Partida Rol por web

Los confines de la galaxia

El Cuervo

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21/08/2019, 00:06
Director

Los prisioneros, entre los que se incluía Rod, estaban siendo obligados a caminar, dirigiéndose al túnel principal. Dos soldados de los cuervos cerraban la marcha sin dejar de apuntar al agente de la URI y a los miembros del equipo de investigación. Los dos de delante se limitaban a indicar el camino, aunque echaban vistazos atrás continuamente. Si los cuervos tenían un plan de escape, estaban cerca de ponerlo en marcha. De tener éxito probablemente todos los prisioneros desaparecerían sin más, sin muchas esperanzas de ser encontrados a menos que los propios cuervos los liberasen. En realidad nadie sabía si aquellos soldados tenían una base de operaciones, a dónde se dirigirían, o qué harían con los rehenes una vez no los necesitasen. Al menos Rod sabía que el Sargento había mencionado que dejarían al comandante interrogarle. Era difícil saber si eso eran buenas o malas noticias.

Desde aquel momento los acontecimientos se sucedieron muy deprisa. Los investigadores se miraron los unos a los otros. Una cosa era ser prisioneros cuando no existía la más remota posibilidad de ser rescatados. Otra era caminar sumisos hacia un destino incierto cuando tenían constancia de la presencia de refuerzos en el planeta. Todos los miembros de la URI, incluidos los miembros científicos o investigadores, recibían adiestramiento de combate cuerpo a cuerpo y en el uso de armas. No llegaba al nivel de una instrucción militar, claro, pero tenían que saber defenderse porque nunca se sabía lo que iban a encontrar allí fuera.
El más grande, que iba a la cabeza, miró a la hija del doctor Nathan. Erine asintió lentamente. El grandullón entonces miró de reojo a otra de sus compañeras, una chica alta y de complexión más o menos atlética, que caminaba casi al final del grupo. Ella suspiró. No se la veía demasiado convencida. Aún así tenían que actuar rápido porque tal vez no hubiese otra oportunidad. La muchacha se dio la vuelta y saltó encima del soldado más cercano. Este la recibió plantándole la culata del rifle en la mandíbula, dejándola fuera de combate al instante. Al mismo tiempo el grandullón placó por la espalda a uno de los dos cuervos que iban en vanguardia. Mientras forcejeaban en el suelo, el otro cuervo de vanguardia le dio una patada en el costado al investigador, quitándoselo de encima a su compañero, momento que otro investigador, bajito y con algunas canas en el poco pelo que le quedaba, aprovechó para cargar contra el soldado. Este se apartó y lo empujó con el hombro para hacerlo caer de lado, solo que ya tenía a un tercer atacante encima. El cuervo que había caído tuvo que dar una patada desde el suelo para quitarse a otro de los prisioneros de encima, aunque otro más agarró su rifle con ambas manos. El soldado le dio un fuerte cabezazo en la frente justo cuando otra investigadora usó una piedra que acababa de agarrar del suelo para intentar aplastarle el cráneo. No tuvo mucho éxito, pero la pareja de soldados empezaba a verse desbordada.
Por la retaguardia la situación era similar. Aunque la primera agresora había quedado sin sentido antes de llegar a ser una amenaza, otros tres habían saltado sobre los dos cuervos. Saber que no les iban a disparar era una gran ventaja. Sin embargo tampoco conseguían poner en verdadero peligro a los dos soldados. Los cuervos eran miembros de las fuerzas especiales, sabían pelear cuerpo a cuerpo con gran maestría y contundencia. Sumando sus armaduras y cascos, era una pelea que los investigadores no podían ganar por sí mismos, aunque eso no iba a impedirles intentarlo.
Erine, se había apresurado a acercarse a Rod. Movía las manos frenéticamente para intentar desatar las del agente de la URI, mientras intentaba ignorar el caos que les rodeaba.

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21/08/2019, 00:07
Director

Durante un momento las palabras de Echo hicieron algo de mella en los cuervos. Las armas de la Pegasus podían causar el mismo efecto en sus filas que el que habían causado las naves piratas entre los hombres de Sanders. Además, era cierto que el escudo parecía resistir los ataques que estaba sufriendo. Sin embargo no los detuvo. No mostraron el más mínimo temor ante semejante amenaza.
-¡Entonces moriremos todos!-
Era el teniente enemigo quien había gritado esas palabras. El resto de cuervos respondieron con un grito gutural más propio de las antiguas tribus terrícolas que de soldados contemporáneos. Recrudecieron el fuego como si su idea, sabiendo que iban a morir, fuese llevarse a tantos enemigos por delante como pudiesen. Tanto Echo como los hombres de Sanders tuvieron que volver a cubrirse, mientras del túnel comenzaban a salir más cuervos, todos efectuando fuego de cobertura mientras corrían al punto que su teniente había marcado como lugar de recogida.
Sanders corrió hasta cubrirse justo al lado de Echo.
-Tenemos que intentar flanquearles. Aquí nos tienen a todos demasiado juntos. Si vuelven a dispararnos desde una de esas naves, se acabó-
Asomó para disparar un par de ráfagas, pero con tanto fuego enemigo no pudo apuntar demasiado, así que sus proyectiles se estrellaron contra las rocas en las que se cubría el teniente enemigo.

Las compuertas de la Pegasus se abrieron dejando salir un Skyjet. Jack estaba en el aire. Descubrió que los skyjet se pilotaban de forma bastante cómoda e intuitiva. Quizás habría estado bien tener más tiempo para familiarizarse con el panel de mando, pero en cuanto abandonó la protección de la Pegasus, dos de los pequeños cazas se desviaron hacia él. Solo dos. El resto seguiría abriendo fuego contra el pájaro más grande mientras tuviesen la opción de hacerlo. Los dos que encararon a Jack dispararon de inmediato, aunque no acertaron en el blanco. Pasaron al lado de su presa, uno a cada lado, tratando de ganarle la cola. Al tratarse de naves de carreras eran extremadamente rápidas, sin embargo el Skyjet, que sí estaba diseñado para el combate aéreo, maniobraba mucho mejor. Esa era toda la ventaja con la que contaba. De hecho tenía tiempo de sobra para virar y encarar a sus perseguidores antes de que estos pudiesen darse la vuelta del todo, aunque hacerlo le dejaría de frente contra dos enemigos a la vez. Mientras tanto el resto de naves seguían descargando sus armas principales contra los escudos de la Pegasus. Armas… el skyjet también tenía de eso. El panel de control informó que tenían la munición completa de la ametralladora frontal, además de dos misiles guiados en la panza del aparato. No estaba precisamente indefenso.

