Partida Rol por web

Os asestáis unos golpes serios.

Dusk utiliza el pomo de los puñales para no acabar con Gridrith, no obstante, después de los primeros zarandeos, lo tumba por fin. Gridrith yace en el suelo tumbado con la cara llena de moratones y tirando sangre por varias heridas. Tardará en recuperar el conocimiento.

Gúnar se queda anonadado y comienza a gritar como un becerro. Log se esconde rápidamente en un rincón...

¡¡DUSK!!

Con el rostro desencajado me giro hacia a mi compañero. No es que seamos grandes amigos pero no quisiera que lo mataran y menos un tipo como Gridrith. No alcanzo a entender la gravedad de la herida que acaba de recibir pero viendo como reacciona supongo que no debe ser de muerte.

Me concentro de nuevo y unas palabras insonoras se escapan de mi boca. De pronto, un circunferencia gris se dibuja alrededor de los cuatro y en el aire aparecen unas palabras escritas en algún idioma antiguo, como si alguien invisible se encontrara allí escribiéndolas ante nuestros ojos. Acabo de lanzar silencio.

Ahora ya podéis chillar hasta que vuestros pulmones revienten para pedir ayuda, pero nadie os va a escuchar. ¿Y sabes lo mejor Gridrith? Que después de que mi compañero te saque los ojos voy malgastar dos monedas de oro para rellenar tus cuencas.

Que hacemos con estos?

Ay que me desmayo.

- Dusk, el hechizo de este tipejo durará un buen rato más, aguanta que voy a buscar ayuda, la necesitas. Log, tú vigila, si la cosa empeora ven corriendo a encontrarme.

Después de dar las ordenes a mi amigo y a mi compañero de grupo, (siendo amigo el gato y compañero el montaraz), salgo escopetado en busca de Frosten. Me dirijo hacia el camarote donde anteriormente compartimos mesa y accedimos a su petición, petición que a Dusk le ha salido cara.

Juro por el Dios de los gatos que como Dusk empeore, nada más llegar a puerto y poner a Log a salvo, incendio el navío.

La venganza no es lo mío, aunque tampoco lo es dar órdenes ni luchar contra bárbaros pero a veces las situaciones obligan a uno a convertirse en un ser diferente y hacer lo que siempre a despreciado estando en el lugar equivocado.

Llegas al camarote del capitán. La guerrera Telcoide está fuera vigilando. Cuando te observa llegar pone su lanza en guardia y te amenaza. Pronuncia algo en su gélido idioma y continua apuntándote. Frosten no tarda en aparecer después de oir el jaleo y da permiso a la mujer para hablar contigo.

-¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué venís tan azorado?

Ves como Gúnar trata de hablarte, pero ningún sonido audible sale de su garganta. Rojo de angustia, grita con todas sus fuerzas un aullido silente e inane. Flota incapaz de todo movimiento y te mira con los ojos abiertos de terror. Tú, malherido, observas tus heridas. No morirás por ellas, por lo menos no hoy.

Ignoro las palabras de la guerrera, mi estado de nerviosismo ya viene alterado por la situación de mi compañero así que ni su lanza ni su mirada hacen efecto en mí. Mi actitud no puede ser más fría hacia ella.
Veo a Frosten salir con parsimonia y un sólo levantamiento de mano provoca en la Telcoide dejar de amenazarme con su arma afilada.

Qué bien entrenada tiene a esta perra. ¿Aceptará galletitas?

Después de este vago y rápido pensamiento me centro de nuevo.

- Hemos averiguado lo que querías y atrapado al tipo, bueno, en concreto a dos. Dusk está herido de gravedad. ¡¡RÁPIDO!!

Frosten sale corriendo detrás de ti hacia donde se encuentra Dusk. En pocos momentos llegáis al pasillo. Allí poco ha cambiado.

Poco después de su partida, Edge regresa con Frosten y la guerrera telcoide a su zaga. Al llegar, la mujer se inclina para atender a Gridrith mientras Frosten se acerca a Dusk.

-Creo que será mejor coger esto y salir de aquí antes de que los demás empiecen a acudir como perros famélicos.

