Partida Rol por web

-Jack están esperanote arriba. Cuidado al asomarte Susurré al aparto. Abro la puerta aprovechando una ráfaga de la alarma para camuflar cualquier sonido y con la mano en la cartuchera avanzo de lado hacia la siguiente habitación. Una vez dentro voy hacia la ventana y me dirijo a la capitana.

-Estoy en la siguiente habitación cuando la dejes baja a por la siguiente.

Acto seguido comienzo a buscar el aparato y toda la información que pueda, también si hay algún arma y granadas... el pasillo podría despejarse rápido.

La habitación era exactamente igual que la otra, lo habitual en un hotel. También había estado alquilada a miembros de la URI, así que los muebles también estaban volcados, los cajones abiertos, y el equipaje deshecho. Podía rebuscar un poco en todo aquel desastre, pero era poco probable encontrar algo de utilidad. Quizás información, pero como habían descubierto al leer el diario de Eryne, la hija del doctor Nathan, cualquier dato importante se encontraría en la nave de estos, que aún debía estar en el puerto espacial.

Por supuesto sí que había algo realmente importante. Otra bomba, idéntica a la anterior y también activa.

Respecto a los piratas, estaban preparándose para disparar. Dos de ellos, los que estaban más lejos de las escaleras, parecían más nerviosos. Lo sabía porque sus respiraciones estaban mucho más agitadas y sus corazones latían mucho más rápido. Uno de ellos incluso tenía miedo. Quizás eran menos experimentados, o quizás lo suyo solo era poner bombas.

-Habitación despejada capi. Digo abriendo la ventana. Otro paquete para llevar al tejado. Creo que deberías ponerlas juntas. Al ser implosiones, y no explosiones, hay una mínima posibilidad de que se coman parte de la energía de unas y otras y se reduzca la capacidad destructiva. Intenta ponerlas... no sé en lo alto de una antena o bandera. Cuanto menos materia pillen mejor.

Salgo de la habitación y trato de ir a la tercera con el mismo modus operandi. Mano en la cartuchera listo y sin quitarles la mirada. Además me guardo los papeles que cogí en la habitación anterior que vea que si pueden dar algún dato. Nunca se sabe.

Tenían algo parecido a un plan. Tampoco es que tuviesen tiempo para elaborar algo más complejo. Cada segundo que pasaban a cubierto se acumulaban más soldados en los alrededores. Claude no dejaba de gritar aterrorizado mientras proyectil tras proyectil se estrellaba contra el muro del pequeño almacén. Los últimos transportes de evacuación estaban despegando desde el tejado de la sede de Roal. Si habían seguido el protocolo, habrían enviado una señal de auxilio a la flota de la Unión. Como sabían los agentes de la URI, el crucero más cercano era el Amateratsu, que se encontraba a unas dos semanas de distancia. Allí no iba a llegar ningún refuerzo, al menos no a tiempo.

Tanto Billy como James coincidían en pensar que Echo tenía más oportunidades de llegar de una pieza hasta el agujero. Echo tenía razón al decir que carecía del blindaje adecuado para resistir a los disparos enemigos. Los guardias no cargaban con pequeñas armas, de esas que tanto les gustaban a piratas y contrabandistas por ser fáciles de esconder. No, eran rifles y carabinas de nivel militar. Aún así, el momento para la indecisión ya había pasado. Era hora de actuar.
James asomó apuntando en una dirección mientras Billy hacía lo propio en la dirección contraria. No hacía falta apuntar demasiado. Fuego de cobertura, disparar para que el enemigo se cubra. Siglos de uso demostraban su eficacia.
Las armas del pistolero abatieron, o más bien aturdieron a un par de tiradores enemigos. James también derribó al primero mientras los demás se agachaban para evitar unirse a él. Incluso los soldados poseídos parecieron ponerse a salvo. Se comportaban como militares, de eso no cabía la menor duda. Aún careciendo de miedo reaccionaban de forma razonable.
Era la oportunidad para Echo. Lanzó un par de garfios contra el muro. Uno vez asentados le impulsaron hacia delante a una velocidad endiablada. Los enemigos más cercanos no abrieron fuego, pero los más lejanos sí. Por unos segundos los disparos llenaron el aire. Segundos en los que Claude elevó sus gritos al menos un par de tonos. Segundos que bastaron al Plex-Rho para recorrer la distancia hacia el boquete y salir.

