Partida Rol por web

Observais sorprendidos como del techo y las paredes caen escorpiones del tamaño de un gato pequeño, sorprendidos, dais un paso a un lado evitando sus primeros movimientos que usan para voltearse y hacer sonar sus pinzas en el aire amenazadoramente, el grupo que esperaba haber pasado lo peor saltando el abismal foso se ven ahora rodeados por una plaga de sabandijas crujientes y repulsivas.

Los escorpiones son una excelente fuente de alimento, y son bien recibidos cuando te encuentras perdido en el desierto, pero en esta oscura cueva, en este profundo lugar.... no era el momento de que aparecieran....

Siseantes, algunos ciempiés de más de un metro de largos se unen atacando directamente los tobillos embotados de los aventureros, Willem aparta el pie echando arena sobre una de las alimañas, en tanto que Sutu aparta con el hacha a los tres bichejos que se arremolinan contra la pared empujándole contra su compañero.

Ay!! - Matrirna sacude un pie magullado, despegando de él un largo ciempiés que tarda en soltarse y caer boca arriba junto a ella, revolviendose sobre él mismo hasta colocarse derecho y erguirse en más de la mitad de su altura, abriendo unas repulsivas mandíbulas que la lanza de Matrirna iluminan demasiado bien

Rhaz ve como desde el otro lado y gracias a la luz de matrina como un grupo de escorpiones y ciempies empiezan a caer del techo y emboscan a sus compañeros, rapidamente se acerca al borde del foso he intenta ensartar con una flecha a uno de los ciempies que esta mas alejado de sus compañeros, pero la flecha le sale desviada y falla - Habib intenta hacer algo, los han rodeado, si tienes algo para lanzar lo que sea - dice el picaro.

Rhaz me pide que lance un conjuro o haga algo. Sin embargo lo más rápido es disparar mi ballesta.

Así que me muevo para flanquear lo más posible al escorpión que dentro de nada va a atacar a Matrirna y disparo.

Tiradlos al hoyo!

Pero qué digo, si aún hemos de cruzar! Pienso mientras trago saliva.

Definitivamente este no estaba siendo un viaje agradable. Primero el buitre, luego el calor, después la lombriz gigante esa y ahora cienpieses y escorpiones. ¿Realmente merecía la pena jugarse el pescuezo de esta manera por un puñado de monedas? Siempre que empezaban los problemas me hacia la misma pregunta. Aunque siempre la olvidaba en cuanto recibía la paga.

Así que solo queda hacer que esta ocasión sea igual, machacar estos bichos, recoger el dichoso brazalete y cobrar la recompensa de aquel viejo orco. Nada de comidas de coco ni relativismos morales. Eso solo consigue acelerar el camino a la tumba. Así que dejando a un lado esos pensamientos me concentre en la labor a llevar a cabo, para lo cual descargue un tajo descendente tanto con la espada como con la espada corta sobre el escorpión más cercano.

Los escorpiones, que tan rápidamente se han incorporado al combate, se arrojan sobre sus presas, son como tan grandes como un perro, y el aguijón baila cercano a vuestros pechos y gargantas en tanto que las pinzas atacan principalmente a vuestras partes más vitales y vulnerables, aquellas que jamás desearíais que atraparan.

Las cosas parece que no van tan mal.... pero todos teneis esa extraña sensación de que se va a poner peor en cualquier momento, y que será cuestión de segundos que suban por vosotros.

Crik revolotea y empieza a lanzar escandalosos graznidos, con ganas de alzar el vuelo en la cueva, pero sintiendose más seguro en el hombro de su amo que acercándose al techo, y eso le causa un gran nerviosismo manifestado por una continua agitación.

Malditos bichos del infierno... auch... me han picado.

esto no puede ir mas mal,   trato de proyectar mis poderes hacia ellos utilizando mi salpicadura de acido.  Yuunnrtiirtuuu

Malditos ojalan mueran, ojala  mueran inceptos asquerosos..

Sutu maldijo al ver aquel ejercito de alimañas que se les echaba encima, literálmente.

Estaba preparado para lo que se les venía, y reaccionó con fiereza ante aquellas viles criaturas del interior del mundo, sin titubear ni un momento. Blandió su hacha sobre el escorpión que se encaró hacia él con un grito de furia, y su mortal arma, bailó a la luz mortecina de los objetos encantados que les servían como faro guía en la impenetrable oscuridad.

