Partida Rol por web

Con la nueva presencia en el carro, es evidente que Haxow está todavía más sonriente, aunque esto sea solo evidente para Maddon, que ha estado más rato con él.
-Dudo que Arsa esté intentando conoceros todavía, te aseguro que no suele juzgar a las personas por su primera impresión, solo está de mal humor, seguro que mañana por la mañana está mejor tras dormir bien esta noche -Explica con una sonrisa dirigida a Seraphine, estirando los brazos por encima de su cabeza, dejando a la vista más cicatrices en ambos antebrazos.
-Haxow Arleto -Añade con una risa suave, ofreciéndole la mano a la chica esperando poder darle un beso en el anverso, pero sin tocarla con sus labios, sabiendose poco agradable para muchas personas.
-¿De dónde sois? ¿Llevais mucho huyendo?
 

Seraphine escuchó con atención como excusaba a Arsa por su comportamiento. -De verdad lo espero, no desearía que mi presencia causase un mal rato a nadie.- Al ver como Haxow le tendía la mano, la joven correspondió al gesto y posó la suya sobre la del chico. -Seraphine Delacroix- Dijo la chica con una sonrisa de oreja a oreja que hacía resaltar su dulce rostro. Estaba realmente feliz con la nueva compañía. Echaba en falta la compañía de su nueva amiga Luisa pero la amabilidad con la que había sido recibida, le llenaba por dentro. -Soy de Styrmilundr. Llevamos varios días huyendo. Como le decía a las gemelas, tuve suerte de encontrarme a Luisa por el camino.- La chica seguía sintiendo pudor por el motivo por el que inició su huida, se quedó pensativa unos instantes, dudó pero luego siguió hablando. -Yo tuve suerte de tener una buena vida, humilde pero feliz. De hecho, me avergüenza decirlo, pero el inicio de mi huida no fue por los acorazados. Hasta que no salí de Styrmilundr y lo vi con mis propios ojos, no fui realmente consciente de lo que estaba ocurriendo, de todo el sufrimiento que se estaba provocando. Después, obviamente, el motivo principal de mi huida cambió por el de salvar la vida.- Dijo la chica con semblante triste. A Seraphine realmente le afligía el sufrimiento ajeno. Luego negó con la cabeza, como expulsando los malos recuerdos y pensamientos y volvió a sonreír. -Ahora, contadme vosotros, me muero de ganas por saber más de los dos. - La chica, emocionada, posó sus manos sobre el regazo entrelazando los dedos como espectante. Luego miró a ambos, feliz de poder conocer a gente nueva y escuchar sus historias.

Conducía el carro muy compenetrado en ello, o al menos eso aparentaba pues mis oídos estaban puesto en la charla dentro de la jaula.
Lo cual se notó cuando intercedinen la charla para preguntar:
- vosotras también habeis huido de los acorazados? Apuesto a que Luisa con su gran fuerza ha podido hacerles frente
Comenté luego con cierta admiración, a mi modo yo también les había hecho frente aunque no me enorgullecía de ello. No había Sido completamente yo quien los había enfrentado y a decir verdad solo utilice mi voz para mandar a otros a morir por mi.

Haxow escucha atento a Seraphine, pero antes de poder contarle su historia, Maddon pregunta por los acorazados. Esto hace sonreir al chico, viendo que exageraba en los términos de su control sobre el carro y no había peligro en que se despeñasen aunque condujese él.
-La fuerza de Luisa, salvo que sea mayor de lo que nos enseñó, no serviría contra un grupo de tres acorazados o más -Comenta Haxow, perdido en un recuerdo lejano -Nosotros dos somos de Islingfell, aunque yo llevo con los Moralta un año -En su voz podeis notar el orgullo que siente -, no tuve una infancia fácil, y ni siquiera tengo ningún don como vosotros, solo es que llamo tanto la atención que solo con quedarme dentro de la jaula puedo ganar dinero -Su sonrisa se amplia más de lo que habiais visto hasta el momento.
-Por lo general, solo con mirar a la gente o gruñirles un poco se asustan...

