Partida Rol por web

El ciempiés sobre el cuerpo de Matrirna trata de entrar en su cuello, en un momento, lo que parecía ser un simple rasguño se convierte en una auténtica sangría, el ciempiés entierra su cilíndrica cabeza en el cuello de matrirna, casi perforándolo, la sangre brota ahora con fuerza, un chorro que pierde fuerza rápidamente bañando al miriápodo que parece deleitarse agitando con vigorosidad todas sus extremidades.

El otro ciempiés resbala cayendo a los pies de Willem, pero lejos de amilanarse por una presa tan potencial como es en estos momentos el confuso y herido explorador, vuelve al ataque, lanzándose contra el hombro, trepando de nuevo por el cuerpo de Willem y arañando la armadura mientras el mareado explorador trata de sacarse de encima ambas sabandijas

El asunto seguía empeorando. ¿Serían aquellas malditas criaturas el final de mi viaje? Sea como fuere no me iba a ir al otro barrio sin luchar, así que pese a mi lamentable estado lance una estocada con la espada larga al escorpión que se encontraba junto a mi.

Casi no puedo hacer nada, nunca pense que criaturas como estas pudieran matarme, pero ahi esta, mi cuerpo parece no responder a nada, y mi vida poco a poco se va escapando.

De nuevo el picaro carga su ballesta, lanzando un virote a la nada, estaba claro que si dependían de su ayuda, moririan todos allí. La impotencia se apoderaba de el y casi le daban ganas de tirarse a la grieta. - Que van a pensar de mi, no he conseguido acertar ninguno de los 3 disparos - pensaba este.

Los escorpiones castañean sus pinzas y mueven sus peligrosos aguijones, Willem no sabe cuanto tiempo más podrá resistir, y un Sutu cada vez más despejado de enemigos es alcanzado por un aguijón en pleno hombro, el bárbaro se echa atrás arrastrando al escorpión que no ha sido capaz de desclavar la púa, para cuando el escorpión cae, un hilo de sangre resbala por el cuerpo de Sutu, bañando las heridas y quemaduras que el bárbaro ya sufre.

Sutu parpadea dos veces asiendo el hacha con fuerza, aprieta los dientes, Sutu no va a morir hoy aquí, no son ellos un enemigo apto para dar muerte al cazador del desierto, no son estas alimañas aquellas que merezcan tal "frac"

Sutu lanzó un gruñido de dolor al verse afectado por los ataques del escorpión que ahora lo tenía como objetivo. Una de las pinzas chasqueó en el aire cuando el bárbaro esquivó el ataque, pero la otra lo pilló en la retirada, y el impacto lo desconcentró lo suficiente como para no ver venir el aguijón que atravesó su carne velozmente, hiriéndole también con su golpe.

Por fortuna para Sutu, el veneno era una minucia para su fuerte cuerpo, y este seguía sin afectarlo, pero la repentina sucesión de ataques lo desequilibró en su postura de combate, y aquella momentanea distracción fue suficiente para errar en su ataque contra la vil criatura.

El bárbaro lanzó una maldición al aire, cargada de odio y de insultos que le hubieran hecho sangrar los oidos al más educado de los sabios.

Matrirna cae y empieza a ser devorada por el cienpiés. Dudo de que siga viva o pueda sobrevivir, pero no puedo dejar de hacer algo.

Si el destino quiere que viva, mi hechizo de le dará a él, si no quiere que viva, le dará a ella y acabará con su agonía. Ambas soluciones son humanas.

Señalo al bicho y pronuncio: Orbe corrosivo.

Mi grumo ácido y vuela en dirección a la sabandija, pero acertará? El destino lo dirá.

El ataque de Habib falla, dejando al ciempiés en la ignorancia de si es atacado, y permitiéndole sumergir parte de él mismo por el cuello de Matrirna, sus heridas son graves, y ni siquiera podría asegurarse que aún siguiera viva.

El ciempiés de Willem está despistado por el festín que su compañero se está dando con la orca, y parece que de un momento a otro vaya a unirse, y dando media vuelta en un movimiento muy extraño, trata de dar un coletazo a Willem con sus púas, Willem, sudando, se aparta del bicho dejandolo marchar, y viendo como el cuerpo de Matrirna se empieza a sumergir en su propio y fresco charco de sangre revuelto ahora por las dos enormes y descerebradas sabandijas

El picaro furioso y envuelto en rabia despues de ver como uno de sus compañeros yacia en el suelo volvió a cargar la ballesta y esta vez si solto un virotazo a uno de los ciempies que fue directo a la parte centro del cuerpo de la criatura - Siii!!!!! ya era hora - penso este aliviado tras acertar por primera vez

Willem comienza a dar espadazos al suelo, con tal de alejar al escorpión, del tamaño de un gato, la púa de la cola juega con él y busca hundirse en cualquier parte de su cuerpo, Willem está mareado, sangra a través de su ropa y armadura, y ve al otro lado del agujero a sus compañeros abriendo fuego contra las alimañas.

Ayudadme !! - Willem aprieta los labios y teme su final, es frustrante pedir ayuda, pero ha salido casi por instinto, al sentir tan cerca el frío punzón de la traicionera muerte.

