Partida Rol por web

Cuando la Doctora Srinivasan y el Señor Ohrin llegan de vuelta al campamento, allí se encuentra el Sr. Baterman y el Sr. Kengsinton, sentados sobre unas sillas plegables de tres patas, terminando una conversación con unas palabras del Sr. Kengsinton hacia el Sr. Baterman:

- ...el Nobel o la destrucción de nuestra carrera!

Sus rostros parece reflejar un amalgama de miedo, interés y preocupación.

La noche va ganando la batalla al luminoso día, y la bóveda celeste se llena de pecas. Pecas que son colosales bolas incandescentes de gas sitas a millones de kilómetros, y que bajo una buena perspectiva, como la que tenéis vosotros ahora mismo, resulta una imagen sencillamente preciosa.

También, por medio de la humedad y la temperatura, se comienza a formar una ligera niebla a ras de suelo que os hace recordar las simpáticas películas de terror de la década de los 80.

- No soy capaz de encontrar una explicación coherente a lo que nos hemos encontrado allá abajo, pero es obvio que estamos frente a algo desconocido por la humanidad. Dado mi estado de exitación actual, me arriesgo mucho a equivocarme, peropodría afirmar que se están llevando a cabo experimentos genéticos cruzados donde, de alguna manera, han dado con la clave para hibridar vegetales y humanos. Aquel laboratorio ya funcionaba de una manera extraña si lo comparamos con los laboratorios modernos. Aquellos nodos y esa manera de interactuar la maquinaria metálica "artificial" con las raíces de los árboles me lleva a pensar en una sociedad largo tiempo aislada, que han desarrollado sus propios mecanismos tecnológicos. Por lo que respecta a... ese ser, como al resto, parece que flotan en un líquido que le ayuda a desarrollarse. Al parecer, el líquido se asemeja a la savia, aunque supongo que portará los nutrientes necesarios que también necesita un animal. Es... es... alucinante. Nos hemos salido de los márgenes imperante del conocimiento actual y... si soy sincero, no sé que hacer con dicho descubrimiento. Pareceremos, al menos durante un tiempo, los locos que dicen haber sufrido una abducción extraterrestre o los que conviven con fantasmas. Se apoyan en fotos y vídeos impresionantes, como nosotros. Presentan un hecho rompedor, que pulveriza la concepción misma de nuestra sociedad ofreciendo ya sea seres de otras galaxias, un más allá o cualquier otra cosa, también como nosotros. Señor Baterman, acabamos de ver morir a algo que parece estar a medio camino entre el mundo animal y el vegetal. ¡Nos espera el Nobel o la destrucción de nuestra carrera! - El Sr. Kengsinton hablaba nervioso, cambiando de tema continuamente, y era comprensible dado lo vivido las dos últimas horas.

El bibliotecario estaba a punto de responder a la perorata de Kengsinton cuando la Doctora y Ohrin hicieron su entrada en el campamento. Pareció pensárselo mejor y sacudió la cabeza, como queriendo indicar que volverían al tema más tarde, quizá tras dar la bienvenida a sus compañeros. A pesar de estar sentado, movía la pierna derecha de manera inquieta, una de sus manos se deslizaba cada poco hacia el interior de su chaqueta, palpaba el cuaderno que llevaba en el bolsillo interior, y volvía a sacarla como si quemase, como si se reprochase a si mismo estar comprobándolo cada 30 segundos. La otra tironeaba de la correa de la cámara que tenía colgada del cuello compulsivamente y, en apariencia, llevaba un buen rato haciéndolo, ya que la zona de su cuello donde la correa tocaba directamente la piel se veía enrojecida y rozada, aún a la luz declinante del día.

Su rostro tampoco ayudaba a indicar que estuviese tranquilo: ya de natural nervioso, el rostro de Baterman estaba pálido cási con un tinte verdoso, los ojos, anteriormente vivos, parecían opacos y rehundidos en las cuencas, apretaba y aflojaba los dientes repetidamente, de modo que el músculo que ejercía esa función se marcaba claramente en la cara enjuta, como un cable de acero tensado hasta lo imposible.