Tras el espectáculo que montó Arsa, los Moralta ya estaban asomados preguntándose qué ocurría. A Dorotea le agradaba la señora Moralta, pero la apacible dulzura de la mujer en ese momento solo enfatizaba el contraste con la actitud desagradable de Arsa. Tomó la mano que le tendían, pero no dijo nada. Por un rato se quedó callada, sumida en su propia nube de disgusto. No se parecía en nada a la actitud anterior, receptiva y alegre, de la niña.

Al cabo de unos minutos, se removió con inquietud y preguntó:

—¿Qué le sucede a Arsa? Si piensa quedarse en este continente, ¿por qué está tan molesta por Las Medusas? —Tenía una mueca en el rostro, pero era difícil determinar si expresaba molestia, tristeza o incertidumbre—. Sé que habéis dicho que no estaba disgustada con nosotros, pero realmente creo que nos detesta.

No sabía si era algo particular de ellos o si su simple presencia tenía alguna consecuencia poco grata para aquella mujer. Podría haber entendido lo del caballo si hubiera demostrado algo de cordialidad en un principio, pero desde el primer momento había dejado en claro que no le simpatizaba la situación. Fuera como fuera, Dorotea no estaba acostumbrada a que la tratasen así en absoluto. Siempre había tenido la actitud más abierta entre las gemelas y su buen ánimo le había ganado simpatía incluso allí donde había poca. No comprendía qué fallaba.

A través del carro, Artell mira a su marido, que aunque al principio solo la mira, acaba suspirando resignado, admitiendo que un mal ambiente podría ser un problema durante el viaje. La señora Moralta suspira de igual manera y toma aire.
-Arsa no tiene nada contra vosotros... tampoco contra Las Medusas -Admite, tomando las manos de la niña entre las suyas -, no se lo digas a nadie, y por supuesto, no se lo menciones a ella, le pediremos que se disculpe y explique cuando lleguemos a Heniskali -Le da un pequeño momento a la niña para que acepte o rechace el trato

Seraphine entristeció al escuchar que Haxow no había tenido una infancia fácil. Le supo mal preguntar al respecto y decidió no hacerlo por no herir al chico. Siguió escuchando al muchacho con atención. Le sorprendió el hecho de que su espectáculo consistiese en mostrarse a los demás dentro de la jaula y sentía curiosidad. Lle fascinaba la madurez con la que hablaba el chico sobre su apariencia y la aceptación que parecía tener hacia la misma. Cuando el chico terminó a hablar, Seraphine tomó la palabra sobre lo que se había ido comentando.

Miró a Maddon, se sentía mal por no poder hablar los tres tranquilamente sin tener que estar el chico pendiente del caballo . - Lo cierto es que hemos intentado escondernos de los acorazados todo lo posible. Juntas no hemos tenido ningún enfrentamiento directo, por suerte.- Seraphine agradecía el hecho de haber encontrado fantasmas que le habían indicado el camino y ayudado a esconderse de los acorazados. - Y no sé si Luisa podría enfrentarse a alguno, lo que sí sé es que es la persona más fuerte que he visto en mi vida.- Rio la chica mientras se colocaba coquetamente el cabello tras la oreja.

Luego se dirigió a Haxow, el chico le resultaba muy alegre y eso se le contagiaba a ella. -Así que te dedicas a asustar a la gente. Parece un buen negocio. Aunque con lo simpático que eres, ¡Yo pagaría por hablar contigo un rato! - Sonrió la chica con sinceridad, agradecida otra vez de haber cambiado de carro aunque sintiéndose mal por haber dejado a Luisa con Arsa. - Y dime, Haxow, ¿Te gusta estar aquí? ¿Cómo ha sido este año que llevas con los Moralta? - Luego volvió a mirar a Mad - Y tú, Maddon ¿Qué tienes pensado hacer en el circo? No me has contado nada sobre ti. Me gustaría saber más cosas. Si te parece bien, claro. No querría incomodarte o forzarte a hablar conmigo si no quieres. - Comentó la chica, la verdad es que tenía mucho interés en saber más de aquellos dos muchachos. No sabía porqué pero se sentía realmente cómoda con la compañía de ambos.
 

