Partida Rol por web

Los juegos del Hambre. Vasallaje.

Distrito 4

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10/12/2018, 18:14
Coriolanus Snow

Cae la noche en el distrito. Los hombres y mujeres regresan, cansados a su hogar, tras despedirse de sus compañeros del trabajo. Una visita rápida al mercado (en ocasiones clandestino) les permite hacerse con algo que cocinar para la cena.

Llegan a casa, besan a sus hijos e hijas (más de los que pueden mantener) y se sientan a cenar.

Pero la paz de este momento se ve perturbada por el proyector holográfico, obligatorio en los hogares de Panem. Un anuncio del propio presidente Snow se difunde simultáneamente para todos los habitantes de la nación.

Impecablemente vestido y con una rosa blanca en la solapa, Corolianus Snow, con semblante serio y voz grave comienza a hablar:

Guerra, terrible guerra. Viudas, huérfanos, niños y madres. Esa fue la rebelión que sacudió nuestra tierra. Hace setenta años trece distritos se rebelaron contra el país que los amó, alimentó y protegió. Hermanos contra hermanos, hasta que todo se perdió.

Luego llegó la paz. Con esfuerzo y lentitud el pueblo resurgió de las cenizas y una nueva era nació. Pero la libertad tiene un precio y, cuando vencimos a los traidores juramos como nación que jamás veríamos esa traición de nuevo. Y así se decretó que, cada año, en castigo por la rebelión, cada distrito ofrecería una mujer y un hombre que se encuentren entre los 12 y 18 años de edad para una cosecha pública. Dichos tributos serían entregados a la custodia de El Capitolio y transferidos a una arena pública donde pelearían a muerte, hasta que uno sólo prevalezca ganador.  Un solo ganador, bañado en riqueza que serviría de recordatorio de nuestra generosidad y clemencia. Desde ese momento y para siempre, esta festividad sería conocida como Los Juegos del Hambre.

Se cumplen sesenta años de esta decisión, sesenta años de cosechas y tributos.  Por eso, para celebrar esta fecha tan señalada, se acordó que este año tendría lugar el Vasallaje de los Sesenta, recordando la misericordia del Capitolio que, como un madre, perdona y olvida las ofensas de sus hijos.

Por eso, en esta ocasión, sólo habrá un tributo de cada Distrito, elegido al azar como siempre.

En los próximos días, nuestros escoltas, pasarán por los Distritos para cosechar a los tributos.

Panem hoy, Panem mañana, Panem siempre.

Al acabar el discurso de Snow el proyector holográfico se apagó dejan un terrible silencio en torno a la mesa en la que en estos momentos estás cenando con tu familia.

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10/12/2018, 19:47
04. Julian Reese

El silencio que quedó tras el anuncio del capitolio solo fue roto por el llanto de mi madre. Mi hermano menor, triste y con ojos lloroso, baja la mirada y se va a su habitación; quizás para no ver llorar a mi madre o solo quizás por miedo a que yo lo viera llorar. Mi padre en cambio me miró directamente; pero su semblante no era triste, aunque algo humedecido sus ojos, era orgullo lo que reflejaban. Esto me reconfortó y me dio fuerza en ese momento que, aunque ya estaba pronosticado, era un momento triste.

-Otra ves pescado?- Le digo a mi madre, con la actitud relajada con la que siempre me han conocido; y ella al verme inmutable, se seca las lágrimas, esboza una sonrisa y me dice -Si no te gusta, cocina tu!-

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10/12/2018, 20:26
04. Julian Reese

-Para esto me he preparado toda mi vida- me repetía frente al espejo de mi habitación mas tarde esa misma noche. 

Las cosechas siempre eran al azar, pero en el distrito 4 ya se sabía quienes iban a participar en los juegos del hambre cada año. Sin embargo, y para sorpresa de todos, este año era diferente. Solo un tributo iba a ser elegido y, aunque aún no se había planeado quien iría, yo ya estaba decidido.

"Igual, la otra opción es trabajar de pescador como mi padre" pensaba mientras me preparaba para dormir "Estoy cansado del pescado".

Esa noche me quede dormido pensando en los juegos, y la gloria que traería a mi distrito si salia victorioso.

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12/12/2018, 18:06
Effie Trinket

El lujoso tren del Capitolio cruza el Distrito a toda velocidad, deteniéndose con un estruendo en  la estación de tren. Rápidamente un numeroso grupo de agentes de la paz toman posiciones y  comienzan a escoltar a un puñado de personas. Estos hombres y mujeres, de llamativos trajes dan órdenes escuetas y precisas  a algunos obreros del Distrito que en un abrir y cerrar de ojos montan un estrado en la plaza central del Distrito.

