Echo tenía una agradable sorpresa preparada para los cuervos. De pronto sus sistemas comunicadores se saturaron de ruido. Tan solo eso, ruido, estática. Las pantallas de sus antebrazos también se iluminaron con tal intensidad que los soldados se cegaban los unos a los otros. Sanders asintió a las instrucciones del androide y tanto él como sus hombres salieron de sus coberturas disparando con precisión. Los cuervos ni siquiera pudieron devolver el fuego con efectividad. Incluso el arma pesada servía de poco en esas circunstancias ya que su portador estaba intentando quitarse el casco. Al parecer los dispositivos de comunicación funcionaban en dos partes. El visor estaba en el antebrazo, pero escuchaban y hablaban a través de los propios cascos, por tanto el sonido les golpeó directamente en los oídos, haciendo que algunos de ellos cayeran al suelo. Sin apoyo aéreo, incapacitados, fue fácil rematar la faena. Aún así Sanders tuvo la cautela de ordenar disparos no letales. Muchos proyectiles impactaron en rodillas y hombros. Otros consiguieron arrancarles las armas de las manos. Se mirase como se mirase la batalla estaba acabada.
El teniente sabía que habían perdido. Probablemente era lo que podía considerarse una derrota humillante. Habían usado a los piratas para tender una emboscada, se habían posicionado correctamente. Todo había ido como debía ir. Sin embargo la Pegasus había derribado su transporte, el otro caza había mantenido la Pegasus a salvo, y Echo junto a los hombres de Sanders les habían conseguido contraacar aunque el principio de la escaramuza hubiese sido tan nefasto. Para el teniente era incomprensible. ¿Qué se suponía que debían haber hecho para ganar? ¿Qué más puedes hacer para ganar cuando el plan se ejecuta perfectamente y aún así es insuficiente? No tenía respuestas para esas preguntas. Lo que sí tenía era una última medida de contingencia.
-FLECHA ROTA-
El grito no tenía sentido, al menos no en principio. Sin embargo envió una señal a los comunicadores de todos los cuervos. Todas las pantallas de sus antebrazos se iluminaron con un 10 enorme. Luego un 9, un 8… Sanders gritó con fuerza
-¡EXPLOSIVOS!-
Todos sus hombres corrieron a esconderse en las rocas del lugar. Echo tampoco tuvo tiempo para hacer ninguna otra cosa. Todos los miembros de la URI tuvieron que limitarse a mirar mientras las armaduras explotaban. Más bien fue el interior. Esas explosiones no habrían bastado para matar a Sanders ni a Echo, pero destrozaron tanto los cuerpos de los cuervos, matándoles al instante, como sus armaduras, dejando poco más que restos humeantes para iluminar la noche durante unos instantes. La batalla había terminado. Solo entonces tuvieron ocasión de buscar heridos. Algunos de los hombres de Sanders vivirían para ver otro amanecer, Garret no. Cuando encontraron su cuerpo, la mayor parte estaba intacta. Resultaba irónico que alguien experto en el manejo de explosivos llevase protegido todo el cuerpo menos la cabeza. El calor de la explosión le había hecho explotar los globos oculares y le había quemado el pelo. La deflagración le había destrozado el cráneo. El pobre desgraciado ni siquiera debía haberse dado cuenta de lo que le había ocurrido.
Rod y Billy salieron de los túneles junto al grupo de investigadores que a parte de cansados y magullados, parecían estar bastante bien. Billy tampoco mostraba demasiadas heridas. Rod, por otro lado, tenía pinta de haberse llevado una buena paliza. Aún así caminaba por su propio pie.
En el exterior había un gran cráter. Faltaban algunos de los hombres de Sanders, otros estaban heridos mientras el propio Sanders se estaba encargando de pedir asistencia médica al pueblo. La Pegasus estaba en tierra, aunque todavía despedía calor por el morro, delatando que había abierto fuego con el cañón principal. James y Jack estaban saliendo del interior en ese momento. No había rastro de la capitana, pero junto a los cadáveres podía verse el de Garret cuya cabeza estaba completamente destrozada y quemada.
