Partida Rol por web

Los cañones están limpios y con munición cargada. Las cajas de las armas de a pie son algo más limitadas pero están bien inventariadas. Paso revista y le transmito la información a Echo para que vaya rellenando sus informes y diarios de a bordo. 

Me paseo por la armería.

-Creo que deberíamos saquear algunas armas en las siguientes misiones... infiltrarnos con un arma reglamentaria podría ponernos en problemas antes de llegar si quiera a apuntar a alguien

Me digo en bajo mientras miro las cajas y mi carpeta con el armamento.

-Podría... si...

Enfilo hacia la cantina

-Oye alguien es bueno p...

Billy estaba con una botella y sacando vasos... Hago un gesto de aprobación tras mirar mi reloj

-Seguro que es de noche en algún lugar de este sistema. Hasta arriba.

Digo mientras me siento. 

Nos contamos como ha sido la última salida bebiendo como esponjas.

-¿Oye una pregunta seria alguno de vosotros pinta bien, o es hábil construyendo cosas? Tengo una idea para una cosa...

El boom-boom había sido demasiado rápido. No es que nunca hubiese visto uno de tan cerca ,para nada, sin embargo Greeny no acababa de acostumbrarse a las exp-osio-nes, mucho menos cuando sucedían tan cerca de su cara. O lo que todos entendían que era su cara. Sin embargo lo más injusto de todo eran los pobres piratas espaciales... los habían dejado allí tirados a su suerte... muertos, pero a su suerte. 

Habrían sido tan buenos semilleros -pensaba con tristeza y reproche mientras el equipo se dirigía a la nave

Las grandes ramplas y puertas de la Pegasus se desplegaron a penas llegaron dándoles la bienvenida a la gran nave. El otro equipo de reconocimiento parecía ya haber llegado hace un tiempo y estar instalado en la computadora buscando información. Pero nada de eso era importante para la capitana; la pena de no haber polinizado a los pobres piratas espaciales, la presión del Nido dentro de su cabeza por la fallida expansión y la completa falta de galletas se unían en un ánimo sombrío. 

Los minutos pasaban.

Y no había señal de nadie que preparara galletas... era... inaceptable. Con voz decidida y firme, casi sonando como esos capitanes de telenovela humana, la voz de la kurdziana resonó en las cabezas de la tripulación.

Mis niños, importantes anuncios en puente de mando.. ahora.

Pasaron unos minutos y, asumiendo que tenía la atención del resto de la tripulación, siguió con voz cabreada.

Según mis lecturas de sus cabecitas noto que todos hemos pasado por algunos upsis hoy. No es la clase de misión que nos encargaron pero seguiremos adelante. Tal vez tome sacrificios y el BAM BAM PUM PIUM se lleve a algunos de nosotros -un momento de silencio dramático después de que Greeny completara cada uno de los sonidos con movimientos de tentáculos que, de haber tenido dedos, asemejaban armamento- pero hay sacrificios que no estoy dispuesta a aceptar como su capitana. Ustedes son muy pero super duper importantes para mi y esta nave, asi que eso debe ser la prioridad prioritaria en este momento. Asi que... brrrrrrrrrrrrrrrrrrrrp!!!* estas son las instrucciones para afrontar esta situación.

Echo, necesito un informe de situación de lo ocurrido con ustedes.

Billy, mala idea...pero me gusta; aceptaré más sugerencias.

Jack, lo prometido es deuda. Billy tiene en alguna parte un montón de tragos bonitos, estoy segura. Diviertete buscando... es una orden

Rod, te escucho. Háblame primor.

James, como bien se especifica en tu hojita de tareas...eres el cocinero de a bordo. GALLETAS, AHORA!!!. por favor.

Garret, necesito que evalues armamento y un informe de uso autorizado de lo que disponemos.

Ademáaaaaas...chequeo médico, TODOS USTEDES. No quiero auchis en sus pielecillas y no los quiero YA. Estaré en mi camerino para el primer chequeo en 40 minutos o los iré a buscar yo! -la última frase había sido dicha con un tono de voz intentando imitar a las madres de infomercial de los trans-proyectores comerciales- Ahora bien, donde está nuestro invitado? tengo preg- Greeny se desconectó de las cabezas de la tripulación para ir hacia el recién estrenado camarote donde suponía habían puesto a quien sea que había llegado junto a su equipo.

