Partida Rol por web

Sargento, soy el Capitán Septus de Rapaz. Tenemos tropas enemigas a la espalda y necesitamos un informe preciso de los hechos. ¿Cuántos hombres el quedan? ¿De qué armas dispone? ¿Es seguro Ishmael? ¿Hay refuerzos en camino? ¿Qué sabe de Furtivo y Gigante?

Me había quedado clavado cuando ese cañón laser comenzó a moverse, con las manos a medio levantar, a mis lados dejando ver la identificación de medico de batallón. Joder... Suspiré tranquilo cuando vi que eran de los nuestros. No había ningún superviviente, ni amigo ni enemigo. Me levanté y volví junto con la unidad portando colgado de mi hombro un rifle laser largo que había encontrado en buen estado bajo un soldado especialista al que habían destrozado la espada con una bayoneta. El rifle permanecía bajo el, cubierto como si lo intentara proteger. Cuando volví junto al resto se lo enseñé. Mirad lo que en encontrado... Murmuré mientras lo observaba. Tenía ganas de comprobar la mira, pero llevárselo al hombro y calibrarlo no sería el mejor movimiento que se podría hacer dadas las circunstancias. Saqué el cargador con manos torpes y lo comprové. Le quedan 20 disparos, la mitad del cargador...

Al ver que el capitán y el sacerdote se dirigían a hablar con los supervivientes de lo que fuera que ocurriera aquí, opté por dedicarme a observar y revisar las armas y cargadores que no hubieran sido saboteados, como por ejemplo el arma que traía el médico.

-Permitame un momento, doctor -dije cogiendo un segundo el cargador de las manos del médico- me gustaría asegurarme que no esté saboteado este también.

Oh, sí claro, tenga. Le tendí el rifle y el cargador observando cómo sus expertas manos, esperaba realmente que el rifle no estuviera saboteado, que la munición estuviera en perfecto estado, y que todo el equipo defectuoso solo nos hubiera afectado a nosotros. En sus manos lucia espectacular aquella arma. Era un rifle que a todas luces parecía potente, preciso... un arma espectacular construida a base de polímeros y materiales ligeros para su tamaño. Al instante, pese a no tener un gusto especialmente afinado por las armas, me enamoró el poderío, precisión y la eficacia que desprendían, como un buen cirujano. Phi-Rho 87... Murmuré. ¿Podría... bendecirla? Toda ayuda sería poca.

- "Excelente, Flavion. Ese arma sin duda nos dará ventaja en el largo alcance. Yo mismo podría usarla si no hay otro candidato." -

Lo que usted ordene señor. Dije con cierto tono apenado en la voz. Cierto era que para alguien con tan mala puntería como yo tenía, poder disparar con una mira y un arma bien ajustada para no fallar, sería toda una ventaja. En eso estaba pensando cuando me quité la idea de la cabeza. No juegues a los héroes maldita sea, deja a los profesionales esas cosas y dedícate a reparar cuerpos en vez de estropearlos. La vocecita de mi interior, firme y contundente en aspectos racionales como aquellos tenía razón. Sí, claro señor, yo solo... la desperdiciaría. Comenté señalando el arma que Phi-Rho 87 estaba revisando. Iré... iré a revisar a los heridos, uno de ellos estaba muy mal. Le mantendré informado, señor. Con los hombros caídos me encaminé hacia el transporte mientras acomodaba la carabina.

El padre Karras aprovechó la interveción del Capitán para observar con más cuidado a los soldados que habían defendido la posición. Los collares explosivos los marcaban como legionarios penales. Escoria traída más allá del límite de la redención de vuelta al redil por la infinita gracia del Dios Emperador. Sonrió abiertamente: tal era el poder de la fe que podía limpiar el alma manchada de los pecadores.- Benditos sean los que sangran. Markus, tenemos trabajo que hacer: Hay almas que encomendar a la divina luz del Trono, y hombres a los que bendecir por el cumplimiento del deber. No podemos dejar de honrar a los caídos en nombre del Trono, y aquellos que permanecen en pie necesitan nuestro auxilio. Alguno de sus hombres están heridos, sargento? Puede darnos su informe mientras son atendidos.

- "Gracias, Soldado Flavion." - Inspecciono el arma y la compruebo. Es un buen láser largo.

La macedonia
Así son las cosas...

