Partida Rol por web

Silwen esta vez decidió descansar psiquicamente y sacó su arco y una flecha para apuntar a sus enemigos, centró su mirada en uno de los jinete que aún estaban montados y trató de concentrarse bien para lanzar el proyectil.

Y así su flecha surcó los aires en busca de uno de los jinetes.

Viendo la suerte antes tenida y esperando que esta no me abandone, saco otra flecha para realizar la misma operación.

 Al fin, la elfa pudo llegar hasta sus enemigos, y sin dudarlo atacó al jinete más próximo al que acababa de herir Edrran, para que no pudieran atacar al dunedain varios adversarios a la vez.

Con su espada, trazó una estocada en el aire, dirigida hacia el cuerpo del enemigo.

Eran demasiados, y debían acabar con ellos para poder ayudar a sus compañeros, pero Miriamele no podía dejar de lamentarse por tener que combatir.

Amy se sacudió el dolorido brazo y juntando todo su valor agarró otra flecha para volver a disparar.

El brazo casi no me responde.... pero no puedo detenerme ahora, tengo que seguir disparando...

 La carga parecia haberse detenido, confundidos por el fuego ilusorio, y la verdad de las heridas y la muerte. No era el final ni mucho menos, aun podian reorganizarse. Habia que continuar luchando, acabando con los enemigos que sin razon nos atacaban.

Blandiendo el espadon, Edrram intenta terminar con la vida del que habia herido anteriormente, esta vez no fallaria...

Tim agitó otra piedra en su honda y la lanzó con fuerza hacía el más cercano de los jinetes, solo que esta vez su piedra salió bastante desviada.

Galanthir lanzó una buena estocada contra uno de los jinetes, al que hirió levemente en bajo la armadura de cuero endurecido. Sin embargo el ataque fue mas preciso que potente y el daño quedo en eso únicamente.

Silwen lanzó una flecha que rozó la cara de uno de los jinentes, que pese a estar aturdido, logró esquivarla en ultima instancia, aún sin saber muy bien de que se trataba. Por ello al flecha solo le produjo un leve corte superficial y no daños más graves.

La segunda flecha que lanzó Ben estuvo bien dirigida pero le faltó fuerza, golpeó oblicuamente a uno de los soldados y después salió rebotada haciendo tan solo un pequeño daño. 

Miriamele corrió en la ayuda de Edrran y demostró su gran manejo de la espada. Con suma perfección trazó un arco abierto con su espada que causó un profundo tajo en el costado del soldado, el cual se coló entre las costillas del soldado como el cuchillo en la mantequilla, dañando sus organos vitales y haciendole morir tras una intensa y larga agonia.

No tan efectiva fue la estocada de Bledwyn, el soldado al que atacaba parecía tener más experiencia que el resto y logró contrarrestar con su escudo el ataque del joven bardo.

Amy atacó al otro ala, donde se encontraban sus compañeros, pero no tuvo mucha fortuna con la flecha ya que el tirón que había sufrido anteriormente minaba su ataque.

Edrran, en cambio, estuvo más acertado que Bledwyn, con un fuerte golpe de su espadón logró seccionar el brazo del soldado que sostenía la lanza, el cual por ende era su brazo bueno. Esto le hizo soltar un aterrador alarido que, unido a la nueva baja que había conseguido Miriamele, alarmó a sus compañeros y les hizo temer aún más si cabía a aquellas figuras extrañas que salían del fuego.

Por lo que uno de los soldados dió marcha atrás a su caballo y gritó aterrado:

¡Retirada!

El resto se miraba indeciso, y alguno de ellos no pudo hacer nada, puesto que estaban aturdidos, o gravemente heridos.

Amy se lamentó de nuevo por el dolor de su brazo, su último disparo carecía de la suficiente fuerza para dañar a los robustos jinetes, y contempló como la carga de Neran y los rohirrim eran bloqueada por la columna de jinetes, desde la posición de Amy apenas se les veía entre un mar de bestias.

-"¡Están rodeándolos!" Gritó desesperada, sabía que con sus fuerzas mermadas no era de gran ayuda, y además si disparaba en esa dirección corría un gran riesgo de golpear a sus amigos.

Entonces, con decisión, Amy salió de su escondrijo y corrió para buscar una posición desde la que poder disparar con seguridad.

Si me acerco demasiado me pisotearán los caballos, pero quizá pueda encontrar un buen ángulo....

Me muevo ligeramente dentro de la falla para estar más cerca para disparar otra flecha.

