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Los guardianes de la serpiente dorada

Ahil - Thar, la Joya del Desierto

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15/01/2010, 19:48

 

Ahil -Thar
 
La Joya del Desierto. El oasis entre las arenas. La ciudad de las Mil Luces.
 
Ese y muchos otros nombres recibe la ciudad de Ahil –Thar, una prospera ciudad mercantil situada entre las inclementes arenas del desierto y el interminable azul del mar.
 
Ahil – Thar es un hogar para  millones de almas. Sus opulentos palacios, altas torres, templos ornamentados, gigantescas cúpulas, salas ceremoniales, baños, terrazas y bellos jardines plenos de verdor, son propiedad de unos pocos poderosos y privilegiados. El resto de la población está formada por personas comunes que desempeñan todo tipo de oficios y por una inmensa cantidad de sirvientes, viajeros de paso, guerreros mercenarios, ladrones y esclavos.
 
Ahil – Thar es un paraíso para el comercio. Caravanas y barcos provenientes de todas partes abastecen al Gran Bazar de la ciudad de mercancías traídas de los 4 puntos cardinales y de cada reino que existe. Perfumes, armaduras, especias, componentes mágicos y alquímicos, oro, gemas, plata, sedas, maderas exóticas, armas de gran calidad, animales salvajes, pergaminos arcanos, amuletos sagrados, delicadas figuras de porcelana, vidrio y metal.
 
Cualquier cosa puede encontrarse en el Gran Bazar. Los mercaderes forman el gremio más poderoso de todos y son quienes controlan la ciudad a través de su consejo, formado por las 7 casas comerciales más adineradas. Ellos son quienes contratan a los mercenarios que patrullan las calles y degüellan o cuelgan a los ladrones. En Ahil – Thar, los delitos se castigan con dureza. Pero ni estas medidas han logrado impedir que crezcan en las sombras 3 peligrosos gremios criminales. Estos son la Cofradía de ladrones, el Gremio de asesinos y los Ladrones de la luna negra.
 
Los 7 señores de la ciudad con frecuencia realizan luchas entre sí, abierta o veladamente, ya sea en el plano comercial o basándose en el control de las calles y el poder de las armas. Entonces los aceros salen a relucir y abundan los intentos de envenenamiento y asesinato.  
 
Para los forasteros, Ahil – Thar puede ser paradisiaca o un infierno. Todo depende de cuanta suerte tengan y de que protección puedan costearse, ya que los espías, cortabolsas, harenes y apuñalamientos son tan abundantes como las moscas, los mendigos, los perros callejeros y la suciedad en las calles de los barrios pobres.
 
Pero Ahil – Thar atrae aventureros por una buena razón. Se sabe que alrededor existen ruinas, templos antiguos, tumbas y hasta ciudades enteras sepultadas bajo las arenas, con inmensos tesoros y peligros aguardando a los osados.
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15/01/2010, 19:57

Byron, Durin

 

Ambos van caminando por el Gran Bazar de la ciudad, cada quien pendiente de sus asuntos y abriéndose paso entre el interminable rio de personas que deambulan por aquí, cuidándose todo lo que pueden para no ser víctimas de algún ladrón oportunista, cuando al dar la vuelta a una esquina pueden ver algo que llama su atención.

 

Una mujer, cuyo rostro está cubierto por un velo se encuentra rodeada por un grupo de hombres con aspecto de marineros. Los sujetos le hacen insinuaciones lascivas a la mujer, que no deja de rechazarlos, pero cada vez la están empujando mas lejos de la gente, llevándola hacia un callejón oscuro, mientras que un chico, de más o menos 12 años y que quizá sea su criado es mantenido a raya por otro de los marineros, que tiene su sable desenvainado y apuntando a su garganta.

 

A pesar de lo angustioso de la situación, la mayoría de los que pasan apenas sin prestan atención a lo que ocurre.

 

Notas de juego

Solo envien su respuesta para quienes estan implicados en la situacion.

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15/01/2010, 20:04

Pierok, Thortek, Trêbol

Los 3 van caminando por el Gran Bazar de la ciudad, cada quien por su lado y pendientes de propios asuntos, abriéndose paso entre el interminable rio de personas que deambulan por aquí, cuidándose todo lo que pueden para no ser víctimas de algún ladrón oportunista, cuando al dar la vuelta a una esquina pueden ver algo que llama su atención.

