Partida Rol por web

A la hora convenida, todos los integrantes del grupo se encontraban a la puerta del hotel con su flamante equipo listo y ataviados con horrendas ropas de explorador.

La mayoría de los presentes se hallaban en silencio. Romper el hielo en grupos tan numerosos no era algo sencillo, amén de que muchos de los integrantes de la expedición eran callados de por sí.

Cuando el último de los expedicionarios llegó a la recepción, el grupo al completo salió del hotelucho y tomó un desvencijado autocar que los condujo al punto de partida: el borde del río, en donde tomarían un barcucho que los llevaría al lugar en que la expedición Williamson había comenzado su andadura.

El trayecto en barca fue bastante tranquilo, más de lo esperado. Estaba claro que Devlin no era un mero saco de músculos, pues conducía la barca con un dominio propio de un marinero, ayudado en todo momento por el jovial Miguel. La mayoría de los presentes mantuvo un silencio sepulcral, salvo el aburrido profesor Morgan, quien creyó conveniente repetir de nuevo toda la información.

Su postura era comprensible. Cuando mejor se supiese todo el mundo toda la información, mayores eran las posibilidades de supervivencia del grupo. Así pues, Jeremy Morgan se afanó en "amenizar" la jornada de viaje marítima con un soporífero discurso que repetía todo aquello que se había comentado en la recepción, es decir, lo contenido en el dossier entregado a cada miembro de la expedición.

Por fin llegó el momento del desembarco, y con ello, la búsqueda del lugar en que pasar la primera noche. No costó demasiado dar con un lugar apropiado, y la expedición al completo se dedicó a descansar a la intemperie, una buena forma de aclimatarse y acostumbrarse a lo que los esperaba para los próximos días.

Por fin llegó la mañana, y con ello, el momento de comenzar de verdad la búsqueda.

-Muy bien- dijo Denise, mapa en mano y mochila al hombro. Toda su sofisticación parecía haber quedado atrás en cuanto se colocó aquellos horrendos pantalones color caqui y el casco de explorador. Igual que en un salón de baile parecía una mujer de lo más refinado, su camaleónico aspecto había variado para convertirla en una exploradora. No podía negar que era hija de quien era, y aunque sus conocimientos eran limitados, parecía desenvolverse bien en aquellas circunstancias, lo cual indicaba, sin duda alguna, que en algunas ocasiones había experimentado aquella vida acompañando a su querido progenitor en alguna expedición- Creo que lo más conveniente es, por supuesto, seguir la misma ruta que siguieron mi padre y sus compañeros. Sabemos que instalaron un campamento cercano en algún lugar a lo largo de la ruta que os indiqué en vuestros mapas. Por consiguiente, dar con los restos de ese primer campamento parece lo más conveniente. Es hora de buscar rastros. ¡Adelante!

Todos tomáis el mapa y tratáis de definir cuál es la ruta a seguir, siguiendo las indicaciones.

-Creo que podría ser en esta dirección- dice, señalando en dirección noreste, sin mucho convencimiento- Pero estoy esperando opiniones más experimentadas que la mía.

A fin de cuentas, yo solamente soy la doctora del equipo, pero alguien había de romper el hielo.

Allan sabía perfectamente como seguir un rastro, y encontró desde el principio pruebas del paso de estudiantes de miscatonic por muchos lugares.

La gente que estaba acostumbrada a vivir en ciudades o pueblos desconocía las reglas de la jungla, y aunque estaba claro que los preceptos básicos los tenían dominados, había muchos detalles que se les debieron de escapar.

Las señales y vestigios que podía seguir fácilmente le indicaban un camino, que comprobó mirando el mapa, para estar seguro de que se movían en la dirección que debían de haber tomado.

Por el momento estaba seguro de que seguían una ruta prefijada, y que alguien les había explicado o les mostraba el camino.

No dudo en comentarlo.

Pasaron por este mismo sendero, en aquella dirección, siguiendo en plan marcado en su mapa. Así que no será nada difícil seguir su misma ruta.

El señor Quarter lo decía con seguridad, una seguridad que nacía de haberse enfrentado mil veces a los peligros de la selva, que no eran solo las fieras salvajes, sino las plantas, los insectos, el clima y el terreno.

Muchas veces un paso en falso en un mal lugar podía truncar una vida más fácilmente que una fiera salvaje.

