Partida Rol por web

Despiertas, y todo sigue igual que cuando te llegó el sopor de la noche, con la salvedad de que el calor ha disminuido, y ya no notas el crepitar de las llamas arriba. Deben haber apagado el incendio.

Rebecca continúa en su sopor, tirada en el suelo, hecha un ovillo.

Habia abierto los ojos, de esos estaba segura, pero solo vio oscuridad. Gruño, aun estaban en aquel bunquer. Espero a que su vista se acostumbrase para buscar a Rebeca y acercarse a ella para. Puso una de sus manos en el hombro de Rebeca y la meneno un poco para que despertase. No insistio mucho, simplemente queria que fuera recuperando la consciencia.

Se acerco a las escaleras por las que habian bajado y trato de alzar la puerta. Sabia que era muy dificil que pudiera abrirla, pero por intentarlo que no quede.

La trampilla no cede. Debe de haberse desplomado el techo sobre ella. Abajo, Rebecca va moviéndose, de forma perezosa y dolorosa, pero aún no parece capaz de responder.

La trampilla está fria, casi condensando agua en la placa metálica. Si los bomberos habían acudido al lugar, quizá pudieran ayudaros mientras desescombraban el sitio.

Ni se movió, no es que le sorprendiera, al menos había hecho el esfuerzo. Bajo momentáneamente de las escaleras y dio unos pasos a un lado y a otro, tenían que salir de allí, Rebeca necesitaba atención médica... por decirlo de alguna manera, pero sobre todo porque necesitaba informar rápidamente de la existencia de aquel individua que había causado aquella situación.

Soltó un suspiro, subiendo y bajando los hombros y volvió a subirse por la escalera. Una vez arriba, cerca de la trampilla, se agarró con una mano y elevo el otro brazo para empezar a aporrear la entrada con fuerza acompañando el gesto con alguna que otra voz.

- ¡¡AYUDA!!

Arriba, nadie responde, todo está en calma. A esas horas de la noche, los equipos de contención del incendio ya habrían regresado a sus hogares, habiendo sofocado las llamas. Nadie habría denunciado vuestra desaparición, por el bien de la Mascarada, así que tampoco esperaban encontrar a nadie bajo los escombros. Estabais solas.

Rebecca se revolvió por el suelo, despertando de sopor diurno.

- Mmmrgghrgrmmm... ¿Luke... mmm... eres tú? - parecía no ser consciente de dónde estaba todavía.

Resoplo y desistió en el intento. Bajo de las escaleras y se puso a dar pasos de un lado a otro con los brazos cruzados refunfuñando cada poco. El ruido de Rebeca despertándose la saco de sus pensamientos y pronto se acercó a ella arrodillándose a su lado.

- Me temo que no. Solo soy Martha. ¿Cómo te encuentras?

Abrió los ojos como platos, recordando de pronto dónde se encontraba.

- ¡Oh! Es usted, señorita Stuart... No es mi mejor noche, sin duda... - su brazo había abandonado el estado de carbonización de la noche anterior, y mostraba ahora un toque sanguinolento bastante desagradable. Una herida así consumía cantidades ingentes de sangre, preciosa sangre - ¿Ha parado ya el fuego? - preguntó, tratando de incorporarse torpemente, y sin mucho éxito.

- Eso parece, respondió ayudándola a incorporarse, los escombros bloquean la trampilla, por lo que seguimos aquí atrapadas

Se sentó en el suelo cruzando las piernas, en posición india, la etiqueta en aquellos instantes había volado por la ventana, mientras pensaba en cómo salir de allí. Por otra parte evitaba mirar el brazo de su compañera, aquello pintaba feo feo y no era agradable de mirar.

- Tenemos que salir de aquí como sea, debemos avisar de lo sucedido. Usted conoce mejor este bunker Rebeca, ¿no tiene algo que podamos usar para salir de aquí?

- No... no hay mucho que podamos hacer, es un bunker aislado, para que ningún mendigo pueda meterse a husmear en un lugar en que la Mascarada es tan solo un velo vaporoso... - volvió a tratar de ponerse en pie, sin éxito - La única salida es la trampilla... ¿Recuerda al hombre de anoche? Creo que era... creo que era un mago... pero con un poder muy aumentado. No parecia amilanarse ante el poder vampírico. Si gente con sus mismos poderes estan detrás de todo esto, la ciudad entera tiene un problema muy serio...

- Sera mejor que no se mueva demasiado, está usted herida y no sería bueno que empeorase. Se había puesto a caminar de un lado a otro mientras la escuchaba, frustrada, no tenían nada que pudiera ayudarlas a salir de allí. ¿Así que un mago? Bueno... tal vez porque tenía algo que usar contra nosotras y que sabía que podría explotarlo con mucha eficiencia. Sí que es un problema, sí, pero lo será más si no conseguimos avisar al resto y preparar algo para poder defendernos.

Siguió moviéndose de un lado a otro hasta volver a quedarse bajo la trampilla, poniendo las manos en la cintura y resoplando, que complicada era su situación. 

- ... ¿Y si...? Bien, la trampilla no se abre hacia afuera porque hay escombros encima, ¿no? ¿Y si la abrimos hacia aquí? Dijo mirando a la otra mujer a que le parecía. Podemos intentar quitar los clavos de las bisagras y así poder tirar de ella hacia abajo. Volvió a encaramarse en las escaleras mientras palpaba la zona de las bisagras de la trampilla a ver si podía quitar de alguna manera los tornillos. Activó uno de sus poderes para conseguir algo más de visibilidad, al menos eso esperaba.