 

Mucha gente huye precipitadamente de una gran tienda de colores brillantes, atropellándose unos a otros y gritando algo acerca de un monstruo que se ha liberado. Un breve vistazo al cartel frente a la entrada, que anuncia a “Rashir y sus bestias del desierto” basta para confirmar sus sospechas.

 

Un momento más tarde, las cosas terminan por aclararse cuando una gran cabeza de reptil asoma por debajo de la tela, siseando y probando el aire con una lengua bífida. El monstruoso reptil del desierto, con su cráneo acorazado y filosos colmillos no tarda en mostrar su disgusto por el prolongado cautiverio, atrapando a un hombre que no alcanzo a huir a tiempo y partiéndolo a la mitad con sus poderosas quijadas.

 

Notas de juego

Envien sus respuestas solo a los implicados en el asunto.

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15/01/2010, 20:12
Durin Strakeln

Durin observa la situación desde la distancia y ladea la cabeza con gesto de negación. ¡Éstos humanos! Por un momento el fornido enano duda de si acercarse a poner calma o pasar de largo, pues los asuntos de los humanos son sus asuntos.

Pero finalmente piensa... nunca está de más poner en su sitio a unos gandules como esos, y se acerca al grupo con una mano en la empuñadura de su hacha y con cara amenazante.

¿Os lo pasáis bien mequetrefes? ¡Dejadla tranquila a la mujer o tendréis problemas serios!

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15/01/2010, 20:55
Thortek Ortan

- Por Moradin, el bazar está lleno de gente. Alguien debe detener cuanto antes a esa bestia.

Notas de juego

 Desenvaino espada y escudo

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15/01/2010, 21:50
Byron Lakes

Buscaba provisiones y algún que otro bien que le pudiera servir para el camino. Le gustaba coleccionar objetos de todo tipo, pensando que quizás algún día le sirvieran de inspiración para relatar sus aventuras a sus hijos y nietos. Como guerrero que era, siempre iba armado, era su forma de advertir a los ladrones el peligro que supondría robarle. Lucía una cota de mallas que le había acompañado desde sus primeros viajes, la cuál mantenía en muy buen estado. Al menos es lo que se podía ver hasta la altura del pecho, ya que llevaba anudada una capa oscura de viaje bajo la que se adivinaba a la altura de la cintura, la forma de una espada. A la vista de todos quedaba su enorme mandoble, de exquisita calidad, que colgaba a su espalda, en una vaina de tiras de cuero. Unas botas de viaje y unos pantalones de un rojo oscuro, completaban su atuendo.

Miraba entre los artículos del gran bazar cuando algo llamó su atención. Una mujer con el rostro oculto estaba siendo acosada por un grupo de marineros, mientras que un muchacho observaba la escena con un sable al cuello. Había muchas cosas que no gustaban a Byron y ésta sin duda era una de ellas. Comenzó a caminar en dirección al pequeño conflicto que de no hacer nada, bien sabría como acabaría. Como en la mayoría de los lugares en los que había estado, la gente miraba por sus propios intereses sin prestar mucha atención a la mujer del velo, como si lo que allí acontecía fuera el día a día en aquella ciudad.

Sacó su espadón de su funda y se la situó en la espalda como si aún no la hubiera sacado, si su instinto le decía algo, aquello era sin duda, que tendría que utilizarla. Al parecer un enano había pensado igual que él.

 

- Haced caso al enano, dejad a la mujer y al chico y haremos como si no hubiera ocurrido nada.

 

 

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15/01/2010, 22:29
Pierot Benedigno

 El joven caballero anda por entre el gentío, sudando profusamente por el calor que le provocan las pesdos ropajes que protegen su piel de los roces de las mallas y placa metálicas de su armadura. Lleva de las riendas a Risueño, su corcel, regalo de sir Derion Nogard, un fantástico semental de color gris. En la grupa de este descansa la mayor parte del equipo del joven Pierot.

 Estaba circulando las calles de la inmensa urbe mientras se dirigía a un templo, para orar y descansar. Pero el caos de la ciudad y sus riadas de personas rápidamente le confundieron. cuando intentaba volver a tomar el rumbo correcto y salir de la zona del bazar en el que estaba, algo llamó su atención.