El aspecto general de Batsy había sido, desde que lo conocían, bastante parecido al de algún animalejo enclenque deslumbrado, pero en ese instante parecía que a ese mismo animal lo habían metido en un saco, apaleado, tirado a un río y finalmente le habían colocado un foco de conciertos a dos centímetros de los ojos. No parecía que las cosas hubiesen ido como la seda.

Cuando sus compañeros se acercaron les saludó con un gesto desmadejado con la mano, aferró la cámara y se puso a pasar fotos obsesivamente. Una vez llegó a donde buscaba, se levantó y se dirigió hacia los recien llegados, sin descolgarse la cámara del cuello, como si tuviese miedo de que se cayese y perdiese lo que quiera que había registrado.

- Tienen que ver esto, si-si-si-si-si...- se quedó atascado en la frase, tragó saliva y volvió a empezar.- si no lo ven con sus propios ojos no van a creernos. Encontramos un laboratorio enterrado, donde numerosas raíces emergen de sus muros. Sobre las estanterías, recipientes de cristal contienen embriones medio animales, medio vegetales, no sé como lo han conseguido pero esta gente tiene una tecnológica muy superior a lo que esperabamos... superior a la nuestra. Esas-esas-esas cosas planta están vivas y... y creo que hemos matado a una.- dijo volviéndose inconscientemente hacia Kengsinton, para girarse de nuevo hacia Trekor y Sharada.-... sin querer, fue un accidente- se apresuró a añadir, tragando saliva de nuevo y, posiblemente, resistiendo una arcada. Mientras decía esto, con manos temblorosas, le dio al "play" de la cámara y el último vídeo grabado comenzó a reproducirse...

Al escuchar las palabras "creo que hemos matado a una", Albert Allister Kengsinton se levanta de su silla y se aleja un par de metros. Levanta la mirada hacia el firmamento y se lleva las manos a los riñones, aprovechando la posición para estirar su cuerpo. Es manifiestamente evidente que su acción proviene de la vergënza e incomodidad que dichas palabras suponen en su persona. ¿Acaso no era él un matemático? Trabajaba con la esencia misma de la realidad. Depuraba la precisión al máximo. Manejaba infinitos e infinitesimales. ¡¿Cómo había podido, entonces, ser tan sumamente manazas?!

Permanece allí, de espaldas, cerca de un minuto, aferrándose al gran vacío sobre vuestras cabezas para mover con comodidad y poner en orden, si aquello era posible, sus ideas.

- El Sr. Baterman tiene razón. Alguien ha unido los dos reinos, el vegetal y el animal, en uno solo. - Dijo, con la mirada clavada en la Cruz del Sur*.

Sharada llegó, los saludó efusivamente, y se fue a beber un largo trago de agua.  Tardó un rato, pero al final se secó los labios con la camisa, se acercó de nuevo, incrédula.

¿¡Un laboratorio?! ¡¿En todo y forma?! ¡No puede, no puede ser!  ¿Reconocieron los matraces y así, o ....?  Miró al cielo, De ahí ha de venir la respuesta. ¿habrán sido visitantes de otro planeta que vinieron a darles un regalo a la gente de aquí?  Ya todo era posible, con lo descubierto.  Y pues miren que maravilla han hecho.  Les relató con detalle lo que vieron, y cómo fueron atacados con una lanza, para luego huir el agresor/defensor del sitio. 

Pues si, el edificio Delta es un cementerio, donde plantas se encargan de procesar los cuerpos.  Son parientes de una especie conocida, pero esta es una variedad nunca antes vistas.  ¡Y está en uso!  Esto cambia tooodo compañeros, debemos seguir otro protocolo, pedir permiso -se le veía confusa- ...de alguna manera. 