Si notó la mirada de pena de Seraphine, Haxow no comentó nada y siguió sonriendo con tranquilidad.
-Bueno, en realidad es que la gente se asusta al verme, como si fuera una especie de animal inteligente o similar... a Arsa le molesta muchísimo, pero a mi no tanto -Admite encogiendose de hombros como si no tuviera ninguna importancia -, aunque la gente me trate como si fuera un bicho raro, yo se que como mínimo hay tres personas que me tratan como a un igual -Las nuevas preguntas hacen que sus ojos brillen de forma infantil y sus gestos para explicarse sean más amplios.
-Empezamos nuestro viaje yendo a arreglar los carros, por supuesto estaban en muy mal estado así que tuvimos que viajar mucho para dejarlos listos... es una de las preocupaciones de Arsa, ella es la que se ocupa de las reparaciones, yo no tengo muy buena vista, pero ella es la más inteligente del mundo, seguro que podría haberse quedado en Pebluff y haber sido lo que ella quisiera... aunque allí no tenía forma de escapar... -Tras haberse perdido en esa parte de historia que no se suponía que supiérais, Haxow recupera la sonrisa -, con los Moralta he visitado muchos más lugares de los que pensé que vería, no pensé que llegaría vivo, pero aquí estoy -Viendo la curiosidad de Seraphine en el pobre Maddon, que todavía teme su voz, Haxow se levanta.
-Mad, vamos a cambiar de sitio, se me están cansando las piernas -Le pide y le guiña un ojo -. Oye, ¿puedo llamarte Sera? -Pregunta, todavía de pie -, Maddon tiene ciertas reticencias a hablar, es... un poco tímido -Comenta, señalando al chico que conduce -, pero es de las pocas personas del pueblo que no me han tirado una roca, así que tiene buen corazón.

Tras el momento incómodo Luisa intentó quitarle hierro al asunto. Poh ya ehtaría. Oie Arsa tu no te preocupeh miarma, que'l jamelgo ehte se lo ve potenteh i bien cuidao. Tu tate trankila que te cuidamoh ar bixo. Ya miraremoh de ir cambiando de carro y nos turnaremoh pa lah tarea que aigan falta. ¡Fartaría máh! Miró a Emilia buscando un ápice de complicidad. Pese a tener el doble de envergadura que la conductora no podía evitar sentirse intimidada, y aún más tras ver aquellas llamas. 

Con una expresión de intriga, Dorotea le devolvió la mirada a la señora Moralta. Se quedó en silencio unos cuantos segundos. Los suspiros le sugerían que, cualquiera fuera el problema, no era la primera vez que les tocaba lidiar con ello. Así y todo, seguían optando por viajar con ella. No podía imaginar cuál podía ser la causa.

—Está bien —aceptó finalmente—, pero veo difícil que quiera explicarse. —”Por no decir disculparse”—. No estaba de ánimo conversador, por lo menos, no en nuestra presencia.

Aun así, estaba muy interesada en oír la historia de Arsa. Por el momento, sin embargo, tendría que esperar. Aprovechó a mirar alrededor suyo. El carro en el que iban los señores era, como los demás, sencillo. Había unas pinturas para decorar, pero nada que inspirara lujo o extravagancia. Ni siquiera contaban con mucho más espacio que en los otros vehículos.

—¿Solo sois vosotros cuatro en la caravana? —preguntó, distraída.

Le resultaba curioso que el grupo fuera tan reducido, descontando a los refugiados que ahora viajaban con los Moralta. Wentadehn y Dantelon tenían sus propias vidas armadas en Islingfell, pero de seguro los Moralta habrían encontrado más interesados en el camino... ¿verdad?

Mirando de reojo a sus ahora pocas acompañantes, Arsa resopla a las palabras de Luisa, como si no le convencieran del todo.
-Eso espero, no quiero tener problemas cuando necesitemos el carro -Después hace un ruido con la boca, seguido de un golpe de riendas para acelerar el carro, poniendo fin a la conversación.

