Partida Rol por web

Walter, te comento de mayor a menor en lo que eres buena para tenerlo en cuenta a la hora de realizar tu entrenamiento privado:

Primeros Auxilios con 70
Habilidad en Armas de cuerpo a cuerpo con 60
Orientación, Animales, Fabricar refugios y Supervivencia con 55
Camuflaje con 45
Esconderse con 40

En tu caso... excepto de primeros auxilios que no se me ocurre qué podrías mostrar, por lo demás cualquier cosa que elijas estará bien para demostra en qué eres bueno.
Puedes mezclar varias a la vez en tu caso que podrían estar encadenadas en un cúmulo de demostraciones una tras otra: Usar barro u otras cosas para camuflarte, y esconderte entre los árboles de un bosque simulado en una esquina del gimnasio para atacar cuerpo a cuerpo pillando desprevenido a algún ayudante previamente protegido.

Cuando oigo que me llaman, me levanto sin apresurarme, a pesar de llevar un rato deseando que llegase mi turno tan sólo para dejar de ver anuncios tan "interesantes". Quién quiere quitarse pelos cuando se pasa frío... Y pasar calor por disfrute... Me parece que hay gente que tiene demasiado tiempo libre.

Me dirijo a la puerta que lleva al gimnasio, no sin antes despedirme de los que aún se encuentran en la sala. Bien, es mi turno. Me adentro en el gimnasio, un tanto nerviosa por lo que me espera.

Entro en el gimnasio, y no me paro a observar a mi alrededor. Ver a la gente que me observa tan sólo conseguiría ponerme nerviosa, así que pienso únicamente en lo que tengo planeado hacer. Como me hace falta un par de cosas, me dirijo a un hombre que puede que sea el encargado del material, y le pido lo que necesito.

-Necesito un voluntario que sepa lanzar cuchillos, y que lleve mangas anchas y largas. También necesito una especie de pared lisa. Tiene que detener lo que yo lance... Y cómo no, necesito cuatro cuchillos de unos quince centímetros de hoja, con la punta afilada, y el mango liso, que se pueda agarrar bien. Y... un tronco largo, de unos tres o cuatro metros de largo, sin copa, colocado a unos diez metros del centro, donde tiene que estar la pared lisa y el voluntario.

Cuando me trae lo que le he pedido, y mientras coloca los elementos fijos, me dirijo al voluntario.

-Tienes que colocarte a unos veinte centímetros de la pared. Yo estaré delante del tronco del árbol, a unos diez metros, de cara a ti. Quiero que lances los cuatro cuchillos contra mí, a la altura del torso. Yo los esquivaré, y tienen que clavarse en el tronco del árbol, más o menos juntos. Presta atención en eso. Lánzalos fuerte, o esquivarlos no tendrá ningún mérito. Después de lanzarlos, quédate quieto, con los brazos estirados en cruz. No te muevas, o te podré dañar. Yo saltaré desde lo alto del árbol, y si todo va bien, te lanzaré los cuchillos, que habrán de clavarte por las mangas a la pared de detrás. Bien, ¿alguna pregunta?-. Espero que sea capaz de hacer lo que le he pedido, o mi exhibición se irá al garete.

Tras ver a mi compañera de distrito dirigirse al gimnasio pienso que pronto será mi turno, y así es, poco después me llega el turno,saludo suavemente a los compañeros que quedan y me dirijo hacia mi destino......

Todos los preparativos están listos, así que respiro tranquilamente con los ojos cerrados un par de segundos para tranquilizarme y me coloco en mi posición, lista para la acción. Con un gesto, indico al voluntario que empiece. Éste desempeña bien su tarea, lanzando con buena puntería los cuchillos con protección. Con una gran concentración en mantener la vista fija en cada cuchillo, voy esquivando uno a uno hasta llegar al último, que esquivo por centímetros. Ese ha ido por los pelos...