Por fin Edge libera a Gúnar, a quien se ve atemorizado, pues todavía no puede pronunciar palabra. La guerrera de piel oscura indica al mastodonte que coja a Gridrith y rápidamente salís hacia el castillo de popa. Allí estaba el comedor y la armería. Al llegár, Gúnar deja a Gridrith en la mesa alargada y se sienta cogiéndose la cabeza, como siendo víctima de un gran peso en ella.

Brevemente, Edge explica al capitán lo ocurrido, quien se mesa la barbilla como si tuviese una barba inexistente.

-Es evidente que Gridrith ya no está en condiciones de encabezar nada. Esta doble derrota le deja sin credibilidad frente a los suyos. Está bien, Gúnar, tu parte del sueldo aún es tuya, si la quieres. Ya conoces el precio de la desobediencia al capitán. Así que si algo ocurre, tú serás el primero en caer. -Dice en un tono amenazador mientras la guerrera lo observa como un animal de presa miraría a su almuerzo.

Aunque sería imprudente pensar que el peligro ha pasado. Horgid se encargará de ello con los fieles shadakis. Vosotros -dice abriendo una portezuela de la armería y sacando dos pequeñas pociones- Aquí tienes, Dusk, son pociones de Laumspur. Id al castillo de proa, allí estará Horgid. Decidle que venga inmediatamente y esperad a que amanezca. No tardaremos en llegar a Toran, y no cabe duda de que mercéis un descanso.

Mi estrés amaina aunque no desaparece. Por un momento pensé que Frosten nos daría la espalda y nos abandonaría en pleno meollo. Pero no ha sido así por lo que mi agradecimiento a este hombre aumenta por momentos aunque no dejo que me ciegue, al fin y al cabo no deja de ser un extraño, y nuestra deuda con él ha sido pagada casi al completo.

Miro a Dusk y resoplo como lo habría hecho cualquier madre al mirar a su hijo herido.

- Puedes quedarte aquí si quieres mientras yo aviso a Horgid, o puedes acompañarme, lo dejo a tu parecer. Pero no sin antes beberte las dos pociones. Y no hay discusión que valga - con un leve susurro añado - Pse, no tires las botellas, el cristal es preciado, yo lo guardaré.

Noto el lomo de Log en mi pantorrila y lo recojo con mi mano izquierda. Acto seguido me sitúo frente a Gúnar y extiendo mi brazo derecho con la palma hacia arriba. Con una voz profunda, imitando el tono del hechizo que ya ha tenido la oportunidad de comprobar en su piel, le digo:

- Dame tu arma, ahora. Y recuerda que la próxima vez que intentes algo en mi contra te arrancaré la cabeza y se la entregaré a la reina como premio. Que a la pobre le hacen falta un par de platos soperos.

Media sonrisa se dibuja en mi cara.

Me casco las pociones. 

Esta es la mia.

Una espada. Quiero una espada. Entonces, a quien nos cargamos ahora?

Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!!!!!!!!!

Cuando Gúnar escucha las palabras de Edge y Dusk, con las manos temblorosas, saca un largo cuchillo valerionés y se lo entrega por el mango al montaraz.

-To-toma, es... es lo único que tengo.

Dusk se toma las pociones con cierta ansiedad y os preparáis para dirigiros al otro lado del barco. Sin más dilación, os despedís y en un tenso silencio ante la posibilidad de ser emboscados, os movéis hasta el castillo de proa. Allí Horgid dormita con una jarra de cerveza enana semivacía en su mano. Después de tanta tensión, la visión del simple enano ahí tumbado os provoca un risa sorda. Aprovecháis para despertarlo y darle las intrucciones de Frosten.

Horgid, antes de salir, os muestra su gratitud:

-Habéis hecho lo correcto, amigos.

Y sale hacia popa con su mosquetón al hombro. El resto de la noche transcurre sin más incidentes que os alteren. Por turnos, decidís descansar, puesto que mañana os espera la llegada a Toran si no hay más novedades. Parece que el viaje en el Aliento de Ishir, por fin, os trae una cierta paz.

En el aliento de Ishir la noche transcurre tranquilamente mientras la tripulación se prepara para el final del viaje.

Nos dirigimos a una nueva escena: La ciudad rota.