-El encargado del armamento soy yo... señor... y vengo justo de hacer el inventario. Echo ya tiene los datos necesarios.

Digo acercando el portafolio a la capitana. 

Al final no me dijiste nada sobre esto:

Me gustaría saber que tenemos en inventario. Más o  menos. Sobre todo para tener una tarea rutinaria en la propia nave. Que si falta algo lo investigo y demás, y también para organizar el armamento antes de las incursiones.

También tengo una idea para el armamento y es envejecer y empeorar la apariencia por que si usamos armas y armaduras "legales" lo mismo nos descubren.

- Esta gente está fatal de la cabeza – iba pensando mientras el grupo seguía diciendo locuras sin sentido - ¿ir a por ellos? si la información que había visto en los terminales era correcta, esos cuervos estaban mucho peor que nosotros – el monologó interno mejoró sutilmente tras el trago de tequila azul… pero un chupito le sabía a poco y Billy no parecía dispuesto a compartir ni una gota más.

Por un momento valoré la propuesta de la capitana, después de la reunión improvisada con Oguru y todo el ajetreo del hotel, tenía más ganas de emborracharme hasta perder el conocimiento que de otra cosa, pero era arriesgar demasiado… parecía que en cuando los perdía de vista, todos se liaban a tiros sin dudarlo ni un momento y aunque nadie sabía nada sobre la cita que había concertado para el día siguiente, a la que no tenia ninguna intención de asistir, me daba miedo despertarme y que la decisión tomada fuese ir a esas ruinas sin saber a qué nos íbamos a enfrentar.

Sin aportar ninguna información y lamentando la escasez de tequila por la que estábamos pasando, me dirigí al camarote donde estaba el invitado… con un poco de suerte, podría convencer a la capitana para hacer yo mismo el interrogatorio… se me daba bien conseguir información y seguro que ese tipo conocía de escapar de esa roca, o al menos alguna forma para evitar ir directamente a la boca del lobo.

La reunión con la capitana fue tan decepcionante como todas las reuniones que había tenido con cualquier oficial de la URI. Las reuiones prometían muchas cosas, generalmente soluciones. Pero estaba por ver la primera vez que sacase algo en claro de una de esas actividades protocolarias. Una parte de él se preguntaba para que mierda había servido aquella reunión. Generalmente salía decepcionado porque capitanes y tenientes elegían la peor opción ante la peor situación. De aquella reunión no había sacado nada. Absolutamente nada. Salvo que estaban jodidos. No por sus enemigos, sino por la propia capitana. "Parece que la hayan elegido especialmente para que nos vuelen la puta cabeza". Se preguntó porque narices no se iba de allí. Luego se acordó del tipo de la gabardina. Claro, alguien tenía que pararle, todo ese rollo incierto que sentía dentro sobre el bien y el mal. "Otra tontería. Tengo lo que me merezco".
No le apetecía beber más. Estaba triste y malhumorado.
—Si, James, por favor, haz esas galletas, no quiero tener que morir con el estómago lleno—comentó con tono irónico. De poco valdría.
Salió de allí escupiendo a un lado, sin acritud, pero con contundencia. Se acercó a Rod.
—Si tienes una idea, más vale que la digas. Yo no soy bueno pintando. Tampoco sé construir. Pero los mineros nos apoyaran, seguron. El capitán Sanders, de la RAL, podrá movilizarles. Si pueden hacer agujeros seguro que saben hacer puentes, cavar trincheras o lo que sea que hayas pensado. Hazlo, vale. Será mejor que esperar que las galletas de James solucionen el problema—afirmó, serio. Algo raro en él —. Capitán Sanders, en la Roal. No sé como funcionan estos trastos, los comunicadores. James seguramente tenga su frecuencia o como coño se diga. Ponte en contacto con él y pon en marcha lo que tengas en mente porque no me apetece nada jugarme el trasero en mitad de ninguna parte, teniendo a una calculadora de incomodidades cubriéndome las espaldas.

Pasó del chequeo. Estaba bien. Sus pasos le llevaron a...vaya, allí estaba Jack, enfrente de la celda de Claude.
—Soy bueno jugando a las cartas, viendo faroles, haciendo que la gente vaya por donde quiero. Y Claude me conoce. Creo que has tenido la misma idea que yo, Jack—no había tenido mucho tiempo de conocer a Jack, no obstante, que diablos, era su compañero —. ¿Poli bueno y poli malo?