La maniobra había sido espectacular, pero no completamente limpia. Echo comprobó que un disparo había alcanzado su pierna izquierda. Daños menores, los motores habían sido dañados pero calculaba que a la potencia actual tardarían al menos media hora en fallar, provocando lo que los humanos llamaban una leve cojera. El brazo del mismo lado también había sido alcanzado. Los daños eran algo mayores. Hasta tener ocasión de repararlo no iba a poder moverlo. Calculó que su eficiencia en combate había descendido un 21’3%.
Claude también había sido alcanzado, aunque solo de refilón. Tenía una quemadura que le cruzaba la espalda desde una cadera hasta la otra. La herida era un simple roce. Sangraba, pero su vida no corría ningún peligro. Eso sí, de algún modo había conseguido gritar incluso más fuerte que antes. No era un hombre hecho para la acción.
Una vez fuera de los muros, Echo comprobó que las comunicaciones se restablecían. Aún había bastantes interferencias porque el inhibidor no debía estar lejos, pero al menos ya no estaba en completo silencio.
Dentro del muro la cosa había ido a un poco mejor. Los soldados poseídos querían a Claude, así que la intensidad del fuego hacia James y Billy disminuyó notablemente. Los guardias de Roal habían visto a Echo volar con uno de los suyos a hombros. Eran profesionales a los que habían contratado para proteger al personal de la compañía, así que su interés en los agentes de la URI se redujo. Lo malo era que tampoco tenían muy claro como identificar a los auténticos enemigos, ni tenían forma de saber que los dos agentes estaban fuera del control de quien quiera que moviese los hilos.

Tal como estaban las cosas, era imposible prever lo que ocurriría después. Una batalla siempre está llena de caos. Las pequeñas explosiones se repetían en los alrededores. Los disparos volaban sobre las cabezas de todos los afortunados que tenían la suerte de no recibirlos en las suyas.
Nuevamente pasos pesados. Mirando al boquete del edificio principal, James y Billy distinguieron los reflejos metálicos de la otra exoarmadura. Le faltaba un brazo y tenía manchas de sangre en todo el frontal. Desde luego el piloto no era el mismo que había recibido el cañonazo. El piloto llevaba el casco levantado porque sin duda tampoco funcionaba, como indicaba el constante chisporroteo que salía del visor. El guardia levantó el brazo que aún quedaba, un cañón rotatorio de gran calibre, un arma anti pelotón. Abrió fuego de inmediato. Una auténtica lluvia de proyectiles cayó sobre un grupo de soldados cercanos. Billy los identificó como poseídos. Sangre, polvo y extremidades saltaron por los aires. Después el piloto giró la cabeza de lado a lado, buscando nuevos objetivos.

-Aquí el capitán Sanders. Evacuación completada.- El piloto de la armadura hablaba por radio, pero estaba lo bastante cerca para oírle. -Todos los que no estéis muertos, venid a la zona trasera. Armas en aturdir, y al que vea disparar a uno de los nuestros lo reviento.- Torció el gesto al darse cuenta que la radio no funcionaba.

El cañón de la armadura aún estaba rotando, aunque sin disparar. Se movió para apuntar a James y Billy. No disparó. Se siguió moviendo en busca de más objetivos. Desde su derecha, el lado por el que la armadura no tenía brazo, comenzaron a dispararle. Sanders intentó girarse hacia ellos, pero al llevar el casco abierto tuvo que cubrirse la cabeza con el cañón. No iba a poder abrir fuego.
Los agentes de la URI ya no eran el blanco principal, claro que eso podía cambiar si empezaban a moverse. Por otro lado, quizás fuese su mejor ocasión para emprender la retirada. Tenía sus riesgos, claro. La armadura no iba a aguantar indefinidamente y no había motivos para pensar que los enemigos no les perseguirían una vez acabasen con los guardias restantes. La nave que les había traído hasta la sede de Roal estaba justo al otro lado del recinto. Podían correr, aunque haría falta recorrer más de cincuenta metros hasta llegar a la línea de árboles. Hasta entonces no habría cobertura. Eso si James y Billy conseguían llegar hasta el boquete.

En la lluvia de disparos y explosiones, a James se le ocurrió que por el momento no deseaba morir en aquella roca alejada del centro del universo, si es que había uno. La acrobacia de Echo le dio una luz de esperanza. Primero, porque había escapado a lo mas peligroso de la batalla, y también, porque había sacado al valiente asistente de la Roal para su posterior interrogatorio.