A la par que esquivo el último cuchillo doy media vuelta y me lanzo hacia el árbol, agarrándome a las ramas fuertes que están a mi alcance, aupándome y de forma que me agarro con las piernas a las ramas, me quedo colgando boca abajo mientras recojo los cuatro cuchillos. Me aúpo hasta lo alto del árbol, cojo dos cuchillos con cada mano, y me lanzo desde la copa del árbol hasta el suelo dando una voltereta, a la par que lanzo los cuchillos de uno en uno. Los dos primeros, uno de cada mano, los lanzo contra las mangas de los brazos del voluntario, que se enganchan contra la pared de detrás. Al terminar de dar la vuelta, lanzo los últimos dos, que se enganchan en la tela de las piernas, clavándose al igual que las mangas. Aterrizo con la planta de los pies para amortiguar el golpe, con una gran sonrisa, dado lo bien que me ha quedado el ejercicio, y me acerco al chico a preguntarle qué tal la experiencia. Menos mal que no le he dado a él... No estaba del todo segura de poder acertar...

Al entrar en la sala observo la misma con esmero unos segundos mientras salgo corriendo medio agachado hacia una ramas protegidas. Desde ese punto observo con cuidado la zona que hay cerca de mi y las posibles personas.

Tras unos instantes avanzo hacia otro tronco mejos situado que observo a mi izquierda, detrás del que hay menos territorio y mas cubierto.

Tomo unas ramas caídas que hay en la zona y dado que es un entorno vegetal las coloco en mi espalda y mi torso, de esa forma espero dificultar que nadie me detecte con facilidad.

Me muevo de un lado a otro buscando ramas, troncos o cualquier cosa que me pueda ayudar, y aprovecho para untarme algo de barro en la cara, que espero reduzca el blanco de mi piel.

Busco varios lugares seguros en lo que podría ser el perímetro de la zona, y coloco ramas junto a ellos que me sirvan para camuflarme.

Tras eso indico a los ayudantes que pasen por el perímetro, como si estuvieran vigilando y yo me escondo en el primero de los lugares, con una rama astillada en la mano a modo de cuchillo. Cuando el primer ayudante pasa a mi lado salgo del escondite, le agarro por detrás y con el extremo no astillado del palo le golpeo en el cuello. Con su colaboración le arrastro y le dejo en el escondite que estaba usando, con las ramas por encima para que no sea detectado.

Avanzo hasta el siguiente escondite y hago lo mismo, así en varias ocasiones, siempre oculto por ramas, ataco, y escondo el cuerpo en el escondite anterior.

Vuelven ambos tributos del Distrito 4 tras el entrenamiento privado y al fijarse en la televisión pueden ver a una delgada jovencita haciendo aspavientos, giros y una especie de baile sin música con ayuda de una pelota enorme azul que, según explican, no es para jugar sino para ejercitarse y que han decidido llamar, muy sabiamente"El Abdominator".

¿Acaso realmente creen que mostrando bailar a esa muchacha la gente va a entender que eso es para hacer ejercicio?
Al menos, pensais, el silencioso baile es bonito a su manera y no os desagrada del todo, al contrario que los anuncios anteriores.

Suena de nuevo en el altavoz la misma voz de todo este día, empezais a aborrecerla pero no sabeis a quién pertenece. Inunda vuestros oídos con sus repetitivas frases:
"Señorita Duna, Distrito 5. Diríjase al gimnasio". "Señorito Izan, Distrito 5. Diríjase al gimnasio".

Ambos se miran y se desean suerte, parecen llevarse bien entre ellos aunque una vez epiecen los Juegos saben que las alianzas no serán eternas.

Duna se recoge el pelo en una coleta baja tras la nuca y casi sin mirar a los Vigilantes se acerca en silencio a la zona de simulación de bosque. Según va hacia allí pide al profesor de Trampas que le acerque algunos materiales hace después lo mismo con el de proyectiles.

La chiquilla recoge los materiales solicitados y comienza a hacer un agujero en el suelo preparado para ese tipo de pruebas, creando con rapidez una improvisada red casi invisible que tapa con hojas sobre el agujero. Primera trampa colocada.
Después trepa rápidamente a un árbol sin dudar ni un momento, de ese árbol da un gran salto hasta otro más o menos cercano cuerda en mano y ata la misma al tronco del árbol dejando caer el otro extremo al suelo. De un salto cae cerca del agujero y con unos cuantos nudos creados a partir del extremo de la cuerda que estaba libre hace una trampa más que quiere poner a prueba con voluntarios.

