Partida Rol por web

Observo frustrado la cortina de flores que ocupa el lugar de mi juguete. Resoplo y me palpo las heridas observando la sangre que mana de ellas. Me encaro al muro de espino y comienzo a destrozarlo con saña hasta llegar donde el resto del grupo se encuentra. De nuevo hemos recibido daños, el campamento esta hecho un desastre y hemos perdido a nuestra prisionera pero ahora tenemos a otro. Aunque este me gusta menos.

Recojo la espada que el druida portaba del suelo, examinándola mientras me acerco a Adriendil y compruebo que de nuevo esta muy herida. La rodeo con el brazo, y hago que me mire tomándola del mentón. Clavo la espada en el suelo, y acaricio su rostro con suavidad apartando el cabello. Sin decir nada, tan solo mirando y rozando con los dedos cada uno de los cortes.

Tras verla, me acerco y beso sus labios, con suavidad y la aprieto contra mí. Meso su cabello, y le digo.- Ve a descansar. Hablaremos después de que te repongas un poco.- Me giro al resto.- Todos, descansad. Yo me hare cargo del intruso. Levantaremos el campamento, es peligroso quedarse aquí. Y este puede cambiar de forma. Habrá que vigilarlo.- Hago crujir la mano dejando claro que lo golpeare en cuanto haga el menor gesto sospechoso.- Solo necesitare ayuda para atarlo.

Aun tenía las vendas aunque había recuperado las heridas cuando nos habíamos enfrentado a otro combate, la intensidad de la aventura empezaba a pasar factura, quedarnos aquí habiendo desaparecido la dríada era un problema, pues seguramente nos buscarían, teníamos a un druida, y no estábamos muy seguros, el problema es que estaba en forma de oso, eso sería mucho más difícil de transportar:

-¿Estáis todos medianamente bien? ¡Menos mal que a Adriendil se le ocurrió la idea de echar un ojo al perímetro, si no se hubieran reunido muchos más para emboscarnos! ¿Debemos seguir en busca del hada o sería demasiado peligroso y preferís volver para quitarnos a este druida del medio? Lo que está claro es que no podemos acampar de nuevo aquí.

Caigo al suelo devastada nuevamente me sentía impotente ante un ataque, realmente por momentos creí que no servía para esto. Quizás mi mente se nublaba por estos cambios a nivel físico e internos aunque me sentía orgulloso de ser lo que era ahora.
Una vez que me atrevo a cerrar los ojos siento la calidez de una piel que conozco, sus brazos me envuelven mientras sus besos callan mi pesar, su voz potente y sensual me roba una sonrisa cuando me atrevo a mirarlo un segundo a los ojos. No comprendía porque al ser alguien corrupto podía sentir algo mas que placer sexual, sin detenerme mucho en aquellos pensamientos que invadían mi ser me dispongo a descansar.
Una vez que me despierto me acerco a Rakdrak lo abrazo con fuerza deseando esa cercanía de su parte.

Adriendil cierra los ojos. Unos ojos que hace un momento me han mirado… Acaricio su rostro y agito la cabeza apartando estos pensamientos. Dejo que descanse. Aunque esa mirada me hostiga, y su reacción anterior… y la mía propia.

Tania habla, sacando de mis tribulaciones.- No, quedarnos es peligroso. Descansaremos un momento en lo que atamos a este… aguafiestas y recogemos. Regresaremos y volveremos a empezar, nos iremos tan pronto como podamos.- Examino la espada del druida.- Si quieres jugar con el como yo hice con la Driada será mejor hacerlo más cerca de la ciudadela.- Tras decir esto, me levanto y busco cuerda para atar al oso/druida, tomo la precaución de ponerle una rama gruesa en la boca para que no la muerda, tras eso me siento a vigilarlo en caso de que haga algún movimiento sospechoso.

Tras un rato noto los brazos de Adriendil rodeándome. Sonrió y giro el rostro para encontrar el suyo, así como corresponder el gesto tomándola por la cintura, para que se siente sobre mis piernas. Aspiro el aroma que sale de su cabello y acaricio su piel descubierta con suavidad. No digo nada, tan solo disfruto de que este bien y de tenerla ahí.

Asiento a las palabras de Rakdrak, se les veía realmente compenetrados tanto a él como Adriendil, en el fondo me alegraba de que estuvieran cómodos:

-Por supuesto, creo que sería lo mejor regresar, además ahora nos esperan, deberíamos caer sobre ellos tras hacer vuestras misiones si queréis, si mal no creo recordar Adriendil, ¿Querías ir al lago? Creo que podría ser el momento, tras vender a esta mula de carga, dije tras pegarle una pequeña patada al oso/druida.

