Partida Rol por web

Flogdegnurt no cabía en sí de rabia al ver como la flecha había rebotado sobre la espalda de aquel malnacido. Pensó en perseguirlo, pero pensó que ya tendría tiempo de vengarse en condiciones. Esta tal Alice Saddler no se podía esconder para siempre y la noche podía ser muy peligrosa para quien se metiese con él. 

Tan solo gracias a ese pensamiento fue capaz de contenerse. Y para colmo, Bastia estaba mal herido.

Desde el tejado saltó hasta el interior del carromato: El viaje hasta el almacén lo hizo en silencio, pendiente del estado de salud del Brinchie, aunque sin poder hacer gran cosa. No estaba de humor para hablar con nadie. 

Abot también subió al camión.

Vayamos a entregar esta carga y después al templo, esperemos que no nos aguarde ninguna sorpresa... 

Claramente no estaba de buen humor...

Norm se subió al carruaje con Abot. 

—Desde aquí puedo vigilar bien los alrededores por si nos intentan emboscar otra vez. Volvamos al templo con el ingrediente y preparémonos para buscar el siguiente. 

Miró a su compañero Goblin.

—Esa tal Alice debe responder a algunas preguntas, y si no nos gustan las respuestas, quizá deba recibir una o dos flechas... 

Con el pequeño se llevaba bien, hacían buen equipo. 

Nuestro principal enemigo es quien sea que tenga a esos eldakar a sueldo. Habrá que preguntar en el templo

Yabiz ayudó a acomodar a Bastia lo mejor que pudo y luego avanzó a pie junto al carro.

-Ciertamente Alice cumplió su parte del trato. Tomó el dinero y a cambio nos dejó las hojas de polvo de estrella tal como acordamos. Otra cosa es que enviase a uno de sus hombres a vender a los Karrymayns la información de nuestra presencia y entretenernos lo suficiente para que llegasen. Eso se llama tener olfato para los negocios... pero yo creo que tener tanto olfato para los negocios no es bueno para su salud. Habrá que hacerle una visita más adelante y dejárselo bien claro.

No podemos enemistarnos con todo el mundo. Bastante tenemos ya con los eldakar. De hecho, habrá que intentar conseguir aliados. La próxima vez sabrán que un puñado de guardias no es suficiente. Alice puede ser un aliado en potencia, si decide que podemos ayudarla para mejorar su estatus.

Varag no sabía demasiado de la ciudad, pero la política siempre era igual. Habían sido poco cuidadosos hasta ahora. Quizás tendrían que aprender sobre la ciudad antes de decidir su siguiente paso. 

A Abot no le gustaba la política. Se trataba de mentir mucho y de hacer poco. O mejor dicho de decir que se hacían cosas por los demás y sólo hacer cosas para uno mismo.

- Somos guardias grises. No deberíamos meternos en intrigas entre familias. Aunque algunos disfrutéis y para otros sea la excusa para patear culos funcionarios...

~~- Somos guardias grises. No deberíamos meternos en intrigas entre familias. Aunque algunos disfrutéis y para otros sea la excusa para patear culos funcionarios...

No se quien disfruta con esto. Hay gente muriendo por la plaga - le recordó el orco - Haremos lo que sea necesario para salvarlos.  

Haremos lo que sea necesario para salvarlos.  

- Exacto, centrémonos en la lista. Y de la listilla^* nos ocuparemos luego, si hay tiempo.

-No, no noz debemoz enemiztar más-contestó Flog-pero zi matar enemigoz que ya tenemoz. Elloz zeguirán intentando ganar. Ezta noche matar Alice.

Flogdegnurt miró a sus compañeros intentando ver si podía contar con su cooperación. Los humanos eran bastante más sutiles. Probablemente no les gustase la idea, pero debía intentarlo.
 

El grupo lleva el carro con el cuerpo inconsciente de Bastia a la catedral de la Luz. En ella son atendidos por varios sacerdotes que rápidamente intentan ayudar a los heridos. Mientras tanto los druidas descargan las hojas de polvo de estrella.

