Partida Rol por web

Despiertas tirado dentro de un contenedor de basura. Una tapa de alcantarilla abierta delata por dónde llegaste, y descubres un nauseabundo olor a rata de cloaca. Al abrir los ojos, ves varios cadáveres de rata a tu alrededor, pero no tan grandes como aquellas que te atacaron. Estas simplemente sirvieron de comida. Desorientado, y herido, tratas de salir del contenedor, sin demasiado éxito.

La sangre fluye por mi carne muerta, hacia mis extremidades, mis heridas, guareciendo las terribles lesiones ocasionadas por los monstruos que mandó El Amo...

Sonrío amargamente, ¿Amo de quién? Al final me vi empujado a su hostilidad y a punto estuvo de costarme la existencia... Me llevo la mano al rostro, intentando recordar lo que fuera que ocurriera entre mi enfrentamiento con las Ratas y mi confusa aparición, tirado en un contenedor... solo un velo sangriento se muestra ante mi en un vago recuerdo en el que aparece El Monstruo: Una horrenda presencia que destruye todo aquello que lo rodea; sin remilgos ni distinción, maldad en estado puro...

El hambre pulsa en mi interior... la necesaria exigencia de Sangre que alimente mi ser... logro salir de la hedionda basura; olfateo el ambiente, en busca de alimento... solo putrefacción... pero más allá, en algún lugar, distingo una débil presencia capaz de reconfortarme: Lo necesito, me dirijo hacia allí... 

El hambre te guía. Un hambre terrible, que te recorre el cuerpo impulsando las ansias de cazar. Te deslizas en la noche a territorios más seguros que la superficie, hacia las gusaneras del interior de Londres, donde era mucho más fácil encontrar gente sin familia tratando de refugiarse del frío de la superficie.

Y en efecto, no tardaste en encontrar a un hombre, mediana edad, bastante desastrado, acurrucado en un rincón tratando de dormir. Parecía haberlo conseguido, cuando te acercaste.

El recipiente... caliente... acogedor... inofensivo... felizmente acurrucado en su rincón... algo galopa dentro de mi... cruzando mi fría carne, desbocándose a través de mis venas desde lo más profundo de mi Ser hasta alcanzar, electrizante, la yema de mis dedos enmohecidos... y vuelve hacia mi, Poderoso!

Afectado por un leve mareo... confuso... todo se torna rojo... Sangre palpitando en el frágil cuerpo derribado frente a mi... la presencia vuelve a mi interior, trato de luchar, de contenerla, mas es demasiado Vigorosa, acaba conmigo para alzarse, victoriosa, en terrible aullido animal!

El recipiente pestañea, perezosamente, alcanza a entornar las pestañas para percibir a la horrible criatura que dará fin a su triste existencia, lo último que vaya a ver en Vida es ese aterrador ente ululante: La piel seca surcada de ampollas purulentas que estallan en asquerosos y pestilentes abscesos de pus, la árida carne hendida de apestosas cicatrices que se abren y cierran en siniestro espectáculo... y el rostro, horrendo: Los ojos hundidos, vacíos, sangrantes y ulcerados; las deformes facciones y la boca, abierta de par en par, mostrando los terribles dientes, rotos y amarillos, acaso alguno revienta ante la atónita mirada de la víctima, justo para dejar paso a un afilado colmillo... mortal...

Es demasiado tarde para ambos: La víctima paralizada por tan espeluznante visión, Leroy poseído por la Bestia que lo domina... sabe que no hay opción, que Ella estará siempre dentro suyo, apareciendo para destrozar lo que sea que le rodee, segando vidas, almas inocentes... Leroy, lo que queda de él, se abalanza contra el recipiente en feroz y sangrienta exhibición de dentelladas que destrozan al infeliz desgraciado que solo llega a darse cuenta de los primeros mordiscos que le cruzan la cara, el pútrido aliento de su asesino le provoca una última y poderosa arcada, justo en el momento en que los hirientes colmillos destrozan su cuello, buscando la yugular...

