresura hasta su popular garito entre esas calles.Siempre con esa múscia hipnotizante, al igual que los eróticos y lascivos bailes de las jóvenes casi desnudas, moviendo su cuerpo por esas pasarelas y por esos tubos de acero.Abre la puerta entrando directamente en el local pasando de los porteros.Esquiva a las provocadoras camareras, a los borrachos y a todo aquel que se interponía en su camino, como no dando algún que otro empujón cuando se cansaba de evadir a la gente.Al fin llega a su puerta, la cual se permite abrirla de golpe, de una buena patada.

-¿¡Dónde está mi entrenamiento!?- le dice con el volumen de voz más elevado de su normalidad.Permanecía en su misma pose, esperando ansioso la respuesta de su hermano.Parecía que su hermano no estaba allí, sin embargo unos dependientes le indicaron donde podía encontrarse.Atraviesa la valla de metal y entra en la fábrica.Observa a su hermano realizando un breve entrenamiento y escucha sus palabras.

-No me das miedo, ni tu ni tu mierda de negocio.Creo que no lo sabes, pero a cada golpe que recibo, a cada derrota que apunto, me vuelvo más fuerte.La rabia aumenta dentro demí, y las ganas de destrozar al que me ganó aumentan desbordadamente.Por ello voy a aplastar a ese pijo de mierda cuando me enseñes todo lo que tengas que enseñarme.Así que no te contengas, adelante...- le dice atrevido, adentrándose más en la fábrica hasta quedarse a unos metros de la posición de Giraldo.

Giraldo se echó a reir y señaló a su hermano con ambas manos, mirando a los otros que le acompañaban, que reían al unísono.

-Tienes unos huevos hinchados, chaval. Veo que has hecho poco caso al viejo.

*Flashback*

En lo alto de una colina, con el cielo azul, y el olor a salitre de la playa que tenía debajo, Bradford practicaba su arte marcial, con coreografiados movimientos dignos de un baile.

Atento, el maestro, un hombre negro y mayor, lo observaba sin perder detalle.

-¿A quién miras cuando golpeas?

Inquirió.

-Nunca serás un buen luchador, mientras en tu corazón haya odio, Bradford. Nunca serás un buen hombre, mientras visualices a quién golpeas. Un buen guerrero es paciente, como la roca que tienes debajo, recibe cada oleada y aguanta, aguanta aunque acabe rompiéndose, pero nunca acaba por romperse del todo, a pesar de los siglos. Un buen hombre, es como el agua, cuando cae una roca de lo alto, se aparta y fluye, como las hondas que provoca.

Explicó con una sonrisa.

-Sigue practicando.

*fin del flashback*

-Y eso me gusta.

Continuó Giraldo.

-Todas esas mierdas que nos ha vendido es trola. Con esa mierda no se llega aqui, tio, aquí se llega así:

Giraldo se giró, uno de sus guardaespaldas sonreía mirando a Bradford y Giraldo hizo un movimiento fluido e impactó su codo contra la nariz del tipo, sin venir a cuento. El guardaespaldas cayó K.O, con la nariz rota. Los demás pararon de reir.

-¡Se gana destruyendo!

Observa como el tipo inútil recibe el golpe de su hermano, callendo al suelo desplomado.

-Tsk....vaya mierda de tios tienes protegiendo tus espaldas- comentas tras ver el lamentable y humillante espectáculo.

-Entonces comencemos el entranamiento.Puede que sepas pelear, pero eso no quiere decir que sepas enseñar- le termina por decir un tanto sabio.

Giraldo se echó a reir.

-Tal vez, Bro. Pero verás, yo dirijo un negocio de artes marciales ilegales. Estoy en la primera división. Al tio al que acabo de zurrar a ganado dos combates. Más que tú. Tú estás en regional. No sabes una mierda. Cualquiera de estos tipos de pueden dar una paliza.

Explicó.

Giraldo rodeó con su brazo a su hermano a la altura de los hombros y lo llevó al interior de una sala. Aquello parecía una puta cámara de tortura para un artista marcial.

-Si quieres ganar, este será tu hogar, no vas a salir de aqui en seis semanas, seis semanas y serás una máquina de matar.

El hermano mayor se puso ante el menor y colocó sus manos en los hombros.

-Te enseñaré el arte prohibido del Capoeira, pero solo si veo que estás a la altura.