Miró a Billy. Ahora quedaba el pequeño detalle de escapar con vida ellos mismos. Los gritos de Claude no ayudaban a concentrarse, pero tampoco es que hubieran muchas opciones. Lo rescatable era que muchos habían perdido interés en proporcionarles agujeros adicionales, y no era un detalle menor. 

¿Qué estarían haciendo los demás? Se los imaginaba tomando unos tragos en el hotel, con el caso completamente resuelto. Tal vez incluso con el dr. Nathan. Se estarían preguntando ¿Dónde se metieron esos tres? Pero había que concentrarse en las cosas urgentes, como salir de ahí sin que sea con los pies hacia adelante y vestidos con una bolsa.  

También estaba el asunto de la exoarmadura que complicaba todo. Y no era que hubiera decidido no tomarlos como blancos, lo que ya era de agradecer, sino que lo habían tomado a él. 

- Ey, Billy, ya le he cogido gusto a este jardín. ¿Qué te parece que ya que estamos aquí olemos las flores y ayudamos al capitán Sanders? No quisiera irme sin preguntarle quien es su jardinero. No tengo plantas en mi camarote.

Puso su arma en aturdir, y si su compañero accedía, proporcionarían al capitán una chance mas o menos decente de escapar a su destino.

- Oído cocina! - respondí a Rod por el comunicador - pero si lo tenéis todo controlado, yo casi que me voy largando. - Había escuchado lo suficiente como para no querer estar cerca cuando empezasen las implosiones. Aunque de momento seguía avanzando por las escaleras con cuidado, vigilando cada esquina para evitar la cálida bienvenida que querían darme.

- Vamos Jack - intentaba forzarme a aguantar un poco más - que no puedan decir que no colaboras con la misión - pero si todavía estaban montando las bombas, aun debíamos tener margen... y las palabras de Oguru volvieron a mi mente - Yo de ti, no me quedaría por aquí esta noche- recordé mientras revisaba la hora.

Aunque exitosa, la maniobra no había estado exenta de inconvenientes, puesto que Echo había recibido varios impactos, los cuales habían dañado tanto una de sus piernas como el brazo con el que no estaba cargando a Claude, y especialmente en este último, los daños habían sido de consideración, puesto que la capacidad de movimiento de este era de apenas un 5.78%, algo del todo insuficiente como para poder usarse en combate. A pesar de todo, esos daños estaban dentro de los parámetros previstos.

Claude está intacto, pero he recibido daños que aunque no comprometen el funcionamiento de mi unidad imposibilitan que os proporcione fuego de cobertura, por tanto, procedo a evacuar- informó a Billy y a James -Estoy en el límite del inhibidor, informaré al resto de nuestra situación- añadió para, inmediatamente después, hacer eso mismo.

Atención, aquí Echo, informe de situación prioritario- empezó a transmitir por los comunicadores -Situación hostil de alto nivel en curso. Fuerzas hostiles desconocida ha comprometido la seguridad del lugar. Jefe de la operación minera eliminado. Me dirijo a la Pegasus con un civil de alta prioridad- informó al tiempo que, codificado en la misma transmisión, incluía los detalles de la situación, la información obtenida y su posición, así como la de James y Billy -Solicito informe de estado del resto del equipo- añadió.

Tras eso, Echo se giró, listo para descender cuando escuchó la llegada de la segunda exo-armadura, la cual, teniendo en cuenta la transmisión que realizó, no se encontraba bajo control hostil.

Atención, capitán Sanders del personal de seguridad de la Roal, aquí el equipo de la URI- transmitió Echo por el mismo canal que el capitán había usado -Los asaltantes son miembros del personal controlados mentalmente, su orden de usar munición aturdidora es acertada- le informó -La URI asume el mando de la situación. Debe priorizar la evacuación del equipo de la URI y la destrucción del inhibidor de comunicaciones. Cualquier miembro que ataque al equipo de la URI estos debe ser considerado controlado por el enemigo y sin dudar- le ordenó, adjuntando la zona en la que mayor probabilidad tenía de estar el inhibidor tras calcular la potencia de su señal en función de la posición en la que había estado durante el transcurso del ataque*.