Los supervivientes de la URI habían conseguido salvar al grupo de investigadores, pero ninguno de los dos grupos tenía un solo prisionero. Además, el doctor Nathan no estaba allí. Rod y Billy podrían confirmar que no iban a encontrarlo en el planeta. Quien estuviese al mando de los Cuervos se lo había llevado días atrás.
Y lo dejo aquí para que podáis intercambiar opiniones entre ambos grupos.
Me crujo los nudillos y el cuello dirección a la nave.
-Vale Billy, vamos a ver si podemos pillar algunos de los heridos para interrogarles, y deberíamos hablar tranquilamente todos (digo dirigiéndome al grupo entero), pero alejarnos de aquí. En estas minas poco más podemos hacer. Y lo mismo los demás dispositivos de destrucción no son tamaño usuario. ¿Dónde está la capitana?
Señalo a la nave para que lleguen bien los refugiados y trato de pillar a algún herido, si está muy mal paso, en especial a Sanders. Pero cualquiera que pueda recuperarse y aguante un interrogatorio me lo subo parriba´
- ¿Viste como partí por la mitad ese caza? – le iba preguntado a James de forma jocosa y burlona, realizando algún que otro aspaviento con los brazos para ilustrar mejor la acción – y estaba apunto de hacer lo mismo con el resto cuando se retiraron con el rabo entre las piernas… menudos gallinas ¿eh? – seguía alardeando mientras le soltaba algún codazo – y tampoco estuvo mal tu disparo – continué sin darle demasiada importancia.
Sin embargo, al llegar a la zona zero no pude evitar callar un momento y tragar saliva ante el panorama tan distinto que se apreciaba desde la nave. Cráteres humeantes, cadáveres, trozos de cuerpo y armaduras tirados por aquí y allí, todo ello aderezado con una mezcla de fuertes olores a vegetación y carne quemada, humo y metal fundido. Sin ninguna duda, la moraleja de toda la batalla era nunca había que alistarse en los cuervos.
- ¿A nadie más le apetece unas alitas de pollo o hacer una barbacoa? – pregunté esta vez de forma más abierta ahora que nos estábamos reuniendo de nuevo - ¿Garret? ¿no te apuntas? – pregunté mirando su cadáver prácticamente descabezado – vamos vamos… yo creo que ha sido una victoria en toda regla y hay que celebrarlo, ¿no? – dije acabando la frase con la mirada puesta en Echo – tenemos al grupo de científicos estos y hemos acabado con los cuervos… si que hemos sufrido bajas, pero lo importante es que la capitana ahora está en todos nosotros – comenté mientras le soltaba otro codazo a James – quiero decir, seguro que si aspiráis un poco fuerte, se os meten algunas cenizas suyas por la nariz.
Entonces no se puede hacer nada más aquí no¿?
Incapacitados momentáneamente por el ataque de Echo a sus sistemas de comunicación, los Cuervos no pudieron defenderse del ataque de este y del personal de la Roal, lo que sumado a la destrucción de su transporte y a la retirada de los piratas hizo que la batalla quedase decidida en pocos segundos… aunque eso no implicaba que los Cuervos se rindieran. Antes incluso de que las pantallas en sus antebrazos se iluminasen con una cuenta regresiva, Echo identificó la subrutina que se había activado en los sistemas de los trajes de estos… pero por desgracia, con su limitado acceso había un 97,91% de probabilidades de ser incapaz de detenerlo, por lo que se apresuró a buscar cobertura casi al mismo tiempo que Sanders alertaba de la inminente explosión.
James, aterriza la Pegasus y prepara la cubierta médica- le ordenó a este por el comunicador cuando el polvo de las explosiones empezaba a asentarse -La capitana Greeny Glom'Oran Kury falleció en el primer ataque, al igual que Garret- dijo, respondiendo a la pregunta de Rod -Solicito informe de daños del resto de la unidad- añadió, esta vez para todos los miembros de la URI -Sanders, que sus hombres trasladen a los civiles y a los heridos de mayor gravedad a la nave- le dijo a este, tras lo cual se dirigió hacia los restos humeantes de los Cuervos, en busca no solo de algún improbable superviviente, sino de algún fragmento de armadura u ordenador en condiciones lo bastante buenas como para que hubiesen podido sobrevivir algunos datos en ellos.