 - No, ¡¡de eso nada!! - gritaba en plena ira Edrram. No dejaria escapar a ninguno de esos jinetes. Con rabia lanza un espadazo hacia el dunledino, antes de que este comience su carrera, ese corcel no ira lejos al menos con un jinete en su lomo...

El ataque anterior había dejado al jinete  descolocado, además, el grito de su compañero anunciando retirada lo había confundido más. Esto le dejó a Galanthir más tiempo para realizar su ataque. De nuevo, y manteniendo la espada en la misma posición, volvió a lanzar una estocada ascendente, con un objetivo más alto que el anterior ataque: El cuello. 

Silwen se dio la vuelta para ver el otro grupo y asignar un nuevo objetivo, esta vez era mas difícil pues los jinetes estaban mezclados con alguno de sus compañeros, así que evaluó rápido el enemigo mas apartado y tenso su arco para lanzar una nueva flecha

 Miriamele se alegró de que sus enemigos huyeran. Quizá volvieran a atacarlos más adelante, pero al menos les daban la oportunidad de defender a sus compañeros, que falta les hacía. Al fin y al cabo, era la segunda parte de su plan, y sus compañeros los necesitaban.

Volviendo la espalda a sus enemigos, aunque sin dejar de mirar de reojo por si acaso, la elfa corrió hacia la hendidura creada por Silwen, para saltarla y continuar corriendo hasta donde estaban sus compañeros.

Tim miraba a un lado y a otro desde la zanja, con la honda cargada indeciso de a quien atacar. Fijó su atención en el otro ala, donde sus compañeros valientemente habían cargado con tres caballos contra un batallón que le triplicaba en número.

¡También huyen! Gritó euforico, saliendo de la zanja de un salto. ¡Huyen! Gesticulaba a sus compañeros entre saltos y bailes.

Eddran descargó un poderoso ataque con su espadón de a dos manos sobre la espalda del jinete que tenía frente a él. Instantes antes, el jinete, en lugar de enfrentar a su rival, había comenzado a girarse para poner pies en polvorosa. El filo del canto de la espada del gondoriano se clavó con fuerza en su enemigo, haciendole perder numerosa sangre y desestabilizando su carrera. No obstante, el infeliz continuó corriendo durante unos metros sin percatarse de que ya estaba muerto hasta darse de bruces contra el suelo completamente sin vida.

Galanthir, tomó ventaja frente a su enemigo y lanzó un buen ataque que acertó en el pecho del rival, hiriendole de gravedad. Y aunque no consigió alcanzarle al cuello si logró terminar con su vida, puesto que las numerosas heridas que arrastraba de la lucha le pasaron finalmente factura y le hicieron desfallecer.

El joven Bledwyn alcanzó a herir a su enemigo, pero sin mayores consecuencias que un leve rasguño. Y al igual que hacían sus compañeros que aún mantenian la cabeza sobre sus hombros y el caballo bajó sus posaderas lanzó a correr al animal por el lugar donde habían venido.

Silwen lanzó una flecha a los jinentes del otro extremo, que también huían descontrolados. El proyectil se clavó en la espalda de uno de los jinetes, pero este no pareció ni enterarse, por lo que la flecha debió llegar con poca fuerza o la armadura del jinete la amortiguó bastante bien.

Los hobbits tomaron posiciones y pudieron ver con sus ojos, tal como relataba Tim con alegria, los enemigos huían campo a través.

Las monturas que quedaron libres de jinetes, por la muerte de estos, salieron corriendo en todas direcciones, presas del pánico que la visión del fuego había supuesto en ellas.

 Edrram sabia que esa clase de enemigos no se daban por vencidos tan facilmente, pronto volverian.

- ¡¡ Hay que reagruparse, rapido, vayamos hasta el otro flanco, unamos nuestras fuerzas!!

Edrram veia como sus adversarios huian, miro hacia el otro lado, y aunque aun estaban cerca de sus compañeros, parecia que emprendian la huida. Tenian que reorganizarse, y rapido, antes de que lo hicieran ellos. Incluso si finalemtne no volvian, habria que huir. solo esperaba que no fueran a buscar refuerzos para darles caza...

Amy sonrió al contemplar como huían sus adversarios, lo que antes era una piña organizada cargando contra los tres jinetes ahora era una multitud que intentaba alejarse de forma desordenada.

Amy vió como un jinete que se giraba había quedado rezagado del grueso del grupo y además ofrecía un blanco claro sin otros obstáculos interponiéndose.

Tú no vas a escapar.