James había oído las órdenes tan bien como estaba escuchando los pequeños impactos contra el escudo de la Pegasus. Sabía por experiencia previa que desobedecer órdenes no quedaba demasiado bien en su expediente. ¿No era ese el motivo de que hubiese acabado en la URI? También sabía que todos los movimientos de los piratas parecían orientados a hacer aterrizar ese transporte. Sus instintos de piloto le decían que debía derribarlo. Jack maniobró la nave para dirigirse directamente hacia su objetivo. El ordenador de abordo le informó que los escudos estaban a punto de quedarse al setenta por ciento de su capacidad. Segundos después de cambiar el rumbo, los piratas debieron reconocer sus intenciones, porque las tres naves encargadas del bombardeo abrieron fuego contra la Pegasus. El primer disparo falló, impactando contra una pequeña colina cercana a la que convirtió en un humeante montón de rocas y escombros. Los otros dos le dieron, provocando una nueva sacudida en toda la nave. El ordenador indicó que la capacidad de los escudos había caído al cincuenta por ciento, solo que poco después bajó a un cuarenta y ocho al seguir recibiendo los ataques de los cazas.
El transporte estaba casi a tiro. Era difícil saber si bastaría un solo disparo para derribarlo, pero tan solo necesitaría unos segundos más si quería comprobarlo. Lo malo era que mientras tanto seguía a merced de los disparos de las otras tres naves.

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21/08/2019, 00:10
Rod Grazemann
Sólo para el director

Notas de juego

Me resultaría tremendamente cómico que cuando esté tratando de abrir las esposas se le cayeran las llaves o ganzúas se agachara a recogerlas y justo aprovecho para girar hacia la derecha (pum) y hacia la izquierda (pum) golpeando en la cabeza a un par de guardias y que al levantarse la chica siguiera como si nada...

Después de eso cojo el primer arma que vea y uso el modo apuntar slowmo.

Intención: Todos los guardias de los que no puedan librarse los investigadores muertos menos el jefazo que si se resiste tiro en alguna zona salvable pero voy a preguntarle un par de cositas

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25/08/2019, 22:17
Billy “Nueve Manos” Dee

De entre todas las habilidades innatas que Billy poseía; su habilidad para emborracharse, para provocar pelear, perder en el juego o ensuciarse las botas de polvo, había una que destacaba por encima de las demás. Las mujeres solían terminar odiándole. A pesar de llevar poco tiempo conociéndole, Kira no iba a ser una excepción. Sus palabras la habían herido allí donde ninguna bala podía llegar. La verdad era dolorosa, a veces insoportable. Aún recordaba sus horas más bajas, tras la muerte de su familia, cuando lo probó todo; la bebida, la soledad, ideas de suicidio. Era difícil lidiar con la verdad, especialmente cuando era tan contundente. Kira no estaba preparada. Nadie lo estaba.
Hábilmente Billy trazó un mapa de la situación. Aquella verdad era contundente porque no era la primera vez que la escuchaba. Una voz femenina reverberó en la mente de la mujer y el pistolero recordó que alguien había mencionado una traición. Otra mujer. Quizás la compañera de Kira.
Antes de que pudiera decir algo fue expulsado de aquel terreno mental, regresando a su cuerpo. Lo cual resultó un alivio.
—Que agradable estar en casa —aunque en realidad nunca se había ido.
Aparecieron los soldados. Cuatro. Al momento, los tanteo. Billy el Rápido, capaz de matar a cuatro hombres que ya tenían las armas en sus manos. Pensó que sería un buen epitafio.
No le dejaron actuar. Para su sorpresa el otro soldado acabó con sus compañeros. Una pena, pero alguien que había rechazado sus emociones malas era más fácil de controlar. Kira le había salvado. ¿Cómo gratitud? Intentó decir algo, pero la idea de morir no estaba entre sus prioridades. Kira no era estable y seguía siendo tan psicópata y arrogante; que hubiera recibido un golpe tan duro no hacía disminuir su peligrosidad, lo aumentaba.
Quería decir algo. "Estaré por aquí si me necesitas", "Sé fuerte". El cierta medida ella era una víctima. La habían manipulado. Una niña con poder y poca cabeza de la cual se habían aprovechado. Se tragó sus palabras mientras levantaba las manos y comenzaba a retroceder. No iba a hablar para que le volasen la cabeza de un disparo. Pero podía pensar. Quizás ella captase su pensamiento, si este era fuerte. O quizás no, pero puede que supiese ver lo que quería si era capaz de interpretar su mirada.
"Aquí tienes un amigo". Y eso era todo lo que podía hacer. A veces ser un héroe era una mierda.

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25/08/2019, 22:18
Billy “Nueve Manos” Dee

Otras veces ser un héroe era todo lo que podía hacer. Y se le daba bien, especialmente si se jugaba el cuello en situaciones peligrosas que él no había provocado. "Ser un héroe o ser gilipollas, algún día aprenderé a ver la diferencia".
A veces se preguntaba porque seguía en la URI. Allí tenía su respuesta. Un grupo de científicos tratando de ganar la libertad, peleando cuerpo a cuerpo contra soldados veteranos acorazados. Alguien tenía que ayudarles. Alguien tenía que apreciar el valor, el arrojo, el que no hubieran agachado la cabeza y se hubieran rendido.
Rod estaba entre ellos. Ya estaban intentando liberarle. A pesar de su mal aspecto, tampoco es que resultase muy atractivo antes vaya, estaba seguro de que sería un escollo mucho mayor para los soldados. Estos no podían usar sus armas. Pero él. Buscó un lugar donde parapetarse.
Podía volar hasta la escena y unirse a la pelea. Pero solo sería uno más. Y los puños desnudos contra las armaduras no eran buena idea. No, ya había mucha gente allí. Necesitaban algo de fuego de apoyo. Por ello, se apostó tras un escondrijo, colocó la mirilla de precisión en el bláster y lo puso a máxima potencia. No sabía si lograría penetrar el blindaje de las armaduras, pero iba a darles algo en que pensar a esos soldados.
Afinó la puntería. Allí había mucho movimiento. Relajó la respiración, tensó los músculos. Acarició el gatillo hasta la zona de límite. Veía a las personas pelear al otro lado de su visor. Los soldados se defendían bien. Intentaría disparar a sus cascos, a los visores. Más abajo podría poner en peligro a alguien. Solo dispararía cuando tuviera un blanco claro. Debía esperar. Un soldado derribando a un rival, quitándose de encima a sus agresores. Un momento de gloria, de respiro. Suficiente para apretar el gatillo y quitarlo de en medio en un segundo.
Aún no sabía que había sucedido fuera. Puede que en el exterior tuvieran que enfrentarse ellos solos a los piratas y al resto de Cuervos. "Pero hay que confiar en los compañeros".

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26/08/2019, 01:37
Rod Grazemann

Notas de juego

Yo escribí algo antes que tú. No pisa nada de lo que has puesto tranqui. Pero espero confirmación del máster. Si miras a Rod le ves en su salsa y sonriente. En todo momento

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04/09/2019, 16:48
James Dunn

James se consideraba un gran cocinero, un tierno amante y un decente jugador de cualquier juego de cartas o dados conocido en la galaxia. Pero si todo aquello podía ponerse en duda, no era el caso de sus habilidades como piloto. No es que se confiara en poder evadir 3 naves a su cola haciendo fuego, pero esos bastardos iban a lamentar haberse metido con el hijo de papá Dunn.

