Partida Rol por web

El caballero observaba con cierta desconfianza por detrás de su frío yelmo, al marinero Carrack. Su actitud ciertamente venía siendo evasiva y sospechosa... No le gustaba para nada negociar con aquellos que pisaban por encima de la ley, no obstante, lo único que obligaba a considerarlo era la posibilidad de que resultase un Licántropo cuya transformación debía evitar. Pero... ¿Realmente podía confiar en su palabra?

- ... - Suspira un largo rato en silencio. El clima era tenso. No fue pronta la toma de su decisión, y el breve relajamiento de postura que le consiguió.

- Muy bien. Pero lo esposaré, y escoltaremos a ambos hasta que nos des las respuestas que necesitamos. - Dictamina Blarc, clavando su espadón bruscamente sobre un pequeño montículo de tierra entre las calles, para tomar las esposas de su mochila y comenzar a apresar al esclavista. Si no se resistía, se lo daría aprehendido a Yves de un buen empujón, indicando que era todo suyo. Siempre y cuando cumpliese su parte del trato.

Carrick mira unos momentos intensamente a Blarc.
- Muy bien, veamos qué pasa... Voy con vosotros.

Rebás aguardó en un silencio atento la resolución de la situación. Wymar parecía cansado luego de la carrera, así que agradeció que Blarc convenciera tan... amistosamente a Carrack. Ayudó al gigantón a esposar al esclavista, mientras que observaba con atención los movimientos de Yves.

-Vamos a donde podamos hablar tranquilos- dijo simplemente.

- Sí... - Acompañando la sugerencia de Rebas. No sólo por la discreción. Debían estar alejados de cualquier inocente en caso que se diera lo peor. Aunque... Su presentimiento le decía que de ser el caso, ya habría sucedido.

- Dígame, Yves... ¿Usted tenía un turno para un arreglo dental, no es así? Cuéntenos un poco de ello. - Fue iniciando de manera más casual y sutil, de camino. A ver si su versión de la historia coincidia con los registros del diario.

- ¿Tanto rollo para preguntarme por mi dentista? Sí, voy a vecesa a esa maga del puerto. La última vez me puso un diente postizo. Me costó veinte de plata.

El caballero congeló su paso en ese entonces. Era menester que entendiese la seriedad de la situación.

- Sí. Usted representa uno de sus últimos testigos antes de su muerte. - Sentenció Blarc, mirándolo por encima de su hombro. - Diga ¿La visitaba a seguido? ¿A qué se debía su... "Problema"? - Continuó, con un interrogatorio desconfiado.

- Bueno, digamos que estoy teniendo una juventud gloriosa. Y parte de la gloria implica peleas callejeras. Hace unos días me metí en un jaleo en el Ancla y el Dado con unos amiguetes de éste.- Señala el prisionero.- Y me arrearon un silletazo a traición. Me partieron dos dientes. Oí en el templo de Valkur que esa maga arreglaba dientes. Así que fui a verla. Me quitó los dientes rotos (no me dolió nada... cosa de magia, digo yo) y me puso un diente nuevo. Aunque me molesta un poco, la verdad.

Rebás escuchaba atento, pero por el tono de Yves, no parecía tener relación con el asesinato de la maga. Tendrían que recomenzar la investigación desde otra óptica, ya que no parecía que eso fuera a llevar a buen puerto.

-¿Conoces aun tal Delton?- preguntó a bocajarro luego de escuchar todo el palabrerío.

- ¿qué Delton? Si es Delten Umraeven, sólo de oídas. Se está haciendo un puesto entre las casas comerciales del puerto.
Tenéis al esclavista Syric atado en un rincón, si. PArece abstraido mirando al callejón.

-¿Te suena alguien a quien le digan corona roja?- preguntó, ahora alejándose un poco de Blarc e Yves, y acercándose al esclavista sigilosamente intentando ver hacia dónde es que dirigía su atención.

- Así que juventud gloriosa... - Reitera con un tono desconfiado, al menos comienza a hacerlo, cuando empieza a detenerse y dar lugar a un silencio, que le permitiría constatar aquel ruido no era parte de su imaginación. En efecto, persistía, y parecía estar cada vez más cerca.

- No te muevas de aquí. - Le ordenó súbitamente y en un tono totalmente desentendido del previo interrogatorio, mientras se acercaba con lentos pasos hacia lo que creía pudiese ser la proveniencia del sonido ¿Más bandidos? ¿Un intento de fuga? ¿O una persecución casual? Nunca podía bajar la guardia en su trabajo.

- ¿Corona roja? ¿Eso que es, un tipo de queso?

¿Qué demonios es ese ruido? se pregunta Blarc. Serán sólo las cañerías urbanas? Una bolita del tamaño de una burilla pasa desapercibida cuando sale de un desague donde apenas pasará un ratón , rueda por el empedrado hasta el centro del grupo y explota en una nube de gas color óxido que os envuelve

- ¿¡...Qué!? - Reaccionó el caballero, un poco tarde para impedir que la bomba estallara, pero lo suficiente para percatarse que estaba allí y cuyo gas sería más que nocivo. - Rebas, cúbrete. - Le ordenó tan rápido como pudo, mientras se cubría las pequeñas rendijas de su casco con su grueso antebrazo y buscó alejarse de la zona de la explosión tan pronto como pudo.

Por suerte, pareció no inhalar lo suficiente como para sufrir lo que sea que fuese la toxicidad de aquello.

Rebás, que estaba ya atento sin saber bien por qué, ante el grito de Blarc reaccionó con celeridad y se tapó la nariz con las telas que lo cubrían, y agarrando al esclavista, se alejaron de la nube siguiendo al paladín. Ni bien estuvo fuera, sacó una daga y se la puso al cuello al esclavista.

-Mejor les gritas a los tuyos que cesen, o se encontraran con su compañero muerto- dijo seriamente, pero con dificultad por la tela que le cubría la boca y la nariz.

Yves consigue no tragar el humo.

Syvac el bombero, en cambio, respira con ganas, y se encoge desapareciendo entre la turba de jermlaines!