 De un enorme pabellón con un cartel anunciado fantásticos animales, la gente huye aterrorizadas para auxiliarse de algo, instantes más tardes una cabeza reptiliana, de grandes dimensiones, sale de la tienda. Entre sus fauces logra apresar a un desdichado, que antes deque nadie pudiera hacer nada es destripado por la criatura.

 - Cielos!

 Sin preocuparse por su seguridad, el joven acude raudo a las inmediaciones de la tienda, en el corto trayecto saca de entre el equipo que carga su montura el escudo, siempre accesible y libre de cualquier obstáculo. Una vez este está en su zurda, el caballero se acerca a la bestia, levemente inclinado hacia delante, conla guardia en alto.

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15/01/2010, 22:40
Pierot Benedigno

  Sin preocuparse por su seguridad, un joven acude raudo, de entre la muchedumbre aterrorizada, hasta las inmediaciones de la tienda, en el corto trayecto saca de entre el equipo que carga su montura el escudo, siempre accesible y libre de cualquier obstáculo. Una vez este está en su zurda, el caballero se acerca a la bestia, levemente inclinado hacia delante, con la guardia en alto.

  El hombre toma una posición de forma que se inerpone entre la criatura reptiliana y parte de la muchedumbre que corre a sus espaldas. Mientrasadopta esta posición parece que el guerrero se percate de la presencia de otro valiente que surge de entre los horrorizados transeuntes para hacer frente a la criatura, un fornido enano con arreos de combate.

  - Ve colocándote por el otro flanco de la criatura.

 Dice al tiempo que saca de su vaina una espada de bella manufcatura, colocándola en alto, con la punta apuntando a la besia, amenazándola.

  - Aquí, aquí!- Dice apenas haber hablado al enano hacia la bestia intetando llamar su atención.

 

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15/01/2010, 22:53
Trêbol Sentaner

Aparto mi mirada por un momento, no he podido dejar de sentir el remordimiento en los ojos de sufrimiento de la víctima, en el instante que se cruzó con la mía. "Maldita sea, sabe que esta ciudad era peligrosa, pero no hasta este punto".

Deslizo mi mano sobre las gotas de sudor que corren por mi frente, con la armadura puesta después del viaje, comienzo a sentir un sofoco en mi interior, pero ese ligero inconveniente no me hace perder la concentración. 

Oteo a mi alrededor, me encuentro bastante alejado de la serpiente, y la gente huye hacía mí, así que cuando consigo llegar me encuentro con otras dos personas armadas plantando cara a aquel infecto reptil. 

- ¿Necesitáis un brazo más caballeros? - pronuncio con cortesía mientras extraigo la espada corta de la vaina y me encaro a la serpiente, esperando a ver su reacción ante el intento de llamar su atención de uno de esos dos hombres.

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15/01/2010, 23:27

Byron, Durin

- ¡Eh! ¡Que no hace falta ponerse así! ¡Cuando terminemos se las prestaremos a ustedes! – exclamo uno de los despreciables sujetos, tras dar un vistazo a ambos y concluir que no parecían cobardes ni estaban desarmados, sino que por el contrario, ambos lucían como curtidos combatientes.
 
 
Sin embargo, mientras el sujeto hablaba, el otro mantenía el filo del sable en el cuello del muchacho, y el resto había comenzado a extraer diversas armas de entre sus ropas.
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15/01/2010, 23:37

Pierot, Thortek, Trêbol

 
El círculo de gente se va apartando conforme muchos retroceden en busca de seguridad, aunque los curiosos abundan y no falta quien se quede a observar lo que tiene pinta de convertirse en un combate interesante. Entre los espectadores esta un anciano de rostro quemado por el sol, que no tiene el mismo aspecto de los demás, que solo ansían ver sangre, sin importar de quien sea.
 
 
A lo lejos se pueden escuchar las llamadas de unos cuernos. La ayuda ya bien en camino. Pero quizá sea tarde para cuando logren atravesar el gentío.
 
 
El reptil mueve la cabeza de un lado a otro, observando con sus pupilas verticales a las criaturas que tiene más cerca. Abre el hocico con un silbido amenazador y entonces embiste a Pierot, moviéndose sobre 4 patas cortas pero veloces, terminadas en garras curvas y ondeando la cola como un látigo.  

Notas de juego

Toca hacer tiradas señores. De iniciativa, ataque y daño.

