Partida Rol por web

Al cabo de unos minutos, el trío de tributos se esfumó y salió de su vista. Tampoco escuchó sus pasos.

Resonó en el estadio una voz:

-¡Buenas noches, tributos! Como lo estáis haciendo tan bien, mañana por la mañana habrá en la Cornucopia un banquete en honor a vosotros, con comida y agua ¡Delicioso!

Luego la voz calló.

La voz atronadora nos despierta bruscamente y me hace dar un buen bote pensando que nos atacan.

Unos segundos después que haya terminado de hablar reacciono a lo que ha dicho, cuesta comprender cuando se sale tan repentinamente del sueño profundo.

Un banquete. ¿Un banquete? ¿Mañana? ¿Para eso nos hemos tomado tantas molestias?

¡MIERDA!

Quieren que volvamos a la cornucopia a matarnos. Que nos encontremos todos ahí de nuevo.

Me pregunto si eso nos interesa.

Seria e impasible, Amanda se puso en pie. Lo que llevaba en la mano no era el cazo, sino su mangual. Dio dos pasos hacia ambos tributos, haciendo girar su arma mientras avanzaba. No disfrutaría haciendo eso, pero no había más remedio. Lenny quería deshacerse de Scoth. El conflicto era inevitable y a ella sólo le quedaba elegir bando. Scoth era de su mismo distrito, eso siempre tenía un peso, pero la verdad es que su colaboración en el grupo había sido casi nula. Lenny, por otro lado, no tenía problema en mancharse las manos de sangre de otros tributos. Y ese era el objetivo de los Juegos. No bastaba con sobrevivir. Había que matar.

Y ahora, debía matar a Scoth.

- Lo siento. Todos sabíamos a qué juego jugábamos.

Sin decir nada más, lanzó un golpe con su arma hacia el chico de su distrito. Le acertó en el brazo izquierdo, por el lado opuesto al que atacaba Lenny, y la esfera de metal golpeó encima del codo con fuerza, hundiendo una de sus púas en carne mientras otra provocaba un feo rasguño. La liberó de un tirón, lo que logró hacer la herida un poco más grande. La sangre cayó sobre la nieve que cubría la tundra, mientras Amanda hacía girar su arma en silencio, preparándose para evitar el contraataque de Scoth o para golpear de nuevo.

Tras el ataque de Amanda, Scoth trató de cortarle un brazo a Lenny, pero éste se movió en el momento justo para que la cabeza del hacha sólo cortase aire.

Mientras Kim hace la guardia escucha la voz atronadora anunciando el banquete. Cuando sus compañeros se despiertan les mira.

Parece que nuestro plan de que se mueran de hambre y descansar hasta entonces se va al traste.

Frota un poco sus brazos por el frio a pesar del traje aislante que llevaba puesto.

Yo creo que lo mejor es que nos acerquemos a ver.. pero sin entrar a coger nada. Tenemos muchas armas a distancia y vamos en grupo, no deberíamos tener muchos problemas. 

Susurra.

¿Cómo que sin coger nada? Al contrario, debemos ir ahí y demostrar que somos los más fuertes y debemos volver a dejarlos pelados. Matar a unos cuantos y hacernos con ese banquete. Vamos a imponernos, vamos a dominarlos y acabar con ellos.

La rabia me domina y me exalto hablando pero es producto de la noticia, teníamos ventaja y podemos perderla así que hay que evitarlo.

El vozarrón le disgusta. A ratos olvida dónde está y cosas así le hacen sentir nauseas. El frío la tiene adormecida pero ni todo el café caliente en el mundo podría hacer que fuera a la Cornucopia. Pero sus compañeros opinan diferente.

- ¿Muchas armas a distancia? Creo que sólo el arco de Casius funcionaría en un sitio así... - se encoge y rodea sus rodillas con sus brazos - Yo no iría, salvo que encontremos un buen sitio desde donde vigilar. De todas maneras, los que vayan se matarán entre si y quedarán menos - viendo que sus dos compañeros tienen posturas tan diferentes decide tomar partido por una de ellas - Prefiero vigilar a entrar a matar sin ton ni son.