Al escuchar lo que decía Haxow sobre su espectáculo más en profundidad, Seraphine quedó compungida. El ser humano podía llegar a ser muy cruel y eso es algo que ella detestaba con todo su corazón. Nunca había soportado que la gente se metiese con los demás por ser diferente. -Entiendo que a Arsa le moleste. La gente puede llegar a comportarse de forma inhumana y cruel. ¿Nunca te has planteado hacer otra cosa? ¿Algo que no consista en exhibirte y alimentar la morbosidad de la gente? Que si es lo que tú quieres hacer, no soy quién para decirte lo contrario pero realmente pienso que vales más que eso. - Quedó pensativa unos instantes, si Arsa pensaba así, quizá no fuese tan mala después de todo. Luego puso atención a cómo hablaba Haxow de Arsa. ¿Será que le gusta? Pensó la chica mientras se le escapaba una sonrisa. -Bueno, no quiero tampoco meterme dónde no me llaman, discúlpame si he sido entrometida por dar mi opinión, es que no soporto ese tipo de cosas. -Hizo un aspaviento con la mano como para cambiar de tema. - Y... dime... se ve que admiras mucho a Arsa.- Dijo con una mirada inocente con un toque de picardía.- Me gustaría conocerla mejor, cuando ella se quiera dejar conocer... claro que no parece ser el caso ahora- Rio suavemente, lo cierto es que la primera impresión había sido dura pero si Haxow hablaba así de ella, debía ser que realmente merecía la pena conocerla. -Ay, y sí, puedes llamarme Sera si quieres. Nunca me habían llamado así, ¡Pero me gusta!

Luego observó como Haxow le cambiaba el sitio a Maddon. -Así que eres tímido ¿Eh?- Dijo mirándole sonriente. -Siento que te haya tocado mi compañía en el carro entonces... porque yo soy una persona muy sociable a la que le encanta conocer gente y sus historias. - comentó de forma un poco burlona, aunque realmente deseaba conocer a ambos chicos y le entristecía la idea de poder incomodar a Maddon con su habladuría y su cercanía. 

Aunque Henewo había estado atento a la conversación, se encontraba ahora distraído con el camino, o tal vez fingiendo estarlo, por lo que fue Artell la que contestó.
-Sí, sois nuestro primer viaje, por lo general contratábamos gente temporal que necesitaba ir de un lugar a otro y antes teníamos cuatro carros más, otros dos almacenes y dos con más espacio y objetos, pero por seguridad decidimos reducir el número para parecer más humildes y llamar menos la atención que con una gran caravana -Admitió, antes de tomarse un momento para reorganizar un poco algunas cosas, rebuscar en la parte alta del techo del carro y bajar un cuaderno.
-¿Recuerdas que os dijimos que fuimos al continente sur para alcanzar Las Medusas? -Espera que la niña recuerde la conversación, especialmente sobre su recorrido -En nuestro camino llegamos a Pebluff, allí nos dejaron un barco de pescadores. También encontramos a una niña que estaba casada a la fuerza con uno de los señores del lugar, que no quería vivir allí y a la que mantenían atada y encerrada con cadenas y sin ropa ni comida. Pedimos una persona que fuera nuestra guía en las islas, pero allí nadie quiso acompañarnos, así que Henewo y yo fuimos mientras Haxow se quedó el la aldea para asegurarse de que no nos seguían o nos ponían una trampa... los notamos muy extraños -Artell toma aire y busca entre las páginas del libro de bitácora los dibujos del lugar, bajo los cuales aparece un pequeño garabato -Son dibujos de Haxow, aunque no sabe escribir, es su firma -Dice con una sonrisa amable -, Arsa tiene un don como vosotros y su marido planeaba alquilarla para criar. No creo que solo él la visitase por las noches -Admite, suspirando nuevamente -No es que os odie... por lo que sabemos, su marido nos siguió a buscarla y le dijimos que una de las posibilidades era tener que visitar su pueblo natal... por eso entró tan agresiva en casa y por eso sigue de mal humor... simplemente está asustada y su forma de reaccionar es comportarse así, pero te aseguro, querida, que Arsa es un alma llena de bondad, si no estuviera en esta dificil situación o tuviera controlado a su marido, estaría mucho más relajada.

Sigo con las riendas y con la oreja en la conversación, voy asintiendo a la respuesta de Seraphine y lo que hablan entre  ella y Haxow, y un montón de preguntas me surgen. Menciona que espíritus les ayudaron a encontrarnos y me muerdo la lengua para no interrumpir su charla con mis preguntas.