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15/01/2010, 23:36
Byron Lakes

Estaba claro que no habían entendido el mensaje. Eso, o estaban muy seguros de poder hacerles frentes.

- Os lo diré por segunda vez y sabed que no habrá una tercera. Dejad a la mujer y al chico o sufrireis el peor de los finales.- Diciendo ésto, mostró su espadón apuntando a aquellos indeseables. Sin duda era un arma de gran calidad la que Byron portaba, y más le valía que así fuera, después de las piezas de oro que invirtió en hacerse con ella...

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16/01/2010, 01:06
Pierot Benedigno
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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16/01/2010, 01:07
Pierot Benedigno

 - ¿Necesitáis un brazo más caballeros?

 Se escucho con voz serena y grave por encima de la muchedumbre, así como el toque de cuernos de la guardia de la ciudad que venía con premura.

 - Bien recibida será.- Contestó a su vez el joven rubicundo que plantaba cara a la bestia, sin deviar la mirada de la criatura.

 El joven guerrero, se mantiene erguido en su lugar, con la guardia en alta plantado cara a la criatura escamosa, en su mirada no hay temor y temeridad. Tiene el acero listo para el combate. Entonces la bestia emprende la carrera.

 Intantes antes de que la criatura se abalance sobre él, mira al valiente enano y al otro guerrero con armadura de acero, asintiendo levement para que caigan sobre la espalda de la criatura.

 - Esperad a que baje la guardia atacándome.- Dijo con voz serena.

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16/01/2010, 01:14
Pierot Benedigno
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

 Pierot tiene CA 21.

 Ataco en última posicón imagino, flanqueando con el otro caballero y el enano. Doy a una 20. Lo posteo ahora para no entorpecer el ritmo de la partida, aplícalo en el orden de iniciativa correspondiente.

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16/01/2010, 06:29
Thortek Ortan

Devuelvo el cabeceo cómplice.

Parece que el caballero quiere llevarse la gloria. No la necesito, toda para él. Al ir hacia el humano deja a mi merced su retaguardia. Los enanos preferimos el frente sin embargo no desperdiciamos un ataque flanqueante. La bestia no lo sabía, pero este será su ultimo error. 

- Apartese!! - apremio a un rezagado descolgado en la futura zona de combate

Cargo contra la desprevenida bestia en el momento oportuno

 

- Tiradas (3)
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16/01/2010, 10:21
Trêbol Sentaner

 Con un ligero movimiento de la cabeza hago un gesto de afirmación. "Así sera entonces" La serpiente se balancea sinuosamente delante de aquel guerrero. Puedo apreciar en su mirada su instinto de supervivencia, si como receba el cartel, estaba en cautiverio, debo esperar que su comportamiento sea agresivo. Preparo mi arma y me pongo en posición, flanqueando a la serpiente por el lado opuesto al enano. Solo espero ser lo suficientemente rápido para la velocidad del reptil. 

Escucho el silbido, y miro su rostro, el momento se acerca, el guerrero sigue manteniendo el control de la situación, "Espero que sepa lo que hace", la única tranquilidad que me queda es que la zona esta bastante despejada. Alzo mi arma y espero el instante preciso.

- Tiradas (3)
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16/01/2010, 12:19
Pierot Benedigno
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

 Me descuidé de tirar el daño por si logtraba herir a la criatura.

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17/01/2010, 01:32

 

Los 3 pensaban que acabar con aquella criatura, evidentemente torpe y lenta, a juzgar por su tamaño, sería cosa fácil. Pero el lagarto del desierto pronto se encargo de hacerles ver cuán equivocados estaban al dejarse llevar por las apariencias.
 
Cruzando la distancia que lo separaba de Pierot con una súbita explosión de velocidad, el lagarto abrió su bocaza y atrapo al paladín en ella, haciéndole sentir lo agudo de sus dientes a pesar de la armadura que lo protegía, para enseguida lanzarlo por el aire con un violento movimiento de cabeza.
 
Aun sorprendidos, Thortek y Trêbol corrieron hacia la bestia por ambos lados, intentando acabar con ella cuanto antes. El lagarto se revolvió y lanzo un coletazo que no alcanzo a golpear al hombre, y aprovechando su distracción el enano lo golpeo por un costado, consiguiendo herirlo y llamar su atención, a la vez que el hombre hacia lo mismo por el otro lado.   
- Tiradas (6)