Me interno poco a poco en el bosque tras esconder mis monedas en un árbol, sabía como entraría pero no como saldría, y quería prevenir que me robasen. Esta vez como voy sola, prefiero no llamar mi atención y me camuflo con naturalidad en la espesura, me había criado en territorios mucho más hostiles, así pues sabía como moverme por estos terrenos, me alejo lo máximo posible del camino y trato de localizar el enclave donde pueda capturar a algún hada. Debo buscar algún rio o lago donde puedan establecer su campamento, pues no se arriesgarían a alejarse demasiado.

Hubiera preferido ir acompañada, pero estaba ya más que harta de soportar aquellos sentimientos de amor que flotaban entre ellos, empezaban a darme nauseas, pues me recordaban a los seres de la luz.

La noche ya se había cernido sobre el bosque, haciendo que casi no se pudiera ver nada salvo lo que la luna iluminaba. El sendero era difícil de marcar ya que ningún ser lo había creado con anterioridad. Nada mas que tus pasos marcaban tu camino. Por suerte habías sido cautelosa por que en mas de una ocasión podías escuchar los aullidos de lobo, seguramente aun buscando a su compañero perdido. Un compañero que no volvería, ya se encontraba a buen recaudo en la ciudadela. Parecías perdida, casi no podías ver nada. De golpe una luz marcaba un claro en el bosque, eran un grupo de algo parecido a luciérnagas que danzaban en el aire. Parecían que estaban marcando un camino entre los arboles, pero no podías asegurar en que dirección iban. Tu otra alternativa era adentrarte aun mas en la oscuridad del bosque.

Al escuchar el ruido de los lobos en la lejanía no dudo en tirarme al suelo y tomar unas hojas que allí hubiera, y aunque me pongo algo sucia me restriego todo el barro y las hojas por mi cuerpo, aquello camuflaría todo posible olor que pudiera desprender, aunque fuera bastante guarra.

Al contemplar aquel camino iluminado no dudo en seguirlo pero fuera de este, observando su trayecto en la oscuridad entre los árboles, lo sigo sin perderlo de vista pero sin llegar a acercarme, pues no quería ser visible, esperando a ver a donde me llevaba. Por ahora lo estaba haciendo bien no quería liarla justo ahora.

Las luces te van cautivando mas y no puedes definir del todo el insecto que hace la luz ya que nunca te habías parado a observar las luciérnagas. Poco a poco las luces te van conduciendo por entre los arboles y casi sin darte cuenta estabas caminando por entre ellas, dejando que tu piel embarrada se iluminara débilmente. Tus oídos reaccionaron a unas risitas no muy distantes y el foco de las luciérnagas. Una criatura reposaba gracilmente en el tocón de un árbol caído. Su túnica ocultaba muy poco su blanca piel, dejando ver unos generosos senos, sus labios eran carnosos dibujando una sonrisa traviesa mientras sus manos acariciaban una de las luces.

Lo que te extraño era que no era humana ni elfa, ni una raza que hubieras visto muy a menudo, en su cabello blanco se movían dos orejitas blancas, atentas a cualquier movimiento de su alrededor al igual que nueve colas de aterciopelado cabello se movían con gracia en su espalda. Al mirarte sus ojos eran amarillos. -Vaya....parece que he cazado algo... Deja escapar una risa cristalina. -Te has perdido elfa? Al volver la vista atrás, las luciérnagas habían desaparecido tapando el camino de vuelta.

Seguí aquel camino a lo largo del bosque hasta que una pequeña risa me sacó de mi concentración, era una criatura que jamás había visto, ¿Sería aquello un hada? Aun así la miro con curiosidad y añado:

-¿Cazado?, ¿Quién ha atrapado a quien?- dije mientras sacaba mi látigo. Seré breve, no tenemos porque enfrentarnos, te ofrezco un trato, ven conmigo, sígueme, y te llevaré a un lugar donde serás colmada de todos los placeres de la vida. Trabajo para una señora que le encantan los seres exóticos como tú, y ojala me tratase como a ustedes- dije mientras reía- ¿Qué dices, me acompañarás?

-Ara, ara. Dice la criatura mordiéndose un dedo con lujuria sin dejar de observarte ni parecer nerviosa al verte sacar el arma. -Yo ya tengo todos los placeres de la vida querida, no necesito de mas. Aquí en mi bosque soy mas que satisfecha. Te indica que te acerques. -Quieres comprobarlo? Te pregunta divertida. -Si lo deseas puedes atacarme para intentar llevarme allí pero.... Pasa una mano por una luciernaga y ves que no existía insecto alguno, era una llama suspendida en el aire como si fueran los fuegos fatuos de los cementerios. -Bueno, podría ser bueno hacer ejercicio. Te sonríe sensualmente atrayéndote con sus colas. -No seas tonta....ven conmigo.