Sin embargo, quedaba el pequeño detalle de sobrevivir y empatar un poco las tablas, porque no le había gustado nada que acribillaran a sus compañeros y pensaran que engañarlos iba a ser un juego de niños. Jim era el tipo de hombre que lamentabas haber tratado de engañar. Si seguían actuando como se esperaba iban a terminar muertos, y aunque un buen ascenso póstumo quedaría bien en su legajo, prefería la degradación y corte marcial pero estando vivo. Eran gustos que tenía.

Intentó girar la Pegasus como un trompo mientras se iba acercando a su objetivo, con algo de suerte los disparos dirigidos a él darían en su objetivo y le ahorrarían un poco de trabajo. Con mucha mas suerte no se arriesgarían a tirar. Y en última instancia, por lo menos le daría un poco de vida útil a los escudos. Intentaba imaginarse al tal Oguru relamiendose con vaya uno a saber la cantidad de lenguas que tuviera pensando que era un bastardo inteligente que se las sabía todas y luego viendo por las pantallas, las ventanas o donde sea como se acercaba la Pegasus a llenarlo de agujeros.

No descartaba que en aquella nave de transporte pudiese haber alguien que no mereciera el tratamiento que estaba por dispensarles, pero sus padres deberían haberles enseñado que si te ves envuelto en un ataque con aterrizaje táctico el recibir algunos proyectiles es algo que no puedes descartar nunca. En última instancia si sobrevivían aprenderían una valiosa lección.

Cuando tuviera a tiro el transporte descargaría la cantidad de tiros que considerara que merecía un pirata que había matado a su capitana. Spoiler Alert: No eran pocos.

Notas de juego

Perdón por la demora!!

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05/09/2019, 13:23
Jack

El salir de la Pegasus con el pequeño Skyjet fue todo un alivio y más comprobando que solo dos pequeños cazas habían desviado su atención para atacarme… aunque la pequeña nave era mucho más vulnerable, el simple echo de no ser el objetivo principal era razón de peso para estar seguro de que salir había valido la pena… y más en este momento en el que todo el mundo estaba lo suficientemente ocupado como para no prestarme atención.

Con toda la tecnología con la que contaba el caza era fácil esquivar los ataques de los dos perseguidores y aunque estos contasen con arma algo superiores, el Skyjet seguía estando muy por encima en cuanto a tecnología y maniobrabilidad.

Por un momento, fijé rumbo hacía el horizonte, sería fácil huir en esa situación y nadie se daría cuenta y seguramente nadie viviría para contarlo… pero durante la carrera hasta el hangar me había dado tiempo de reflexionar – la marca – pensé – la dichosa marca – por un momento recordé las amables palabras motivacionales en la URI y lo descriptivos que habían sido explicando que me pasaría en caso de deserción, así que el plan era fácil: hacer algo de ruido al principio para que los altos mando no puedan decir nada y cuando todo esté perdido, huir para salvar el pellejo.

Tragué saliva i di media vuelta – vamos Jack, derribamos a estos dos para que no puedan decir que no hemos hecho nada – ¡te cubro James! – informé por el comunicador para que quedase constancia de mi hazaña. Acto seguido, sujeté con fuerza los mandos, giré al máximo para enfrentar a las naves rivales y abrí fuego con la ametralladora frontal. Para los misiles tenía reservado otro objetivo.

Notas de juego

Yo tampoco encontraba el momento de ponerme un rato con la historia... pero the show must go on!

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08/09/2019, 21:17
Echo

Por desgracia, al contrario que la gran mayoría de orgánicos, los Cuervos habían comprendido que incluso con la amenaza de Echo, tenían una mayor probabilidad de tener éxito si continuaban el ataque, lo cual, en otro momento, hubiese sido una valiosa incorporación de datos a su estudio sobre el comportamiento orgánico, pero en este momento resultaba ser un problema. Lo cual por otro lado tampoco hubiese supuesto un mayor inconveniente si James hubiese seguido sus órdenes y les hubiese disparado… pero, desgraciadamente, la tendencia orgánica de tomar decisiones ineficientes parecía estar bastante arraigada en él.

Tú análisis de la situación es adecuado- le respondió Echo a Sanders mientras disparaba brevemente tal y como este había hecho antes… con la ventaja de que el tiempo que Echo necesitaba para apuntar era extremadamente más corto que el del capitán de la Roal -Nosotros y la mitad de tus hombres restantes realizaremos la maniobra, los heridos que no puedan moverse aguantarán aquí- le dijo, calculando a toda velocidad la ruta más óptima para el flanqueo -Deben disparar todo lo posible pero sin arriesgarse, su objetivo es distraer y entorpecer, no enfrentar al enemigo- añadió al tiempo que una parte de su capacidad de procesamiento se volcaba en la vía de acceso que los Cuervos le habían dado.

Tal vez no pudiese acceder al resto de los sistemas, pero si podía acceder de nuevo a sus comunicadores podía hacer que emitiesen por si mismos sonidos de alta intensidad y de una frecuencia extremadamente molesta para los inorgánicos de forma que no solo les molestase, sino que incluso en caso de lograr desactivarlos, eso implicase que se iban a quedar sin comunicaciones.

Y al mismo tiempo que hacía todo eso, Echo abrió de nuevo una comunicación con la Pegasus.

Las probabilidades de supervivencia del equipo en tierra serán del 13,13% como máximo de no contar con apoyo aéreo- informó Echo a James -Vuelvo a ordenar un bombardeo sobre la posición enemiga- ordenó.

Notas de juego

Otro lamentando el retraso por aquí...

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17/09/2019, 23:59
Director

La pelea se recrudecía entre los cuervos y el equipo de investigación. Aunque el ímpetu inicial había pillado por sorpresa a los soldados, la reacción de estos fue volviéndose más brutal a cada instante. Al principio se habían conformado con golpear mandíbulas y empujar con los hombros. Tan solo algún culatazo aislado había roto esa dinámica. Lo malo era que los miembros de la URI habían tomado aquello como una señal indicándoles que redoblasen esfuerzos. Tal vez fuese así, tal vez era una señal, solo que sus captores tampoco iban a dejarse arrollar.
Rod aguardaba mientras Erine hacía lo que podía para desatarle las manos. Estaban justo en el centro del grupo, así que ninguno de los soldados podía llegar hasta ellos aún. De todos modos el tiempo apremiaba. Mirando alrededor, cada vez había más científicos en el suelo. Narices rotas chorreando sangre, brazos retorcidos en ángulos innaturales, vómitos causados por un tremendo golpe en el estómago. Allí no bastaba una instrucción de combate básica, no contra soldados entrenados para desenvolverse tras las líneas enemigas. Además, si se paraban a pensarlo Rod tenía una desventaja mayor. El único motivo para mantenerlo con vida era llevarlo ante el comandante. Una razón lo bastante endeble para renunciar a ella si la cosa se ponía peligrosa. Por eso uno de los cuervos llegó a una rápida conclusión, si los demás veían morir a alguien, si le metían un buen tiro al agente entre ceja y ceja, comprenderían que no era momento para jueguecitos. Por el momento la fortuna la había sonreído ya que los soldados estaban demasiado ocupados. Por el momento.
Erine consiguió finalmente desatar las manos de Rod. Dos enemigos delante. Dos enemigos detrás. Ambos protegidos con armaduras, cargados con rifles, pistolas y cuchillos. Sus aliados cada vez estaban más mermados. En ese instante uno de los soldados lo vio liberarse. Debió pensar que ya era suficiente. Con un rápido movimiento de la mano derecha, el antebrazo de la armadura expulso un afilado cuchillo militar. Lo blandió en un arco relativamente corto para causar un feísimo corte en el pecho de uno de los investigadores. Sobreviviría, pero ya no iba a seguir peleando. Espacio suficiente para que el soldado intimidase a los demás con un par de tajos al aire. Cuando se había abierto un hueco lo bastante grande, agarró el rifle. Era hora de ponerse serio.