Me quedo mirando a Tess y a Kim. Se han puesto rápidamente de acuerdo y eso es malo para mi, si hay sentido de unión quiero estar dentro y no fuera de esa unión o seré cadáver antes de darme cuenta. Tengo que rectificar la situación rápidamente, antes que se alíen de forma inconsciente o consciente.

Me quedo mirando a Tess y a Kim y reflexiono sobre sus palabras. Realmente tienen razón, debemos ser algo más prudentes así que asiento a las palabras de ambos. Vale, sí. Creo que el frío me está afectando y eso que disponemos de algo de comida y agua. ¿Qué os parece mejor? ¿Ponernos en marcha ahora de noche o esperar al amanecer?

Kim asiente a Tess.

Si, encontraremos un sitio desde el que vigilar. Pero si no se pelean entre ellos tendremos que intervenir nosotros. Un dia sin muertes puede traernos desgracias.. como el oso.

Luego mira a Casius.

Esperemos al amanecer.... ¡yo aun no he dormido nada! 

- Sí, esperemos, de noche aun podríamos encontrarnos con alguien y no verle... - asiente ante la idea de Kim - Supongo que si no hay más remedio tendremos que meternos a matar... Va, dormid un poco, ya vigilo yo un rato - se ofrece, viendo que los dos están cansados y congelados.

Genial. Me parece absolutamente genial. pensó Marcus con toda la ironía que podía aunar en un mismo pensamiento. Mis posibilidades de supervivencia se reducen a conseguir alimento y esperar que los demás se queden sin él... Y van a recibir una ronda gratis de alimentos. Perfecto...

Se dijo a si mismo que debía tranquilizarse, al fin y al cabo eso también significaría que algún que otro tributo perdería su vida en la lucha por los alimentos y que eso significaba menos rivales, una audiencia más entretenida y menos problemas de cara a la supervivencia.

- Debo controlarme. - murmuró por fin cuando supo con certeza que aquellos tres tributos ya se habían alejado lo suficiente. - Marcus, sé inteligente, vales para esto.-

Entonces empezó a hacer cábalas de qué manera podría sacar provecho al banquete de la Cornucopia... Y se le ocurrió una idea, aunque sería difícil y de conseguir hacerlo solo tenía un 20% de posibilidades de conseguir que un tributo cayera en su futura trampa: pensaba trampear una de las cuatro direcciones de salida de la Cornucopia, seguramente la del sur, por la cuál él y Leyla habían huído. Si conseguía hacer las trampas y colocarlas de modo que un tributo tuviera que pasar obligatoriamente por ellas...

Pero como pensaba: todo eran ideas preconcebidas que tendría que poner en práctica. Debía volver al que había sido su primer paso en los Juegos del Hambre.

Lenny volvió a cargar contra el ya destrozado tributo, aunque el golpe del hacha fue mucho menos salvaje que el primero. Quizás el chico de las fábricas estaba perdiendo pistón. QUien sabe. Igualmente lo que nos e puede decir es que a Scoth no le doliera como el primero: su brazo parecía cualquier cosa menos una parte del cuerpo humano.

Scoth trató de defenderse pero sin éxito. Casi logra acertar a Lenny, pero el chico mayor pudo evitarlo y golpeó de nuevo en el brazo del muchacho del 7, haciendo otra herida. Amanda suspiró. Scoth no había sido su enemigo, no les había traicionado ni intentado engañar o matar. De acuerdo, había huido de los combates y sus sugerencias sobre cómo proceder habían sido muy poco acertadas, pero no se merecía que le troceasen pieza a pieza o que le vapuleasen hasta morir. Lo mejor que podía hacer era acabar con esto deprisa, no hacerle sufrir innecesariamente. El chico seguía concentrado en Lenny, dándole la espalda a ella, así que aprovechó para intentar acertarle en la cabeza, como había hecho con Ethan.