Atención, aquí Echo, informe de situación prioritario- empezó a transmitir por los comunicadores -Situación hostil de alto nivel en curso. Fuerzas hostiles desconocida ha comprometido la seguridad del lugar. Jefe de la operación minera eliminado. Me dirijo a la Pegasus con un civil de alta prioridad- informó al tiempo que, codificado en la misma transmisión, incluía los detalles de la situación, la información obtenida y su posición, así como la de James y Billy* -Solicito informe de estado del resto del equipo- añadió.

La tormenta no amainaba. El feroz ejambre de balas, metralla, polvo y desesperación seguía explotando por encima de sus cabezas. A pesar de todo Echo había logrado su objetivo. Echo, tenía que haber sido Echo, porque nadie vivo, en su sano juicio, hubiera aceptado correr en mitad de una batalla. De hecho, James y él no iban a correr. Le pareció ver que habían impactado en Echo. No le mataría. Una maquina podía sobrevivir sin una pierna, sin un brazo. Una herida de bala en una pierna podía ser mortal para un ser humano.
Lo habían logrado. Estaba bien. Sobretodo por Claude. Y por sus timpanos. ¿Y ahora qué? Se apostó bien tras el parapeto temporal, buscó entre sus bolsillos, sacó un cigarrillo y se lo encendió.
—El doctor de la URI decía que esto me mataría. Espero que sea más rápido que esos desgraciados—le dio una calada, hecho un vistazo —.Ese tipo parece saber lo que se hace.
Hablaba del tipo de la armadura. La vida era un rio turbulento. Pugnaba por ahogarte, por hundirse en sus trémulas aguas. Había que aprovechar cada respiro que te daba, cada oportunidad. Y ahí la tenían. No era la mejor, desde luego. Implicaba seguir tentando a la suerte y sabía que esta era caprichosa diosa a la que rezar. La otra opción era esperar a que Echo volviera con refuerzos.
Nunca se le había dado bien ser paciente.
James estaba decidido. Colocó su arma en aturdir. Buen chico, pero con malas compañías.
—Bonitas palabras, Dunn, a nuestra capatina le volverian loca —le dio una calada al cigarillo. Así era la vida, te quemas, ardes y te consumes. Soltó un redondel de humo que ascendió delante de sus narices —.Soy un jugador, juego para ganar. El riesgo es mi vida.
Asintió, se preparó. Apretó los dientes y, a una señal, siguió a Dunn fuera de la defensa. Su objetivo, aturdir a aquellos que estaban disparando al Capitán Sanders y tratar de ganar su posición.
—Hay que verle el lado bueno, Dunn. Ya casi no podemos escuchar gritar a Claude.

Uno, dos, tres... arriba, arriba, abajo, corre. Uno dos, tres... arriba, abajo -

Greeny cantaba para sus adentros, inventando la letra a una canción de cuna que otra de las semillas de Kudzo había escuchado en un poblado de los exo-planetas humanos unos años atrás. La melodía, simple y pegajosa, era encantadora y permitía jugar con la letra todo lo que se quisiera. Era una de sus canciones favoritas para cuando estaba estresada, hambrienta o quería dormir. 

Mientras cantaba para sus adentros, sus tentáculos corrían de aquí para allá trayendo y levantando bombas de la habitación a la ventana, de la ventana al techo y de vuelta. En la azotea, las bombas comenzaban a hacer una torre que recordaba al juego que los humanos llamaban Jen-ga. El juego era tan popular que Kudzo había escuchado que una vez al año sus molestos vecinos galáctivos se juntaban entre ellos para definir un campeón planetario del juego.

Uno, dos, tres... por ustedes mis niños -completó mientras seguía apilando bombas-cajas, sonriendo si hubiese tenido dientes...o boca, o labios, o hubiese sabido como sonreír.

Si olvidas el hecho que eran bombas de implosión capaces de volarlos por los aires tan fuerte que sus pedazos jamás caerían al suelo, pues... la situación general era bastante agradable. En otra parte de la galaxia, otra de las ésporas de Teohna contaba los minutos probables que quedaban antes del boom-boom.

Entendido! -resonó jovial dentro de la mente de Rod, antes de agregar como si fuese una rabieta de niña pequeña- tengo seeed, quedan pocas boom-boom cierto?. Heeeeeeey, espera. JACK REACCIONÓ!!! YIIIIIIIIIIIIIIIII -chilló- Jack reaccionóo, Jack reaccionóo!

