Partida Rol por web

Rhaz si pensarlo coge un poco de carrerilla y justo cuando llega al borde de la grieta hace gala de un majestuoso salto, con el que consigue llegar al otro lado junto con los demas sin ningun problema. - Vamos no podemos perder mas tiempo - dice este a sus compañeros, hace una breve pausa y continua - Antes deberiamos de coger las pertenencias de nuestra compañera caida, a ella no le haran falta y posiblemente a nosotros sí. - Seguidamente este se agacha y registra el cuerpo sin vida de Matrina.

Desanudo las capas y las devuelvo a sus dueños mientras veo cómo registra a Matrirna.

Cuando acabemos con esto, enterraremos su cuerpo. Creo que es mejor que dejarlo para que se lo coman las alimañas.

Espero que nadie tenga que enterrar los nuestros.

La última de las alimañas aún se retuerce en el interior del cuerpo de Matrirna, sin importarle vuestra cháchara ni intenciones, ajeno a la avaricia terrenal que hace a Rhaztamiel meter las manos entre la ropa de Matrirna topándose de frente con el enorme ciempiés que no duda en tratar de darle un mordisco,

Rhaz, asustado, no recordaba que el bicho estaba aún ahí, y cae de culo asustado evitando la picadura y colocandose en pie inmediatamente y quedando frente a frente con la criatura

Rhaz, tras el susto por el desconcierto, se levanta rapidamente del suelo y saca la espada para ensartara la alimaña, pero la impresion hizo que su golpe fuera a para al suelo si acercarse si quiera a la criatura.

Cuando estamos más relajados, el bicho que nadie se había preocupado de matar, sale de nuevo. Saco mi bastón sin perder un segundo y le intento dar con asco en mi rostro.

Sucio, más que sucio!

Mierda Sutu, es que no se te había ocurrido darle un hachazo?

Sutu jadeaba de cansancio tras su último ataque, y se quedó parado observando a la criatura que se retorcía frente a él antes de quedar inerte.

Apoyado en su enorme hacha en la postura que habituálmente ponía, escuchó sin mirar a los del otro lado y sus planes para saltar el abismo. Algo a lo que no dijo nada, puesto que no había nada que decir, limitándose a refunfuñar por lo bajo algo ininteligible.

Lanzó una mirada de reojo a la semiorca muerta en el suelo, cuyas entrañas estaban sirviendo de esplendido festín a la alimaña pero su agotamiento no le dejo tiempo a reaccionar, y antes de poder decir una sola palabra al respecto, o de lamentar la pérdida de aquella hembra semiorca, ya había ayudado a sus dos compañeros a cruzar el abismo, y Rhaztamel alargaba la mano con ideas de profanación sobre el cuerpo de Matrirna.

-¡¿Qué haces insensato?! Gritó enarbolando su hacha sobre las cabezas de los más cercanos en el momento en el que el cienpies surgia de la cavidad sanguinolenta que era ahora el cuello de Matrirna y atacaba al hombre.

Con Rhaztamel por medio, Sutu tuvo que maniobrar esquivándolo para no llevárselo por delante con la hoja del hacha, y el ataque no fué lo certero que podría haber sido, golpeando al ya maltrecho cadáver de Matrirna y seccionándole una pierna que regó con un mar de sangre a los más cercanos por los fluidos vitales despedidos tras el impacto, pero sin llegar a dar a su objetivo.

Willem da un golpe al ciempiés, y este se retuerce en la punta de la espada en tanto que todos a vuestro alrededor podeis ver como Willem vizquea y parpadea lentamente mientras sus ojos se vuelven hacia atrás. Está realmente mal, si estuviera solo, el desierto le habría vencido, por suerte está con vosotros, sus compañeros, por suerte tiene una razón con la que entrar en combate a pesar de su estado y dar un golpe que dista mucho de ser mortal, incluso para un bicho de apenas tres pulgadas de grosor.

La estocada atraviesa al bichejo, a quien no parece afectarle dicho golpe y se deshace de la espada dando varias vueltas sobre el cuerpo de Matrirna.

El ciempiés se voltea sobre sí mismo buscando una salida, y desesperado agita su espinosa cola golpeandoos a todos en las espinillas sin más efectos que el de dar un precavido brinco, en un intento de escapar por donde se encuentra Sutu, se enrolla por su pie dando un mordisco en su pierna desnuda, Sutu aprieta los dientes dándole una patada y devolviendolo al cerco donde seguramente, la lluvia de golpes que se le avecina, acabe con su vida.

Mi golpe estuvo a punto de darle, pero es escurridiza la alimaña. Le veo escurrirse por los pies de Sutu y intento darle sin tocar a mi compañero, pero es difícil para mí, que no soy hábil con las armas.

Después de eso, prefiero apartarme un paso para poder decidir luego si le ataco de otra manera.

Sutu no gimió de dolor, ni maldijo a causa de este.

Lo que hizo fue lanzar un rugido de ira ante la frustración por no poder eliminar a la escurridiza criatura, y lanzó un nuevo tajo descendente con su enorme hacha, dispuesto a terminar de una vez por todas con la vida de aquella alimaña de la oscuridad.

