Partida Rol por web

Bueno, la llave en el bolsillo definitivamente no era la opción más práctica, pero tampoco la peor. Cuando estuviera muerta y rematada sería fácil quitársela, aunque tuviese su desafío llegar a ese punto. Peor habría sido algún código especial o algo así que no alcanzara a ver. Así que, dentro de todo, no era una mala noticia. Lo que le preocupó fue escuchar a Javi, y darse cuenta de la obvia opción de pedírsela. Lo de entrar en modo supervivencia no le estaba haciendo bien, aún si lo creía necesario. ¿Quien pensaba en verla muerta antes de pedírsela?

Una docena de zombies venía en camino, y oculta detrás del mostrador para que no la vieran, deseó que se aburrieran pronto y se marcharan. ¿Cuanto les duraría la atención a esos bichos? Si escuchaban un disparo, pero no veían a nadie, ¿Cuanto tiempo pasaría antes de que se rindieran? ¿O seguirían ahí hasta escuchar algún otro ruido que los llamara, o que algún pobre diablo pasara haciendo de carnada?

No les daría tiempo a averiguarlo. Las puertas no habían cerrado bien, y ahora era cosa de minutos, quizás segundos, antes de que esos bichos entraran. Si fuese una rendija más pequeña podría haber intentado mantenerlos afuera e ir matándolos uno a uno, como si fuera la película de 300, pero ahora mismo no lo tenía tan claro.

Yukee, take Lucía and follow Yolanda - tradujo para la asiática las órdenes de Oliver, aunque ella misma no estaba muy segura de ello, así que cuando la dependienta no miraba -porque estaba distraída con Javi, o con los zombies, o lo que fuera - se señaló el ojo con el índice sobre el pómulo y luego apuntó con la barbilla en un sutil movimiento a la pierna de Yolanda, para que Yukino supiera qué pasaba. Así tendría cuidado. Con algo de suerte, quizás Javi lo notaría también.

No estoy segura - dijo a los chicos mientras se ataba las bolsas que había recolectado al morral. Necesitaba las manos desocupadas. - El alcohol se hace aire¹ pronto. Tendría que ser muy rápido. - frunció el ceño - Y de líquido aceite de motor sería buena opción para hacerlos resbalar - que seguro había en la tienda. Lex hubiese preferido hacer de esta una fortaleza, pero si no había otra opción, habría que arriesgar - La explosión va a atraer a muchos más zombies. Tenemos que movernos rápido y bien, o estamos jodidos. - dijo, tomando por último su escudo improvisado - Hacemos lo que digan. - intercaló la mirada con ambos, nerviosa, pero con absoluta confianza en ambos. No podían morir ahí.

-¡No..no..nooo! -gritó la dependienta - No puede ser, la cerré bien...Oh, Dios mío, me cago en la puta, jodeeerr...

Yoli lo primero que hizo fue sacar la pistola. Miró aturdida hacia las puertas automáticas, luego a Javier, como si no le comprendiese. Paseó la mirada turbia hacia Oli...Después asintió...-Vale, vale, ya voy yo.

Se apresuró hacia la puerta metálica trasera y encajó la llave en la cerradura. Yuki fue tras ella, cargada de mochilas, tirando de la mano de la niña. Todo sucedía muy aprisa, y Lexie no tuvo ocasión de hacerle la señal, o bien la japonesa no se dio cuenta, con la presencia de Yolanda al lado.

Los gritos de la dependienta eran la señal de buffet libre. Había que actuar. Javi les dijo "Tirad todo el aceite que veais, de motor, de comer, lo que sea, y lo que pueda arder. Sin que os vean.... luego abrís la puerta de atrás en silencio y os largáis. Dejad la llave puesta, intentaré contenerlos. Huid hacia el campo, esto se va a poner muy feo.... en cuanto vea que se acercan prenderé la tienda y correré. Con suerte la tienda explotará y la gasolinera irá poco después..... la luz los atraerá y eso nos dará la oportunidad de huir por el campo"

Los miró a todos con una sonrisa fiera y una mirada de despedida y empezó a tirar aceite de motor como si no hubiera un mañana. Aceite, alcohol, papel, todo lo que pudiera para retardar la entrada de los zombies y acumular material inflamable.