-Eso sólo son nombres absurdos.Mira mi edad, ellos a mi edad serían unos patéticos crios inútiles y débiles, sin embargo, a mi me temen- le dice cunado le comenta sobre las categorias.Observa la sala en la que iba a estar.No era lo que se imaginaba, sino mejor, aunque le daba igual mientras pudiera hacerse más fuerte.

-Es acogedor.¿Y ahora donde está mi entrenamiento? Yo siempre estoy a la altura, aunque no me sorprende que no lo sepas, te fuiste de casa y ya no volviste- le dice como si ya lo hubiera superado, sólo era un estúpido recuerdo más de su pasado.

Giraldo le pegó un cobotazo a su hermano.

-Idiota, los contrato porque son fuertes y porque son tontos. Dos cosas que me gustan en los lacayos.

Giraldo le enseñó todas las maquinas a Bradford.

-No te enseñaré una mierda hasta que todas estas máquinas estén rotas y tus heridas encayen ¿entiendes?.

El mafioso le dio la espalda a Bradford y luego se detuvo en la puerta.

-No me fui, me echaron.

Luego el mafioso cerró la pesada puerta de acero, dejando solo a Bradford.

-¿¡¡Y por qué te echaroon!!?- le recrimina-.¿¡Por que coño tienes que jugar con lo que no se debe jugar!?- gritaba allí sólo.

-Aquí están las marcas de mi sufrimiento...- dice ahora más tranquilo, quitándose la camiseta y motrando todo su torso tatuado, algo que había mantenido en secreto hasta ahora, tanto a sus familiares como al resto de personas que le solían ver.

-Voy a destrozar esas putas máquinas en un día- dice adentrándose más para verlas mejor.

La sala estaba llena de máquinas y en total silencio. Era como una cámara acorazada. Las máquinas eran de madera y algunas de ellas hasta de acero, desde el kit de artes marciales hasta las máquinas de pesas y abdominales.

En el centro de la sala había un ring para luchar. En la parte norte del cuarto, había uno más pequeño, era un baño, con a penas un plato de ducha y un bater. Por supuesto, no había cama. Así que debería dormir, si es que dormía, en el ring o en un banco de abdominales.

Antes de comenzar se acerca a estas observándolas una a una mientras calentaba sus músculos.Tendría que terminar con cada una de ella, y se emplearía a fondo.Por último echó una última mirada a las de acero, con las cuales sabía que tendría una ardua batalla.

-Y para que coño hay un ring si estoy yo sólo aquí...- dice un tanto confuso.De pronto da un salto aterrizando a un metro del kit de artes marciales con una de sus piernas, y la otra totalmente levantada, con la cal comienza a pegar al tronco principal, y tras estar bastante caliente y verse capacitado, comienza a bajar, sin parar de golpearle ahora entre los barrotes que sobresalían, apuntando bien la zona que quería golpear sin tocar esos troncos que salían, así practicaría la precisión, y también la velocidad del golpe, la cual aumentaba conforme pasaban los minutas y adquiría más agilidad.En más de un par de veces se había encontrado con esos troncos, los cuales se introducían violentamente en su pierna, provocando importantes morados y llegando a casos extremos en los que los golpes iban demasiado fuertes y le han abierto diversas heridas de las cuales brotaba generosamente la sangre, terminandose por secar con el paso de los minutos en su pierna a pesar de que la herida seguía abierta.

LLega un momento en que para de golpear el tronco, bajando la pierna y apretando sus dientes con furia mientras fruncía su ceño.El dolor que sentía en esos momentos jamás lo había sentido.Como si le apuñalaran la pierna una y otra vez, y a pesar de ello seguir golpeando.Sus manos van a parar a esta, agarrándola por el cuadriceps y bajando su mirada hacia a esta, la cual estaba un tanto deforme por lor hinchazones de los golpes.

-Vamos, piernas de mierda, si esto es lo único que podeis hacer me equivoqué al escoger la copeira- ahora la batalla pasaba a ser mental.Debía controlar la mente, cuando lograra controlarla, podría controlar el dolor, siempre dentro de una franja humana o un poco superior, sino podría quedar invalido.Vuelve a elevar la mirada, y deja caer todo el peso de su cuerpo sobre su pierna herida para soltar un gemido seco, rápido y corto, mientras elevaba su pierna buena.