-Ejem... Creo que la joven tiene razón. ¿Qué camino está indicando usted, señor Quarter?

Pregunto, pues estaba distraído y no pude ver hacia dónde había señalado el cazador.

Gordon se mantenía apoyado contra un árbol, mordisqueando una brizna de hierba que acababa de arrancar. Se encontraba escuchando a los presentes sin decir nada, con una odiosa media sonrisa de superioridad en el rostro. Atendía a los comentarios de Denise y de el resto como si fuera una charla de parvulario.

-Cuando se pongan de acuerdo, señores expertos- pronunció esta palabra con un deje de desdén- si precisan una opinión experta, ya saben dónde encontrarme.

La verdad es que Gloria se encontraba como una monja en un bar clandestino...muy perdida!

Miraba hacia un lado y al otro buscando algún resquicio de rastro de la expedición perdida. Pero, siendo sincera con ella misma, dudaba muy mucho de sus posibilidades como exploradora. Instintivamente, observó el rostro de sus compañeros buscando aquell que mostrara más seguridad en sus actos y sus palabras a la hora de descubrir huellas sobre el grupo desaparecida.

Y parecía que aquel Allan Quarter sabía lo que se hacía...

Yo no tenía mucha idea. Si estuviésemos en Egipto, en las arenas del desierto, podría indicar el camino a seguir con los ojos cerrados, pero todavía me quedaba mucho que aprender de cómo desenvolverme en una expedición como aquella. De modo que, viendo que otros parecían más seguros que yo y mucho más experimentados, preferí no indicar ningún camino de  momento.

Yo no estoy muy seguro... Prefiero dejarlo en manos de gente más experta.

Estaba claro que estabas rodeado de papanatas con cero idea de lo que era la vida salvaje. El camino te parecía claro como la luz, y sin embargo, hasta la fecha no hacían más que señalar en dirección contraria.

Era de frente, nio había que desviarse ni un milímetro. Con un breve vistazo al mapa, y una brújula, habías tardado cero coma en orientarte, o al menos eso creías.

Devlin se rió a mandíbula batiente.

-Si alguna vez me pierdo en medio de la selva, Dios me libre de tener como guía a la mayoría de los presentes.

Se aproximó a unos árboles frente al grupo, prácticamente en línea recta, y examinó el terreno.

-Se ve a kilómetros de distancia que estas plantas han sido pisoteadas. Por aquí ha pasado alguien, persona o animal, así que me inclino a pensar que es por aquí.

No podías estar más de acuerdo con Devlin. Aquellas plantas habían sido pisoteadas por un numeroso grupo de personas o animales. Y dichas pisoteadas plantas se encontraban, sin duda, en la ruta que considerabas correcta.

Todas las rutas te parecían igual de buenas. Cuando la señorita Denise habló, su ruta parecía la idónea, pero cuando hablaron Quarter y Devlin, la que ellos indicaban parecía tanto o más buena, teniendo en cuenta su experiencia en el terreno.

Gianna no tenía ni idea de como o porque cada uno de sus compañeros señalaba un camino determinado, toda la selva le parecía igual.

Creo que deberíamos seguir el camino que indica Denise, más que nada, porque nadie mejor que ella conocía a su padre, él fue quien la entrenó para estas cosas. Yo creo que el instinto es algo que se hereda. Aunque, claro, yo sólo soy la secretaria... Dijo, más por romper un poco el hielo con sus compañeros que por creer realmente lo que decía...

Allan sonrió ante el comentario de Devlin, que por otro lado era mordaz y algo hiriente. Pero no falto de razón.

Muchos indicaron claramente que no tenían ni idea de por donde seguir, y algunos más, simplemente querían que alguien hiciera ese trabajo por ellos.

El sabia a donde iba, y como ir. Y así lo hizo saber.

Bueno, dios mediante, el señor Devlin ha demostrado ahí lo que yo ya desde aquí venia comentando. Sin duda hay más de un motivo para que ambos estemos en esta expedición.

Sin embargo, como bien a dicho la secretaria, aquí somos todos unos empleados, lo que decida la señorita Williams será lo correcto, sin duda.

Torció el gesto, porque de alguna manera dejo en evidencia el comentario de la secretaria. Que era sin duda la única mujer interesante. Pero quería ver de qué pasta estaba hecha, y si tenía tanto carácter como había dibujado en el hotel.