- Yo te ayudo con eso, que las chicas vayan saliendo como dije. - respondo y asiento. 

No he olvidado que Yolanda puede convertirse, incluso estoy de acuerdo en que la explosión puede atraer más. 

- Puede ser un cebo para escapar, al fin de cuentas no podremos estar encerrados tanto tiempo preciosa... - termino por decir. 

Hay que ser osado, ya no hay demasiadas alternativas y la probabilidad de que la dependienta se convierta es mayor, pero a una loca con un arma, hay que darle la razón porque sino la lía ella se pone a disparar y atrae el triple de zombies. Es lo que tiene cuando en el grupo un inestable se desmadra y antes de que comience a soltar balas, prefiero que le sigan el tren hasta estar seguros. 

Ya dicho esto, me pongo con el aceite a rociar por el suelo. Incluso si encuentro de cocina también, lo que sea que tenga la tienda. 

Quedó claro que los zombies se colarían antes o después. Las puertas aguantaban, solo abiertas para que entrase uno, a lo sumo dos, se estorbaban y complicaban la vida ellos solos. 

Pero alguno ya reptaba sobre la heladera.

Celeridad. Alcohol, aceite, de cualquier tipo, líquido de frenos, anticongelante, refrescos. Deprisa.

Deprisa.  Os molestáis entre vosotros, no encontráis alguna cosa, tropezáis. Los nervios os atacan, os restan tiempo. Os roban vida.

El primer caminante avanzó en solitario. Asustada, Yolanda disparó dos veces seguidas, acertó en un brazo, y en el cuello, pero no lo detuvo. El monstruo avanzó, resbalándose con los líquidos diseminados por el suelo.  Oliver quiso propinarle una patada y casi se cae él.

El plan está en marcha. Yukino se decidió a abrir la puerta. Asomó la nariz, nadie. Nada. El frío de la noche y de la lluvia, que menguó un poco en intensidad, pero el torrente de agua no para.

-Come on. Nobody.

La japonesa os hace gestos perentorios para salir ya. Ella lo hace, no espera más, no mira atrás, con Lucía de su mano. Otro caminante se cuela. Y otro más logra entrar. Son lentos, menos mal. Patinan y caen.  Sin embargo, su voluntad es inquebrantable, persisten en ponerse en pie, en agarraros alargando sus brazos muertos, sus uñas negras, gruñendo y salpicando babas.

-¡Venga, chicos! ¡Vámonos ya! –grita Yolanda, apuntando con el arma. Esta vez no aprieta el gatillo, se da media vuelta y se escabulle corriendo por el  hueco de la puerta metálica abierta.

Las puertas automáticas ceden. La horda penetra de golpe, cayendo varios de ellos, levantándose, pisándose, igual que una carrera al inicio de las rebajas en unos grandes almacenes. Lex es la siguiente en largarse. Los zombies irrumpen a lo bestia, continúan avanzando y resbalándose y adelantándose y cayendo y rebasando los obstáculos y acortando distancias. El suelo pegajoso los demora y perjudica lo suficiente para que las chicas se hayan largado y los dos hombres terminen de ejecutar su plan.

Javier y Oli retroceden hacia la puerta, están apurando demasiado a pesar de la ventaja del aceite y resto de líquidos. Oliver corre y sale al exterior como alma que lleva el diablo , justo a tiempo de evitar al caminante que se le echa encima amenazando intenta atraparlo con sus garras ensangrentadas, pero al que sí pilla es a Javier cuando ya prende fuego…

Curro golpea con el gato que todavía conserva, sin ángulo y sin apenas efecto en las costillas del zombie. Los dos chocan con el marco de la puerta, caen al exterior, la cosa no muerta sobre Javier, forcejeando por encajarle un buen mordisco.

