Partida Rol por web

Ahora al menos algunos podían ocultar su cara de Duro, al menos había encontrado uno que tenía la típica hombrera de color distinto, que se supone que mandan más que los blancos normales.

- Señor llevamos a una delegación civil a su sistema, pero el hiperimpulsor ha sufrido una avería durante el viaje - deberían seguir hablando o abordar la otra nave, pero esos cazas estaban pegados, si no eran rápidos eran un blanco parado enmedio de la nada.

El oficial frunció el ceño al oír lo que decía Gun y miró a su alrededor. De pronto el duro fue consciente de lo que podría estar viendo ese imperial humano: soldados de asalto que se miraban entre ellos, o que no estaban lo suficientemente firmes. Una pieza mal colocada del uniforme de combate por allí, una mano temblorosa por allá...

-¿Quienes son ustedes? -preguntó echando mano al blaster que pendía de su cartuchera- ¡Quiero números de serie y división a la que pertenecen! 

- Por supuesto mi numero de serie es... come blaster, cerdo!

Gun disparó sin apuntar, estaban en un espacio cerrado y todo iba depender de quien dispara más.

- Hora de cambiar de nave equipo, a por ellos!

En un momento se desató el pandemónium. Gun levantó el blaster y disparó sobre el oficial, pero falló por mucho y lo que hizo fue hacer explotar un panel adosado al fuselaje del transporte. La lluvia de chispas hizo que todos se agacharan instintivamente. La tripulación de Log abrió fuego y tres soldados cayeron sin saber muy bien qué había pasado. El oficial imperial y el soldado restante también dispararon a su vez. Uno de los hombres de Gun cayó muerto al instante y otro fue gravemente herido. El duro se lamentó ante esta nueva muerte. Sólo quedaban seis hombres, aparte de él, del grupo de trabajo que había llevado a ese lugar infernal.

Había perdido otro hombre, otro trabajador inocente que no volvería con su familia, desde la visita del imperio todo iba de mal en peor, les había fallado como líder, encima aún no lograban escapar, pero si paraban de luchar iba a morir, de nuevo apunto con la pistola, pero en verdad no era lo suyo.

Los imperiales restantes, sobrepasados en número por dos a uno, fueron rápidamente despachados. Entonces, los hombres que quedaban cruzaron el pasillo atmosférico en dirección a la cañonera ligera. Dentro sólo quedaban los pilotos.

Al llegar a la cabina de la otra nave, Log vio que sus hombres ya tenían a los pilotos imperiales encañonados y alineados contra una pared. Fuera, los cazas TIE hicieron otra pasada, ajenos a lo que ocurría en el interior de ambos aparatos.

-Deberíamos eliminar a estas alimañas -decía uno de los hombres mientras agitaba su arma con furia. Los pilotos imperiales le observaban con miradas de terror-. No son más que escoria.

-No podemos ir por ahí asesinando a todos los que nos encontremos -objetó otro. Ah, ahí está el jefe. Él nos dirá que hacer.

-Sí, y también lo que vamos a decirle a esos de ahí fuera.

- De momento hay que dejarles vivos, hay que desanclar nuestra nave, y que les digan a los TIE que vuelvan a base - esa la primera orden - y luego programaremos de nuevo un salto, espero que esta vez todo salga bien.

Si esta vez lograban saltar estarían mas cerca de casa, luego lidiaría con los pilotos, pero ahora los necesitaban para salir del sistema.

Todo el mundo se puso manos a la obra. Los pilotos imperiales fueron atados y amordazados después de despojarles de sus uniformes por si los cazas hacían una inspección visual de la nave. Contactaron posteriormente con ellos para indicarles que todo estaba en orden y que volvieran a la base. Los TIEs obedecieron e incluso saludaron a la patrullera al pasar, girando levemente la nave a un lado y a otro.

Una vez libres de la presencia de la escolta, reprogramaron nuevamente la computadora de salto, introduciendo la coordenadas que les llevarían de vuelta a casa.

La patrullera imperial salió del hiperespacio con total normalidad en el mundo natal de Duro. Todos los de a bordo suspiraron de alegría cuando comprobaron que la presencia imperial había desaparecido de su planeta. No había ningún destructor, ni cazas, ni naves pequeñas de apoyo. Todo parecía como siempre.

Gun contactó rápidamente con control espacial y se identificó. Gracias a que era un personaje importante, la situación se llevó con total discreción. La nave superó los controles sin muchas preguntas e incluso se la llevó a un apartadero para que aterrizara sin levantar sospechas. Sólo fue informada la familia más directa de los tripulantes, y a la madre de propio Gun.

Allí estaba la mujer para recibir a su hijo. Cuando Gun bajó por la pasarela, su madre corrió hacia él.

-¡Hijo! ¡Estás vivo! -su voz denotaba sorpresa.

Gun se permitió suspirar aliviado, ya estaban en casa. Pero salir vivos era el primer paso, ahora tenían que seguir vivos, y eso implicaba tomar decisiones, unas que no serían agradables.

- Madre, los imperiales no tenían intención de que volviéramos de una pieza, aunque supongo que ya lo sospechabas - no iba a pedir amor maternal a estas alturas - de seguro el imperio no se toma bien que hayamos escapado, hay que irse fuera del sistema, el consejo de administración debe dividir Grooge entre nuestras empresas subsidiarias, no puede caer en manos imperiales.

No iba a esperar a las contrariedades de su madre.

- Hay que preparar naves para los empleados que vinieron conmigo y sus familias. Nuestra nave también ha de estar preparada a la mayor brevedad, con algo de efectivo mientras decidimos donde ir.

La mujer retrocedió con gesto nervioso y alzó las manos.

-No, hijo... no lo entiendes... El Imperio nos informó dos días después que os fuerais que vuestra nave había sufrido un accidente fatal y todos habíais muerto. Después, el Emperador emitió un edicto diciendo que las compañías cuyos dueños no fueran humanos y no tuvieran descendencia pasaban a manos Imperiales.

Unas gruesas lágrimas cayeron de los ojos de la mujer.

-Hemos perdido el control de la compañía, de sus cuentas, de sus empleados ¡Todo! ¡Se lo han quedado todo! Sólo nos han dejado nuestra casa y nuestras cuentas privadas. Ahora hay un gordo funcionario humano en el despacho de tu padre asumiendo el control de nuestros negocios ¡No puedes dejarte ver! ¡Debes venir a casa conmigo y desde allí decidiremos qué hacer!