Aquella criatura me excitaba, y al igual que ella la lujuria era un sentimiento predominante en mi cuerpo en estos momentos, tenía ganas de abusar de aquella criatura de numerosas maneras y por sus palabras parecía que ella también tenía ganas de jugar. Así pues con una sonrisa añado:

-Hagamos una cosa, si me vences en el combate iré contigo, de lo contrario deberás acompañarme sin rechistar.- dije mientras atacaba con mi látigo- Por cierto me llamo Tania.- dije mientras sonreía, me esforazaría de veras en aquel combate.

El látigo restalla en el aire con un siseo lanzándose contra su enemiga, pero una de las llamas se coloca cerca de la piel de la kyubi deteniendo el débil golpe que le habías lanzado con una sonrisita asiente. -Muy bien...si me vences te seguiré obediente. Las colas de la kyubi comenzaron a moverse rápidamente. -Si te gano yo.....te haré alguna travesura. Con una risita salto hacia tu dirección desvaneciéndose en el aire. Antes de preguntarte donde se encontraba unas manos cálidas agarraron tus pechos desde atrás haciéndote sentir un poco debilitada. -Veamos...cuanto aguantas. Escuchas una risita detrás de ti mientras tus fuerzas eran drenadas por aquel contacto.

Aunque su roce con mi pecho me excitó el contacto mermo mis fuerzas, debía ser realmente poderosa y me había metido donde no me llamaban, pero también era muy orgullosa y no caería sin luchar, con furia y lujuria en mis ojos vuelvo a atacarla con el látigo:

-Veo que te desenvuelves bien, me encantará abusar de tí cuando esto termine- reía mientras la azotaba sin piedad con mi látigo, la pondría en el lugar que le corresponde, entre mis piernas.

Esta vez el latigo golpea en la espalda a la kyubi, haciendo que se arqueara y dejara escapar un leve gemido. Sin mostrarse dolorida ni agotada la zorrita te mira con los ojos vidriosos. -No, no, no. Tienes que ser mas dulce a la hora de tentar. Vuelve a reir y las “luciernagas” rodean tu cuerpo haciendote sentir como si ardieras tanto por dentro como por fuera. Pero no notabas que el calor afectara a nadie mas que a ti. -Si eres violenta, me tentaras a hacerte daño. Se relame uno de los dedos sacando pecho.

Sus palabras consiguieron hacerme reir, y me confundieron, realmente no quería dañarla, la quería para mi a toda costa, así que sin querer disminuí la fuerza de mis ataques tratando de despojarle con ellos la ropa que tenía haciéndole menos daño. 

-No te contengas, después cuando te sodomice no me contendré lo más mínimo- dije mientras azotaba de nuevo su cuerpo

El siseo de la serpiente golpea a la kyubi cerca de los pechos, quitando parte del obi que ocultaba su piel, dejando que sus pechos saltaran un poco y quedaran mas expuestos aun. La kyubi sonrió divertida casi haciendo del combate una mera distracción.
-Muy bien querida, no me contendré. Mi culito esta tan cerrado como el día en que nací, no voy a dejarte cambiar ese detalle.
Con una sonrisa, la kyubi da una vuelta sobre si misma y desaparece en una nube de luciérnagas. Te esperabas que te atacara por la espalda pero en esta ocasión fue por los costados. Por los dos costados ya que en cada uno tenias apoyados una kyubi igual a la anterior. Con una sonrisa volvieron a acariciarte el pecho y parte del vientre drenando parte de tus energías. Cual de las dos seria la verdadera?

Aquel combate me exasperaba aunque también me excitaba, poco a poco la iba dejando sin ropa, aunque por desgracia no le hacía mucho daño:

-Ya veremos como acaba tu culito al final del día, preciosa- dije mientras reía y daba con el látigo a su réplica- Maldición- exclamé cuando percibí que había golpeado a la ilusión. Aquel combate se estaba poniendo realmente cuesta arriba, necesitaría casi un milagro para poder ganar.

Ahri ríe al ver desaparecer a su ilusión después de recibir tu latigazo. -Estoy tentada a dejarme vencerme querida. La mano de Ahri continua en tu pecho y se ilumina de azul.-Pero me gusta resistirme. No te lo voy a dejar facil. Un calor intenso recorre tu cuerpo dejándote cada vez mas agotada por culpa de la magia de la kyubi.