Se acercan dos voluntarios, Duna les señala por dónde deberían ir y que tengan cuidado a pesar de que las armas están protegidas y ellos también.
El primero de ellos cae en la trampa del agujero a pesar de irse fijando en por dónde la había colocado la muchacha...
Y el segundo se ve envuelto en una trampa aún peor: la cuerda le atrapa un pie y lo deja colgando de la rama fuerte del árbol al que está sujeta y segundos después una decena de cuchillos se dirigen con rapidez hacia el pobre voluntario que no hace sino intentar zafarse de ellos como puede. Nadie resulta herido pero el segundo voluntario vuelve de la prueba mirando con recelo a la niña.

Duna se despide con una reverencia de los Vigilantes mientras a su espalda ya comienzan a rellenar el agujero como pueden y a dejar todo como estaba.

Izan saluda a los Vigilantes al entrar en el gimnasio. Puede ver cómo aún están moviendo cosas aquí y allá tras la actuación de su compañera de Distrito, Duna.

No tiene del todo claro qué hacer pero sí sabe lo que se le da mejor así que va recorriendo los puestos recogiendo materiales.
Pide en voz alta que 4 o 5 voluntarios salgan del gimnasio para poder realizar su actuación después con su ayuda. Los Vigilantes señalan a algunos y éstos inmediatamente salen fuera hasta ser llamados. Izan solicita que se les proteja bien y se les de un calzado no-traspasable y un casco, por si acaso.

El jóven comienza preparando un par de trampas sencillas pero eficaces en donde estaban trabajando algunos para borrar lo hecho por Duna: un pincho escondido en el suelo entre hojas secas y hierbajos; y una piedra no demasiado pequeña que al pisar un casi imperceptible trozo de hilo caerá con fuerza.
Después se llena la cara de varios pringues de diversos tonos de verde para pasar desapercibido con mayor facilidad y se hace con unos cuantos cuchillos que sujeta a su cinturón.
Entonces se esconde entre los árboles y la maleza creada y pide que entren los voluntarios y le busquen para atraparlo.

Éstos, ni cortos ni perezosos, tras todo el día allí, ven la oportunidad de intentar dejar mal a un tributo y se empeñan todo lo que pueden en encontrar al muchacho.
Uno de ellos da con la trampa del pincho logrando esquivarla y avisa a gritos al resto pero instantes después la piedra cae de lleno en la cabeza de otro de ellos. Un tercero cree ver a Izan entre unos arbustos altos pero éste es más rápido que él y al acercarse le acierta 2 cuchillos en el pecho.
El cuarto y último tras oír las voces de sus dos compañeros "caídos" comienza a avanzar más deprisa pisando de lleno el pincho por no mirar dónde pisaba; y el primero, el que descubrió la trampa del pincho, tras un rastreo que dura 10 minutos es alcanzado por 3 cuchillos en plena espalda.

Izan sale sonriente del simulado bosque, se lava todos los mejunjes de la cara y se marcha.

Los muchachos del Distrito 5 vuelven, el chico con una gran sonrisa en su rostro pecoso y se acomodan en sus sofás mientras parlotean sobre lo ocurrido durante los entrenamientos de uno y de otro, aunque el resto no alcanzais a oír la conversaciónpuesto que llevais un rato ya viendo una retahíla de imágenes acompañadas de música extraña y en un volumen muy alto. Las imágenes al parecer son muestras del vestuario que más se lleva actualmente en el Capitolio: colores chillones por doquier, sombreros horteras sin sentido, pantalones apretadísimos de colores fosforescentes que brillan en la oscuridad y un atuendo que más parece un disfraz con tentáculos azules saliendo desde un plumaje en la espalda de una mujer. Eso entre otras cosas...

Os duelen los ojos de tanto colorido, no estais acostumbrados a este tipo de vestuario y no es de extrañar. En los Distritos todos los colores son apagados, tristes... como sus ciudadanos.
Sólo queda la última pareja por demostrar de qué son capaces y todos os alegrais esta vez de oír esa misma voz que les llamará, pues significa que en una hora o quizá menos estareis cenando y de vuelta en vuestras cómodas habitaciones intentando olvidar todo lo que habeis estado viendo a través del televisor.

"Señorita Briggitte, Distrito 6. Diríjase al gimnasio". "Señorito Sáuce, Distrito 6. Diríjase al gimnasio".