James apoyó las manos en la mesa. Suspiró. Su campera colgaba a un metro de él, limpia y hermosa. Se arremangó y comenzó a amasar. Se le daba bien. Demonios, se le daba genial. Pensó lo que la URI desaprovechaba sus talentos utilizandolo para pilotar naves, hacer reparaciones o meterse en balaceras con soldados poseídos. No estaba seguro de si sus compañeros apreciarían la buena cocina, y menos lo estaba de si la merecían. No es que le hubiese hecho mucha gracia la forma en que se las habían pedido, de hecho mientras amasaba se imaginaba aplastando las delicadas hojas y florecitas de su capitana, pero si servía para no hacerlo en vivo y en directo, mucho mejor para su legajo.

Algunas tenían forma de espectros rodulianos, otras de las rocas vivientes de Sadrax IV. Mierda, soy un artista -pensó.

Con las galletas en el horno pensó en la puesta en común que habían tenido. Billy había hecho un buen resumen de lo ocurrido y no pensó que fuera importante agregar nada. Estaba de acuerdo en ir sin ningún tipo de rodeos a las ruinas. Los estarían esperando, de eso no había dudas, pero era el próximo lugar que indicaba el camino que venían transitando. Era esperable ser recibidos con alguna sorpresa, y por eso debían ir lo mas preparados posible, pero tratándose del grupo que conformaban, eso no era necesariamente bueno. 

Apoyó la bandeja de galletas en la sala de control, orgulloso pero con una seriedad que no invitaba a las críticas constructivas.

- Saben que vamos -apuntó lo obvio. No los hagamos esperar mucho porque seguramente ya están de limpieza. Esperemos que el doctor todavía respire. 

Dejó el interrogatorio a Billy y a Jack que parecían la combinación idonea de bueno y malo para sacarle información que tal vez ni siquiera supiera que tenía. Luego prepararía sus armas porque dudaba muchisimo de que la visita fuera a resultar 100% amistosa.

No se puede decir que Claude les recibiese con los brazos abiertos. Claro que tampoco tenía otro remedio que recibirles. Era la primera vez que Jack veía al hasta hace unas horas asistente del director de Roal en Sima Z3. Desde luego no se trataba de un hombre especialmente imponente, al contrario. Al ser alto y delgado al mismo tiempo, parecía poco más que un espantapájaros vistiendo un traje caro. Había algunas manchas de sangre debido a una leve herida sufrida mientras Echo cargaba con él fuera del recinto de Roal. Nada serio, un rasguño que tras recibir los primeros auxilios del sistema automático de la Pegasus, ya había sanado.
Aún así Claude se sobresaltó al escuchar la puerta abrirse. Cuando reconoció a Billy se calmó un poco, pero no demasiado. Inmediatamente retrocedió hasta la esquina más alejada del camarote. Debía intuir que aquel era el momento en que los agentes de la URI querían respuestas.

-No tengo nada que decir- les soltó en un hilillo de voz que probablemente había intentado sonar firme -Yo no lo creía ¿vale? Cuando ese tipo...- necesitó respirar hondo solo con mencionarlo -Cuando dijo que si no cumplíamos nuestra parte, moriríamos, yo no lo creí. Es como en las películas ¿No? Alguien dice una fanfarronada para que le tomen en serio. Aún así se me heló la sangre nada más oírlo, pero con toda la seguridad que teníamos ¿Cómo iba a cumplir su amenaza?- Rió entre amarga y nerviosamente. -Así que no diré nada. ¿No lo habéis oído nunca? El Cuervo tiene ojos en todos lados-

Lo cierto era que Jack si había escuchado esas palabras. Era común entre contrabandistas y piratas de los sectores fronterizos, aunque la mayoría la repetían tan solo cómo una estupidez más. Los capitanes, por otro lado, siempre miraban a ambos lados antes de decirlo, cómo si estuviesen buscando un espía entre las sombras.