Te parece escuchar voces fuera, charlando. Al menos dos voces masculinas diferenciadas, quizá más. Las bisagras son firmes, preparadas para aguantar un buen desplome.

- No se preocupe por mi señorita Stuart. Lo que esta muerto no puede ir a peor en el tiempo. Pero tenemos que salir de aquí, necesito vitae... - consiguió incorporarse por fin, y comenzó a caminar torpemente por la habitación - No hay herramientas aquí para desmontar la trampilla, y aún así, podría ser peligroso. No sabemos cuanto material esta sobre la puerta, imagina si quedamos sepultadas... - al girarte hacia ella, ves que anda trasteando con los materiales sobre la mesa. Parece estar reuniendo ingredientes, de las abundantes reservas allí contenidas. - ¿Cómo demonios lo logró? No debería haber sucedido... - la oyes hablar para sí misma.

En el momento en el que creyó haber oído voces fuera, pego más la oreja a la trampilla para cerciorarse de que no lo estaba imaginando. Y ciertamente no lo hacía, aquella era una oportunidad ideal para poder pedir ayuda pero... Podría ser arriesgado si alguno de los que estaban fuera resultaba ser el tipo de la noche anterior, que esperaba que no. O por el contrario podría ser alguien conocido de Rebecca. Hablando de ella, parecía que hablaba. Eso hizo que centrase su atención en lo que decía. Tenía cierta lógica, pero de una u otra manera tenían que salir de allí

- Es una buena razón a tener en cuenta. Por otro lado, oigo voces fuera. Podríamos llamar su atención. Francamente ahora mismo las preguntas sin respuesta tendrían que esperar, su prioridad era otra.

La muchacha se giró hacia ti cuando te oyó, sorprendida.

- ¿Gente? Quizá es el equipo de extinción de incendios, o alguien que haya venido a sacarnos de aquí. ¿Puede llamarlos, por favor? No creo que tenga voz como para que mis gritos se oigan fuera... - dijo, pasándose la mano por la herida - Aunque si son humanos, no puedo permitir que me lleven a un hospital, deberá encargarse usted de que no lo hagan, señorita Stuart.

Vuelves a oir voces fuera. Ahora te resultan algo más nítidas, y reconoces dos tonos distintos, y a la vez familiares. Te suena haber oido esas voces durante la coronación de la Reina.

- No tiene que preocuparse por eso, ya lo había pensado. Bien... vamos allá. Antes de ponerse a dar golpes en la trampilla y dar voz alguna, tuvo la sensación de que las voces ya las había oído antes, pero no lograba ponerles cara. 

Dios varios golpes con el puño cerrado con todas las fuerzas que tenía para que el golpe se hiciera notar en la superficie al tiempo que los acompañaba de unos buenos gritos.

- ¡¡¡EEEEEEEHHH!!! ¡ESTAMOS AQUI ABAJO! ¿PUEDEN OIRME?

Escuchas voces fuera, y el sonido de tablones y escombros moverse sobre vuestras cabezas. Alguien estaba justo encima de vosotras, moviendo gran cantidad de material, como había predicho Rebecca que habría.

Las voces no se dirigen a vosotras en ningún momento, sino que hablan entre ellas brevemente, mientras escuchas los movimientos. Pronto, todo movimiento cesó, para envolveros otra vez en el silencio.

Rebecca se permitió sonreir.

- Espero que sea la caballería... - dijo, mirando la puerta.

- Espero que así sea... Si no... estaremos en serios problemas. Le contesto cuando el silencio volvió a hacerse. Había bajado de la escalera mientras que oía como quitaban los escombros de encima de la trampilla. Pero cuando todo el ruido paro, volvió a subir por ella, en ese momento pensó que la manija para abrirla desde fuera ya no estaba, por lo que posiblemente tendría que empujar desde aquel lado. Así que con un poco de cautela, empujo con las manos la puerta de la trampilla hacia arriba. En aquel momento solo podía pensar en salir de allí.

Una voz suena al otro lado, tras el estrépito de la retirada de los escombros.

* No se preocupen señoras. Somos amigos, ahora mismo les dejamos salir al aire libre. *

Justo después, la puerta del bunker cede hacia arriba, abriéndose, dejando pasar algo de aire fresco. Una cabeza calva asoma por el agujero, que filtra una luz casi cegadora en comparación con la penumbra de las últimas horas. Martha reconoce aquel rostro. Se trata del Alguacil caído en desgracia durante la noche de la Coronación de la Reina. Al menos, no tendría que dar explicaciones.

-Alguacil -dijo la otra voz acercándose- Espero que no haya habido problemas.

Saludó cortésmente con la cabeza mientras se acercaba, y tendió el chaqué para proteger el brazo de la Tremere mientras salían de allí. Su cara transmitía un cierto aire de preocupación, pero a ninguno de los ojos se le escapaba la cartuchera y la pistola que en ella llevaba, que no había estado hacía unos momentos lejos de su mano.

-Señoras. Quizá deseen contarnos qué ha sucedido mientras las escoltamos fuera de este lugar -dijo- El firme de esta sala es fiable, pero no garantizo el resto... como habrán visto ya.

Aunque Ernest era fácil de reconocer (era el vampiro que hacía dos noches había, inconscientemente, desafiado la palabra de la reina), el otro tipo tampoco era del todo desconocido, aunque fuera porque había sido designado su "supervisor" tras el bluff. ¿Un neonato Ventrue, era?