El cuerpo vegetal seguía bajando hacia el punto de encuentro con el miembro de la URI que seguía recorriendo de habitación en habitación. Para ser un hotel en mitad de la nada, su sistema de ventilación era de primera.

El aparato de telecomunicación sonó en ese preciso momento. Estática. Más estática. Aún más estática. Y voilá! Habían noticias del otro equipo de investigación. Claro, no eran buenas y por como sonaban acababan de armar una zona de boom boom en mitad del planetoide (sin sumar las bom-bon-es que estaba moviendo ella misma). Era claro que debía replantearse la conformación de los equipos para cuando volvieran a la nave; alguien perdería su derecho a galletas antes de dormir por esto!

Pshhhhh.... shhhhhh... pshhhhhhh 

pfshhhhhhhh

El ruido blanco sonó como respuesta de la capitana a través del comunicador del Plex-Rho unos minutos después de que su mensaje había sido recibido. Mientras tanto, en las inmediaciones del hotel, Greeny y su armoniosa voz de ardilla sobre excitada sonaba en la cabeza del otro equipo.

Niños preciosos, bonitos y hermosos, alguien contestele a nuestro primer oficial que tiene mi permiso para subir al nuevo compañero a mi preciosa nave pero que perderá su derecho a galletas por esto. Que se lo comunique al cocinero y que le prepare un te-e al recién llegado. Además que limpie todo lo que hizo allá afuera. NO QUIERO LLEGAR Y ENCONTRAR NI UN SOLO BAAM BAMM, BOOM BOOM NI GUUSH GUUSH CUANDO VUELVA A MI CAMAROTE -la voz era enfática y sorpresivamente cargada de autoridad...a pesar de sus palabras- Muchas gracias. Por cierto..gracias Jack! estamos casi listos aquí para salir a por bebidas guapitas!

En otra parte distinta de su mente, la capitana tomaba notas para informar a la URI porqué la telemetría y dispositivos de comunicación no podían depender de tener una boca. Mientras lo hacía, pestañaba furiosa.

Tal vez decir que lo tenían todo controlado era exagerar un poco. Sin embargo Rod consiguió moverse una vez más hasta la siguiente habitación. La ventaja de tener un tiroteo tan cerca era que los disparos encubrían cualquier posible sonido de su desplazamiento, y eso si Rod hubiese hecho algún ruido, pero no era así. Se movía con agilidad, de forma magistral, hasta llegar a la última bomba.
Mientras tanto Jack obtuvo el recibimiento que cabía esperar. Justo antes había mirado su reloj. Aún quedaba cerca de media hora para el anochecer, pero no estaba claro que ese fuese su plazo límite. El consejo de no quedarse allí a pasar la noche podía significar muchas cosas, entre ellas que saliese ya del hotel. No lo hizo. Aunque no tenía forma de saberlo, esa era la clase de acción que impresionaría a los supervisores de la URI, entrar en acción poniendo en peligro su propia vida. Alguna parte del largo discurso sobre las segundas oportunidades y la reinserción que le habían soltado, incluía el sacrificio y el valor. Claro que Jack podía estar bastante seguro de algo, quien había redactado ese maldito discurso no se había visto nunca en un tiroteo de verdad.

En cuanto asomó por la esquina, cuatro pistolas dispararon casi al unísono. Por suerte Rod le había advertido, así que no asomó tanto como para acabar hecho un colador. Los cuatro disparos chocaron contra la pared detrás del agente, haciendo saltar astillas y pequeños cascotes. Aquellos piratas no usaban láser, pero tampoco se trataba de armas de pólvora. Probablemente una versión reducida de cañones de raíles, impulsando los proyectiles hacia delante magnéticamente. La buena noticia era que habitualmente se trataba de armas poco manejables, incluso en las versiones más pequeñas. La mala noticia es que no iba a poder cubrirse con nada. Si disparaban a través hacia las paredes, estas no iban a detener el proyectil. De hecho probablemente los disparos fallidos acabarían penetrando los pisos inferiores.

Mientras tanto Greeny subía la última bomba que Rod le había alcanzado. Ya las tenían todas en el tejado. Ciertamente había una antena de comunicaciones donde tal vez pudiese encaramarlas, pero era difícil saber de cuanto tiempo disponía para hacerlo. Tal vez fuese más sabio dejarlas e intentar salir del hotel.
Rod ya había hecho su parte. Tenía a los piratas de espaldas, así que podría atacarles por sorpresa. Por otro lado, su oído también le había permitido identificar las armas. Si se giraban hacia él no habría pared que le protegiese. Siempre podía cubrirse para que no tuviesen un blanco claro, pero esa sería la única ventaja que le ofreciese la cobertura. Estaba claro que quedarse en aquel piso no era buena idea. Siempre podía salir por la ventana tal como había hecho para entrar. El problema sería que dejaría a Jack solo contra todos los piratas.