Más que luz necesitamos algunos buenos siervos del Emperador. Somos seis, tengo otros 7 muchachos, pero están demasiado heridos para luchar, Nos tiraron duro después del ataque, eso no lo esperábamos. Tenían putos cañones pero los de Iul...los de Furtivo los volaron por los aires; ¡bien por ellos, joder! ¡Aún les debemos una ronda por eso!

¡Estate quieto, ostia! -gritó de repente al médico que estaba revisando los cadáveres, Flavion- ¡Sí, tú, pedazo de inútil! ¿Acaso no ves lo que llevamos al cuello? ¡No rebusques entre los putos muertos! - se volvió hacia el oficial- Perdimos al comisario en la batalla, llevaba los detonadores -acompañó las palabras con unos golpecitos al collar- aún no hemos encontrado su cadáver y no queremos que nadie pise el botón rojo sin querer, ¿eh?

Toda una historia que contar, pero aún había más.

Como nos ordenaron...la presa la tenían los traidores, les pillamos por la noche, bajamos en rapel por las rocas -señaló con un amplio abanico la pared de roca que bordeaba la carretera 13- y degollamos algunos dormidos, después se despertaron y lucharon bien, los jodidos. Perdimos a muchos, tenían un tanque uno con un cañón grande, está en el fondo del pantano, creo que era un tanque-rana de esos, pero se hundió, le hicimos un agujero bien gordo. Eso fue hace...parece que hace mucho, no hemos descansado demasiado. Luego nos tiraron con los cañones.

Eso explicaba que quedaran tan pocos en la unidad. Tampoco sorprendía que usaran una unidad penal para tomar una posición bien defendida: sus bajas no eran relevantes.

Los de Iulius están en camino, dijeron que estarían aquí en treinta y seis horas, eso fue hace unas veintinueve, o algo más. Desde entonces no hemos hablado con ellos, la radio falló y perdimos toda comunicación con el exterior. La comida que nos queda es bazofia aunque al menos tenemos agua, sin enfermedades, hemos tenido suerte en ese aspecto; hay algún enemigo por aquí cerca, pero se limitan a observar. Eso sí, hay una batería antiaérea en esa cresta -señaló una gran roca al otro lado de la presa-, hemos intentado destruirla pero no hemos podido subir la pared de piedra. Estamos agotados.

Una unidad mecanizada enemiga se aproxima a Ishmael, Furtivo nos lo comunicó en su última transmisión -aquello eran problemas graves-, así que hemos atrincherado a los chicos y ditribuido las armas pesadas que nos quedaban. Ahora que estáis aquí podéis usarlas: un cañón láser portátil, un mortero, un lanzallamas pesado y una mira láser, para marcar blancos. También frenzon, de eso tenemos a patadas.

Lo que le he dicho, no me pida que ponga por escrito lo que le acabo de soltar, se me cansa la mano. ¿Cuándo llega el resto de su unidad?

Miro al Capitán Septus y al Sargento de la legión penal. Últimamente ya he hablado demasiadas veces por el Capitán, así que esta vez guardo respetuoso silencio, esperando que sea él quien dé las órdenes.

El capitán intercambió una ojeada con el sacerdote.

No hay más -dijo juntando las manos, como a modo de disculpa- somos todos los que quedamos. Nosotros debemos defender la presa.

Vosotros -espetó-, no nosotros. Nosotros nos vamos. Las órdenes eran mantener la presa hasta el relevo. Es tu turno, capitán.

     ¿Que se marchaban? ¿adonde pensaban ir éstos desgraciados? ¡Si toda la zona se había ido al carajo y estaba infestada de enemigos! - ¿Adonde pensáis ir? ¿No os dais cuenta que vuestra mejor opción es permanecer aquí hasta que vengan a buscarnos? No tenéis donde replegaros.

- "Soldado Grish, conténgase. Deje hablar al Capitán." -

Me removí inquieto ante lo que dijo aquel tipo y la forma con la que se dirigió a mí. Ya estarás tirado en el suelo con las tripas fuera y pedirás un medico... ya... Murmuré para mi mientras me apartaba de los cadáveres. Estaban todos muertos, todos. No había supervivientes, y encima ese necio de sargento no quería que nadie paseara entre los cadáveres, aunque fuera para buscar a alguno con suerte como para no recibir un impacto mortal. Si el estuviera aquí entre los restos, herido... otro cantar sería. Pensé mientras me acercaba al sargento. Me coloqué bien las mochilas de material médico y tomé en las manos la carabina. Disculpe sargento, algunos de sus heridos no podrán disparar, y supongo que le sobrarán algunos rifles laser, perso que cargar... ¿Le importa si me tomo uno de ellos? Creo que será mejor estar bien preparados dadas las circunstancias. Señor. El rango imponía, eso estaba claro, era mi superior, así que el señor siempre bien presente.