El visor del soldado estalló en una pequeña lluvia de cristales y sangre. El cuervo se desplomó hacia atrás, cayendo sobre su espalda mientras el rifle se le escapaba de las manos. Para cuando tocó suelo ya estaba muerto. Llegaron unos breves segundos de incertidumbre. Nadie sabía de dónde había salido el disparo. Nadie se lo esperaba. Mientras los tres soldados supervivientes trataban de localizar al tirador, los miembros del equipo de investigación se miraban confusos los unos a los otros.
En la distancia Billy había realizado con éxito su primer disparo. Cuando el pobre desgraciado había separado a los miembros de la URI de sí mismo, también le había dado el blanco perfecto. Sin cuerpos inocentes que le cubriesen, sin cabezas que pudiesen situarse en mal sitio en el peor momento posible. A veces un disparo es todo cuanto hace falta. Algo tan simple, tan terrible y tan oportuno, podía cambiarlo todo. Desde su ventajosa posición pudo contemplar como los prisioneros reaccionaban a tiempo. Con un soldado abatido en uno de los dos flancos, podían lanzarse todos contra el restante, quien ya no tenía nadie para cubrirle las espaldas ni para crear un espacio de defensa común. Además uno de los investigadores más veteranos no dudó en saltar a por el arma que su captor había dejado caer al morir.
Toda esa cadena de acontecimientos hizo que los otros dos soldados reaccionasen. No sentían miedo, pero sabían que ya no podían recuperar el control de la situación sin más. Era momento de abrir fuego aunque no disparasen a matar.
El segundo disparo también hizo reventar el visor. El segundo cuervo en caer abatido se derrumbó hacia delante, aterrizando encima de su propio rifle. La suerte ya estaba echada.

Rod aprovechó para abalanzarse contra el soldado de la retaguardia. Sus golpes seguían sin ser demasiado eficaces contra una armadura de combate. Aún así consiguió captar la atención del enemigo, permitiendo que otros dos investigadores lo agarrasen como podían, inmovilizándole primero los brazos y luego las piernas. Cuando lo tumbaron resultó relativamente sencillo usar cinturones o chaquetas para atarle las extremidades.
Por el otro flanco la pelea fue más encarnizada. El soldado que quedaba se defendía con todas sus fuerzas, hundiendo codos y rodillas en las partes menos resistentes del cuerpo de quien se le acercaba lo suficiente. Solo que estaba desbordado. Una muchacha delgaducha le saltó a la espalda, encaramándose a él con brazos y piernas. Normalmente se la habría quitado de encima con facilidad. En aquella ocasión no fue lo bastante rápido. Cuando consiguió pasársela por encima de los hombros, se encontró con el veterano de la URI apuntándole directamente a la cara. El cuervo no se achantó. Hizo el amago de moverse. El investigador veterano bajó el cañón del arma lo suficiente para apuntar a las rodillas. Tal vez el cuervo aguantase bien el dolor al sentir como una de sus rótulas se resquebrajaba víctima del proyectil de su propia arma. En el fondo daba igual. Lo soportase o no, el peso le hizo caer de bruces. Los prisioneros aprovecharon la oportunidad para atarle tal como habían hecho con el otro soldado enemigo abatido.

Cuando Billy se reunió con ellos, tanto él como Rod sabían que aún estaban en problemas. En el exterior había una pequeña batalla campal. Podían escuchar los disparos procedentes del túnel principal. Mientras el combate se recrudecía en el exterior, ellos tenían un grupo plagado de gente que se había llevado una buena tunda, eso por no contar con dos prisioneros, uno de ellos herido.
Erine, a quien las circunstancias habían puesto al mando, se acercó a ambos.
-¡Gracias!- No sonrío. Con su padre desaparecido y con una cantidad indeterminada de soldados dispuestos a volver a apresarles, no era momento para una sonrisa. -Creíamos que nadie llegaría a tiempo.- Tampoco dijo que tenían miedo, todos, aunque no hizo falta. Era evidente con solo mirarles a las caras. -Decidnos qué queréis que hagamos-
Era evidente que no querían quedarse de brazos cruzados mientras sus rescatadores hacían todo el trabajo. Estaban demasiado agradecidos para eso. El problema era que el resto del equipo tal vez necesitase la ayuda de Rod y Billy en el exterior. Por otro lado, si no aprovechaban para sacar a los prisioneros, quizás no pudiesen hacerlo después.

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17/09/2019, 23:59
Director

James tenía muchos defectos que cualquier oficial odiaría. No era demasiado disciplinado, como probaba el hecho de haber ignorado una orden directa, protestaba y era pesimista. Había crispado los nervios de más de un oficial de la flota. Muchos dirían que era la clase de soldado que uno no quiere en su grupo. Otros sugerirían que debía haber un motivo para no haberse deshecho de semejante elemento, un motivo para haberle ponerle a los mandos de la nave más moderna de la URI. El motivo no podía ser más sencillo, James era un piloto excepcional.
El ordenador de la Pegasus le ayudó a calcular el intervalo de tiempo entre disparos de las tres naves principales. Tan solo quedaba maniobrar en el momento justo. No era sencillo, no dentro de la atmósfera del planeta. Un riesgo que debía correr. Tiró de los controles con decisión. La cola de la nave viró casi noventa grados. La propulsión hizo que el movimiento se volviese aún más brusco de lo que debía. En el hud de la nave se iluminaron infinidad de iconos de advertencia mientras el metal de la estructura chirriaba. La inercia casi tiró a James de su asiento, hundiéndole el cinturón en las costillas hasta dejarle sin respiración. La alerta de integridad estructural resonaba por los pasillos vacíos mientras una luz rojiza se encendía y se apagaba.
En ese momento los disparos enemigos pasaron cerca, aunque errando el objetivo. Le habrían alcanzado de seguir con la trayectoria anterior. En lugar de eso cayeron contra una colina cercana, convirtiéndola inmediatamente en un cráter humeante.