Echo repitió el listado de armas que Rod le había dado unos minutos atrás. Para los más veteranos en la URI no había grandes sorpresas. Se trataba del equipo estándar de la organización. Armas nuevas, de primera calidad, aunque algunos las tacharían de totalmente impersonales*. El androide describió cada arma de forma objetiva, con fría precisión, palabra tras palabra, dato tras dato. Poco importaba la forma de transmitir el mensaje, el contenido estaba muy claro. Las armas no iban a ser un problema. El tamaño del arsenal demostraba que la Pegasus estaba pensada para llevar una tripulación más grande, que tan solo la urgencia les había hecho partir sin una tripulación completa. En cuanto al uso autorizado de las armas, los agentes de la URI tenían bastante autonomía en el desarrollo de sus misiones. Si llevaban armas abordo era porque el alto mando sabía que antes o después iban a necesitarlas.
Ningún miembro de la tripulación estaba realmente herido. Tan solo Rod daba muestras de necesitar un descanso. Probablemente no sería buena idea abusar de ciertas habilidades durante el próximo asalto, pero a parte de eso no había ningún problema físico destacable. Echo sí que había recibido un par de disparos. Con la ayuda del ordenador de la Pegasus, había conseguido realizar reparaciones de emergencia, pero el propio androide estimaba que su capacidad de combate se vería reducida a un setenta por ciento, al menos hasta que pudiese realizar unas reparaciones más completas.

Sabían las coordenadas del lugar de excavación. Llegar hasta allí no resultaría nada complicado. Además tenían refuerzos en la zona. Tras menos de dos horas, la Pegasus recibió una comunicación del capitán Sanders, el jefe de seguridad de Roal en Sima Z3. Según habían descubierto Billy, Echo y James, aquel era su primer día de trabajo tras unas breves vacaciones. Por increíble que les pudiese parecer, los combatientes que elegían el sector privado tenían derecho a descansar. Sanders no se había encontrado con un regreso tranquilo y apacible. Más de la mitad de los suyos estaban seriamente heridos. Del resto era difícil encontrar a alguno que no tuviese al menos magulladuras. El rostro de Sanders, un hombre de complexión atlética, con el pelo corto aunque un poco alborotado, expresión seria, apareció en las pantallas de la nave.
-Aquí Sanders, capitán de las fuerzas de seguridad de Roal- Era admirable que pudiese hablar con soltura sin quitar el cigarro que sostenía entre los labios. -Tengo veinticuatro hombres armados y listos para entrar en combate. También tengo una exo armadura** lista. El sistema de apuntado no funciona, pero hemos conseguido reparar el sistema hidráulico. Podría llevar tal vez una docena más de hombres, pero no he incluido a los que- hizo una pausa para buscar la forma de decirlo. -Los que se encontraban confusos. No me parece buena idea llevarlos de excursión-