Mi comité de ética me mataría por esta ruptura del código, pero, ¿quien iba a saber que había una cultura viva utilizando este sitio así?  Bueno, hay protocolo para cuando recién se descubre, y este es, retirarse de la forma menos disruptiva posible, entrar en comunicación, tener paciencia, pedir permiso.   Habrían que retirarse mañana. ¡Pero es algo del espacio, seguro!

Con todo y todo, hoy estaban aquí, así que había que discutir lo descubierto.  Estoy en desacuerdo con la primera hipótesis que propuso Threkor, though, sí creo que es místico, si se recicla el cuerpo, ¿quizá piensa esta cultura que... que así se recicla el alma?  -le dijo a su compañero, a todos-  Ya el budismo y otras religiones hablan de reencarnación, ¿no? y en otras especies inclusive en algunos casos.  Claro, aquí sería "re-emplantación", jeje.  Su cansancio la hacía desvariar. 

Platicó un poco más con todos, escuchando a su vez hipótesis alternativas, y más del laboratorio. 

Se recostó, agotada, en la hamaca, y se fijó en las estrellas.  El libro sagrado de las estrellas de las antiguas culturas de la India se perdió entre tanta ola de invasiones.  Sin embargo, nos quedan los nombres y algunas historias.  Por ejemplo, a lo que ustedes llaman "La Cruz del Sur", las culturas antiguas de la India llaman Trisanku. 

Sacó su tablet y buscó algo que ya tenía descargado.  Este es un poema que Longfellow escribió sobre su mito:

Viswamitra el Mago,
Por sus hechizos y conjuros,
Hasta los reinos elysianos de Indra
Criado Trisanku, rey de las naciones.
Indra y los dioses ofendidos
Lo arrojó hacia abajo y descendiendo
En el aire, colgaba suspendido
Con estos poderes iguales compitiendo.
Así, por las aspiraciones levantadas,
Por recelos impulsados hacia abajo,
Los corazones humanos son arrojados y derrapados
A medio camino entre la tierra y el cielo.
 

Batsy y Albert parecían estar enfrascados en una especie de discusión, porque pararon de hablar al aparecer la doctora y yo. Todos estábamos emocion ados por los descubrimientos del día e intentábamos encontrar una explicación a lo que habíamos encontrado entre esas ruinas.

Yo no había encontrado mucha información sobre mi motivo por estar allí ni para mi materia de investigación, pero tenía que reconocer que lo que habíamos visto allí dentro era algo que podría escribir una página en el libro de la historia. Si conseguíamos desentrañar los secretos de aquel emplazamiento, seríamos parte de la historia de las civilizaciones.

Por otro lado, las prácticas de esa civilización eran como poco un tanto moralmente reprobables. Según pas palabras de Batsy, crear híbridos entre plantas y seres humanos era algo terrible.

Quizás no tenga nada que ver con la tcnología, Batsy. Quizás la fauna autóctona del lugar ya sea así por naturaleza y sea algo que no se haya descubierto aún. imagine lo que se podría conseguir con estas nuevas formas de vida. Si se usaran "correctamente" esas plantas podría tener infinidad de aplicaciones médicas. Desde tiempos ancestrales, el ser humano ha utilizado las plantas para curar sus enfermedades. Chamanes, brujos, curanderos, simplemente eran conocerdores de la fauna y sus propiedades. Estas plantas abren todo un abanico de posibilidades para tratar e intentar encontrar cura para muchas enfermedades que ahora no la tienen.

Todos se levantan y miran al cielo como si allí hubiera una respuesta al asunto.

Tenemos que estudiar ese laboratorio y esas plantas más de cerca.

Una ola de culpabilidad cruzó el rostro del bibliotecario cuando vió a Albert alejarse, pero en su estado actual de ansiedad, pasó rápido, seguido por un tumulto de emociones contradictorias. Se giró hacia el lado contrario de Kengsinton, y adoptó una postura paralela, buscando la estrella polar. Obviamente fue incapaz de encontrarla, estaba demasiado nervioso como para hacerlo.