Los cazas dieron alcance a James, pero al mismo tiempo Jack les daba caza a ellos. El sistema de armamento de su Skyjet no estaba nada mal. Tan solo necesitó mantenerse estable unos pocos instantes, menos de un segundo, para que el apuntador fijase a uno de sus enemigos. La ametralladora no era un arma demasiado potente contra un crucero, pero contra una nave de carreras reconvertida en caza era más que suficiente. El pájaro enemigo se partió en dos, quedando ambas partes envueltas en una bola de fuego. Los piratas no eran tan disciplinados como los pilotos de la flota. Evidentemente la misión de esos pequeños cazas era incapacitar la Pegasus. Un piloto de la flota habría seguido adelante ocurriese lo que ocurriese. Un pirata tiene en demasiada estima su propia vida. Si el pequeño skyjet les estaba intentando derribar, tenían que derribarlo ellos primero.
Jack contempló a todos los cazas restantes girarse contra él. Se cruzaron como antiguos caballeros en una justa. Jack consiguió esquivar casi todos los disparos. El resto se estrelló en el escudo. Otra diferencia entre piratas y la URI, las auténticas naves de combate disponían de escudos. Sobrevivió al primer lance, pero supo que no iban a dejar de acosarle mientras siguiese en el aire.

En tierra Sanders asintió ante las instrucciones de Echo. Curiosamente el soldado más dispuesto a seguir sus órdenes, era el que no pertenecía a la URI. Con una rápida sucesión de gestos, el oficial dividió a sus tropas restantes. La mitad que no iba a moverse asomó las armas entre rocas y montículos. No necesitaban apuntar de verdad. Fuego de cobertura. Una forma elegante de decir que estás disparando sin mirar. Las armas empezaron a martillear mientras el grupo de avanzadilla se movía raudo hacia uno de los costados. Un pequeño grupo de los cuervos lo cubría, así que intercambiaron disparos una vez más. No fue como antes. Echo y los suyos tenían ventaja en aquel momento. Derribaron a los tres soldados hostiles sin sufrir ninguna baja. Sin embargo tampoco lo tenían demasiado fácil. Casi todos los enemigos habían salido ya de la mina, creando el cerco alrededor del cual debía aterrizar su transporte. Por supuesto estaban preparados para recibir un ataque desde un flanco, incluso si llegaba por sorpresa. Ambos bandos intercambiaron disparos. Dos de los hombres de Sanders cayeron antes de encontrar algo con qué cubrirse. Sanders abatió a otro cuervo, Echo a dos más, y el resto de soldados a unos cinco en total. Por primera vez desde que había comenzado la batalla, el balance de muertos les era favorable.
El teniente de los cuervos dio una serie de instrucciones rápidas. La ametralladora pesada se orientó en la dirección del equipo que flanqueaba. Ya estaban a cubierto, por lo cual no hubo que lamentar nuevas bajas, pero ahora eran ellos quienes no podían asomar para abrir fuego.

James había reorientado la Pegasus. El ordenador le indicó que estaban a la distancia óptima para activar el cañón principal. El morro de la nave se abrió dejando a la vista una especie de tubo que desprendía suficiente calor como para distorsionar la imagen a bastante distancia. Pequeños rayos eléctricos recorrieron el arma mientras esta se cargaba. Finalmente un resplandor rojo iluminó la salida del arma, creciendo poco a poco hasta liberar de golpe un potente haz rojizo. El disparo cruzó el aire al instante, atravesando el transporte de lado a lado. La nave estalló en mil pedazos humeantes, en cascotes que llovieron desde el cielo en todas direcciones.

Pocos segundos después, Echo captó una transmisión enemiga que venía desde la nave nodriza que había dejado salir a las demás.
-Aquí Oguru. Os habéis quedado sin transporte. Nos retiramos-

Las tres fragatas dieron la vuelta tan rápidamente como podían. Los cazas desistieron de la persecución hacia Jack. Los piratas no iban a luchar hasta el último hombre. Lo cual significaba que los cuervos se habían quedado solos. No por ello dejaron de abrir fuego.

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18/09/2019, 13:48
Rod Grazemann

Notas de juego

De viaje. Respondo en cuanto pueda. Hoy o mañana

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20/09/2019, 11:15
Rod Grazemann

Notas de juego

Se me ha complicado. Perdida de maleta. Mal wifi en el hotel... Necesitaré unos dias. Lo siento.

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22/09/2019, 04:34
Billy “Nueve Manos” Dee

"Un disparo, una baja", o al menos así debía ser según un viejo lema de una unidad de francotiradores. Lo cierto era que matar resultaba muy sencillo, especialmente desde la distancia, con el equipamiento adecuado y actuando desde las sombras. Era como jugar a ser dios. Elegías un blanco en mitad de la beligerante turba, acompasabas tu respiración, acariciabas el gatillo como harías con tu amante, y esperabas. Cuando la trayectoria quedaba despejada bastaba el movimiento de un dedo para mandar a alguien al otro barrio. El poder que sentía era tan demencial como abrumador. Si hubiera pretendido tener algo de moral, se habría sentido mal. Pero un soldado no podía permitirse tal cosa. Más tarde, en su camarote, si llegaba vivo a él, se justificaría, diciéndose que había sido necesario, que aquellos tipos tenían rehenes, que iban a disparar contra su compañero, etc, etc, etc. La misma historia de siempre que terminaría ahogando en el fondo de una botella.
Pero eso sería más tarde.
Con el corazón bombeando adrenalina buscó otro blanco. No le esperaban, y eso había equilibrado las cosas ahí abajo. La pelea siguió, se recrudeció. Volvió a apretar el gatillo. Una segunda baja. Sentía lástima por aquellas marionetas de carne y hueso, por aquellos soldados "perfectos" incapaces de sentir miedo. Observó por el visor como los otros dos soldados eran reducidos por el grupo de científicos, agradeciendo en su fuero interno no tener que realizar un tercer disparo.
Con la situación bajo control, y tras inspeccionar la zona con las diferentes visiones de sus visores, decidió que la zona estaba asegurada y bajó hasta reunirse con el grupo.