Le entrego las riendas a Haxow e intercambio unas miradas,no estaba seguro porque me pedía ser el quien condujera al carro pero no puedo disimular mís mejillas sonrojadas al ir hacia la jaula para responder a la muchacha.

Hablo mirándome los zapatos distraídamente, en la penumbra del carro jaula mis ojos negros quedan disimulados pero le huyó a su rostro y mirada con cierta incomodidad.

- Siempre me gustó oir historias y también contarlas, así que le propuse al sr Moralta unirme a su circo como un cuenta cuentos.

aún me cuesta contar el de mi propia historia, prefiero de aquellos personajes que no he conocido pero a lo mejor algún día esa historia tome forma y la oigas.

Yo provengo de Islingfell, mi familia tenía allí un viñedo y si bien nací con esta maldición, por mucho tiempo no recibí un trato de la gente como el que sufrió Haxow toda su vida. Pero mi don, digamos que también puede ser una maldición y muchas veces se me ha salido del control y no estoy nada orgulloso de los resultados , por ello es que me es difícil hablar con la gente.

Para ser alguien que quería contar cuentos mi forma de hablar podía parecer algo errática, sin embargo quizá Haxow que me conocía de mejores épocas podía dar fé la pasión y encantó que ponía a aquellas historias. Tanto en el tono de voz hacia el final como en cierto enrrojecimiento en mis ojos podía notarse que los recuerdos de aquello tenían una carga emocional muy grande para mí. Tomo aire y miro de reojo hacia Seraphine para preguntarle.

- Tu que deseas hacer en el circo? Es una pena que no hayan llegado al momento de elegir las telas para vuestros atuendos, pero seguro en cuanto nos detengamos tendrán tiempo de hacerlo...

Emilia observó las llamas que se formaban sobre Arsa y de inmediato sintió cierta ansiedad. Que poseyera un don la traía sin cuidado, ¿pero acaso no controlaba su poder? Podía llegar a ponerlos a todos en peligro si era el caso. La habilidad de las niñas podía pasar desapercibida para quien no supiera de la existencia de esa “tradición” familiar. Si bien los enviados podían sospechar por los rumores sobre gemelos, mientras fueran cuidadosas les sería difícil confirmar que ellas tuvieran un don, sobre todo dado el secretismo que habían manejado sus padres. Si acaso Arsa las ponía en peligro…

La intervención de Luisa fue bienvenida. De inmediato al percibir su mirada en ella se acopló a su discurso:

—Por supuesto. La llegada de Luisa y Seraphine nos ha tomado por sorpresa, eso es todo. Sospecho todos estarán de acuerdo en acomodarse como mejor convenga a la caravana.

Tras las palabras de Arsa, se hizo un silencio más largo. Quizá no había humor de conversación o la ausencia de las otras dos jóvenes, claramente más charlatanas, había marcado un cambio en la dinámica. Emilia deseó tener un libro con ella, pero hacía mucho que no disfrutaba el placer de una lectura tranquila. No le resultaba natural hablar sobre naderías y tampoco quería incomodar a su acompañante con preguntas indiscretas.

—Es buen momento para descansar, sobre todo si habéis estado viajando largo rato —dijo, acomodándose contra una caja del fondo y dirigiéndole la mirada a Luisa. No parecía que tuviera muchas dudas; eso, o le daba vergüenza plantearlas—. Salvo que tenga alguna pregunta.

Si Luisa lo negaba, definitivamente trataría de dormir alguna hora más, por lo menos hasta que se requiriera su colaboración.

Dorotea asintió ante la explicación de la señora. Tenía sentido, dado el objetivo que se habían puesto al ayudarlos a ellos. Creyó, por las almas aventureras de los señores, que no les habría supuesto un sacrificio muy grande. Esperó a que la mujer encontrara un libro pequeño y se lo mostrara. Contenía entradas de lo que parecía ser un diario, pero también varios dibujos. No pudo sino sonreír cuando le señaló los de Haxow, a pesar de lo que le inspirara.

Sin embargo, cuando escuchaba la historia que le contaba, Dorotea se sintió por completo descolocada. Poco acostumbrada a la crueldad de que era capaz la gente, a pesar de conocer la amenaza de los acorazados, su corazón se llenó en iguales partes de tristeza y de rabia.