- Efectivamente doctora, un laboratorio. No había matraces exactamente, pero si muestras en botes de vidrio rellenos no de for-for-for-formol, sino de lo que parecía savia. Había mecanismos en las paredes, pero no tuvimos demasiado tiempo para analizarla, tengo fotografías, me gustaría hacer una investigación comparada con ellas, yo no estoy muy habi-habi-habituado a ese tipo de salas y no sé exactamente su función o cometido. En el piso superior también había representaciones de genética vegetal, de las bases del adn, en una suerte de  mecanismo de combinación o de recuerdo de ello que cambiaba de acuerdo a la luz solar. Un lugar muy... críptico.-  dijo, mientras volvía de nuevo a dirigirse al lugar donde habían estado sentados previamente. Sin embargo en lugar de acomodarse en la silla de tres patas, empezó a revolver todo alrededor hasta que dió con la tetera que habían empleado anteriormente. Cuando la encontró, puso agua a calentar y se dirigió hasta donde se aislaba el matemático con una taza (vacía salvo la tipica "bolsita") que le entregó, sin mirarle a la cara ni decir nada, a modo de desmañada disculpa.

Retornó después al campamento y quedó pendiente de la tetera, mirándola fijamente, absorto en sus pensamientos. Salió de estos ante la declaración de Threkor, que le hizo "saltar" literalmente en la silla para ponerse en pié, la leve pátina de control que había conseguido evaporada de nuevo.

- Señor Ohrin, le aseguro que era un laboratorio y que era tecnología.- exclamó, con un tono ultrajado.- No la tecnología tal y como la entendemos en nuestra cultura, pero un laboratorio. Había ... embriones... en varias fases de fusión entre planta y animal, ordenados, clasificados por el grado de éxito. Había intención, cuidado y técnica en ello. Y le aseguro que que había maquinaria, entremezclando partes mecánicas y metálicas con-con-con-con cristal y raíces y....- Batsy pareció atascarse debido al ultraje que sentía ante la sugerencia de que estaba equivocado y no había intención en lo que había descubierto, que lo que había visto era solo "fauna local". Estaba bastante seguro de lo que había visto. Había tenido una cantidad ingente de tiempo para contemplar como el "bebé" moría. Le temblaban los puños, mirando con fijeza al ocultista.- Ten-ten-tengo fotos de todo... y vídeo... mírelos y después dígame si le parece que las criaturas en esos frascos son-son-son fauna local. 

De manera velada, junto con la calidez que ofrece la conversación apasionada del grupo, una melodía que llega junto con la brisa que os acaricia el rostro proviene del norte, del margen del bosque. En ocasiones se asemeja a las rachas de aire sibilantes que producen sonidos más o menos armónicos al atravesar aberturas estrechas, pero esta vez escucháis melodía, una suerte de creación artística. Es dulce, lenta y hay que prestar atención para escucharla. Suena como un silbido. No... Miles de silbidos al unísono.

Al mismo tiempo, por todos lados, en la lejanía se escucha el pesado roce de las ramas unas con otras, como si fuese un vendaval el que lo provocase, pero no es así, pues el delicado baile que hace el humo que sale de las tazas de té sólo atestigua la suave brisa que trae el extraño canto.

Es un fenómeno que os extraña a todos, y que os hace estar unos segundos en silencio, confusos, buscando unos en otros una mirada de explicación.

Sharada se levantó de un salto de su hamaca. 

¡Esa música!   Son plantas, silbando.  ¿Lo de los experimentos habrá hecho un tipo de plantas musicales? 

Ella, bailarina clásica hindú, se puso a seguir el ritmo, a bailarlo, para ver si con esto, la memoria corporal le decía algo de lo que quería decir la música, ¿que les querían transmitir? 

Luego, el sonido de ramas sin viento.  

Es alguien acercándose.  Seguro.  Compañeros, pongámonos en círculo alrededor de la fogata.  Como protección.  Esperaba que no tuvieran que defenderse con violencia. 