Jack contempló un par de agujeros más cerca de su posición. En ese momento vio la figura de Garret ascender hasta su posición. Portaba un rifle de gran tamaño que no tardó en apuntar hacia arriba. Abrió fuego de inmediato, creando una pequeña cortina de plomo que obligó a los piratas a retroceder un poco.
-Te cubro-
Tras esas palabras abrió fuego de nuevo. Parecía estar disfrutando del tiroteo, incluso cuando los piratas respondieron disparando nuevamente. Ninguno de los allí presentes tenía demasiado buena puntería, y ninguno la necesitaba. La carencia de fuego del arma de Garret era tan grande que tal vez podía abrir un boquete de piso a piso. Después de cada ráfaga suya llegaba una nueva descarga de los piratas, obligando a Jack y Garret a retroceder un poco más. Entonces escucharon a uno de sus agresores gritar

-¡Granadas, tiradles granadas joder!-

Era evidente que los piratas se estaban comenzando a impacientar. También era evidente que una granada no sería tan fácil de esquivar. No era el arma que debía usarse para una operación como aquella. Si se habían tomado la molestia de plantar bombas sin llamar demasiado la atención, seguramente se esperaba un mínimo de discreción. Por otro lado, si habían decidido ignorar finalmente la discreción, tal vez se estaban quedando sin tiempo, lo cual podía significar una sola cosa…

El informe que había pedido Echo no acababa de llegar*, pero el protocolo de la URI estaba de su lado. Dado que era el oficial de mayor graduación de su grupo, podía tomar la decisión de subir a Claude a la nave. El único problema era que la Pegasus estaba bastante lejos. Tenía que llegar primero al pueblo. Quizás era el motivo por el que James había sugerido ir a por el transporte. Cuando uno va a huir, siempre es mejor hacerlo en un vehículo. Al menos podía estar bastante seguro que el propio Claude no iba a ser un problema. Se había desmayado. Demasiadas emociones para el pobre diablo. Un oficinista no está hecho para verse involucrado en un tiroteo.

James y Billy sostuvieron un breve intercambio de impresiones. Ambos estaban de acuerdo en cubrir el capitán de la seguridad de Roal. Por algún motivo Sanders tampoco había caído en el influjo de quien fuese que moviese los hilos. Era poco razonable. La exo armadura siempre sería el objetivo principal de alguien que quisiese utilizar las fuerzas del propio enemigo en batalla.
Sanders estaba cubriéndose el rostro con el brazo armado de la armadura cuando los dos agentes de la URI salieron de su escondrijo. Ambos abrieron fuego contra quienes disparaban al capitán. Los soldados poseídos tardaron unos instantes en detectar las nuevas amenazas -una unidad pesada siempre es más llamativa- y cuando quisieron darse cuenta tres de ellos ya habían caído. Los demás tuvieron que ponerse a cubierto unos instantes. En ese momento Sanders aprovechó para mover el arma, disparando en la misma dirección que sus salvadores. Su cañón rotativo podía haber licuado a los pobres desgraciados, pero en lugar de eso disparó contra un pequeño muro que tenían al lado. Los escombros cayeron encima de los poseídos, inutilizándolos por completo.
En ese instante otro grupo disparó desde atrás. A Billy casi le volaron el sombrero, mientras James vio como varios proyectiles impactaban a sus pies. Sanders reaccionó poniendo la armadura en medio, cubriéndose el rostro una vez más. James y Billy aprovecharon para aturdir al nuevo grupo atacante.