—¡Eh, Rod! ¿Un mal día? —preguntó, palmeando su espalda —. Siempre puedes pedir el traslado a la oficina, aunque el papeleo es bastante peor.
No era un experto, pero revisó a los heridos. A veces parecer que uno sabe lo que está haciendo ayuda a calmar los nervios. Erine rápidamente se ofreció a ayudar. Aquella chica era incombustible, se preguntó si estaría soltera y si le gustaría beber whisky vestida solo con botas de cowboy. Decidió obviar la pregunta y ser profesional. Más o menos.
—Estos tipos tienen muchos artilugios secretos —dijo acercándose a uno de los soldados. Con Kira, había visto como uno de ellos lograba quitarse el casco apretando un botón. Es lo que buscaba. Haría lo mismo con el otro —. Ya hemos visto como uno de ellos sacaba un cuchillo escondido en "la manga". Que no dejen de apuntarles. Sepárenlos. Ahora son prisioneros de guerra. Nombre y rango, y nuestros jefes sabrán que hacer con ellos.
Buscaría a aquellos que más seguros de si mismo pareciesen para entregarles las armas de los soldados, aunque seguramente ya las tendrían en las manos. Sacó una pequeña petaca de debajo de su poncho, le pegó un trago y le ofreció otro a Rod.
—No sé como funcionan estas cosas, pero deben tener un comunicador. ¿Cree que podemos escuchar lo que dicen? —le preguntó a la muchacha; sudorosa, nerviosa, asustada pero con decisión en la mirada. Un hombre podía enamorarse de ella muy fácilmente —. No es seguro salir fuera. Por lo que sabemos, afuera hay una flota de piratas dispuesta a bombardear la zona. A ustedes no, les marcaron con radiactividad. Si retroceden hacia los túneles deben de saber que están minados. No es seguro caminar por ellos. Si tuvieran que hacerlo, deje que los prisioneros vayan delante.
Pero las cosas no iban a salir tan mal. ¿O sí?
—Lo mejor que pueden hacer es reponerse de sus heridas y esconderse hasta que aseguremos la zona. Ustedes conocen la excavación mejor que nadie. Nosotros saldremos fuera a echar un vistazo, a no ser que estés hecho tan mierda como pareces Rod, y luego veremos que narices hacemos.
El punto de evacuación era evidente, solo debían seguir el camino que iban a tomar los prisioneros. Entonces saldrían afuera y seguramente se encontrarían en medio de una batalla campal. Si afuera había una guerra, Rod y él podrían ser decisivos utilizando rifles de larga distancia. No iba a arriesgar vidas civiles así.
—Buscamos a su padre. ¿Dónde fue la última vez que le vio? —preguntó a la muchacha —. No se preocupe, le encontraremos —o no, quien sabe, pero había que decir esas cosas, jugar a ser un héroe. Lo cierto es que no tenían nada bajo control —. ¿Qué hay en esta excavación? ¿Qué asustó tanto a su padre para mandar un mensaje de alerta tan preocupante?

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26/09/2019, 18:18
Rod Grazemann

-¿Oficina? Acabaría metiendo a alguien en la impresora. Nah prefiero esto. Digo recolocándome un poco la armadura y limpiando el polvo. Gracias tío. Golpeo su hombro suavemente. 

Me dirijo hacia una de las armas del suelo y cuando la tengo lanzo su culata contra el soldado retenido. -Ya nos dirá el nombre y rango en la nave. Refuerzo la atadura por si no hubieran sido muy hábiles con las cuerdas

Acepto el trago y me limpio el hocico con la manga. 

-Sin duda tienen que tener algún trasto. 

Me dirijo al grupo 

-Deberiámos conseguir toda la inteligencia sobre este sitio que podamos. Mientras pienso algo con Billy tratad de recordar cada salida, cada celda, cada armería, cada generador o cada cosa que se os ocurra, útil. Son investigadores seguro que le han pegado un buen ojo a este sitio y tienen algo que nos sirva. Denle al coco.

Cojo ligeramente del brazo a Billy y le separo un segundo para hablar.

-Nuestra misión es sacar a los que podamos. Incluida la chica. Deberíamos llevarlos por donde hemos venido. Además podremos comunicarnos con los demás justo antes de la salida del túnel, sin llegar a salir, y saber que está pasando. Si no es seguro será mejor que esperen allí, que aquí. Mientras tu y yo volvemos y apoyamos al resto. La otra opción es que tu y yo nos separemos tu te lleves a alguno de estos tiradores si merecen la pena para apoyar a los nuestros, y yo me lleve hasta la salida del túnel al resto. Si puedo les dejo en la nave, si no les dejo esperando ahí. Esa zona será más segura que dejarles por aquí. Después vuelvo contigo te cuento la situación y vemos como hacemos.

Lo primero es tratar de que quien pueda luchar, de manera decente, pille arma y armadura ya sea total o parcial. Si de verdad los nuestros tienen problemas necesitaremos más potencia de fuego.

Miro el panorama esperando la respuesta de Billy

Notas de juego

¿Cuanta gente estamos?

¿Cuantos están heridos de manera jodida?

¿Cuantos cuerpos, armas, armaduras, juguetitos hay por el suelo?

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29/09/2019, 11:41
Jack

Solté un grito de alegría al ver el resultado del disparo del piloto – ¡Buen trabajo James! - fue lo primero entendible que se escuchó tras la euforia inicial que no hizo más que crecer cuando Echo retransmitió el mensaje de Oguru y vi como los cazas que me perseguían se daban a la fuga – ¡ESO ES MAMONES, marchaos si queréis salvar la vida!… - y ciertamente la alegría venia por partida doble. Con Oguru habiendo fallado a los Cuervos, seguramente se iría del sistema, así que podía anotar la reunión que tenía con el como “cancelada”.

- Vamos chicos, que ahora viene Jack a salvaros – comenté de nuevo por el comunicador. Sin los cazas en la cola, la situación había cambiado por completo y si todo seguía igual, la batalla en la superficie debería estar más que ganada.

Tras la frase, puse rumbo a la salida de la mina y des del aire, fue fácil ver la situación y establecer el objetivo principal. Así que de nuevo, seleccioné en pantalla el objetivo y dejé al Skyjet hacer magia, aunque esta vez tenía que ser magia de la buena – Vamos Jack, es tu turno de salvar el día – pensé al pulsar el botón que enviaría un misil directo a la ametralladora pesada que las estaba haciendo pasar canutas al equipo de tierra.

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29/09/2019, 20:42
Billy “Nueve Manos” Dee

—Creo que esta gente no está preparada para una batalla —dijo Billy, crudo y cruel, pero con los labios cargados de verdad —. Tienen instrucción y redaños, pero no creo que pudieran afrontar una situación de combate. No dejan de ser científicos. Ahí afuera hay sanguinarios piratas y soldados profesionales.
Le hubiera gustado tener algo de apoyo en las siguientes horas de su vida, algo de apoyo armado y profesional, pero a veces la vida te daba las peores cartas. Y tenías que jugar igual. Aquello iba a ser un buen ordago.
—Lo más sensato es que los saques de aquí por los túneles, tienes razón —esperando allí no iban a conseguir nada más que ponerles en peligro —. Hay heridos, y seguramente estén cansados. No será fácil. Llévate a los prisioneros, a nuestros jefes les gustará interrogarles, aunque dudo que saquen algo de ellos. Yo...me quedaré por aquí, a ver si puedo echar una mano a los de fuera. En cualquier caso...—cogió uno de los cascos de los soldados y le tendió otro a Rod —. Deberíamos poder comunicarnos entre nosotros con esto.
Esperaría, no obstante, por si podían captar alguna comunicación del exterior, espiar lo que decían los soldados*.

Notas de juego

*Para saber más que nada con que se va a encontrar, en cualquier caso, Billy avanzaría con cautela, usando coberturas utilizando las miras telescópicas para reconocer el terreno igual que su "don", para evitar sorpresas, tanto humanas, como minas y derivados. Digamos que Billy entra en modo vaqueruno. ;-)

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03/10/2019, 09:29
Echo

Como era lógico, Echo no podía esperar a que James decidiese cumplir las ordenes que le había dado, por lo que sin perder tiempo, comenzó la maniobra de flanqueo junto con Sanders y sus hombres, quienes, guiados con la precisión que caracterizaba a Echo, empezaron a invertir la tendencia que había tenido hasta ahora el combate, logrando varias bajas entre los Cuervos, al menos hasta que estos se reorganizaron para bloquear nuestro ataque con su ametralladora pesada. Volvían a estar bloqueados, pero eso no quería decir que hubiesen vuelto a la situación inicial.