¿Como que se van? - no se pudo morder la lengua al igual que su camarada Grish, ese punto debía ser defendido por todos, incluidos ellos, presa de sus sentimientos más que de la disciplina, Venria amartilló su bolter pesado una vez dejando la segunda, la de seguridad para cuando tuviera que abrir fuego - Capitán, ¿abro fuego ya contra esos desertores? - preguntó completamente en serio, todo soldado sabía que la deserción en tiempos de guerra se pagaba unicamente con la vida

¿Nuestra mejor opción es que nosotros seis defendamos una presa frente a una unidad de tanques? Lo mejor sería volar la presa ya mismo, si no lo hacemos es porque esperamos que los chicos de Furtivo lleguen antes que los tanques.

Los rifles de Tipo Duro también se alzaron, ante la amenaza de Venria.

¡Alto! -ordenó Septus.

¿Desertores? Estamos obedeciendo órdenes. Tomar la presa y esperar a los refuerzos. Eso dijo el comisario. Habéis llegado, así que volvemos a la base. Es vuestro puto problema.

¿Eso os dijo el comisario? ¿Que podíais iros? -preguntó Septus.

Sí, antes de que parara un mortero con los dientes.

Mientras todos se dedicaban a hablar de estrategia y de quien se iba y quien se quedaba yo me sentía bastante perdido. Aún no comprendía como había terminado allí, pero se me ocurrió una idea.

-Señor -dije mirando al Capitán- si de verdad se acerca una unidad mecanizada, quizás podríamos enterrar los obuses que encontramos antes y usarlos de minas. Eran estables, pero eso no quiere decir que con la presión adecuada no puedan hacer saltar por los aires un tanque -mientras hablaba empezaba a analizar como podríamos usar de forma efectiva esas bombas- aunque claro, el problema sería traerlos hasta aquí y enterrarlos con éxito, y luego que los tanque no sean los de Furtivo, sino los enemigos, porque acabar con nuestros refuerzos sería un error.

De pronto comencé a relatar mientras paseaba y soltaba de vez en cuando una secuencia de binario. Intentaba pensar en como podríamos sacarle beneficio a la caja de trastos y desperdicios humanos que teníamos- Si fueran tan impulsivos puede que un cuerpo muerto tumbado ocultando una mina o explosivo haría que este tanque le pasara sin miramientos y explotara, pero volvemos al mismo problemas -seguía divagando. Parecía que me estaba bloqueando en esa idea sin saber salir de ella.

De pronto me paré. Si pudiera sonreír lo hubiera hecho- Sargento, ¿qué capacidad explosiva tienen los collares de seguridad?

- "Phi-Rho, creo que va a estar usted muy atareado en las próximas horas.

La primera tarea será instalar nuestras cargas de demolición en la estructura del puente. Según nuestros objetivos de la misión, en el peor de los casos, si parece que Ishmael va a caer en manos del Archienemigo, nuestro deber es destruirlo. Aguantaremos todo lo posible antes de que llegue esa eventualidad, pero debemos estar preparados.

También querría que viera los sistemas de augurio del Chimera, si pudieran ser reparados y apaciguados sus espíritus máquina, tal vez nos servirían para detectar la aproximación de fuerzas, amigas o enemigas, en la zona.

En tercer lugar, lo que comenta de minar el camino al puente es una gran idea. Aunque no estoy seguro de si nos dará tiempo.

En cuarto, revisar nuestra munición saboteada, aunque no sé si eso tendrá arreglo.

Me preocupa también esa posición antiaérea enemiga. Si pudiéramos neutralizarla, o mejor aún, ponerla bajo nuestro control, obtendríamos una pequeña ventaja que puede ser significativa en nuestra labor de resistencia." -

Señor, señor. Llamé discretamente en voz baja la atención de mi oficial. Pregúnteles si es tan amable por los rifles de los heridos, necesitamos algún arma más eficaz que las carabinas, de ráfaga de tres disparos, mayor alcance, más daño... Si nos pudieran dar los de los heridos y sus municiones, sería estupendo. Señor. Se lo dije confidencialmente, para ver qué podía hacer con ese tema, puesto que yo, un simple medico, no merecía ser respondido al parecer por el sargento de la unidad aliada que nos había recibido. Algo que no me sorprendía en absoluto.