-¡Aaaarg!- ahora aguantaba el peso de su cuerpo con la pierna mala, la cual comenzaba a sangrar nuevamente a un ritmo continuo pero lento.Y ahora realizó el mismo entranemiento con esta.Al terminar el día se ve como cae al suelo, con su respiración agitada, sudoroso.Se queda inmóvil.Poco a poco la imagen va bajando observnado que sus brazos estirados agarraban algo.Sigue bajando hasta ver sus manos tensas agarrando fuertemente sus piernas.Sigue bajando y muetra aquella horrible escena.Sus piernas totalmente deformadas, pero por suerte no rotas.Ambas de un color un tanto desagrable, un morado oscuro y algunas zonas verdosas claras.Los morados eran consiredables y la sangre seca que rodeaba algunas partes de sus piernas hasta llegar a sus pies se mostraba roja oscura, pudiéndose oler el dolor que había sentido cuando esta emergía por las heridas.Sus golpes habían sido variados, pero al final sus piernas titubeaban al dar el golpe, resintiéndose del dolor, y eso no podía ser.Los golpe tenían que ser firmes, rápidos y con gran fuerza.

Había hecho un gran esfuerzo, pero tenía claro que eso sólo era el principio de un largo entrenamiento, que sin duda no tenía nada que ver con ese precalentamiento, tendría que dejarse la piel, y poner toda su alma en cada golpe para poder aprender lo que era el esfuerzo y entender realmente los valores de la Capoeira.

De pronto cierra los ojos durante unos instantes, viniéndole a la mente diversas imágenes...

==FLASHBACK==

El escenario era una playa de arenas blancas y aguas azules cristalinas.Las olas eran grandes y contundentes.Allí estaba su maestro Marcelo y Brad dentro del agua.

-Aún no me creo que tus padres te hayan dejado venir...- le dice el negro a Brad.

-Ya ya, empieza el entrenamiento- le dice Brad impaciente.El viejo suspira negando con la cabeza, llevándose su mano a la frente.De pronto una ola coge a Brad de pleno hundiéndolo en el agua.

-Eso te pasa por no estar alerta y atento a lo que te rodea.Se firme, y espera el golpe, afróntalo con todo tu cuerpo, y cuando lo hayas recibido devuélvelo con el doble de fuerza- le dice Marcelo con energía indicándole con sus piernas.Brad se encoge de hombros y se detiene a observar nuevamente al frente, viendo como la solas venían.Eleva su pierna apra golpearla pero esta como el agua, le vuelve a tragar, hundiendo al chico impotente ante tal fuerza.

-¡Levantate y vuélvelo a intentar!- gritó el viejo.Brad se levantó furioso pero decidido.Cerro su puños sintiendo como el frío hacía mella en él.Observó la ola venir, respiro hondo y pudo observar ese momento en cámara lenta.Como la ola se alzaba sobre él, pero este apretó sus dientes y alzó la pierna con un rúgido, "destrozando" la parte del muro de agua que se le echaba encima, pero eso no fue todo, pues una segunda ola muy pegada a la primera se le echaba también encima, pero este salto con otro rúgido y con una patada giratoria logró atravesarla.

-¡Eso es!- ese grito salío fuerte de la boca de Marcelo, pero poco a poco se fue apagando, al igual que la imagen hasta volver a abrir los ojos, fue otro sueño.

==FIN FLASHBACK==

El día había sido duro, el joven no había conseguido gran cosa, a parte de hacerse daño. Estaba en el suelo, sangrando, con los pies amoratado, en el suelo, tenía varias astillas clavadas en el pie pero no tenía fuerzas para quitárselas.

El joven cayó rendido al instante.

*Flashback*

-El capoeira es un arte marcial que requiere armonía y ritmo, Bradford. Armonía y ritmo.

Repitió, mientras Bradford hacía un movimiento bastante complicado y luego caía.

Bradford se puso en pie enfadado.

-¡Enseñame algo útil! ¿Esto es lo que enseñaste a Giraldo? ¿Y harás como él? ¡Echarme cuando acabe todo!

Dijo el joven, el anciano le miró, con una mirada de furia, algo que nunca había pasado, Bradford no lo admitió, pero tuvo algo de miedo.

El anciano cogió del pecho al joven.

-¡Giraldo ha deshonrado a este arte marcial! ¡Este arte marcial es armonico, nunca destructivo! ¡Giraldo estaba podrido, tu no!

Bradford apartó el brazo del viejo.

-¿¿Y como estás tan seguro?? Es sangre de mi sangre.