Willem consigue por ahora posponer su hora gracias a la maniobra de alejar al escorpión con las espadas, y Sutu curioso, observa a su compañero al escuchar la petición de ayuda, las pinzas rasgan las piernas desnudas del bárbaro, arañándole y haciendole hincar una rodilla, observando ahora el espolón del arácnido justo frente a sus ojos.

Los dos valientes combatientes están en las últimas, cualquiera puede caer en el siguiente momento, será cuestión de.... infortunio

Sutu tenía ya tantas heridas que no sé cómo puede aguantar tanto. Willem, sin embargo, se nota que no puede más. Su actitud ya es desesperada por sobrevivir. Necesita ayuda y la pide. Estoy a punto de lanzar otro conjuro sobre el último de los cienpies, pero invoco mi poder en un conjuro fiable contra estas alimañas.

Tranquilo Willem, no vas a caer. Aún, al menos!

Saeta Infalible. Las palabras mágicas sesencadenan un proyectil de fuerza sobre el escorpión amenazando con sus pinzas al explorador, pero que es reventado por dentro cuando la energía lo sacude en un choque brutal para la resistencia del animal. Crooock!

La cabeza de Sutu se había descentrado de la batalla y aquello podía costarle caro, tal y como el escorpión se encargó de hacérselo notar al bárbaro.

Cuando el dolor proveniente de la pierna lo sacudió de arriba a abajo, Sutu flexionó su cuerpo para volver a atacar y terminar con aquella amenaza que hacía castañetear sus tenazas frente a él.

Blandió su hacha, y volvió a asestar un golpe con la misma intentando terminar con la vida de aquella alimaña de las entrañas de la tierra.

La sabandija retuerce su cuerpo dejando escuchar extraños crugidos, y ahora todos vosotros observais a la última de las alimañas en tanto habeis quedado todos desocupados. Sutu incansable alza su gran hacha, Willem, indeciso y agotado, prepara su espada, Habib, prudente apunta con un dedo para acabar con los restos mientras Rhaz enarca una nueva flecha en la cuerda de su arco.

La cabeza de Matrirna rueda grieta abajo, y el inmundo bichejo introduce la mitad de su cuerpo por la cercenada cavidad esofágica que derrama jugos digestivos, moco y sangre entremezclados mientras unas arterias finísimas bailan incontroladas salpicando gotitas de sangre en todas direcciones, unas arterias carótidas que quedan rápidamente colapsadas y unas venas yugulares que se desinflan a gran velocidad. Matrirna está muerta, y la alimaña se regodea de su trofeo ante vuestras propias narices.

Matrirna... no! Habib se queda sin habla y casi sin aliento. Había llegado tarde. De todas maneras, con tan poco poder curativo, no iba a poder más que estabilizar a alguien si caía. Estaban condenados a intentar tener éxito sin ningún error más.

Bien, compañeros, lamento lo de Matrirna, pero ya no se puede hacer nada. Estamos siendo un grupo muy incompetente que comete errores de novato. No es que me considere ningún experto, pero si no nos organizamos, creo que nos valdría más la pena enfrentarnos al desierto. Tenemos dos compañeros para saltar. No tenemos cuerdas, pero si uno se cae, ya no hay más curaciones milagrosas. Así que darme vuestras capas y voy a atarlas para formar una cuerda sencilla. Sutu, tú tomarás un extremo y uno de nosotros el otro. Saltaremos y tú tirarás con fuerza para que con el impulso de ambos sea fácil saltar. Aún hay riesgo, pero será mínimo. Estáis de acuerdo? Si es así, matad a la bestia asquerosa que devora los restos de Matrirna y pasadme su capa y las vuestras, por favor. Rhaz, empezamos con la tuya?

Digo mientras miro al techo para asegurarme que no hay más bestias a punto de caernos.

- Aqui tienes, Habib - dice el picaro quitandose la capa y ofreciendosela a este. - Todos sentimos lo que le ha ocurrido a Matrina, pero no es tiempo para lamentarse, debemos movernos rapidos el tiempo apremia. - Termina diciendo Rhaz.

Haceis una cuerda improvisada y os creeis listos para saltar, gastais al menos una hora más en elaborar todo esto*

Haced como veáis. Esta vez no pienso oponerme a nada respondo cansado mientras me acerco a una de las paredes de la cueva. Apoyo mi espalda en ella y me dejo caer al suelo hasta quedar sentado. Necesitaba reposar un rato, o pronto iba a acompañar a la hechicera semiorca.

La imagen que daba era realmente lamentable, pero poco importaban ya las apariencias y los “qué dirán”. Era la segunda vez desde que partimos de aquella ciudad en la que había mirado a la muerte directamente a los ojos y la había esquivado en el último momento. Era el momento de dejar esas cosas a un lado y centrarse en sobrevivir hasta el día de mañana.

Estamos un rato anudando las capas de manera que quedara fuerte. Tiramos de ellas para asegurarnos que no se soltaban.

De acuerdo, Rhaz, creo que así estará bien. Le paso un extremo a Sutu y tomando el otro en una mano, tomo la mayor carrerilla posible y salto.

Vuelo por la grieta por el subidón de adrenalina y aterrizo de pie y aún con impulso al otro lado. Buen salto, jejeje!

Ánimo Rhaz, que tú puedes. Gracias Sutu.

Le lanzo el extremo de la cuerda a Rhaz y me coloco en el borde para ayudar a Sutu si hace falta.