Partida Rol por web

¿La Mano del Diablo devoró todo el fuego del incendio? - pregunta Fianna sin dejar de faenar - Mucho fuego - añade con ese tono que sólo una mujer rural sabe imprimirle a pocas palabras para expresar tanto - Fuera del parque, al aire. - responde tras un rato de faenar en silencio -  No hay otra opción. Intenta que no haya aves por la zona.

Brigid pone una mano en el hombro de Rachel y le hace un gesto silencioso para que la siga afuera.

Rachel se sobresalta al notar la mano de la mujer - ha estado comiendo en silencio, con la mirada perdida, como pensativa todo el tiempo - y se levanta presta para seguirla.

Dejadnos hablar en privado con ella antes de marcharos - pide Fianna con tono grave - Comed hasta saciaros. - añade - Tenéis vuestras cosas listas aquí fuera. - se gira para salir, pero antes de cerrar la puerta vuelve a girarse hacia el interior de la casa - Tiene que venir una camioneta que lleva nuestros productos al mercado de la carretera. Si queréis, os puede llevar hasta la salida del parque o alguna parada de autobús cercana. Nosotras habremos regresado antes de que llegue.- puntualiza.

Finalmente sale cerrando la puerta.

De lo que sucedió a continuación Rachel sólo tiene vagos recuerdos. Las brujas la llevaron al gallinero, dónde el cloqueo de las gallinas se entretejió con la conversación. Brigid no puede contener sus emociones, pese a las miradas regañonas de Fianna. Aún cuando ésta parece estar de mal humor, Rachel recuerda pensar que la anciana ocultaba una tristeza mas profunda que la pérdida de una nieta.

Le dieron el bastón rúnico - ése que los papeles del enmascarado llaman "Runae" - explicándole que la primera en manejarlo fue también la fundadora del linaje Keegan. Le dieron un enorme incunable, un libro de pergamino encuadernado en cuero que ellas llamaron "El Libro de las Sombras Keegan", una especie de diario-grimorio que contiene la historia y el saber acumulado del linaje. Por último, el edredón de patchwork con el que pasara la noche, cada cuadro un bordado artesanal diferente, que envuelve un atuendo similar al que llevara Evelyn la noche anterior de túnica y capa de lana con athame al cinto.

Rachel no sabe cómo sentirse. Por un lado le abruman los ¿regalos? Por otro no puede evitar sentir la pena de la niña que abandona el pueblecito que siempre fue su hogar para irse lejos y no volver. Quizá por eso no recuerda los detalles concretos de la conversación. Como, por ejemplo, que no tuvo lugar en Inglés, pese a haber entendido y participado en ella de forma natural.

La conversación termina cuando una de las mujeres ve a lo lejos el camión de un hombre que les compra productos artesanales con regularidad. Indican a Rachel que avise a sus amigos para que decidan si se van con él. Nunca hubo un adiós.

Parece que ha llegado la hora de irnos - comenta Ziva al salir la anciana

Terminé de comer tranquilamente.Tranquila Rachel, no nos iremos sin tí.

Istyar asintió, pensativa, con la mención sobre dónde podía descargar las llamas. No se le ocurría ningún lugar lo bastante apartado como para que nadie viese semejante despliegue y a la vez no estuviese en mitad de un espacio protegido. Tendria que pensar en algo.

Ve a la nieva Raquel salir por la puerta. Su actitud era ausente. Tenía que comprenderlo, sabía lo que significaban los sueños y la duda sobre quien eres. Se muerde el labio al verla desaparecer, pero guarda silencio y suspira cuando la puerta se cierra, regresando su atención con sus compañeros.

- Eso parece... Chicos ¿Qué piensan de todo esto? Los atacantes, me refiero. ¿Puede que sea una misma persona que va y viene de la muerte? ¿Podría ser que sea un grupo?

No puedo evitar recordar la advertencia de aquella adivina... que nos encontraríamos con un viejo enemigo. Es más que posible que se refiriese a esto, así que... no es tan descabellado que se trate de la misma persona.