***Los agentes de la URI se desplazaron a las coordenadas de entrada que habían conseguido de los ordenadores de la URI. Sanders llegó tan solo un par de minutos después con su pequeño pelotón de mercenarios, armados con rifles, pistolas, y una de esas exo armaduras. El capitán se acercó rápidamente a los agentes de la URI para informarles que seguirían sus órdenes.
El lugar en cuestión era una formación rocosa en mitad del desierto. Por el lado norte, el cual tenía sombra la mayor parte del día, encontraron lo que había sido el campamento principal de Nathan y su equipo. Había tiendas de campaña rajadas y quemadas, maquinaría de excavación destrozada, bártulos de cocina desperdigados, pequeños agujeros aquí y allá, rastros de la detonación de algún explosivo pequeño, y tres cadáveres. Los tres cuerpos, todos de varón, pertenecían al equipo de investigación. Dos de ellos habían recibido disparos en el pecho y la cabeza, el patrón de tiro habitual de soldados profesionales. El otro tenía el torso aplastado por completo. Algo le había estrujado el cuerpo con una fuerza descomunal de forma que no solo había triturado sus huesos, también había hecho que sus vísceras saltasen del cuerpo por todos los orificios naturales. La sangre había salpicado a buena distancia alrededor del pobre desgraciado, evidenciando que lo que lo hubiese destrozado de aquella manera había sido muy rápido. Tres cadáveres. Según la información de que disponían, aún quedaban dieciocho investigadores más. Ninguno de los cuerpos pertenecía a Nathan,
En las rocas se encontraba la entrada a las minas. Dado que se trataba de una operación minera de envergadura, la entrada había sido ampliada con la maquinaría de Roal. No irían a parar a túneles estrechos, nada de eso, si no a galerías por las que poder transportar gran cantidad de material a la vez. También debía haber iluminación, pero las luces estaban apagadas. Tras una pequeña inspección descubrieron que las líneas habían sido saboteadas y los generadores de emergencia destruidos. Por supuesto, al tratarse de minas, comunicarse con el interior podía resultar imposible. Tampoco era de esperar que alguien fuese a responderles si lo intentaban.
Tenían a su disposición los planos de todas las galerías identificadas durante el proceso de prospección y durante la extracción de las semanas posteriores. La palabra que mejor podía describirlo era “laberíntico”. El túnel principal llevaba directamente hasta las ruinas que había estado investigado Nathan, pero no era el único. Al menos cinco galerías más debían conducirles al mismo punto. Probablemente hubiese incluso más caminos. Muchos más. Roal no había tenido ocasión de inspeccionar todos los túneles naturales de la zona. De hecho ni siquiera parecían completamente naturales. Probablemente eran parte de un entramado de comunicación subterráneo que antaño había comunicado esas ruinas con otras zonas bajo la superficie, como si fuesen las carreteras de una ciudad construida verticalmente hacia abajo. Unos túneles estaban comunicados con otros, lo cual no gustó nada a Sanders.
-Es una ratonera. Si nos están esperando, pueden emboscarnos en cualquiera de esos cruces-
No le faltaba razón. Además aprovechó para recordarles que esos eran únicamente los túneles que la Roal había identificado. Tal vez el equipo de Nathan hubiese encontrado más, pero esa información estaría en su nave, la Bennu. En aquel momento algunos de ellos aún podían albergar la esperanza de ir a encontrarse unos túneles vacíos, pero Billy “captó” rápidamente que no era así. Con la distancia era difícil saber de cuanta gente se trataba, pero las minas estaban ocupadas.

-Deberíamos intentar una infiltración... Si vais a entrar pegando tiros a un cuello de botella en el que pueden estar esperándonos... No contéis conmigo.

Miré a la capitana

-Y señor, con sumo respeto, me la sudan sus órdenes... O dirige mejor al equipo o deje de ser capitana.

Esperando a que alguien me disparara continué

-Si alguien está conmigo que me siga al puesto de mando. Hay que pensar algo con la información que tenemos.

Asentí ante la petición de Billy antes de entrar al camarote del invitado. Personalmente nunca había estado en un interrogatorio, al menos no en el bando que hacía las preguntas y el juego siempre era poli malo poli peor, pero cambiando poli por contrabandistas, piratas, mercenarios y demás calaña de los bajos fondos. Y aunque no me consideraba un chivato, siempre me las había arreglado para no salir muy mal parado de la situación.

Pero ahora era diferente y aunque el vaquero se había entrometido en lo que esperaba que fuese una posible ruta de escape, le continuaría siguiendo el juego… al fin y al cabo, la información es poder y muchas veces se podía emplear como moneda de cambio.

La primera impresión que tuve de ese tal Claude fue bastante decepcionante, tanto por el físico como por la actitud, pero eso no significaba nada malo, más bien al contrario. Tipejos como él cantaban rápido, aunque de momento, aún no sabía que información buscaba, por lo que al entrar me mantuve cerca de la puerta con los brazos cruzado y el semblante serio, dejando a Billy preparar el terreno.

- ¿Se refiere al ataque del que nos informó Echo? – me pregunté mientras Claude iba soltando fases sin sentido. Pero el final fue demasiado inesperado, tanto que por un momento tragué saliva mientras un escalofrío me recorría la columna… había escuchado esa frase demasiadas veces como para ignorarla. – El Cuervo… menuda tontería… - me apresuré a decir – a la Uri no se nos asusta con esas gilipolleces – pero a mí sí – pensé al finalizar la frase. Si antes ya tenia suficiente motivación para irme, esto solo hacía la decisión más fácil.

-¿Una tontería?- respondió Claude con un tono de voz que costaba reconocer si estaba más plagado de miedo o de incredulidad. –Pregúntale a mi jefe, pregúntale a Vic si es una tontería. Oh, claro, no puedes hacerlo, ¡Porque estalló en mil pedazos delante de nuestras narices! ¿O eso también fue una tontería que me he inventado yo?- Dijo mirando a Billy.

