Partida Rol por web

El día es brillante y soleado, algo un tanto extraño para la época del año y el lugar en el que estais. Sin embargo, siempre es de agradecer. La proa del barco surca las frías y límpidas aguas del mar, mientras el viento juguetea en vuestra cabellera. Al otro lado, un destino que cumplir y pueblos que asolar.

Me encontraba cerca del Jarl,dispuesto a cumplir sus ordenes por si hacia falta ayudar al capitán del drakkar, revisaba mi equipo con tranquilidad.

Manteniéndome un poco alejada observo a nuestro líder, esperando a que diera las órdenes pertinentes.

El gélido viento del Kattegat empuja nuestro drakkar, el Kraka, mar adentro, hacia nuestro destino. El día es anormal, un Sol desconocido se eleva sobre las batientes velas y dibuja danzantes reflejos sobre el dragón de proa, donde me encuentro.

Estudio mi mapa tatuado en el antebrazo buscando posible desembarcos, cuando una idea me ilumina la mente:

Jarl, podemos realizar 2 empresas en una. Necesitamos alimentos y bienes para nuestro pueblo, pero nuestros guerreros tienen sed de venganza. Propongo que desviemos el rumbo hacia la tierra de los Gaélicos...la venganza puede ser muy productiva....

Otra vez me veo envuelta en un navio en dirección al horizonte, despues de preparar el equipo de viaje y comunicar las nuevas, aquí me hallo haciendo lo que mas me gusta, navegar.

El dia esplendido, antinatural pero esplendido, sujeta a los cabos de la vela mayor dejo que el sol acaricie mi rostro a la vez que la brisa del mar me reconforta.

Oigo las palabras del capitán Oled, me acerco a ellos con paso tranquilo y desenvuelto, como cualquier marino.

Los Gaelicos tambien pueden ser lobos cuando se les acorrala... No son corderos Bretones, mi señor.

Cuanto añoraba poder sentir aquella brisa gélida acariciando mis barbas y desbaratando los cabellos. Es propio de todo hombre del norte aquel sentimiento de pertenencia al mar, a surcar los peligros que se pueden encontrar.

No era el momento ideal para el clan, pero aun así... como evitar la alegría de estar nuevamente en un Drakkar, oliendo la sangre... dispuesto a retornar a casa con todo aquello que nos propusiéramos.
-Es cierto que los gaélicos no son presa fácil mi estimada Brynhild, sin embargo todos y cada uno de los aquí presentes tenemos una herida que solo podremos cerrar con la sangre de esos perros.

Si vosotros estáis dispuestos a hacerlo... arrasemos esa tierra de verdes praderas!-

Asiento con la cabeza, mirada firme y sonrisa maliciosa en mi rostro dan la conformidad a las órdenes de mi Jarld.

Vuelvo a mi puesto con la misma soltura que antes.

- Me parece correcto cerrar las viejas heridas. Siempre esta bien enviarlos con sus padres.

Por mis ancestros que daré de beber a la tierra la sangre de esos malditos hijos de chacal!!

Una sonrisa se dibuja en mi rostro
acaricio el arma y me ajusto la armadura
-Ojo por ojo y diente por diente, pero multiplicado por los mil infiernos que les vamos hacer sufrir.-

-Que Odín nos lleve a su aldea, que después nosotros nos ocupamos de lo demás. Su sangre lamerá nuestras botas, y sus mujeres pasarán a calentar nuestras camas. ¡Me muero de impaciencia! ¿Falta mucho, mi Jarl?

Vigdis acaricia su hacha con deleite mientras la afila lentamente. Parece un padre acariciando a su bebé más que un fornido berserker preparandose para cortar cabezas.

Caminando por la cubierta del Drakkar, veo a la otra guerrera. Me acerco a su encuentro mientras me aparto el pelo de la cara con un movimiento suave.

Anda, que bien no ser la única. Llegé a creer que era una loca por ser como soy. Y ahora te veo aquí y mi entusiasmo me corroe. Soy Brynhild Arinhofdotter.

Bien, aqui hay entusiasmo, ganas de venganza y sed de sangre ¿que mas se puede pedir mas que que el viento sea propicio e hinche nuestras velas para poder llevar a cabo nuestro objetivo con rapidez y premura....?

Ingrid Radcliffe. Respondo a la mujer. No soy muy buena entablando conversaciones así que disculpa si no soy muy buena conversando. Digo tratando de excusarme ya que me había quedado en blanco.