Partida Rol por web

Los pueblos libres de la Tierra Media

Bree

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19/09/2009, 13:22
Director

Primavera del 2799 de la Tercera Edad

Bree era un antiguo pueblo localizado en pleno centro de Eriador, en el cruce del Camino del Este y el Camino Verde. Era la mayor población de las tierras que llevan su nombre, una pequeña región civilizada que comprende otras tres aldeas: Entibo, Archet y Combe. Desde la segunda mitad de la Tercera Edad, en la villa y la región coexisten pacificamente los hombres de Bree con un grupo numeroso de extrañas gente que se hacen llamar a si mismo hobbits. Aunque los hombres los llaman medianos, por que miden la mitad que un hombre común.

Bree se eleva en la vertiente oeste de la Colina de Bree, cerca del Bosque de Chet. Al pie del monte se encuentra un centenar de casas de hombres, construidas con ladrillo, madera y piedra. Más arriba en la loma se encuentran los agujeros Hobbit. El pueblo está rodeado por una empalizada semicircular de madera. Dos puertas guardadas se abren del lado oeste y sur respectivamente. Al ser un cruce de caminos importante, Bree canaliza buena parte del comercio de Eriador, y es una parada obligatoria de todo viajero. Por ello hay varias posadas en el pueblo. Una de ellas, la de La Media Pinta.

Aquella posada no era de las mejores de Bree, se encontraba algo alejada del centro de la ciudad, y el dueño era un hombre rudo de aspecto desagradable y mal caracter. Un joven mozo solía tocar música subido en una especie de banquetas y además tocaba de maravilla. Ya era la segunda noche que Neram pasaba por allí a verlo tocar. Nada más entrar localizó con la vista al joven músico, apartado en un rincon jugando con su instrumento. Una especie de flauta extraña, que Neran no había sabido identificar aún.

 Esa tarde ocurrió algo extraño e inusual. Tres extranjeros llegaron a Bree. Una mujer y dos hombres. Uno de los hombres estaba muy malherido y entre el posadero y el otro hombre lo subieron rapidamente a una de las habitaciones de arriba. Neram contemplaba la escena sentado en un taburete y apoyado en la barra de madera de roble.

Los extranjeros eran hombres sureños, más altos que un hombre de Bree, y de cabellos rubios, muy rubios. Vestían cotas de malla manchadas de sangre y capas hechas jirones. Estaban mugrientos, con las caras negras y llenas de pequeñas salpicaduras de sangre reseca.

A pesar de todo aquella mujer rubia era muy hermosa, tenía una cara delgada, unos ojos azules como el cielo. El pelo mugriento le caía suelto por la cara, sus labios eran carnosos y su rostro suave y delicado. Pese a su inmensa belleza su mirada era triste. Subió las escaleras tras el posadero y sus compañeros y salió de la escena.

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20/09/2009, 22:57
Neram "El pardo"

Nerám sonrió al entrar en la taberna y ver al simpar músico, parecía estar satisfecho por haber logrado su cometido. No le gustaba mucho ir por Bree pero, dado el avanzado estado de edad de su madre y su abuelo, era menester hacer una visita de cortesía a la familia y escuchar la viEja retaila de dolores, dimes y diretes...

Llegado a la posada, sonrió al músico y pidió una pinta al rudo camarero, procedió a realizar todo el ritual que conlleva la elaboración de una buena pipa de tabaco de la comarca. Deshacer la hierba, inhalar su inigualable aroma, vaciarlo lentamente en la pipa, prensarlo y encenderla para aspirar suavemente la más dulce de todas las bocanadas.

Pero en esa ocasión el momento óptimo se vió de súbito interrumpido por la llegada de aquellos extranjeros... altos, rubios, provistos de buenas armaduras de mallas. Luego me fijé en la mujer, aquella hermosura no era propia de aquellas tierras de Bree, no había visto una mujer tan bella desde su viaje a Rivendel momento en que pensó que aquellas bellezas eran insuperables para la raza humana. hasta aquel instante... su belleza era igualable a la de una mujer elfa, sus labios carnosos, sus mejillas sonrosadas...y sus ojos... cuanta tristeza albergaban esos ojos.

Nerám no intervino por pruedencia, pero observó la escena con detenimiento...aquellos hombres, aquellas armaduras... tenía la impresión de que eran aquellos hombres a los que mis compañeros apodaban Hombres de los Caballos En ocasiones el joven había estado practicando aquél idioma nórdico junto a alguno de sus compañeros, quien le enseñó fantaseaba diciendo que si conocías esa lengua podrías hablar con los caballos, pero en verdad no era así pues pese a los pogresos en el idioma el terco penco de Nerám nunca le hacía caso.

Aguardé unos segundos para ver si bajaba el tabernero.

 

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21/09/2009, 16:06
Director

El tabernero bajó instantes después y lo primero que hizo fue dirigirse a músico, que en ese momento estaba recogiendo las jarras vacias de algunas mesas y pasando un tramo humedecido por la mesa de la madera. Lo apartó a un rincon y habló en voz baja con él. Su cara demostraba la poca alegría que le daba haber recibido a esos nuevos clientes del sur y se mostraba molesto.