Podían llevar aquel interrogatorio de muchas maneras. Podían presionar a Claude con técnicas clásicas, pero el propio Claude les había abierto la puerta de su sesera. Y era el miedo, como de costumbre, el que tenía la llave maestra. Esperaba que Jack supiera verlo igual que él.
—Yo vi a Vic explotar como si fuera un globo lleno de sangra. ¡Plop! Y adiós Vic—se humedeció los labios, se mostró tenso —. Y ahora vienen a por este mierdecilla, Jack. Estamos jodidos. El Cuervo tiene ojos en todos lados, y garras. Tú no estuviste allí. No podemos hacer nada contra un poder así. Lo mejor es...lo mejor que podemos hacer es...—fingió derrumbarse —. No estamos preparados para esto. Somos putos exploradores, nada más. Teniendo a Claude aquí nos estamos jugando el culo. Déjemoslo en este planeta, vayámonos y que el Cuervo se encarge de él. Ya sé, si le soltamos tan facilmente el Cuervo pensará que ha hablado con nosotros, y puede que le torture hasta averiguar lo que nos ha dicho. Puede que le haga sufrir lo indecible. Pero mírale, Claude no va a hablar y yo no quiero morir aquí. Abandonemosle. La capitana aún no está aquí. Podemos decir que se escapó mientras lo tiramos por la escotilla de la basura. ¿Qué me dices Jack? ¿Quieres hacer Plop con Claude? No, claro que no. Déjemos que Claude haga plop solo...

Claude abrió los ojos desmesuradamente al escuchar las palabras de Billy. Desde luego no se trataba de una persona especialmente valiente. No tenía por qué serlo. Su trabajo había consistido siempre en asegurarse que todos los trámites de Roal se cumpliesen siguiendo la infinidad de protocolos que una compañía de semejantes dimensiones debía tener. Para él encontrarse un documento firmado en la esquina incorrecta, o ver que el quinto informe semanal sobre la estimación de beneficios había sufrido un retraso, eran las experiencias más emocionantes que podía experimentar en su día a día. Que alguien abriese fuego en el mismo edificio en que se encontraba ya habría constituido la mejor anécdota de su vida, esa que cuentas a tus antiguos compañeros de clase cuando estás tomando unas copas con ellas en tu bar favorito de Nuevo Saturno. Evidentemente no estaba preparado ni física ni mentalmente para ser el objetivo de nadie. ¿Tortura? Eso no ocurría en el mundo real, eso solo ocurría en las disparatadas historias que las tripulaciones mercantes contaban cuando llevaban un par de tragos de más. En el mundo real, en su mundo real, había fuerzas de seguridad para protegerle.

-¡No!- dijo -¡No podéis hacer eso! Tenéis un reglamento, tenéis órdenes-
Con toda seguridad, Claude era la clase de persona que podía recitar las leyes y estatutos de todas las organizaciones oficiales de la unión, incluida la URI. Claro que el pobre diablo también estaba aprendiendo a marchas forzadas, que tal vez el mundo real y su mundo real no eran exactamente la misma cosa.
-Tenéis que protegerme...-

- Yo paso de plop, chof o el sonido que coño hace alguien cuando explota. Si no tienes nada que decir, para nosotros tienes el mismo valor que una piedra… y este planeta de mierda está lleno de ellas. No sé quien ese Cuervo, pero he tenido encontronazos con expertos en el arte de sustraer información y créeme Billy, es mejor evitarlos… están puto locos… “somos artistas” dicen… una vez conocí a uno que primero te cortaba una parte del cuerpo y luego te la daba de comer cachito a cachito… muchos lo conocían como “el pico del cuervo” por como te iba dejando el cuerpo… igual están relacionados, quien sabe – me encogí de hombros mientras me giraba hacía la salida – Vámonos entonces, dejemos que ese Cuervo le picotee hasta que cante o hasta que muera, aunque yo no apostaría que lo segundo vaya a ser pronto.

- Puto Berg… que loco estaba el tio ese… aunque había poca gente tan efectiva como él torturando y consiguiendo información. Eso sí, cuando veía un poco de sangre se le iba la cabeza de una forma muy enfermiza… joder! Como echo de menos echar unos trajos con esos majaderos – recordaba mientras le daba a Claude el tiempo para asimilar todas esas locuras – o canta como un sobaco de Gron o se pega un tiro – pensé aunque yo lo tendría bastante claro.