James, a pesar de haber vuelto a desobedecer una orden directa, había logrado destruir el transporte con el que los Cuervos pensaban escapar, lo que no tardó en tener sus consecuencias, como demostró la transmisión que Echo logró captar.

Capitán Sanders, el apoyo aéreo de los Cuervos se retira- le dijo Echo al capitán de la Roal, incluso antes de que los piratas empezasen a dar la vuelta -Es momento de intensificar nuestro ataque- añadió, al mismo tiempo que transmitía ordenes a James y a Jack… por mucho de que, basándose en los datos recopilados hasta el momento, la probabilidad de que las siguiesen fuese bastante baja -James, Jack, los piratas se retiran, abrid fuego sobre la posición de los Cuervos- les ordenó, mientras que, simultáneamente, activaba el código que había introducido en los transmisores de los Cuervos* para inutilizarlos y distraerlos momentáneamente.

Notas de juego

*Del turno anterior

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18/10/2019, 21:49
James Dunn

James festejó con algunas palabrotas mas de las necesarias el haber dado en el blanco. Dedicó un rosario de maldiciones a quienes se retiraban y viró la Pegasus hacia donde estaban sus compañeros en el momento en que Echo ordenaba seguir regalando tiros, pero esta vez a los cuervos. Era justo. Y no solo justo, era necesario, al menos una vez por combate tocaba obedecer a su superior. En la corte marcial se vería bien. "Si, me importó una mierda su primera orden, pero la segunda la cumplí". "Señor", no había que olvidarse del "señor".

Y entonces, como un buen soldado emitió un prolijo "Confirmado señor. Disparando sobre los cuervos". Le parecía que podría haber agregado otro "señor" al final, pero en la grabación de la corte marcial tal vez se le escapara alguna risa y no quedaría nada bien. Mientras se lanzaba a obedecer la orden procuró visualizar si no había rehenes a la vista. Obedecer era una cosa, y matar inocentes pudiendo evitarlo era otra muy distinta.

Notas de juego

Perdón a todos!!!  Pensé que tenía escrito este turno y ahora veo que no!! Hace un mes!!   Lo siento.

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03/12/2019, 01:09
Director

Cuando Billy retiró el casco del soldado, encontró algo que no tenía sentido. Al menos no lo tenía en relación a lo que sabían de los cuervos. Era una unidad de élite fundada en mitad de la guerra, al menos cinco años antes de acabarla. Habían pasado más de diez desde el tratado de paz. Eso significaba que los soldados habían sido reclutados hacía entre quince y al menos once o doce años. El rostro que encontró al retirar el casco pertenecía a un hombre no de unos veinticinco años, probablemente menos. O lo habían reclutado en su adolescencia, lo cual parecía improbable porque el grueso de las filas de los cuervos había sido completado con presidiarios, o lo habían reclutado y entrenado mucho más recientemente. Eso significaría que el número total de efectivos de los cuervos era un completo misterio. Podían ser solo los que estaban en Sima Z3, una docena más, o cientos. Al menos el equipamiento seguía siendo de los años de guerra, pero resultaba evidente que como poco habían repuesto algunas bajas.
Seguir inspeccionando las armaduras resultó ser productivo. Ambos antebrazos tenían incrustado un cuchillo que se extraía de la armadura con un movimiento de dedos completo. También llevaban un pequeño suministro de raciones de emergencia en algunos compartimentos colocados en la espalda, junto a botiquines de primeros auxilios. Era cuanto uno podía esperar encontrar en un soldado que se dirige a la batalla. Munición, armas, comida, agua. Lo necesario para sobrevivir incluso quedándose aislados. Por supuesto todo ese equipo incluía un comunicador. Era un sistema complejo. En el antebrazo izquierdo disponían de una pequeña pantalla que permitía transferir no solo audio si no también vídeo. Por supuesto era poco probable que un soldado en plena batalla tuviese ocasión de ver cualquier tipo de instrucciones en vídeo, pero sin duda también podían enviarse mapas, imágenes de documentos incautados y toda clase de información sencilla. Sin embargo para escuchar y hablar dependían del casco. Era allí dónde llevaban las entradas y salidas de audio. El sistema solo funcionaba si el casco estaba cerrado y colocado en la armadura. Además solo emitía la voz del propio soldado, evitando así que un enemigo pudiese utilizar cualquiera de esos comunicadores para enviar información incorrecta. No iban a resultarle demasiado útiles en aquel momento, aunque quizás pudiesen llevarlos a la nave para que Echo o James les echasen un vistazo en profundidad.

Rod preguntó a los investigadores sobre armerías, celdas, o cualquier otra cosa relevante. Los cuervos habían preparado bastante material de vigilancia en el campamento, pero lo habían recogido cuando se preparaban para salir, portándolo junto a las reliquias y textos que aún quedaban por extraer el templo central. En cuanto a armas, cada soldado llevaba las suyas. Aunque era cierto que tenían un par de armas más pesadas, sin duda las habían llevado consigo al salir. Fue entonces cuando revelaron un dato importante. Los cuervos habían estado sacando material del templo durante todo ese tiempo. El primer lote se lo llevaron la misma noche en que los habían capturado. El siguiente unos tres días después. Para los investigadores era difícil determinar con exactitud el tiempo transcurrido al haberse encontrado bajo tierra. El último lote, el que estaban intentando sacar en ese momento, era el menos importante para los cuervos. Como era lógico se habían organizado para sacar todas las piezas por orden de importancia. Así funciona un oficial de infantería, asume que por muchas medidas de seguridad y por muchas precauciones que se adopten, todo puede salir mal.
Billy preguntó entonces a Erine por su padre. A fin de cuentas no solo era el arqueólogo al cargo de la expedición, también quien había enviado el mensaje de auxilio. La chica había intentado bloquear la angustia durante todos esos días, pero cuando le preguntaron pudieron verla reflejada en su rostro. Pudieron ver como sus bonitos ojos verdes se llenaban de lágrimas que, de algún modo, consiguió contener, dejando escapar tan solo un par.
-Se lo llevaron...-
Hizo un esfuerzo por calmarse para explicarles lo ocurrido unos días atrás.