En eso se le ocurrió algo.  Sigan mis pasos.  Si estamos bailando al ritmo de la música esta, quizá nos vean como una menor amenaza, como fluyendo con ellos, entendiéndolos, visitandolos en ánimos con paz. 

Ta. ta. takatá. ta-ta.  Sus pies, doblándose en ángulos que le daban firmeza al pisar y girar, fueron sucediéndose.  Había dado clases a principiantes en la universidad, así que Batsi, Threkor y Albert no serían problema.

Vamos, síganme. 

Le aire se llenó de aquella música extraña. Era tenue, pero llenaba el vacío de la noche de una forma completa. Como si fuera el canto de las sirenas, tenía algo de hipnótico. Se introducía en tucerebro y hacía que olvidaras casi donde estabas y quien eras.

La doctora se levantó y comenzó a interpretar una danza, seguramente algo de cultura local de su país. Nos invitó a acompañarla, así que era momento de poner a prueba mis más que dudosas habilidades de baile.

El ambiente se había relajado poco a poco,al amor de la conversación y un buen té. Cuando la música empezó a llegar junto con la brisa, Batsy ni siquiera se percató. La música se introdujo en su cerebro de manera sutil, casi insidiosa, y cuando Srinivasan les invitó a seguir sus pasos, Baterman se sorprendió a sí mismo al notar que había estado siguiendo el exótico ritmo con los pies de manera inconsciente, aún sentado.

No dudó en seguir a la doctora, una sonrisa tensa en los labios, sus habilidades danzarinas no eran demasiado destacables, pero se esforzó por intentar seguir los pasos de la doctora. El hipnótico ritmo le envolvió como un velo y se dejó abrazar por él, siguiendo torpemente a la doctora hacia el interior de la arboleda.

Una de las cosas que sólo ocurren al calor de un fuego en el bosque es ésta: danzar de manera espontáneo alrededor de la hoguera. Guiados por la doctora, el resto del grupo inicia una serie de movimientos desacompasados. El crepitar de las llamas viste el baile improvisado de extraños aplausos, y la luz que emite crea un divertido juego de sombras, del que todos, excepto la Dra. Srinivasan, que está concentrada en no cometer errores durante la danza, se han percatado con una sonrisa.

El sol casi se ha ocultado ya por completo en el horizonte, y no queda más que una delicada mancha colorada frente a un océano de oscuridad salpicado de estrellas. La melodía había bajado de intensidad, pero todavía suena.

Durante algunos minutos, parecéis sumidos en vuestras propias cavilaciones, sin hablar. Simplemente bailando.

Durante el baile alentado por la doctora, sigues atento al movimiento de las ramas de los árboles. El frusfrús, que es el sonido que producen, proviene de todas direcciones, y se solapa en ocasiones con la extraña melodía. Como experto investigador de lo oculto, acostumbrado a localizaciones aisladas y silenciosas, identificas el origen del mismo: proviene de los árboles más altos del lugar. Son lo árboles más imponentes, que se mueven a un lado y otro como movidos por un viento inexistente. Los reconoces al ver como las altas copas tapan las estrellas del cielo.

Durante el baile, te sientes cómoda y en paz. Alejas de ti el estrés y la premura, dejando vía libre a la tranquilidad y la contemplación. Tanto es así, que cuando piensas que han transcurrido unos treinta segundos, descubres que debéis llevar unos cinco minutos bailando a la vera de la hoguera. Durante ese tiempo, además, has descubierto un sentimiento de pérdida o despedida. Es un sentimiento que no lleva consigo tristeza ni pena. Es como un "hasta luego". Quizá la melodía se compuso para tal fin y ha hecho su efecto a la perfección, o quizá sólo sea una valoración subjetiva.

