Partida Rol por web

Bastia notaba la debilidad en sus músculos provocada por la pérdida de sangre y el continuo acoso de los guardias que parecían centrarse en ella.
 

Habían pasado muchos años desde aquella noche. Abot ya no era ni la sombra del niño que descubría la belleza y los peligros del mar. Para entonces, con seis años ya sabía nadar con soltura, ya acostumbraba a zambullirse a grandes profundidades a pulmón y a recolectar del fondo marino los ingredientes para las pócimas de su padre.

Para lo que nadie había preparado a Abot era para aquella tormenta. Una tormenta que de un solo golpe volteó la nave en la que faenaba con su padre, su tío y sus dos hermanos y en medio de la oscuridad amenazaba con dejarlo encerrado en la bodega. a violencia de la tormenta y la serie de extrañas coincidencias hacían pensar en que aquello no era una tormenta natural. Como que el mástil y la quilla se habían partido casi al unísono, invalidando la idea de arriba y abajo, pues todo el cuerpo del barco daba vueltas.

Pero lo que de verdad convenció a Abot, a pesar de su inocencia, de que alguien había orquestado todo aquello eran las anguilas gigantes que entraban mientras la bodega se estaba llenando de agua a borbotones. 

Alguien quería acabar con ellos y desgraciadamente lo consiguieron con su hermano y su tío pero no fue temor lo que invadió su corazón, si no ira y determinación. Nadie iba a cortar su vida de noche y a traición. Y menos el agua o las alimañas de las profundidades.

Y no solo esta noche. A partir de ese día porque decidió que tendría un futuro y vería salir el Sol,  dedicaría su vida a dominar el agua, convertiría en su instrumento lo que habían querido convertir en el arma que ahogara su aliento y doblegaría a sus enemigos.

Y así lo hizo, aunque tuvo que matar con sus propias manos a tres anguilas y no consiguió evitar que una le arañara con su cola y aleta en los ojos, lo que junto con la sal y algunas otras sustancias de los barriles de la bodega produjeron un daño difícil de sanar. Incluso los cuidados de su padre cuando llegaron a tierra y el estar una luna completa sin abrir los párpados impidieron que desde entonces tuviera que mirar a través de aquellos gruesos cristales que tanto llamaban la atención al que lo miraba...

...

Tampoco ahora...

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Tampoco ahora, y para ello había trabajado desde entonces, su vida acabaría encerrado en un almacén y atacado a traición por una docena de elfos. Tampoco hoy...

Norm continua su duelo a flechas contra su grupo de guardias. Sin moverse continúan disparándose uno a otro. Norm clava a uno a la pared, pero la última flecha le roza el hombro, distrayendolo.

El chorro de agua lanza a los guardias contra el suelo, pero dos de ellos reaccionan rápidamente levantándose a gatas, recuperando sus armas y lanzándose hacia Abot. Sin embargo el anciano es más hábil con el bastón de lo que parece y los mantiene a raya fácilmente.

Los guardas atacaban a Yabiz como si no hubiese un mañana aprovechando su superioridad numérica. No iba a quedarse esperando a que tuvieran un golpe de suerte como habían tenido con Bastia y Varag. Yabiz tenía que acabar con ellos sin dilación y atacó dándolo todo... sin ningún resultado.

Norm había sufrido muchas heridas de flecha en el pasado, y sabía que la que acababa de recibir era muy ligera y no le debería afectar. Apretó los dientes y disparó a otro más de los que le acribillaban 

La flecha impactó en el ojo del arquero. Todo era cuestión de tiempo, no iban a ganarle a un duelo a flechas. 

Abot da un paso atrás para evitar ser rodeado por los guardias y trata de alcanzar a uno de ellos con su bastón, aunque sin éxito

Flogdegnurt saca otra flecha y la coloca sobre el reposaflechas de su arco, tras lo cual vuelve a apuntar a otro de los asaltantes y dispara. Pero la flecha se clava en una caja.

Varag cayó de rodillas, sangrando por la cabeza, donde le habían asestado un golpe a todas luces mortal.

Yabiz abandona su actitud defensiva, lo que parece un error. Uno de sus enemigos se lleva un bastonazo sin consecuencias, pero el otro lo aprovecha para herir al goblin.

Norm resistiendo el dolor elimina a su último a rival con una flecha en el ojo.

Varag enlentencido por las heridas y el dolor es sin embargo capaz de montar una defensa funcional mientras intenta recuperarse.

La brinchie se sentía como en medio de una tormenta de arena, veía todo borroso y solo acertaba a moverse cuando algo se acercaba pero sin ser capaz de enfocar la vista.