Echo ya podía haber ganado cierta distancia, y el trío compuesto por los agentes de la URI y Sanders parecía poder cubrir la salida durante mucho tiempo. Entonces el tiroteo terminó. De pronto. Sin más. Los guardias poseídos dejaron de disparar. Se miraron los unos a los otros, confusos, para luego mirar a los alrededores. No hacía falta leerles la mente para comprender que no tenían ni idea de lo ocurrido. Al dejar de disparar uno de los dos bandos, el resto de guardias también detuvo el fuego. No es que se fiasen mucho de sus compañeros dadas las circunstancias, de hecho les seguían apuntando, pero tampoco tenían ganas de seguir intercambiando disparos hasta acabar todos muertos. Durante unos segundos que se hicieron eternos, nadie disparó ni dijo nada. Las armas aún estaban en alto, el cañón rotativo seguía girando aunque no escupiese fuego.
Billy fue el primero en notar que todo estaba bien. O quizás la palabra más acertada fuese que ya no había nada antinatural en el ambiente. Tenía sentido. Si la intención de toda la escaramuza había sido eliminar a Vic y a Claude, ya no tenía sentido continuar. Vic había muerto el primero mientras que los soldados poseídos no habrían podido alcanzar a Claude.
Finalmente un grito rompió el silencio. Alguien pedía un médico para su compañero. Pronto más gritos como ese se repitieron alrededor de todo el recinto, incluso desde el interior de la mansión. Hombres y mujeres que hasta hacía unos segundos habían estado intentando matarse los unos a los otros, gritaban desesperadamente para que alguien ayudase a sus compañeros. Quienes aún conservaban el botiquín de campaña se afanaban a abrirlo, aplicando improvisados vendajes mientras administraban fuertes dosis de calmantes. La sede de Roal había pasado por todos los estados posibles de un campo de batalla en tan solo unos minutos. Desde el primer disparo hasta el primer grito de auxilio.

Sanders bajó de la armadura, que no paraba de chisporrotear allí donde los daños eran más severos, y miró a su alrededor para intentar encontrar algo de sentido. Era un hombre de cuarenta y pocos años con pinta de militar. Militar, no mercenario. Llevaba el pelo tan corto que apenas podían verse las primeras canas que ya le estaban apareciendo. Sus facciones eran duras, de un hombre disciplinado, como también indicaba su porte. James había visto a muchos como él. Oficiales de infantería que tras toda una vida en el ejército, se niegan a contentarse con un puesto de despacho. Sanders respiró hondo hasta fijarse en Billy, o más bien en algo que este llevaba.
-¿Me das uno de esos?- dijo señalando al cigarro que el agente aún tenía en la boca. Después, tras un segundo y largo vistazo al campo de batalla, realizó la pregunta más relevante que jamás iba a realizar en su vida. -¿Alguien puede explicarme qué cojones acaba de ocurrir?-

Mi idea es usando lo de los reflejos matarlos a todos sin miramientos y después al haber usado tanto tiempo los poderes estar medio mareado y que me tuvieran que ayudar a llegar a la nave. 

Sería dispararles en la cabeza de improviso cuando estén disparando ellos a Garret y Jack y cuando se asomen vean cuatro cuerpos y yo apoyado en la pared en plan... ¿Una ayudita?

Sí, parece una estrategia razonable. Como decía antes, describe exactamente lo que va a intentar, pero no sabremos si funciona o no funciona hasta la resolución del turno.

Por ponerte un ejemplo de cosas aleatorias que podrían ocurrir. Disparar a un enemigo mientras tenía una granada en la mano, no verla mientras este cae al suelo, y volar todos por los aires xD. También puede ocurrir que la maniobra salga a la perfección, pero eso, simplemente describe lo que va a intentar.

Los piratas se encuentran flanqueados sin saberlo. Garrett dispara en su dirección y yo permanezco a cubierto. Espero que cese su ráfaga. En cuanto oigo un segundo de silencio me incorporo. Con la pistola en la mano apunto al primero de los forajidos. Mi cañon enfila la nuca. Mi intención es vaciar el cargador de mi arma en sus espaldas antes de que la siguiente andanada de balas desde donde se encuentran mis compañeros. Después gritar "Alto al fuego" antes de ser un colador con cola.

Observé la aparición de Garrett y de cómo se metía en ese berenjenal como si fuese un loco suicida al que no le importase una mierda su vida, pero aquello se estaba a empezando a caldear demasiado para mi gusto y sobre todo cuando pude escuchar entre el tiroteo la palabra “granadas”.

Así que, con el deber cumplido de haber “distraído” a los piratas o lo que fuesen esos tipejos y con las palabras de la capitana de que ya estábamos casi listos para salir, solo quedaba desalojar el local antes de que ese desapareciese del mapa o algo peor.

Entonces, empecé la carrera por la escaleras aprovechando que Garrett y Rod lo tenían todo controlado.