Entro en la sala mirando al suelo. Avanzo dos pasos y dejando la puerta tras de mí, me detengo. Alzo la mirada. Observo cual robot, examinando detenidamente la sala, moviendo únicamente el cuello. Sonrío. Estudio lo que hay a mi alrededor. Observo sobre una mesa varios palos de madera y plástico. También hay diversas cuerdas amontonadas en el suelo. Parece que con esos palos y esas cuerdas podré hacer algo. Hay de todo. Al menos de todo cuanto he pensado que iba a necesitar. Termino mirando al techo, al parecer hay unos ganchos, de los que cuelgan unas cuerdas que terminan en unos aros de madera.... La suerte está de mi lado. Qué puedo hacer...? Sigo estudiando. Hay unos muñecos. Me servirán. Vamos allá.

Saludo y me presento, mientras hago una reverencia. - He jugado bien mis cartas... - Pienso. - Solicito que al menos durante un momento y sólo cuando esté listo, se apaguen o disminuyan las luces, puesto que mi estrategia, juega su papel en la oscuridad. Y antes de que pregunten o hagan algún comentario,... - Me dirijo a los palos amontonados y agarro uno, y lo astillo con la ayuda de mi rodilla, sin partirlo. Estos lapsos de tiempo son vitales para idear mi estrategia...- ...también tengo armas para la luz del día. Así pues, si es posible... Bueno, sigo... - Dejo de hablar con un gesto de "para qué voy a seguir hablando si van a hacer lo que les de le gana" que acompaño tirando el palo hacia una zona de la sala. Coloco estratégicamente un par de maniquíes, que llevan una base de ruedas, alejados el uno del otro por varios metros, uno de ellos, “casualmente” se encuentra junto al palo astillado y sarcásticamente bien alineada con la anilla que hay sobre ella. Justo después, me dirijo al grupo de cuerdas y con una amarro a los dos muñecos dejando el cabo de la cuerda sujeto por mis manos. Un instante antes de estirar de ellos me detengo y digo: - Ah, sí, si queréis ya podéis apagar las luces... Los enemigos ya están dispuestos en el campo de batalla y estoy emulando su movimiento con leves tirones de cuerda, y no, no estoy haciendo trampas ni dándome tiempo. Les estoy moviendo como si fuesen rastreadores en la jungla, en plena noche. - CLUM! Las luces se apagan. A ver Sáuce, muévete. Recuerdas donde está todo, muévete! Despliego las cuerdas y empiezo a amarrar algunos de los palos entre ellos. Procuro crear una red que atrape desde abajo a uno de los muñecos, y que ésta, se active justo después de que la primera, que atrapa al otro muñeco por el pie, le sirva de contrapeso... Mientras la voy preparando voy moviendo los muñecos, confiando en que se oiga su desplazamiento. - Un poco más... Ya casi está. Hice bien, en entrenar en solitario, me centré mucho más que algunas de mis futuras víctimas compañeros. Y sobretodo, le dediqué mucho tiempo a los nudos y los pesos. Debería gobernar el Capitolio... Al final todo se reduce a hacer bien el nudo. - Sonrío para mí mientras anudo el último fragmento de red. Estiro de los maniquíes desplazándolos un par de metros. Acto seguido, coloco los contrapesos y una vez está todo listo, trepo por una de las paredes de la sala, con una de las cuerdas en mi boca. Tal y como había visto al entrar, en el techo, había unos ganchos. Cuelgo la cuerda que llevo conmigo en el gancho más cercano y haciendo balancín me voy desplazando. Me ayudo con la cuerda para encontrar los ganchos por los que moverme y para desplazarme de gancho en gancho, hasta llegar al tercero, que es justo el gancho del que cuelga el aro que hay sobre el muñeco. Sigilosamente me descuelgo por la cuerda y al llegar al aro paso la cuerda que he usado hasta ahora a través del mismo. Finalmente al llegar al suelo, ato a la misma cuerda el palo, que he lanzado anteriormente. Me retiro hacia las cuerdas a las que están amarrados los muñecos y los desplazo tanto como se hubieran movido, el tiempo que me ha llevado trepar y montar la cuerda. Los sigo desplazando y no para mi sorpresa pero sí para los de mis observadores, o al menos, esa es la sensación que me invade, el sonido de las cuerdas frotando entre sí, un sonido agudo y áspero resuena por la sala aniquilando el silencio que emanaba de la misma, terminando con un leve chasquido, producido por el palo al partirse finalmente, seguido de un estruendoso redoble de impactos violentos contra el suelo, el mismo sonido que aprovecho para ocultarme entre el amasijo de cuerdas ya que si mis cálculos no fallan, encenderán las luces. Ahora a esperar a que enciendan las luces... Soy consciente de que en ningún momento me han oído. Pero me hago cargo de que sí que han oído el ruido de las ruedas de los muñecos moviéndose. He desarrollado mi supervivencia más allá de lo que esperaba. Soy capaz de recordar cuanto veo, aunque no lo siga viendo después. Lo que me permite moverme a oscuras. Siempre que haya visto el sitio antes.