El anciano le dio la espalda.

-No corrompas tu arte marcial como él lo hizo, Bradford.

*Fin del Flashback*

Bradford abrió los ojos y se incorporó, con aquel amargo recuerdo. No sabía si era de dia o de noche. Pero hoy iba a demostrar a todos que se equivocaban. Aun con las piernas sangrantes e inchadas, empezó a golpear con furia el kit de artes marciales ejecuntando rabiosas acometidas, pensando en todos, en su maestro, en aquella bronca, en sus padres y en Giraldo.

Luego pensó en lo solo que se sintió y cerró los ojos con furia mientras gritaba, para luego, golpear con fuerza el kit. En esa ocasión, el kit se astilló, pero por la mitad, produciendo un ruido muy fuerte y provocando que miles de astillas volaran.

-¡Waaaaaaaar!- gritó mientras destrozó parte del kit con una de sus últimas patadas.Tenia que seguir costara lo que le costara, aunque después tuviera que quitarse las mil astillas una a una.

-¿Corromper?, que más da si puedes ser más fuerte- responde a sus recuerdos para seguir lanzándole patadas al kit ahora que había cogido el ritmo.Sin esperarlo, comenzó a dar patadas voladoras, una tras otra sin descanso, nada más rozar el suelo, impulsarse nuevamente y girando su cuerpo para impactar en aquel tronco semiastillado.Tras esto, se impulsa con un gran salto para caer sobre la escueta superficie superior del tronco, quedando apoyado sobre sus manos, las cuales estaban practicamente en el borde del tronco.Sus piernas estaban totalmente extendidas, y sus brazos en tensión.Ahora se coloca hacia abajo elevando su tronco y bajando su cabeza para así quedar boca a bajo.Tras esto comienza a girar lo más rápido que puede, y cuando tiene una buena velocidad, salta, impulsándose con sus brazos unos centímetros hacia adelante y cuando cae, gira su cuerpo en el aire, lanzando una poderosa patada al tronco.Tras caer al suelo, se vuelve a colocar sobre sus brazos y a lanzar patadas de esa forma, para también aumentar la potencia de sus golpes cuando está en esa posición.

Pasó una mes prácticamente, cuando las puertas del centro se abrieron. Por ella entró Giraldo y observó el estado de las máquinas, todo estaba lleno de sangre, no esperaba menos, no obstante.

Bradford estaba hecho polvo, sobre el ring, durmiendo, tenía las piernas destrozadas, hechas una mierda.

-No está mal, has abollado las de hierro, me gusta. Duchate y curate, esta noche tendrás la última prueba.

Avisó.

Giró como pudo la cabeza hacia donde procedía esa voz.Sus ojos entrecerrados observaban una figura que le resultaba familiar.Al rato pudo sentir que era Giraldo, le estaba diciendo algo que le costaba escuchar del dolor que sentía.No sabría si volvería a andar otra vez, pero su ego y su orgullo, no se lo permitiría.Le levantarían cada uno de un brazo y se lo llevarían a rastras.Tras escuchar sus palabras, se arrastró como pudo hacia el humilde baño, callendo del ring y siguiendo con su recorrido hasta llegar al plato de la ducha, la cual abre como puede estirando el brazo, para acto seguido quedar inmóvil, sintiendo como el agua resbalaba por su piel, algunas partes más ensangrentadas que sudadas, pero eran los gajes del oficio.

Tras lavarse se aplicó las curas necesarias, pudiendo andar ligeramente, sin apoyarse mucho.Debía guardar fuerzas para esa última prueba, la definitiva y la que ejaría clara su mejora durante su estancia en aquella sala infernal.

=FLASHBACK=

-¿Estás preparado?- le preguntó Marcelo a Brad cuando este subio al ring.

-Claro que lo estoy...tsk- dicjo arrogante crujiendo su cuello.

-No....no lo estás.Veo en tus ojos el miedo a perder, la cobardía.No debes salir a destrozar al enemigo, porque tu verdadero enemigo eres tu- le comenta firme en su posición, sin molestar en situarse en ninguna posición defensiva ni ofensiva.

-Paparuchas viejito.No me lleves por el camino de los blandos, enseñame lo mejor, hazme mejor que los demás- le dice para correr hacia a este, apoyar su manos en el suelo, voltear su cuerpo y atacar a Marcelo con sus piernas juntas de arriba a abajo.Sin embargo, uno de los brazos del negro paro el golpe, agarrando las piernas de Brad, y utilizando una de las suyas para hace una patada baja, barriendo los brazos de este a la vez que le soltaba sus piernas, para caer al suelo.