Afuera, los demás corréis, con la lluvia sobre vosotros y la amenaza de la explosión. La gasolinera tiene una pequeña zona de parking. El reciento está vallado, tras las verjas, zona semiboscosa.

Adentro, las llamas cobran fuerza, el fuego se extiende. Los zombies se queman, arden, con todo luchan por su “vida”, imparables. Las llamas rojizas lamen las bombonas de camping gas…Una caminante, su brazo y pierna izquierdos ardiendo, alcanza la puerta metálica…

Iba a morir. Podía hacerse el gallito lo que quisiera pero iba a morir. La muerte tenía cosas buenas, por ejemplo no tener que contarle nada a la tía Angelitas, no tener que hacer la declaración de la renta, no saber que le habría pasado a su familia ni tener que ver más como Oliver le metía la lengua a Lexie. Sí, definitivamente la muerte tenía muchas ventajas y un solo inconveniente, el estar muerto. Se tocó la estampa del cristo de la buena muerte mientras empezaba a silbar el himno de los legionarios. Era un novio de la muerte, sin cabra, pero que más daba, era Curro Jiménez, un bandolero, y miraba a la muerte a los ojos y le metía mano, pero aun no, no hasta que escaparan, dar la vida por nada era una mierda, pero darla por algo podía ser la leche. Saldría en youtube cuando Lexie lo contara, y seguro que todas las periquitas inglesas intentaban buscar al "bravo torero de zombies", aunque ya no estaría para darles pescaito frito.

La puerta cedía. Más de esas cosas entraban y su tiempo se acababa. Se acercaban, había que salir ya y le gritó a Oliver

- Bro, vámonos....ya, mueve el culo

Su bro corrió y pudo salir pero a él no le dio tiempo de cerrar con llave. Al menos ya había lanzado el mechero y el incendió se propagaba con rapidez hacia las bombonas de butano. Pronto se acabaría todo y todos habían escapado. Su sacrificio habría valido para salvarles las vidas, al menos unos instantes más. Uno de los zombies había conseguido salir y lo había tirado al suelo. Forcejeaba con él para evitar ser mordido mientras el ser putrefacto hacía por darse un festín con él. No sabía donde estarían el resto y no podía perder el tiempo en buscarlo. Concentró toda su fuerza en utilizar el impulso de la criatura para hacerlo rodar y desde ahí salir corriendo, correr mientras pudiera y saltar la verja. Aquellas cosas no debían ser muy saltarinas y debía alejarse de allá a la mayor velocidad posible.

Esquivar mordiscos y hacerlo rodar, si podía recuperar el gato y rematarlo, lo haría, pero su vida era más importante. Solo le hubiera gustado saber donde estaban todos y si lo habían conseguido o no. No estaba en su mano y con los arrestos que le quedaban le gritó a la criatura como si lo entendiera

- Soy Curro Jiménes hijoputa, y te voy a reventar la cabeza..... eres más feo que acostarse con Leticia Sabater!

La idea no le fascina, pero Oli y Javier parecen confiados en que va a funcionar, y las palabras del primero le ofrecen algún consuelo. Ella prefería haberse quedado encerrada hasta que aquello se calmara un poco, pero estaba claro que no iba a ser posible, y tenía razón al decir que al menos podrían usarlo de cebo.

Siguiendo las instrucciones que le habían dado, ayudó a derramar líquidos, aceites, y todo lo que pudiera servir. Se sentía algo inútil, los nervios no la ayudaban y sentía que no estaba haciendo nada, aunque estaba poniendo todo su esfuerzo en preparar aquello lo mejor posible.