Después se dirigió a la barra y se sirvió un trago de whiskey para él mismo. Se quedó sentado en un taburete con cara de malas pulgas.

Tras el momento de silencio que se creo cuando los extraños sureños entraron en la taberna, la gente poco a poco fue volviendo a la normalidad y continuaron sus partidas de cartas y conversaciones tipicas de taberna que estaban manteniendo antes de aquello. Alguno incluso se atrevió a entonar alguna alegre canción y todos ellos bebían.

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21/09/2009, 17:16
Neram "El pardo"

Nerám se acercó a la barra y pidió una nueva pinta de cerveza, observó con detenimiento al camarero. Por sus rápidos gestos y andar presuroso se podía intuir que alguna cosa le turbaba, la aparición de los hombres rubios le había provocado una situación de angustia desmedida, sin embargo seguía con la misma cara de pocos amigos que siempre.

No obstante a Nerám se le vino a la cabeza aquel viejo juramento, aquel fidecomiso que pasaba de padres a hijos de entre oriundos de Numenor, si realmente eran Jinetes como él suponía y había uno herido, era lógico pensar que venían de una batalla y dada la distancia que media entre Bree y las llanuras de los jinetes no se podía haber producido en sus tierras sino cerca de aquí.

Esos jinetes tienen fama de rudos y se cuentan leyendas de su maestría en el combate montado, un grupo insignificante de orcos no habría sido rival para ellos, a menos que viajaran sólo ellos tres, por lo que la idea de un ejercito avanzando hasta las cercanías de Amon Sûll despertaron las ansias del joven que no tardó en preguntar al camarero.

Y bien posadero, te veo algo nervioso por la venida de esas gentes, ya sabes que no me gusta meterme en asuntos ajenos pero me inquieta la idea de pensar que, en vez de ese hombre, fuera yo el que estuviera cubierto de sangre.

El joven montaraz quedó a la espera de recibir alguna respuesta del camarero antes de reaccionar.

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21/09/2009, 22:38
Director

El posadero miró a Neram desde su taburete, con el gesto serio y la cara de malas pulgas que aún conservaba.

Son rohirrim, no me gustan los rohirrim. Y por lo visto han tenido problemas, no me extrañaría que esos jinetes de tres al cuarto me pegaran sus problemas. Hablaba malhumorado y maldecía a los dioses y a todas las clases de fortuna por que esos rohirrim hubiesen acabado en su posada, y sin duda no tenía ni idea de lo que hablaba, al decir jinetes de tres al cuarto con tanto despreció como el de un dunlendino por aquellos domadores de caballos.

De hecho ahora que Neran se paraba a pensarlo, advirtió que aquel tosco posadero tenía cierto parecido con los dunlendinos. Quizá un lejano parentesco, en su sangre mezclada y sin duda ese odio hereditario hacía los Señores de los Mearas.

De pronto la mirada malhumorada del posadero cambió y miró a Neram de una manera siniestra, como planeando algo que a Neram no iba a gustarle incluso antes de que le propusiera nada.

Tal vez tu puedas encargarte de ellos... Dijo bajando la voz. Por aquí cuentan que los montaraces no teneís escrupulos en deshaceros de vuestras victimas...

Miraba con ansia al dunedain, esperando que aceptara aquel trabajo sucio por unas cuantas monedas y poder olvidarse de aquel asunto antes de que los rohirrim le trajeran problemas, precisamente ahora que su posada comenzaba a remontar gracias al joven músico.

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22/09/2009, 12:51
Neram "El pardo"

El joven montaraz utilizó sus parcos conocimiento en dunael para dirigirse al posadero en actitud ofensiva al tiempo que le asía la camisa por la pechera y colocaba su boca cerca de su oído.

No sé lo que se dirá de los montaraces por estos lares, pero te puedo garantizar que Nerám "El Pardo" no es ningún asesino. Así que guarda tus palabras y tus monedas para aquellos que tengan el alma tan negra como tu sangre. Además, no deberías pensar de esa forma salvo que tengas otros negocios más sucios aún que esta taberna.

En ese momento el Nerám soltó violentamente hacia atrás al posadero y con semblante serio y decidido comenzó a subir las escaleras. 

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22/09/2009, 16:44
Director

El posadero se quedó con tres palmos de narices ante la reacción del montaraz, sin duda no era aquello lo que se esperaba y miraba de hito en hito y asustado a aquel hombre. Tras soltarlo bruscamente, se tropezó con el taburete en el que estaba sentado y dió un culetazo contra el suelo.

Neram siguió el rastro de gotas de sangre que había dejado el malherido guerrero y al doblar un pasillo por el que éstas le conducían se quedó quieto al ver en una puerta al muchacho de la taberna, el que entre otras muchas tareas de limpieza ejercía también de músico.