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Erine miró alrededor. Estaba arrodillada en el suelo junto al resto de sus compañeros. Decir que estaba asustada habría sido un eufemismo de dimensiones cósmicas, pero intentaba controlarse. Ya llevaban al menos una hora así. Los hombros le dolían porque, como al resto, le habían atado las manos a la espalda asegurándose de tensar las extremidades todo lo posible. No solo tenían los brazos inmovilizados, también doloridos. Pensar si quiera en defenderse resultaba ridículo porque el mismo esfuerzo de mantener los músculos tensos la agotaba. Al menos no habían matado a nadie más desde que les habían asaltado. Dios, aquello había sido terrible. No había sido la única en vomitar cuando había visto a uno de sus compañeros ser aplastado por una fuerza invisible que había hecho saltar la sangre a borbotones desde la boca, la nariz, los oídos y seguramente también cualquier otra cavidad, porque los pantalones se habían llenado de sangre rápidamente. Era como si una mano gigantesca lo hubiese agarrado para estrujarlo con fuerza. Pero no había sido una mano, había sido ese… hombre, ese monstruo. El tipo alto con una gabardina vieja. No se atrevía a mirarle a la cara. A los otros soldados sí, incluso a esa oleana que les acompañaba. Con esos era fácil mostrarse valientes, incluso si el oficial, el hombre del pelo blanco y la cicatriz en el ojo, tenía cara de ir a matarles solo por demostrar quien estaba al mando. Sí, a todos ellos se les podía lanzar una mirada desafiante. Al de la gabardina no. No solo era lo que podía hacer con la mente, era algo más. Tan solo tenerlo cerca era suficiente para que costase respirar, para querer gritar con todas sus fuerzas pidiendo ayuda. Jamás había sentido un pánico más puro.
De pronto se escucharon disparos en el perímetro. El oficial de pelo blanco miró en la dirección del tiroteo. No debía tener sentido para él, tenía varios hombres apostados allí. El de la gabardina sonrió y habló.
-Y ese, amigo mío, es Nathan.-
Erine se sorprendió. Habían dejado a su padre encerrado en la nave. No podía ser él. Tampoco podía ser nadie más. El oficial recibió un mensaje por radio. Nathan había abatido a dos y lo habían perdido de vista.
-Es imposible- Gruñó entre dientes. -Es solo una pata rata de biblioteca-
El de la gabardina sonrío, lo cual de algún modo resultaba aún más inquietante, justo antes de responder.
-Eso es ahora. Antes era ladrón, contrabandista… estoy seguro que incluso se debió alistar en el ejército durante la guerra. Es un cabrón de cuidado. Envía más hombres al puesto de comunicaciones. Pero lo necesito vivo.

Tardaron unos quince minutos en volver con su padre a rastras. Erine se sorprendió al comprobar que necesitaban agarrarlo entre cuatro. Había escuchado historias, pero jamás había visto a su padre pelear. Aún así consiguieron llevarlo frente al tipo de la gabardina.
-¡Nathan! Cuanto tiempo. ¿No te alegras de ver a un viejo conocido?-
Nathan le escupió en la cara, solo que el escupitajo no llegó a impactar. Se chocó contra un muro invisible para deslizarse cómicamente hacia el suelo.
-¡Morkhaat, hijo de puta! Les dije que tenían que haberte matado en lugar de apresarte. Tenía que haberlo hecho yo mismo-
El oficial hizo un gesto para que hundiesen una culata en las lumbares de Nathan. Erine no pudo evitar gritar entonces. De algún modo supo que había cometido un error, porque por primera vez miró a la cara al tipo de la gabardina y se dio cuenta que el la miraba a ella. Acababa de deducir que era la hija de Nathan.
-Pero si ahora trabajas en familia, rufián. Tú, ¡una familia! Me alegra saber que sentaste la cabeza. Eras un poco alocado. Los años te han sentado bien.- Volvió a centrar la vista en el doctor. -Vamos a llevarnos todo lo que habéis encontrado aquí, y quiero que vengas conmigo para traducirlo. Eres el mayor experto en este lenguaje. Además, los dos sabemos que quieres hacerlo, ¿verdad? Siempre ha sido tu deseo, desentrañar los misterios de esa civilización. Lo necesitas, todo tu ser te lo pide a gritos. Yo te ayudaré más que esa URI de la que ahora formas parte-
Erine contemplo como el rostro de su padre se volvía desafiante, dibujando incluso media sonrisa.
-Tus truquitos no funcionan tan bien cuando ya los conoces. No vas a hacerme desear nada. Así que coge esas piedras, sepárate bien las nalgas con las dos manos, y que uno de tus nuevos perritos falderos te las meta por el culo tan lejos como pueda empujarlas-
El de la gabardina se echó a reír. De algún modo encontraba todo eso divertido.
-Siempre has sido un bocazas, Nathan. Podría hacer eso, o podría arrancarles a todos estos gusanos los brazos y las piernas, luego los parto en dos, y de ahí en adelante los voy haciendo trocitos más pequeños. De hecho creo que voy a empezar por tu hija. Será más divertido-
Erine vio a su padre intentar levantarse, pero el oficial le dio una patada en el rostro, tumbándolo de espaldas en el suelo. Entonces la chica notó algo tirando de ella hacia arriba. De pronto estaba flotando un metro sobre el suelo. Algo la hizo estirar las piernas tanto que las rodillas y las caderas le daban la sensación de ir a romperse. Se escuchó a sí misma gritando de dolor.
-¡No!, ¡Para… te voy a matar hijo de...-
Nathan no pudo acabar la frase porque le dieron otra patada en el rostro. Entre sus propios gritos, Erine consiguió escuchar al de la gabardina hablando otra vez.
-Hagamos un trato. Como poco sabes dos cosas de mí. Nunca miento y siempre respeto un trato. La dejaré viva a ella y a todo el resto del grupito. Se quedarán aquí, como prisioneros, ayudando a extraer y traducir todo lo que sea de utilidad. Cuando acaben los liberaremos. Sin muertos. Sin heridos. A cambio vienes conmigo y me ayudas a traducir todo esto. Si te niegas… bueno, me parece que ya sabes por dónde voy-

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-Y… se fue con ellos, en el primer viaje-
Erine concluyo su relato. Era evidente que no le enorgullecía que los hubiesen usado a todos, sobretodo a ella, para obligar a su padre a irse junto al líder de los cuervos. Tan solo pensar en lo que harían con él debía aterrarla. Quizás por eso se había tomado tan en serio su puesto como líder de la expedición a falta de Nathan, como intentando compensarlo, o quizás intentando no pensar en lo que podría ocurrir después.

-Eh, mirad los transmisores de estos tipos-
Era uno de los investigadores quien hablaba. Al mirarlo, Rod y Billy leyeron un 10 en números rojos. Luego un 9, un 8, un 7… Tras mirarse los unos a los otros, todos comprendieron que se trataba de una cuenta atrás. En tan solo tres segundos todo el mundo había saltado tras alguna roca o dentro de alguna grieta. Cuatro segundos después las armaduras explotaron. No solo las de los soldados abatidos, también las de los otros. Afortunadamente fueron explosiones pequeñas, sin metralla, pero habían reducido a metal fundido y sangre a los cuervos y sus armaduras. Rod, cuyo oído era más fino, escuchó el mismo tipo de explosiones a la salida del túnel principal. Sin importar el camino que eligiesen para salir, al hacerlo se reencontraron con sus compañeros, los que quedaban, y con más amasijos de metal y sangre….