Las palabras de Yuki son buenas noticias, y se alegra de verla salir rápido, sana y salva, junto a la niña. La siguiente, próximamente postulante a Miss American Zombie, fue Yolanda. Los zombies, que hasta ahora parecían entrar por goteo, se les vienen encima. Lex toma eso como su señal de salir de ahí, y así lo hace, esperando que los chicos la sigan pronto. Una sonrisa se dibuja en sus labios al girarse tras correr y ver a Oli salir, aliviada, pero justo cuando cree que Javi está a salvo también, un zombie se le lanza encima a este - Hell no - murmuró estupefacta, sin poder creer lo que veía por una fracción de segundo.

Como habría hecho por Oli, no se lo pensó dos veces y, quitándose el morral para dejarlo en el suelo y que Yuki lo tomara por si algo malo pasaba con ella, hizo de tripas corazón y se lanzó con el escudo en una mano y la llave inglesa en la otra. Si podía, embestiría a los que pudiera con el escudo para quitárselos de encima al hombre e intentaría escapar, soltando el escudo si era necesario, pero si veía que la única forma de ayudar a Javier era reventando cráneos a base de llave inglesa y destornillador, eso haría. Solo esperaba salir viva.

Igualados.

Las chicas están a salvo, una cosa menos y me alegro por ello. Al fin de cuentas un poco de luz hay en esta incansable oscuridad llena de peligro y situaciones desafortunadas. Nos estamos jugando el pellejo y joder, todo por ir a una fiesta, mira el desmadre que ha salido. No lo puedo creer si me detengo a pensar en ello, pero allí estamos con lo que tenemos y podemos, con la mente estropeada y el corazón en vilo. Esta mierda te pierde, peor que la heroína. 

La cuestión es que esto se complica un poco más, pese a que obvio el grito de Javier ya que estaba saliendo de allí y para mi fortuna muy bien, al igual que Lex. Pero la cosa se complica, como no. Si los zombies no descansan ni por asomo y la afrenta de hacerlos resbalar solo los retrasa como esperábamos, pero son rápidos los hijo de su madre. No obstante me quedo mirando la situación, el grandote está en peligro y Lex quiere salir a la batalla. 

Así que en cuanto la veo pasar, muy a mi pesar intento sujetarla de la cintura para que no avance.

- Tú no. Voy yo. - digo serio. 

No quiero que se arriesgue y no lo voy a permitir. Así que avanzo con la llave que tenía en la mano y no suelo usar porque parece que soy el Bruce Lee de esto mientras camino hacia donde se encuentra Javier en plena lucha con el Zombie. No lo dudo y le doy una patada para separarlos, así tiene un poco de libertad el grandulón para golpearlo. 

La carrera de Lex se vio detenida por un impulsivo Oliver, que se fue en ayuda de su bro. No iba a permitir que su chica corriera peligro si él lo evitaba. El pegajoso zombie estaba siendo duro de pelar, debatiéndose desesperado Javier por su vida. La patada de Oli le dio un balón de oxígeno, pero de manera breve, la bestia seguía soltando zarpazos, no sentía dolor, ni angustia ni ira ni miedo a morir.

Curro reptó de espaldas por el suelo mojado aprovechando la aparición de Oli, que golpeaba y pateaba, furioso. Justo cuando Lex también acudió al rescate. La pequeña inglesa continuaba arriesgándose el pellejo, nada la detenía ni iba a impedir salvar a sus dos amigos. Apartaron al caminante y salieron corriendo los tres hacia las vallas, la mujer zombie quemándose casi atrapa a Lexie , a poco se quedaron sus garras de su ropa. Sumidos en la oscuridad, empapados por la lluvia, corréis, con esa caminante ardiendo tras vuestra estela.

Las explosiones resonaron dentro de la tienda. La primera, la segunda. Caéis a tierra, tropezando, aturdidos. El techo se derrumbó en una zona con un inmenso boquete. Los cristales estallaron. Los caminantes del interior fueron pillados de pleno, destrozados, ardiendo, muñecos rotos, deslavazados. Muchos fueron neutralizados. Otros deambulaban envueltos en llamas, cayendo finalmente y transformándose en cenizas y huesos calcinados. El fuego se elevaba iracundo y purificador abrasándoles, excepto a algunos que vagaban aparentemente confusos, sin objetivo, en el exterior de la tienda, los que no habían entrado todavía.