Sin embargo, Scoth se movió en el último momento, y el arma no le acertó en pleno cráneo, como Amanda planeaba. En lugar de eso, impactó en la mitad derecha del rostro de su compañero de distrito. La bola punzante de acero le rompió el pómulo y destrozó ese ojo, pero ahí se detuvo, sin llegar a ser un golpe letal. Cuando la chica la liberó de un tirón, el rostro de Scoth estaba casi cubierto de sangre, y del mangual goteaba una pasta blanca, lo que quedaba del globo ocular. Amanda no pudo mantenerse impasible esta vez, y una mueca de horror se dibujó en su rostro. Notó la carne seca que había estado comiendo subirle por la garganta, pero la empujó hacia abajo de nuevo, quedándole un asqueroso sabor en la boca. Dio un paso atrás, escupió a un lado y volvió a hacer girar el mangual, aunque con menos decisión esta vez.

En un solo instante y ante los ojos de Lenny, Amanda se había convertido en una artista realizando su mayor obra ante. El muchacho se quedó pasmado mirando la escena, la cual se reprodujo a cámara lenta en su mente. La sangre tenía un fuerte efecto en su cuerpo: mientras que otros la tenían pánico y su sola visión les revolvía las tripas, en Lenny aumentaba la secreción de adrenalina y de dopamina, convirtiendo la violencia en una especie de adicción. Habiendo crecido en un entorno tan violento como el de la familia Chavez, era de esperar que el chico tuviera algún tipo de trastorno de este estilo.

En el capitolio sabían de sobra que iba a pasar a continuación, y sin duda alguna esperaban impacientes con las caras pegadas a la televisión, como amantes del morbo y de la violencia que eran. Lenny retorció el mango de su hacha como ya hicieran varias veces durante esos dos días y de dispuso a finalizar los destrozos que Amanda había empezado.

El tributo descargó el hacha con toda su fuerza sobre la cara de Scoth, o lo que quedaba de ella. El desgraciado carpintero había ladeado la cabeza por el golpe de Amanda, así que el filo del arma se encontró diagonalmente con su boca, desgarrando primero los labios y la mejilla, y después el maxilar superior haciendo saltar varios dientes y partiendo la encía en dos antes de llevarse por delante el maxilar inferior y hundirse finalmente en la garganta.

Lo que pasó a continuación solo puede describirse con una palabra: repugnante. De lo que quedaba de la boca del chico comenzaron a salir unos sonidos guturales que pronto se convirtieron en un burbujeo cuando la sangre empezó a brotar irregularmente por su garganta. No podía respirar: se estaba ahogando con sus propios fluidos. Scoth no tardó en derrumbarse entre estertores llenando de sangre a sus asesinos y, en el proceso de su caída, Lenny desenterró el hacha de su cara llevándose como trofeo media mandíbula con un fuerte y sostenido crujido.

Una vez el tributo estuvo en el suelo, su asesino se apartó; no porque temiese mancharse, sino porque no quería dar sombra a aquel espectáculo. El cuerpo de Sotch comenzó a reaccionar espasmódicamente y de manera involuntaria por el shock hasta que finalmente se quedó paralizado sobre la hierba helada y los parches de nieve, derritiéndola con la sangre caliente que empezaba a brotar de manera lenta y regular por todas sus heridas.

La cara de Scoth quedó irreconocible. La única parte que se había salvado era la del ojo izquierdo, pues el derecho estaba totalmente reventado y no quedaba de él nada más que un moco blanquecino y sanguinolento. De ese lado de la cara tampoco quedaba mucho más, pues Amanda se había encargado de machacarlo con aquel golpe y parecía puré. Y la zona de la boca… No había palabras para describirla.

Lenny cerró los ojos y entreabrió la boca antes de levantar la cara hacia el cielo y dejar escapar un suspiro de satisfacción que poco le falto para transformarse en un gemido.

-Oh, joder. Adoro estos juegos –dijo y miró a Amanda con una amplia sonrisa. Tenía los labios y los alrededores de la boca llenos de gotitas de sangre. Era una visión perturbante y bizarra a partes iguales-. ¿Tú no?

Entonces se percató de la cara de asco que tenía la chica y la miró ceñudo. Estaba claro que no compartía del todo su entusiasmo o no estaba totalmente preparada. Aún así era buena compañera de caza.

-Lo prometido es deuda. Coge el hacha. Nos vamos a la Cornucopia.