Por los altavoces, suena un aviso conminando a todo el Distrito a reunirse en la plaza.

Poco  a poco la plaza se va llenando de hombres y mujeres que, cabizbajos, dan presurosos besos a sus hijos e hijas que comienzan a ocupar las filas delanteras, justo delante del estrado.

¡Buenas! ¡Buenas! ¡Buenas!

La suave voz de una de las mujeres que bajó del tren resuena por toda la plaza. Desde el centro del estrado sonríe estúpidamente a todo el Distrito envuelta por una nube de tul, gasa y encaje  de color rosa.

Mi nombre es Effie Trinket y desde hoy seré vuestra escolta. Siempre y cuando salgáis elegidos como tributos, claro. Como muy bien sabéis, este año es el Vasallaje de la Misericordia. De tal manera que sólo un tributo será elegido, demostrando así lo mucho que nos ama el Capitolio.

Tras un segundo de emoción contenida, la llamativa mujer extiende una de sus manos, enguantada en rosa, la introduce en una gran copa de cristal medio llena de papeles doblados y, tras removerlos durante unos segundos, extrae uno. Con gran calma, lo desdobla y lee el nombre escrito en él:

Raymond Brown

 Un chico de los mas pequeños, rompe en llanto mientras corre a abrazar a su madre.

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12/12/2018, 19:32
04. Julian Reese

La plaza quedó inmersa en un profundo silencio; solo se escuchaba llorar al niño elegido mientras lo arrebatan de los brazos de su madre. Veo a mi compañera decidida, la chica que me iba a acompañar en los juegos de este año, y luego volteo a mirar a mi mentor, el cual nos preparó para ese momento. "Haz un espectaculo... Ganatelos!" Recordaba sus palabras, por lo que espere unos segundos en silencio. Mi compañera me mira de reojo con una sonrisa, a lo que le respondo de igual manera. Estuvimos juntos toda la vida por lo que, con solo mirarnos, ya sabíamos lo que pensábamos.

Cuando el chico por fin estaba por subir al estrado, mi compañera da un paso adelante para ofrecerse por el niño. -Me ofrezco como Voluntario!!- Grite, adelantandome a ella, mientras levantaba la mano y me movía para estar a la vista de todos.

Admito que sentí algo de nervios, por todas las miradas puestas en mi mientras caminaba al estrado, hasta estar junto a la escolta. Ya ahí, observo a mi compañera y mi mentor con una sonrisa, y luego poso mi mirada en mis padres y mi hermano. En ese momento había perdido todo atisbo de nervios o dudas que tuviera. 

"Para esto me he preparado toda mi vida" Recuerdo las palabras que me repetía frente al espejo noches atrás. Luego, en un gesto casi involuntario, levanto mis manos haciendo que el público enloquezca en gritos y aplausos.

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17/12/2018, 12:19
Director

La escolta del Capitolio recibe tu ofrecimiento entre fuertes aplausos.

- He aquí un valiente, que con un noble gesto enorgullece a su distrito.

Rápidamente y sin darte tiempo a nada más te llevan al tren que parte inmediatamente para el Capitolio.

Tras un largo viaje llegas a la capital de Panem y eres alojado en el bloque de apartamentos del Centro de Entrenamiento.

Las novedades del día te han agotado por lo que rápidamente te duermes sobre la amplia y cómoda cama que han preparado para ti.

Una estridente alarma te despierta a la mañana siguiente. De unos altavoces, que no consigues descubrir, surge una voz metálica.

-Todos los tributos acudan al Gimnasio del centro de entrenamiento. Por favor, traigan en objeto que quieren llevar con ustedes a la Arena para ser examinado. Recuerden que no puede contener ningún tipo de mecanismo, motor, etc. Ni debe ser algo que pueda ser usado como arma.

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18/12/2018, 17:37
04. Julian Reese

Era de madrugada y yo, que estaba despierto desde temprano, me encontraba haciendo flexiones en el suelo de la habitación hasta que interrumpo mi calentamiento por una irritante alarma, seguida de una voz que alertaba a los tributos para que asistamos al centro de entrenamiento. "No traje nada" pienso, cuando la vos termina de hablar.

 -Uff...- me levanto del suelo, y entro al baño para una rápida ducha. Sin perder tiempo me pongo la ropa de entrenamiento y antes de salir, me detengo en frente de la puerta y me digo a mi mismo -Ganatelos-.

Salgo de la habitación y, rápidamente,  me dirijo al gimnasio.