La gasolinera no hizo ¡boom! , por ahora. En la tienda se escuchó otra detonación cuando alcanzabais las vallas. La tienda era una hoguera en medio de la noche bajo el aguacero inclemente.

Sucedió algo. Aparecieron unos focos en la carretera. Un vehículo. Parecía que iba a pasar de largo, a toda velocidad en la impunidad nocturna. Y lo hizo. No se detuvo. Hasta que cien metros más allá, paró, dio media vuelta y regresó a la entrada de la gasolinera, frenando chirriando los neumáticos.

La autocaravana.

Se abrió una puerta lateral. Un hombre de cierta edad saltó con una barra de hierro, abatiendo de un golpe brutal en la cabeza a un caminante. Detrás de él surgió una chica, parecía la danesa. Os gritaba a la vez que agitaba los brazos.

-¡Come on, come on! ¡ Quickly!

Llueve. La gasolinera no ha explotado todavía. Los surtidores indemnes...

Yuki no se lo pensó. Echó un vistazo al incendio, a la verja, y al vehículo. Agarró a Lucía en brazos y corrió hacia el vehículo.

La dependienta dudó. Para decidirse por lanzarse, pistola en mano, a la carrera detrás de la japonesa.

Aquella cosa la había tomado con él y hasta que no se lo comiera no iba a parar. Era mucho más fuerte que él y en aquella posición el peso jugaba en su contra. Tenía que mantenerse lejos de su boca y rezar por desequilibrarlo, rodar y escapar, como fuera. Estaba en medio de la pelea cuando escuchó pasos chapoteando a toda velocidad en su dirección. Aquello debía estar mal, les había dicho que se largaran. Debía ser que los zombies corrían. Sí, debía ser eso, porque Oliver no se iba a volver a ayudarlo, imposible. Pero allí estaba, entre dentellada y dentellada de esa cosa lo pudo ver. Hubiera saltado a darle un abrazo de bros si no fuera porque estaban a punto de comérselos. También estaba allí Lexie, que era pequeña en tamaño y grande en valor, o en inconsciencia. Su Lexie. Se la estaba jugando por él. No necesitaba más para sacar fuerzas de donde no había y escabullirse de debajo del zombie mientras les gritaba

- Saltad la verja, saltad antes de que todo explote. Corred. Me cago en mi vida, corred!!!!

Y corrieron. Curro corrió como no había corrido nunca, temeroso de que les pudieran coger a los tres. Una zombie ardiente estuvo a punto de coger a Lexie y se sintió morir pero finalmente consiguió escaparse por su reducido tamaño. Saltaron la vaya y Curro les siguió alentando

- Hay que alejarse, Va a explotar...va a explo... - La explosión y la onda expansiva lo arrojaron al suelo y cuando se levantó y vio el resultado una sonrisa fiera apareció en sus labios de bandolero mientras les decía -  Welcome to the fallas malagueñas.

Era lo más bonito que había visto nunca. Ver como esas almas en pena se quemaban, descansando eternamente sin poder dañar a nadie más. Y era solo el principio, en cuanto explotara la gasolinera no iba a quedar ni uno. Visto lo visto, tal vez no era tan tonto... aunque se arrepentía del destino de la danesa. A esas horas debía estar muerta, y pronto lo estaría él. Justicia poética.

Cuando les iba a pedir que se alejaran apareció la caravana y pasó de largo. Sonrió, aliviado al ver que lo había conseguido y dijo - Coño con la Laudrup, que dura es la cabrona. - Pero cuando dio la vuelta se le encogió el corazón y empezó a llorar. No lo merecían, pero intentaban ayudarles jugándosela por ellos. Dudó, pero Yukino corría, y Yoli, y la pequeña Lucia, así que esprintó para colocarse delante de ellos para apartar a cualquiera que se les acercara. Se iban a largar, se iban a salvar. Lo había dado todo para que se largara. Corrió intentando quitar de en medio todo lo que se pusiera entre el grupo y la caravana. No pensaba entrar hasta que todos estuvieran a salvo

- Corred. Corred, por vuestra vida....