-¡WAAAAAAAAAAARGH! ¡Volved al infierno del que habeis salido despreciables seres! Les gritó en el momento de ejecutar el golpe.

Los larguísimos ciempiés se lanzan contra vosotros, el ciempiés erguido frente a Sutu muerde el cuello del bárbaro iniciandose así un forcejeo que termina en unos serios rasguños a lo largo de su musculoso cuello, Matrirna, de igual manera se deshace de un ciempiés que mordía su brazo con ferocidad y ahora quedaba despegado.

Willem por su parte, con ambas espadas en la mano, consigue mantener a raya a sus alimañas, en tanto que mira con ojitos de cordero degollado a sus compañeros al otro lado del agujero en busca de una mano amiga, temiendo que las flechas y proyectiles vayan mal dirigidos e impacten contra él mismo, causándole una herida mortal que los bichos no podrían hacer, el ciempiés, corretea por la pared alejándose de él, y pareciendo que él mismo lo hubiera espantado, salta con energías renovadas enroscándose por su cuerpo y dandole diversas picadas por toda la armadura, buscando su carne y haciendole gemir de dolor y asco

Sutu forcejeó con el ciempies que se le lanzó al cuello tras atacar al escorpión, y el bárbaro se vió obligado a dejar de prestar atención al arácnido para quitarse de encima a la alimaña que le atenazaba su poderoso cuello de toro con las mandíbulas.

Cuando lo hizo, sintió el veneno de la criatura deslizarse por su piel, mezclado con su sangre tibia al salir por las heridas.

El picaro volvió a lanzar de nuevo con mucha rapidez una flecha, intentando buscar como blanco a un ciempies, pero de nuevo su flecha se encuentra con la pared del estrecho tunos - No puede ser!!!! - Rhaz hace un gesto como de tirar la ballesta al suelo maldiciendo su falta de punteria.

De repente las pocas fuerzas que me quedaban parecían abandonar mi cuerpo. Nunca en mi vida me había sentido tan cansado. Pero si quería salir con vida tenía que seguir luchando, así que intente otro tajo vertical, aunque debido a mi estado casi parecía que lo único que hacía era dejar caer el arma.

Los escorpiones trepan por vuestros cuerpos ávidos de vuestra sangre, clavando pinzas y aguijones, el espectáculo que observan Habib y Rhaz es el de una plaga sumergiendo a sus compañeros en sus negros y venenosos cuerpos, un destino fatal para unos compañeros tan poco afortunados como aquellos que tuvieron la valentía de saltar.

Ante la desesperada situación de mis compañeros y de Matrirna en particular, decido no confiar más en la suerte y lanzar un hechizo que nunca falla sobre el escorpión que trepa por el cuerpo de la semiorca.

Saeta Infalible. Pronuncio mientras señalo al artrópodo.

Espero que te mueras, asqueroso.

Ristracna, jituyyrty abatt

Matrirna  muy  debil y tratando de defenderse de esos seres  busca dormirlos para que todo esto acabe, aunque parece que todo esto en realidad  acabó con ella.

El bárbaro se encontraba encarado con el cienpiés que lo había atacado, y decidió inculcarle un poco de buenas maneras tras el mordisco que la miserable criatura le había propinado.

De modo que sin pensárselo dos veces, atacó a la alimaña que tenía frente a él, puesto que no veía la oportunidad de ponerse a elegir entre sus atacantes, rodeados como estaban.

Sutu alzó su arma, y el hacha describió un tajo descendente, desde encima de la cabeza del bárbaro, hasta el cuerpo vermiforme del cienpiés, que se retorcía amenazadoramente delante de él.

El veneno de la picadura de escorpión nubla la mente de Matrirna, y todo se vuelve muy confuso a su alrededor, su mente evoca el conjuro soporífero, la nana que encandilará a las alimañas y las dormirá a todas librándoles de su molesta presencia, comienza a conjurar pensando en su inminente muerte, y como si una maldita profeta se tratara, el ciempiés que junto a ella se encontraba da un brinco lanzándose a su cuello y derribándola al suelo, el ciempiés se enrolla sobre su cuerpo y comienza a retorcerse con tal de hacer su mordisco más penetrante, y poder perforar el cuerpo de su víctima