—¿¡Cómo son capaces de una cosa así!? —Su tono estaba teñido de indignación. Pensó en el carácter feroz de Arsa y de pronto comprendió: por supuesto que no querría hablar del asunto; ella tampoco querría—. Lo lamento. No quisiera forzarla a hablar de ello, no pensé que… —Vaciló, percatándose en ese momento de lo injusto de la situación—. ¿No es posible evitar ese pueblo por completo? Suena como un lugar terrible y ya que nos habéis ofrecido ir a donde nos parezca, creo que ella merece lo mismo.

Recordó las palabras de Wentadehn y la historia que les había contado respecto de sus padres.

—Al final todos aquí tienen sus circunstancias difíciles —murmuró, en una voz audible, pero suave y con un claro dejo de tristeza.

La chica notó como Maddon no la miraba a los ojos, temía incomodar al muchacho. -Me encantaría poder llegar a escuchar tu historia algún día, de verdad.- Miró al chico con dulzura, se notaba que lo había pasado mal. -No sé que es lo que te habrá ocurrido y lamento si ha sido doloroso para tí por eso entiendo que no quieras hablar de ello y también entiendo que te cueste hablar con la gente en general. Conmigo no tienes porque forzarte a hacerlo, puedes ser tú mismo... yo no juzgo a nadie, el pasado no define quienes somos ahora.- Seraphine no podía imaginarse qué le podría haber pasado al chico, pero no iba a indagar si el chico no estaba preparado para contarlo, tenía la intención de respetar el tiempo y el espacio que el chico necesitase para sentirse cómodo. Instintivamente le salía posar su mano sobre el hombro del chico como consuelo, optó por no hacerlo ya que no sabía si al chico le iba a molestar esa proximidad

-Y en cuanto a lo del espectáculo, no he tenido tiempo de pensarlo detenidamente, tengo alguna idea, pero me gustaría darle más vueltas. -

Con algo más de mejor humor, no bueno, simplemente mejor, Arsa se mantiene en silencio permitiendo a las dos mujeres hablar, pese a que lo poco que se escucha parece el final de una conversación.
-Hay comida en el saco gris en la parte alta de los toneles -Dice -Por si quereis tomar algo antes de descansar -Su voz parece mucho más suave que momentos antes cuando se encontraba gruñendoles. Tras un pequeño rato de silencio, completamente distraida, Arsa comienza a cantar lo que parece una nana.

La sonrisa amable de Artell se mantiene pero las comisuras de sus labios se contraen ligeramente. Toma con suavidad la mano de Dorotea intentando tranquilizarla.
-Incluso alguien que ha vivido entre algodones tiene dificultades que enfrentar -Con la otra mano, acaricia el pelo de la niña, cariñosamente-, esa era su única realidad, así que en un inicio se negaba a venir con nosotros, pero la cadena era un claro signo de esclavitud y no nos costó convencerla de venir. Haxow le daba mucho menos miedo que la oscuridad de la noche... y creo que todavía tiene pesadillas algunas noches -Deja el pequeño cuaderno en manos de la chica, para que lo curiosee cuanto quiera -Podemos evitarlo, pero tendríamos que encontrar otro lugar desde el que llegar, por ahora vamos a Olhyrst en busca de un barco y veremos si nos lleva hasta el archipiélago o al menos nos acerca un poco y decidiremos el siguiente paso cuando lleguemos.

El conductor del carro jaula irradiaba felicidad escuchando a sus dos acompañantes charlando tan tranquilamente en la parte trasera.
-Oh, Maddon puede obligarte a lo que quiera con su voz, por eso teme hablar -Dice, explicándole a Sera una versión resumida ahora que ella sabía algo del tema -Estaba diciendole antes que ahora que está tranquilo, puede intentar algo simple... como no sé, ordenarme cantar, o decirle mi nombre o algo similar -Su risa rompe la posible tensión al mencionar este hecho.
-¿Qué don tienes tú? -Pregunta con tanta familiaridad como si solo conociera gente con poderes o no le preocupase el tema en lo más mínimo -A mi me decían que podía hablar con los animales, pero eso no es cierto -Asegura, riendose solo de pensarlo.