No la pude detener como pretendía, es que la fuerza de voluntad de la pequeña es incuestionable y ante ello, realmente estoy desarmado. Pero esto no importa porque allí estamos intentando liberar a Javier de los zombies, como amigos que somos al fin de cuentas, pese a las diferencias o la tensión que la misma situación imprime en cada uno de nosotros. Y una patada va, otra y otra, también descubro que soy un verdadero gato en el combate cuerpo a cuerpo y quizás en otra situación estaría echando unas risas, pero ahora... Joder, nos cuesta la vida. 

Se logra y los tres podemos escapar, momento en el que doy un salto como si nada, los años de parkour me vinieron de perlas. Al mirar el entorno, observo como una caravana aparece y no hay más opciones, así que emprendo la marcha como sea y con todo lo que puedo corriendo a toda prisa hacia el vehículo mientras la chica nos está llamando. Siempre pendiente de la rubia, de Javier, ya que Yuki avanza como gacela junto a la niña. No sé qué clase de gente será la que está en la caravana, pero joder, es nuestra única salvación. 

Y espero que no sean caníbales, espero. 

Oliver no le habìa dado tiempo ni a responder al partir en su lugar, aunque realmente, no habría sido capaz de decir palabra coherente tampoco. Si ya estaba asustada por Javier, al ver que Oli partía hacia la misma fuente de peligro le dio terror. No quería ni imaginarse la posibilidad de que mordieran a cualquiera de los dos, y mucho menos, la de que la gasolinera explotara antes de que pudieran salir y acabaran ambos muertos. No, ni de coña. O los ayudaba a salir antes, o moría ella también.

Antes de darse cuenta, ya corrían de regreso. Por poco la agarró una zombie en fuego, y Lex vio su final una vez más, pero logró esquivarla a tiempo. - Bloody fuck, the backpack - miró alrededor, buscándolo mientras corría. No podía parar. Si se retrasaba un mínimo, acabaría siendo comida de zombie a la parrilla, y se negaba a hacerlo ahora.

La voz de Curro la alerta de lo que va a pasar, y un minuto después está escuchando un pitido en sus oídos, aturdida, levantándose a duras penas del suelo. La gasolinera estaba destrozada, pero los bichos de dentro también, y eso por el momento era suficiente. Lo único que le importaba ahora mismo era que, contra toda probabilidad, los tres habían salido vivos y enteros de su última misión suicida.

Fija con el tema del morral, lo buscó alrededor, aunque el mundo se le movía aún cuando intentaba mantenerse quieta. Si logró verlo, lo tomó, pero tampoco invertiría demasiado tiempo. Tenían que irse de ahí ya, y tampoco quería presionar demasiado la suerte que ya había tenido.

Como pudo, fue a saltar la valla, queriendo alejarse lo más posible de los zombies que fueran a llegar ahora. Fue entonces cuando vio los focos. Esta vez ni siquiera intentó pararlo, entre agotada y absoltuamente desesperanzada de que se detuviera por ellos... pero lo hizo. Más allá, pero lo hizo. Y fue entonces cuando cayó en que lo que había dicho Javier hacía unos segundos era porque el coche era una caravana, como la que había estado buscando la holandesa.

Ni siquiera cuando la vio aparecer, pudo creerse que hubiese sobrevivido, pero aquel momento tampoco era para cuestionarse nada. Tan pronto escuchó el grito, y vio que los chicos iban, ella corrió también. Ahora solo le quedaba confiar en que no fuera a dejarla a ella fuera por convencer a Javi de no acompañarla, pero al menos intentaría subirse y ya encontraría una forma de disculparse luego.