-Ves, sólo te preocupaste por golpear al enemigo, pero debes centrarte más en no ser golpeado, esa es una clave básica de los artes marciales...- dice con su rostro inmutable, observando al joven en el suelo.

-Iaaaaaaaaaaaaaaar- gritó enfurecido

=FIN FLASHBACK=

-Iaaaaaaaaaaaaaar- abrió los ojos, encontrándose de nuevo en aquel baño.Pero su mirada era distinta.Una mirada perdida en la oscuridad, sin temor a nada.

La noche cayó. Bradford se entrenaba a tope y apuraba su recuperación. El club de su hermano estaba a reventar de vips. Habían muchos rusos, Bradford vio a su hermano hablando con uno con barba, era un tal Boris, el rey de la zona de los rusos en San Francisco.

Giraldo levanto la cabeza, se disculpó ante Boris y se acerco a Bradford.

-Ey, hermanito, ¿como estás?

Lo rodeó con un brazo y se acercó más a él.

-Esta es la última prueba. Tengo a un luchador muy bueno, Boris quiere comprarlo para una pelea importante, pero si le ganas el puesto es tuyo.

Le avisó.

Giraldo lo llevó hasta el centro de un Ring, con rejas de hierro delimitando la zona de combate.

Giraldo empujó a Bradford dentro.

-Suerte.

Luego la verja se cerró. Por el otro lado, un tipo totalmente tatuado, con el cuerpo marcado, y pinta de mala leche, entraba en el ring.

-¡Hoy se enfrentarán, Bradford, el novato, testigo de un arte marcial muerta y debil, contra Caster, nuestro campeón!

La gente aplaudió y Giraldo miró a su hermano.

Acompañado por su hermano, se vio obligado al subir al ring.Este parecía estar rodeado por unas rejas de barrotes bastante gruesos, preparados para soportar cualquier golpe y evitar cualquier escape.El dolor hacía meya en el cuerpo de Bradford.Se resentía y a veces no podía evitar que las piernas le temblaran levemente.Estaba practicamente destrozado por todo ese mes de entrenamiento intensivo, sin embargo no tiraría la toalla, lucha´ria y daría todo lo que le quedaba por salir vencedor, aunque viendo la pinta de ese tipo que tenía como contrincante, no tenía muchas posibilidades.Se pone en posición de ataque, listo para darlo todo de si.

-Vamos cerebro de mosquito, demuéstrame lo que sabes- le dice incitándole a pelear, pues era una de sus tácticas, cabrear al rival para que le golpeara con todo lo que tuviese y así saber las posibilidades que tenía contra sus enemigos.

Caster miró a Bradford. El tío era como un mastodonte, gigante, cuadrado, tatuado, cada parte de su cuerpo daba miedo.

Cuando empezó el combate, Caster se movió con tal velocidad que dejó a Bradford impactado ¿como un tio de ese tamaño iba a moverse así? para cuando quiso darse cuenta, un puño como el de una roca impactó en su cara. Dolió. Dolió mucho. Creyó haber perdido una pieza dental, una muela.

El chico esquivó el primer golpe, pero no el segundo, ni el tercero, ni el cuarto. Caster acorraló a Bradford en una esquina y lo vapuleó a puñetazos, cada puñetazo era como una estampida de ñúes que lo pisaban una y otra vez. Luego, con un último movimiento, le metió una patada en su pierna herida y lo hizo caer a la lona. Sin dejarlo, se colocó encima y empezó a partirle la cara.

Luego todo se puso negro.

A veces abría los ojos y encontraba a Giraldo llevándolo a rastras hacia alguna parte, ayudado por su guardaespaldas.

Luego se volvió todo negro nuevamente.

Aguantó lo que pudo los golpes de ese tipo hasta caer al suelo desfallecido.Sin duda las energías que le quedaban escaseaban y no podía casi ni abrir los ojos, los cuales a pesar de ellos los mantenía cerrados para no malgastar fuerzas además de contar el dolor que sentía que no le dejaba hablar ni moverse, ni tan siquiera pensar.Así, se deja arrastrar, aunque le daba igual que le hicieran, mientras no tuviera que levantarse.