El rostro del picaro era de una evidente vergüenza, cuatro alimañas habían acabado con la vida de uno de sus compañeros y ademasa habia dejado malherido a dos mas. - Que pasará si nos atacan de nuevo, estamos demasiado tocados como para seguir adelante, no creo que sea buena opción serguir sin habernos curados todas la heridas causadas y de camino hacerle un entierro digno a Matrina, que opinais vosotros? - pregunta Rhaz al resto del grupo mientras vuelve a envainar su espada.

¿Entonces que propones... que nos quedemos aquí... por si aparecen más... de esas bestias? pregunto completamente doblado, con las manos apoyadas en las rodillas y la respiración trabajosa. El pecho me ardía, la cabeza me daba vueltas como si en vez de en una cueva estuviesemos en un barco en plena tormenta y me dolian partes del cuerpo que ni siquiera sabia que podian llegar a doler. Tenemos el desierto... detras, esas cosas donde... nos encontramos y esos... lagartos delante. Hagamos lo... que hagamos estamos bien... jodidos.

Matriorca lleva la lanza corta luminosa, y colgando del cinto una ballesta ligera con un estuche de diez virotes, en una mochila vieja y rasgada lleva una linterna sorda, cinco pintas de aceite, un petate, un odre vacío, un pedernal y acero, un saco y once piezas de oro. ¿Cuales fueron sus pretensiones en vida? ¿Sus deseos? ¿Sus expectativas? ¿Era este el destino de la bruja verde? ¿Es este el destino que os espera a todos.... tarde o temprano? ¿Hay manera de evitarlo?

Ante vosotros, el pasillo desciende, y a escasos metros podeis ver una segunda losa, más fina, algo peor apoyada y más movida.

Exacto, no tenemos elección. Son ellos o nosotros. Cojamos las cosas que nos puedan ser útiles de Matrirna y sigamos. Yo tomaría la ballesta si no la quiere Sutu. Con el aceite se pueden hacer algunas cosas interesantes si tenemos tiempo de planificar las cosas bien. Umm, la lanza también la tomaré si nadie la quiere. El dinero hay que guardarlo, quizá tenga familia.

Adios, Matrirna, no llegamos a conocernos lo suficiente, pero siento tu pérdida. Pocas personas son bendecidas con el poder de la magia y tú eras una de ellas. Seguro que tenías una historia y un pasado interesantes. Sólo espero que tu alma descanse en paz y nos alientes desde el más allá.

Espero a que los demás se despidan y tomen las cosas que consideren oportunas. Luego marchamos.

Al seguir avanzando, adentrándonos a lo desconocido, encontramos una losa semiabierta y menos pesada que la anterior.

Tengamos cuidado. Rhaz, puedes adelantarte y escuchar o ver algo? Crik, acompáñale. Se posará en tu hombro y podrás fiarte de su vista, ve bien cuando hay poca luz.

A Sutu no se le ocurría mucho para decir, aquel tipo de cosas no se le deban bien, aunque sentía dolor y no era un bárbaro sin sentimientos. La desesperada búsqueda de su familia en la que se veía inmerso lo demostraba.

Apoyó el hacha en la pared y estiró sus músculos, para luego comprobar todas y cada una de sus heridas. Se encontraba cansado y dolorido, pero aguantaba. Sin embargo era consciente del esfuerzo que le suponía mantenerse en pie y de que las fuerzas le empezaban a flaquear.

-Un triste destino el de ella. Dijo con sequedad mirando a Matrirna. Pero es difícil tener otra cosa en este mundo que nos ha tocado vivir. Al menos ya no sufrirá más las calamidades de la vida.

El bárbaro recogió su hacha y miró hacia delante. Lo que les esperaba al otro lado del pasillo le hizo fruncir el ceño.

-Bien, haya vamos otra vez... Señaló con un dedo al frente y dijo ¿Puede alguien asegurar el túnel? Mi vista no es buena en esta oscuridad y no soy ducho en la búsqueda de trampas.

Yo también lo siento… por la orca, pero la vida… en el desierto es así. La… muerte acecha a cada… paso que das aunque de lo que realmente me alegro es de no ser yo el que sirve de comida a los gusanos. Mientras eso no pase, el resto no importa.

Y también creo que… Rhaz debería de adelantarse… y explorar un poco… Si estaría en mejores condiciones…  comento mientras me vuelvo a incorporar, aunque mi respiración sigue siendo igual de pesada lo haría yo, pero con… lo fuerte que respiro me… detectarían enseguida.

- Esta bien pues, si así lo decide el grupo, yo ire delante, tu Willem sigueme por si se me escaba algo y Habib si pudieras ir tu detras tambien alumbrando el camino con la lanza sería de gran ayuda. Y tu grandullón vigila nuestras espaldas despues de lo visto se que eres muy capaz - dijo este con una sonrisa en la cara, mientras se pone en marcha.

Avanzas tu solo en la penumbra, nadie te sigue, todos están exhaustos y agotados,