Un rato después... despierto de la pesadilla... postrado en un amasijo de sangre y vísceras humanas... pedazos de un cuerpo aún caliente que sé que yo, lo que anida en mi, he destrozado... a mi lado yace la hundida cabeza del sacrificado que, en postrero instinto de supervivencia, agarró lo único que parecía confortarle en su vida: Separo sus fríos dedos, agarrotados, los rompo para descubrir un barato reloj de bolsillo que abro descubriendo, en su interior, la fotografía de una niña de cinco años "Para John de tu hija Carrie, siempre te querré!" 

Aún sentado entre los restos de John, yo mismo aprieto el reloj entre mis manos, bajo la cabeza avergonzado y lloro amargamente: Soy un monstruo, lo seré siempre, para toda la eternidad!

En ese momento Leroy estaba en una tesitura. Ahíto de sangre, pero con un cadáver al lado. No sería bueno que os encontraran juntos, sería dificil de explicar. ¿Qué haría ahora entonces?

Echo un vistazo al reloj de John... ensimismado, observo la foto de su hija y vuelvo a leer la inscripción: "...siempre te querré!" decía la niña a su padre perdido... me siento mal, culpable! Mas fue El Amo el que me empujó al hambre y, con ella, al despertar de La Bestia: Una renovada sensación de venganza se apodera de mi!

Me levanto, guardando el reloj en el bolsillo y dirigiendo el poder de la Sangre a restituir mi magullado Cuerpo. Apremia relatar las novedades a Lady Bowesley, solo a sus órdenes lograré vengar al pobre John en el despiadado mundo que me ha tocado vivir!

Siempre atento a la presencia de Ratas u otras criaturas de Haversham y los suyos, trato de encontrar el vehículo para, con él, trasladarme al Tribunal de Justicia para entrevistarme con La Reina!

Te das cuenta de algo horrible: No sabes dónde estás. No sabes dónde esta tu coche, y peor aún, con la cojera, y sin capacidad para aparentar ser otra cosa más que lo que eres, nadie podría ayudarte. ¿Qué hacer ante tal situación?

Lo que me faltaba! Perdido en la ciudad!!!

Miro a mi alrededor... desorientado... me muevo entre las sombras, las solapas del abrigo bien altas, cubriendo mi rostro; maloliente y cubierto de sangre en proceso de coagulación... No busco parar a uno en marcha: Quiero hallar uno parado en el que colarme! Busco en mis bolsillos: ¿¿¿Tendré dinero para pagar la carrera???

A pesar de que no eras muy dado a llevar dinero encima, por razones obvias, en este momento si que llevabas algo de suelto como para pagar un taxi. El taxi se detuvo unos pasos por delante tuya, y entonces te asaltó la duda. ¿Cómo harías para evitar que el conductor saliera despavorido al ver tu cara horriblemente sobrenatural?

Rápidamente, sin mediar palabra, me meto en el taxi con las solapas del abrigo bien alzadas, disimulando mi rostro, y buscando las sombras imperantes.

Creo que le tiendo más dinero del necesario a la vez que le mascullo la dirección del lugar donde dejé el coche; justo en ese momento, a través del retrovisor, el hombre atisba mis monstruosas facciones en un terrible instante en el que el tiempo parece detenerse...

- ¿Pero qué demonios? ¿Vas a una fiesta de disfraces? Porque si no es así, eres realmente feo... - dijo con desdén y repulsión.

De nuevo, como siempre, despreciado por mi aterrador aspecto... siento lástima por mi mismo:

- Si, como no: Una fiesta de disfraces... - amargamente, condenado a ser eternamente vilipendiado, oculto ya en la parte más oscura del vehículo - ...llévame donde te dije, no tengo toda la noche!

Mi pestilencia inunda el taxi así que confío que el conductor tenga la misma prisa en librarse de mi que la mía por presentarme ante La Reina; espero que me lleve, prestamente, al lugar que le indiqué: Donde dejé estacionado mi coche!