A mí la secta en que todos visten igual me parece absurdo. A no ser que fuera con una especie de recipiente para contener nuestras almas. es un sólo tipo, además creo que es uno de nosotros 10, con una idea macabra y unas intenciones probablemente erróneas sobre como cumplir la profecía de ser uno.

Istyar parecía preocupada, aunque podía ser por empatía hacia Rachel fui a decirle algo más me detuve en el último momento. Si echas el fuego sobre el agua, no se extenderá y tendremos sardinas hechas...

No creo que sea uno de nosotros 10 porque para hacer eso haría falta mucha magia. No creo que nadie, habiendo despertado hace un par de meses domine ese poder por si mismo. Michael termina en un momento lo que tiene en el plato.

La imagen de Michael rematando al Hipogrifo se forma en su mente

Si es el mismo tipo y lo que yo le hice no lo mató... no se como matarlo mejor, la verdad.

- ¿Y si... tratásemos de capturarlo si se nos cruza otra vez? 

No dudo que estaba muerto, pero quizás tenga alguna clase de regeneración, o qué sé yo. Por lo que sabemos podría ser incluso un espíritu encarnado.

Por probar... Dice Michael no muy convencido

¿y si lo buscamos activamente?, ¿ha quedado algo de lo que llevaba encima?, quizás sea capaz de recorrer los mares del tiempo y averiguar algo sobre él, o tal vez no.

Istyar saca de su bolsillo unos jirones de tela - Estos eran sus guantes. Es lo único que quedó, o eso creo. ¿Servirán?

me encogí de hombro. No tengo ninguna idea, no sé si funcionará.

A continuación saqué el reloj de bolsilol que solía llevar y enrollé el jirón de tela en él. Torcí el gesto y lo desenrrollé para sostenerlo en una mano y alzar el reloj con la otra como su fuera un péndulo sobre la tela: Mi mirada se perdió en la esfera de cristal.

Un lugar oscuro. Las paredes son bastas, rugosas. ¿Una construcción antigua?¿Una cueva? El lugar está iluminado por velas de cera oscura y llama clara. Hay un signo que ocupa todo el suelo. Un triángulo equilátero sobre cuyo vértice superior hay trazado un círculo dentro de un rectángulo al que le falta el lado superior. Sobre el círculo hay un altar. Sobre el altar hay una máscara dorada sin rasgos, una capa con capucha negra y unos guantes del mismo color con el mismo signo del suelo, en rojo brillante. ¿El bordado puede brillar con luz propia?
Unas manos toman los guantes, la capa y se visten. Al tomar la máscara casi puedes ver el reflejo de su rostro en ella. Casi.

Rachel, cargada con un gran bulto de tela aparentemente cosida de diferentes retales y el bastón rúnico se asoma por la puerta.
- Ha llegado el camión que nos puede acercar- dice lacónicamente, su voz remota-. ¿Vamos?

He visto algunas cosas. Dije después de estar en babia ¿cuanto tiempo?. Casi he podido verle el rostro pero lo que si he vito ha sido las ropas, la máscara, y el lugar. Era oscuro o subterráneo, no podría decirlo bien, antiguo, natural. Sólo alcance a vislumbrar un símbolo extraño: Un triángulo equilátero, posee una especie de caja o rectángulo arriba en la punta solitaria, pero este rectángulo se halla abierto y dentro de él se ubica un círculo. ¡conocéis ese símbolo?, también vi una máscara dorada sin rasgos así como unos guantes y una capa, los guantes poseían el mismo signo del suelo bordado pero brillaban como con luz propia. La iluminación provenia de velas de color oscuro, aunque no se si tenían que ver con un ritual o no. Describí recordando.

Ah, había un altar donde estaban las cosas, se ubicaba en...en el cículo.

No tengo ni idea de nada de eso León.

Mira a Rachel

Tal vez deberiamos irnos y discutir esto de camino... o en casa

Esta maldita casa me esta poniendo nervioso

- Vaya... visualizo el símbolo, peor ahora mismo no lo encajo. Ya se nos ocurrirá algo sobre eso, y la habitación que describes... a mi me recuerda al lugar donde nos conocimos, la verdad. Por lo tétrico.

Entonces mira a Raquel y asiente. - Vamos, pues.