El joven estaba de espaldas a Neram, con la cabeza asomada en una habitación y parecía hablar con alguien de dentro desde la puerta aunque no entendía las palabras que pronunciaban. Miró al suelo y se dió cuenta de que las gotas de sangre desaparecían tras esa puerta.

Notas de juego

Te he modificado el mensaje para que concuerde con lo que he puesto. El muchacho no te ha oido llegar por que está hablando.

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23/09/2009, 10:38
Neram "El pardo"

Cuando llegó al final de las escaleras observó al joven en el quicio de la puerta. Me sorprende verlo allí con tanta celeridad y más aún cuando su jefe ha subido instantes antes.

No obstante y, habida cuenta de la zozobra que le producía la desinformación, el joven montaráz no perdió un segundo en dirigirse al músico.

Disculpa joven, ¿podrías decirle a los recien llegados que hay una persona que quiere hablar con ellos?.

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23/09/2009, 22:57
Director

El joven se sobresaltó al oír aquella voz, pues no esperaba tener a nadie tan cerca a su espalda. Se giró para encararse con el recién llegado, pero no abandonó el vano de la puerta, y siguió obstaculizando con su cuerpo el pequeño espacio que comunicaba con el interior de la habitación.

- Por supuesto, señor. Lo haré de inmediato. ¿Acaso desea que comunique también un nombre, junto con tal petición?

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24/09/2009, 10:21
Neram "El pardo"

No es necesario, pues tampoco reconocerían mi nombre aunque se lo mentara. Sólo diles que un montaraz de las montañas quiere hablar con ellos.

Dijo el montaráz mientras encaminó sus pasos hacia el joven músico. Siempre le había resultado simpático, pero el hecho de que no abandonase su posición inquietó a Neram. Con paso decidido avanzaba hasta la posición del joven y nervioso permanecía alerta a cualquier movimiento brusco del mismo, mientras su mano derecha se dirigía sutílmente al pomo de su espada.

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24/09/2009, 16:24
Director

Al escuchar la conversación de Neram con el muchacho, el rohirrim del interior abrió la puerta de par en par y se asomó al pasillo espada en mano para ver quien era el que hablaba con el muchacho.

Su postura no era amenazante, pero si precavida a la espera quizá de un enemigo al otro lado de la puerta.

El rohirrim era algo más bajo que él y aparte de su pelo rubio también tenía una barba rubia que le cubría la cara. Sus ojos eran verdes y vestía con los ropajes tipicos de un hombre de Rohan, aunque estaban mugrientos y llenos de sangre por la más que clara escaramuza de la que había sobrevivido. Entre las roturas de los ropajes y a través de las mangas Neram pudo adivinar una cota de malla.

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25/09/2009, 10:48
Neram "El pardo"

Nerám hizo un gesto reverencial al ver al guerrero,trató de ser los más cortés posible pese a las carencias que hacían de los montaraces hombres de campo y no de palacios, por lo que decidió empezar con el tradicional saludo de buenaventura que usaban en aquellas tierras.

Saludos Jinete, que los pájaros vuelen sobre tu cabeza.

Mi nombre es Nerám, habitante de las colinas que rodean esta aldea, me gustaría tener una conversación con usted...
En ese momento el joven miró al músico y añadió... ...en privado.

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28/09/2009, 17:09
Director

El muchacho asintió tras evaluar la situación unos momentos, hizo una reverencia a ambos y se retiró.

-Seguro. Estaré abajo, si necesitáis algo no dudéis en llamar.

El rohirrim mientras, envainó su espada y salió al pasillo cerrando la puerta tras de si.

-Mi nombre es Fhengel, ¿Qué es lo que tiene para decirme?. El rohrrim escrutaba el rostro del montaraz con la duda en su gesto. Seguramente preguntandose que querría aquel extraño.

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29/09/2009, 11:09
Neram "El pardo"

Nerám extendió su brazo hacia el poderoso jinete y le miró diréctamente a los ojos, para tratar de mostrar su transparencia.

Encantado Fhengel, más que querer hablar con ustedes querría que ustedes hablaran conmigo. Permítanme que me explique.

Como saben en estas tierras no hay un estado ni un ejército como tal y por tanto son proclives a incursiones orcas, pese a que cada pueblo de estas tierras tiene unos guardias defensivos y un parápeto o empalizada, tales defensas son pírricas para el poder de un ejército organizado.

Yo pertenezco a un grupo que trata de preservar la tranquilidad de estas gentes y al verles entrar manchados de sangre y heridos me he alarmado, pues en mi mente se ha recreado la visión de una posible amenza para mi causa.

Es por eso por lo que estoy aquí, quisiera saber qué les ha ocurrido, con quién han entrado ustedes en liza y, en definitiva, si algún ejército o grupo importante de enemigos viene hacia aquí.

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29/09/2009, 21:22
Director

Antes de que el rohirrim pudiera contestar a la pregunta llamaron a la puerta. La voz de un hombre sonó desde el otro lado.

Me envía Leowin Naeth, he venido a ayudarles. Dijo desde fuera la voz.