Las luces se encienden tras el estruendo. Ambos maniquíes se encuentran tumbados en el suelo. Uno de ellos, el que ha sido atrapado por el pie, (en este caso, por la base de ruedas), tiene la base de ruedas partida y a su alrededor hay trozos del palo que había fragmentado en un principio. También tiene la cabeza fracturada. Y una cuerda que antes no estaba, cuelga de una de las anillas. Un amasijo de palos atados entre sí, ha hecho de contrapeso entre las redes, se encuentra visible, entre las cuerdas y los muñecos.

El otro muñeco está enmarañado en una red. Observo desde mi escondite. - No he dicho que encendierais las luces... - Espero una reacción. CLUM! Se apagan las luces de nuevo. No me lo pienso. Salgo de mi escondite. Agarro uno de los palos del montón y lo ensarto en el maniquí que está en la red. Dejándolo de manera que se sostenga como si de una lanza o un palo afilado se tratase... - Listo. - Las luces se encienden y siguen estando visibles los dos maniquíes. Ahora el enredado también está “muerto”, el palo es claramente visible. Salgo de mi escondite, demostrando así lo bien que me oculto y me muevo despacio, para que vean bien la distancia que he recorrido, dos veces, para ensartar al de la red sin que me oyeran y volverme a esconder en tan poco tiempo...

Se admiten preguntas. - Digo orgulloso.

Briggitte Cslazky coge un cuchillo,se coloca en frente de la diana, el cuchillo queda clavado de pleno en aquel punto diminuto de color rojo.

Luego, le mando a un voluntario que se coloque mirando a la pared y acto seguido se coloca. Cogo una flecha y un arco y coloco un pelo de mi cabeza encima de la del voluntario , me pongo de cara a la parez y lanzo la fleche, esta sale disparada hacia la cabeza del voluntario y se queda clabada en la parez justo 2 centimetros encima de su caza. El voluntario se quita e inpresionante mente veo que mi pelo(lo sé porque la pared es negra yy mi pelo rubio)a sido atravesado con mi flechay está clabado en la pared.

Una vez los últimos tributos, los del Distrito 6 vuelven del gimnasio os hacen moveros a todos: es hora de cenar antes de conocer el resultado de los entrenamientos privados.
Durante la cena charlais algunos más animadamente que otros sobre las entrevistas y qué ropa usarán con vosotros para ellas más o menos siguiendo el cauce de la cereonia de inauguración pues es bien sabido que mucha gente se queda con los nombres o caras de sus tributos pero muchos otros asocian a cada cual con el color de su ropa en el Desfile de presentación.

Tras un par de horas de cena y relax en las mesas, una señorita muy bien vestida con traje llama vuestra atención dando unas sonoras palmas, vaya, como a veces solía ocurrir en el colegio... cuando aún ibais al colegio.
- Muy bien, todos y todas, acompañadme de nuevo a la salita de la televisión. Veremos la retransmisión de las puntuaciones dadas por los Vigilantes para vuestras exhibiciones.

Y así, en ordenada fila acompañados por presentadores/as y mentores/as recorreis de vuelta el pasillo, bastante cansados pues ha sido un día agotador, tanto por los entrenamientos como por el estar horas y horas sentados esperando vuestros turnos y el final de los mismos.
Una vez sentados en vuestros respectivos sitios la señorita enciende la televisión y regula el volumen.

- Buenas noches, soy Dafne Margusson. Señoras y señores, chicos y chicas de todo el Capitolio y Panem: Aquí llego un año más para dar a conocer las notas que ha recibido cada tributo de este año tras su exhibición en los entrenamientos. Los Vigilantes han sido duros este año pero habrá alguna sorpresa que otra... ya vereis.