- El baile no es lo tuyo, Batsy. - Es lo que no paras de repetirte en silencio. A pesar de ellos, y sin ningún complejo, te unes al baile sin problema. Durante los minutos que dura consigues abstraerte del mismo y fijar tu atención en la melodía. Intentas poner tus sentidos en la misma, intentando reconocerla, pero no la has escuchado en tu vida. Es al cabo de unos cinco minutos cuando te das cuenta que ha bajado de intensidad, y no te resister a asociarla al ocaso. Cuanta menos luz solar va quedando, aquello que sea lo que emite la música en la linde del bosque, lo hace con menos intensidad, y cuando sea noche cerrada, probablemente ya no sea más que un completo silencio.

Bailaron un rato, fue Sharada gradualmente bajando el ritmo, contenta de que sus alumnos improvisados lo hicieran tan bien.  El cuerpo al moverse se alegra, te dice cosas.

 Ta, ta, takatá, takatá, tá.  Terminó el baile, transición suave, sonriendo, y se sentaron de nuevo.  Algo de sudor del movimiento y la fogata les perlaba la piel.  Se sentía ella bien.

¿Lo sintieron?  -dijo en voz baja-  Al bailar me llegó un sentimiento como de pérdida o despedida, pero sin tristeza ni pena.   Era como un "hasta luego", como un arrivederci dulce.  Aunque a mi se me mezcla con lo mío para resultar en este sentimiento que los brasileños y portugueses llaman "saudade", un dulce extrañar, si, o su premonición de que vendrá.

¿Estarán listos para regresar a las estrellas?  Ja, ¿en qué estoy pensando?

El ritmo de respiración fue bajando poco a poco, dio un suspiro largo y los escuchó a sus compañeros.  Ella se inclinaba por ir a caminar a la arboleda, como parecía que Bastí quería hacer a la mitad del baile, jeje, y lo tuvo que detener, regresándolo a la zona de la fogata con unos pasitos más.  Pero bueno, a ver que querían hacer sus compañeros. 

No sabía si era efecto del baile o de la música hpnótica  que envolvía el ambiente, pero parecía como si los árboles danzaran también al ritmo de la música. Me quedé como embobado mirando hacia el cielo, aunque no se veían estrellas a través del denso follaje de la copa de los árboles.

Aquel lugar destilaba algo mágico y no era fruto de mi imaginación, estaba seguro. Aquellos seres que aún habitaban en aquellas ruinas, seguramente estaban observándonos desde lo alto de los árboles y, al menos de momento, nos permitían quedarnos allí a pasar la noche.

Mi experiencia con las artes ocultas, había despertado una especie de sexto sentido que me hacía detectar cuando alguien me observaba por mis espaldas, y en ese momento notaba unos ojos clavados en nosotros desde algún punto de las alturas.

Procuré no preocuparme demasiado. Aunque habían intentado matarnos un par de veces, parecían más intentos de asustarnos que un ataque directo propiamente dicho. Quizás lograra conciliar el sueño aquella noche. Lo descubriría en un momento. El baile y la música me estaban dando sueño.

El baile le dejó sumido en sus pensamientos, hasta el punto que en determinado momento Srinivasan tuvo que reconducirlo hacia la zona de la hoguera, ya que sus pasos inconscientes le estaban arrastrando, irremediablemente, hacia la arboleda. Lentamente, igual que la música que les había incitado, el baile decayó y se sentaron de nuevo en las sillas de tres patas alrededor de la hoguera, transpirando levemente por el ejercicio inusitado (al menos para el bibliotecario) y el calor de las llamas.

Baterman escuchó pacientemente a la doctora, recuperando el aliento. En parte el baile le había venido bien, el ejercicio físico borrando la angustia que le había consumido las últimas horas.

- Lo cierto es que yo no sentí... nada, sólo me abstraje con la música y el movimiento. Bien es ci-ci-ci-cierto que la música decaía con la luz, como si estuviese asociada al ocaso... no sé, quizá tenga relación con ese "saudade" que cita. El anochecer siempre es una despedida, pero no deja de implicar también la llegada del descanso y la esperanza de un nuevo amanecer...