Jorim Thorian aparece unos minutos después a interesarse por los heridos.

- Buen trabajo. Casi tenemos la cura. - comenta claramente preocupado por los heridos - Frank estará contento con vosotros.

La mayoría de los heridos mejoran con los cuidados de los sacerdotes, pero los sacerdotes se concentran en Bastia, quien no parece mejorar a pesar de varios masajes, ungüentos y vendajes. Finalmente uno de los sacerdotes mira a Jorim preocupado.

- Señor, no logramos hacer nada.  Si el Decano lo permite intentaremos administrarle una poción de Plata Blanca. - Jorim simplemente asiente blanquecino.

A los pocos minutos el sacerdote vuelve transportando un vial con una extraña poción humeante. Es suficiente para que Bastia se levante vomitando sangre y un extraño liquido que parece plata fundida. Pero parece hacer poco por las heridas de la joven.

Cuando ve que las pócimas del templo no funcionan, Abot se pone nervioso...

Está terminando la hora dorada. Debo intentarlo.

Y se acerca de nuevo a Bastia, tendida inconsciente sobre la camilla mientras recita repetidamente las letanías que aprendió tiempo atrás.

De repente las heridas se cierran, escupiendo (sí, es la mejor descripción) pus ennegrecida y provocando varios espasmos en la brinchie que se incorpora casi como queriendo continuar el combate.

- Tranquila, estás a salvo.

Mientras Abot curaba a Bastia, Varag fue hacia su petate, que había dejado en el templo junto a sus ropas de explorador. Sacó una cantimplora y le dio un trago largo que acabó con tosidos y un líquido rojizo por la comisura de sus labios. Se acercó a Bastia que había recuperado el color tras el conjuro del druida y se la dio.

No te va a curar las heridas, pero te hará recuperar fuerzas. Receta casera. - Se la había comprado a un orco en Puerto Granito. La bebida no tenía nombre en el idioma común, pero era fácilmente reconocible por su textura y color sanguinolento, su sabor a herbolario y algo que quemaba por dentro al beberlo como hierro fundido. Los eldakar tenían su miruvor. Los goblinoides el brebaje horrible este. El guerrero se encogió de hombros al notar la reacción de Bastia al beberlo - Sabe a rayos, si. Pero funciona - le dijo con una sonrisa cansada. - bienvenida de vuelta.

Una vez en territorio seguro, Norm se lavó las manos y trató de limpiar las heridas de Varag, de Yabitz y de Bastia. 

Sólo estaba seguro de haber conseguido algo por el orco, al que había curado con una mirada de absoluto odio y desprecio. 

Sólo estaba seguro de haber conseguido algo por el orco, al que había curado con una mirada de absoluto odio y desprecio.

El orco dio una palmada en la espalda al humano cuando terminó de vendarle la herida en la cabeza. Norm era un buen tipo y había luchado bien. 

Norm, luchaste bien. Defendiste a tus compañeros. Estoy orgulloso de ti.

Flogdegnurt miraba a la brinchie con preocupación. No sabía nada de medicina y menos aún de medicina humana.

-¿Ze pondrá bien?-preguntó a quienes con un gesto que el goblin entendió como de preocupación, examinaban sus heridas.

Nadie parecía tener intención de contestarle y lo cierto es que la cosa pintaba mal. Ese líquido negruzco que supuraban sus heridas no podía ser nada bueno. Pero al menos, la brinchie no parecía sufrir. Pero entonces Varag sacó una botella con un líquido extraño y maloliente y se la dio a beber a Bastia. Por fin la brinchie reaccionó con estertores y como si se tratase de un milagro, comenzó a recuperarse rápidamente. Parecía que Bastia vería otro día.

El goblin se sonrió.

-Eztamoz de zuerte. Dezcanza pero no mucho tiempo. Tenemoz trabajo.