La presentadora llevaba un estúpido peinado y un traje azul a juego con un simple collar que adornaba su cuello. Era muy jovencita pero a algunos os sonaba su cara de los Juegos del Hambre de años anteriores. A pesar de su edad ya llevaba varios años con un trabajo fijo y bien pagado como presentadora semi-oficial de los Juegos.
Su voz era enérgica y movía ambas manos con soltura a la vez que se explicaba. Tras unos minutos de charlatanería diversa por su parte se puso seria para proceder a las puntuaciones. Se colocó junto a una pantallita en la que poco a poco y en estricto orden de llamada, fueron saliendo vuestras fotos a la par que ella decía vuestras puntuaciones.

- Shayla, Distrito 1. Un 9.
- Kustin, Distrito 1. Un 7.
- Kelia, Distrito 2. Un 5.
- Michael, Distrito 2. Un 9.
- Alexandra, Distrito 3. Un 6.
- James, Distrito 3. Un 6.
- Bost, Distrito 4. Un 7.
- Walter, Distrito 4. Un 5.
- Duna, Distrito 5. Un 6.
- Izan, Distrito 5. Un 8.
- Sáuce, Distrito 6. Un 8.
- Briggitte, Distrito 6. Un 7.

- Muy bien, eso es todo. Y ahora les recuerdo que mañana por la noche, antes de que vayan a dormir quizá por última vez, les esperan las entrevistas en directo con el grandísimo Geoff, vuestro presentador favorito. Mañana a esta misma hora, no se lo pueden perder: ¡conoceremos más a fondo a los tributos de este año! - dice la presentadora antes de que la señorita que había encendido la televisión la vuelva a apagar y os diga que es hora de acostarse.

Me encojo de hombros tras ver el resultado de mi propia prueba. Es una muy mala puntuación pero no puedo decir que me sorprenda, sin embargo sí miro a Michael con los ojos abiertos como platos cuando pronuncian ese "nueve". Es una lástima que este año no haya sido el único, como es habitual, de haber sido así le habrían llovido patrocinadores por todas partes.

Finalmente el rollazo televisivo termina y por fin podemos retirarnos a nuestro vagón, algo que deseaba fervientemente desde hace horas.
-¿Qué has hecho para impresionarles tanto?, ¿alguna pista...?- le pregunto a mi compañero de distrito cuando ya hemos dejado al resto detrás.

La noticia me sobresalta, soy el último empatado, pensaba que había realizado una buena prueba, pero parece que no ha sido así ni mucho menos, me tendré que esforzar si quiero recuperar algo de status dentro del grupo.

Trato de buscar a mi mentor con la mirada, quiero hablar con el para que me ayude a identificar los puntos flojos y como puedo recuperar terreno.

Tras largas horas de espera por fin toca ver las puntuaciones de los entrenamientos privados. Michael no puede  evitar sentirse nervioso. Cree que lo ha hecho bien, que ha demostrado sus capacidades, pero eso no se sabe hasta que se ve reflejado en las puntuaciones. Sin embargo en cuanto dicen la suya todas sus expectativas son superadas.

-¡¡Toma ya!!.- grita algo escandalosamente a la vez que salta y eleva el puño en señal de victoria. Una sonrisa de satisfacción se dibuja en su rostro. Está claro que sabía que lo había hecho bien...pero no hasta el punto de tener la máxima puntuación de todos empatado con nada menos que una profesional de los juegos. Sin poder evitarlo lanza una mirada a la chica que le ha empatado en puntos, la tal Shayla. En cuanto sus ojos se encuentran, el rostro de Mke es una máscara de satisfacción, desafío y sensación de desafío, como diciendo "Aunque estés tan pirada como para meterte aqui voluntariamente no lo vas a tener fácil".

Tras eso se gira hacia Kelia e intenta poner una cara de menor alegría para que no se moleste demasiado con él.- Bueno no te preocupes. Estas cosas pasan.- le dice en un intento de consuelo por su mala nota.- Pues la verdad es que no lo tengo muy claro. He hecho lo que se me da bien y lo que he ido aprendiendo en los entrenamientos. Supongo que lo he hecho bastante bien o les ha gustado mi demostración.- dice encogiéndose de hombros.