Y era una buena oportunidad para averiguar más cosas sobre ella.

Creo que me ha mal interpretado, señor Quarter. Aquí no se trata de saber por donde se debería ir, o cual es la ruta más interesante o turística, se trata de encontrar a un grupo de personas, y para ello, deberíamos escoger la ruta que  ellos escogieron, no importa cual sea, la más segura o la más peligrosa. Y por eso, precisamente, por ser la persona que más conoce al guía de la primera expedición, creo que deberíamos seguir las indicaciones de Denise, y no por una cuestión jerárquica, que por otro lado, dudo que nos ayudara en esta situación. No questiono sus capacidades, aquí cada uno es el mejor experto en su campo, pero esto no es una excursión. Puede que el camino correcto no sea el que debamos seguir. Aunque repito: yo no tengo ningún tipo de experiencia en estas cosas y hablo desde la más pura ignorancia.

Dijo Gianna mientras trataba de esconder su cicatriz tras la chaqueta, que por ligera que fuera, hacía que muriera de calor. Pero a pesar de la firmeza de sus palabras, Giana no dejaba de notar cierta ternura en su voz, probablemente imperceptible para el resto, salvo para Denise, que parecía conocerla más de lo que la joven italiana había permitido que nadie la conociera.

A pesar del pequeño pero notable instinto de protección que le despertaba el cazador, seguía sin fiarse lo más mínimo de la parte "joven" de la expedición y por tanto, se empeñaba en meterlo en el mismo saco. No le apetecía nada recorrer un camino en el que tuviera que depender de ninguno de ellos, incluida la parte veterana. Se sabía muy capaz de enfrentar cualquier situación, su vida la había puesto a prueba muchas veces y siempre había salido más o menos bien parada, pero esta situación era muy distinta, y nadie parecía realmente preocupado en el resto del grupo, todos tenían intereses más allá del verdadero motivo de la expedición, y no estaba segura de que si hubiera que correr, alguno mirara al resto de compañeros. Por supuesto, excluía a Denise de sus pensamientos. Ella era su única familia.

-Bien, eeerrr, señorita, yo en este caso me dejaría guiar por los expertos en la materia. Y en este caso, los expertos son estos tres sujetos- digo, señalando a Devlin, Lockly y Quarter.

Quarter esbozo una sonrisa leve, y luego hizo una inclinación de cabeza.
Dejo que pasara un poco de tiempo y se movió por el campamento hasta estar más cerca de la joven Giana.

Bueno, me temo.- dijo con un voz suave y falta de inflexiones irónicas-. Que es usted la que me ha malinterpretado.

Porque la ruta que la Señorita Denise, necesita seguir, es justamente la que tenemos que seguir, y es la que estamos señalando los expertos en la materia. Puesto que no hay mapa, ni dirección real que pueda seguirse de ninguna nota de la expedición anterior.

Luego hay que seguir los mismos sitios que ellos visitaron, y para ello, tenemos que seguir lo que tenemos y es real.

En resumen, mí querida mujer. El camino que señalamos, es justo el camino que nuestra patrona elegirá, porque es el que ella misma quiere tomar.

Luego se separo de ella, y se coloco el arma al hombro. Estaba listo para empezar  la dura caminata que seguro les quedaba por delante, puesto que el mundo rural, selvático, no era nunca un paseo por un parque floreado y arbolado.

"Por dios!" pensó la periodista, "Lucha de titanes para mostrar quién sabe más sobre el camino que hay que escoger...".

Se cruzó de brazos, miró a cada uno de los miembros del grupom mientras lanzaba un largo y sonoro suspiro...o era un cansino bufido?

-Perdonen que ponga freno a esta demostración de "quién sabe más sobre hacia donde debemos dirigirnos"... Pero creo que sería el momento de ponernos ya en camino. Aquí, la señorita Stasi, tiene toda la razón en que no hemos venido a darnos un paseíto por la jungla. Además, si el grupo primero aún está con vida... puede que nos agradezcan que seamos rápidos en nuestras acciones.

Miró a la secretaria y al aventurero enfrentados, y continuó:

-Sea cual sea el camino que debemos seguir... pongámonos en camino cuanto antes mejor.

Comenzaba a estar cansada de aquella situación...con lo bien que se estaba trabajando sola!