Partida Rol por web

El doctor se sorprendió al ver que Pepe sacaba un arma y soltó a la niña.

—No. No me mate. Se perderían años de investigación. La humanidad no puede perderme.

Esta demora y e caos armado en el patio permitió que los cinco más la niña zombi salgan corriendo por la puerta lateral. Doblaron a la derecha por la Castellana y se reunieron cerca del puente.

Desde allí podían ver aún el frente del edificio del que se acababan de escapar. Frente a la puerta había un pequeño grupo de gente con pancartas. Si no fuera por ellos el paseo estaría desierto, ni peatones ni vehículos a la vista.

No mucho tiempo después el móvil de Pablo comenzó a sonar. Número desconocido.

De menuda se habían librado, y hasta se habían llevado a la niña, gracias al arma de Pepe. Habían escapado, pero la calle estaba vacía, era peligroso quedarse mucho tiempo parados, y además tan cerca del edificio.

Pero habían conseguido liberar a Pablo. -¿Pablo que tal estas? Espero que no te hallan mordido.- Tras decirlo se arrepintió de haberlo hecho. Ya se preocuparían más tarde de eso.

-He oído varias cosas de una cueva. Que si la cueva del vampiro, o la cueva de la bruja. En cualquier caso, parece ser que allí hay alguien o algo, capaz de controlar a los zombis. A saber si es quien los ha creado. Tal vez deberíamos investigar que es lo que pasa en esa cueva, pero el problema es que no sabemos donde esta. Tendríamos que seguir a un camión cargado de zombis.- Y aquello podría resultar muy peligroso. 

¿Una amiga zombie? Eh...vale, no le llevo la contraria a Pablete -Claro...claro...ya sabes, contactos. Soy una tía de contactos.

¿Pablete me mira raro o soy yo muy suspicaz? Como que muy cerca de él no me pongo.

Todos juntitos de nuevo. Floren pregunta -Eso, Pablete, ¿te han mordido? Tenemos que saberlo, para buscar una cura ya sabes.

Mira, Anita. Desde cierta distancia le paso un cigarrillo- Toma. ¿Qué tal te ha ido, no estaban tus papis ahí?

Yo eso de la bruja como que paso. Pero luego me lo repienso. Si es cierto, será peligroso, of course, pero lo mismo puedo agenciarme cosas guapas para vender en el mercado negro. Voy a esperar al parecer de los compis, mientras me fumo el pitillo y disfrutamos de este día soleado.

-¿Dónde está la gente celebrando la victoria de España? En la Cibeles, ¿no? Ah, claro.

Sí. Me ha mordido uno aquí, me señalo la oreja lastimada. La mayoría no son tan malos, pero en el lío del camión que nos trajo uno aprovechó a morderme. Pero otros me ayudaron a escapar.

Jennifer, tú eras doctora verdad? Fíjate si es grave por favor.

No sé qué es eso de la cueva y la bruja, así que espero a ver qué dicen los demás.

Miró a su alrededor, Noemí tenía razón, dónde estaban todos, que no hubiera ni un solo vehículo por la Castellana le daba más miedos que sus nuevos amigos los zombis.

—¡¡Pabletee!! ¡¡vaya aventura!! nos has tenido buscándote todo el tiempo. —Escuchó las explicaciones de su amigo. — ¡¡Joder!! menos más que tenemos Jennifer, una mordedura podría ser fatal. Lo siento amigo, pero vamos a tener que vigilarte  —Estaba teniendo sentimientos encontrados respecto a los zombis. Tenían peculiaridades que no le gustaban, su aspecto, su olor... pero parecía que todavía guardaban algo del humano que fueron en su interior, si no ¿por qué habían ayudado a su compañero a escapar?

Prestó atención a todo lo que dijo Florencio y asintió. Unos segundos después recordó que la niña llevaba algo escondido a lo que no prestó mucha atenación cuando se encontraba en el sotano.

—Anita, pudiste ver si estaba tu familia en el grupo del autobús?—esperó y nos instantes — y dime ¿qué llevas ahí? le acercaste algo a la cabeza del laboratorio.

Anita permitió que Pepe viera que atado a su muñeca llevaba un pequeño objeto de madera.

—No debería contar de esto. Mamá me dijo que nadie debe saber que lo tengo. Es sólo para emergencias. Ni siquiera sé bien qué es esta cosa.

Pablo!!! chillo Jennifer mientras le abrazaba efusivamente està bien que te ha pasado? Mordido? la cara de Jennifer se ensombreció mientras siguio hablando ufff el mordisco en si no es nada pero en el hospital a todo el mordido terminaba siendo considerando un zombies se encogió de hombros sin saber más que decir 

he he visto una cabeza cortada hablando, si hablando, era un zombie o lo que quedaaba de el. Me habló también de una bruja en una cueva del N Vallecas pero no se dónde estaría, era horrible chicos aquello era una matanza de un loco visiblemente afectada Jennifer calló mientras aguantaba una arcada de asco al recordar la escena.

Joder si le habían mordido, Pablo estaba jodido, muy pero que muy bien jodido. Habría que estar pendientes de el y ver como evolucionaba las próximas horas.-Pues Pablo si te han mordido la cosa es seria, podrías convertirte en uno de ellos. Pero tampoco lo sabemos, de hecho yo al menos, a penas se nada de esto que esta pasando.-

Y el teléfono de Pablo no dejaba de sonar. -Pablo no sería conveniente que respondas, tal vez sea algo importante. Luego podemos acercarnos hasta mi coche que esta aquí cerquita y seguir a ese camión. A ver que es eso de la bruja de la cueva.- ¿Quién estaría llamando a Pablo?

Primero la Noe rescatandome de los monstruos, ahora la Jenny abrazándome. Las hormonas juveniles calmaban por volver a tomar control de mí. Por suerte lograba disimularlo. O al menos eso creía (mentira, nunca aprendí a ser sutil).

El teléfono no paraba de sonar. El origen no era un número que tuviera agendado. Eh, sí, disculpen, lo estaba ignorando. Atendí la llamada. Hola. No quiero comprar nada. Este no es buen momento para llamar.

Anita pasó de mí. Vale, pues di por finalizada mi faceta de babysitter. Aunque miré con atención ese colgante de emergencias a ver si me sonaba de algo.

Fumaba mientras escuchaba a los demás.- Joder, Jenni, con la cabeza. Bueno, no es de extrañar que hagan experimentos y pruebas, deben de estar buscando una cura, ¿no? Eso está bien para todos. Claro que ya se sabe que muchos científicos son unos sádicos pirados. 

Me aparto de Pablete. Que nunca se sabe. Y doy mi parecer a Floren - Voy a llamar a un taxi, vamos por separados,  es de primero de investigación. Pablete contigo y Jenni, para que lo cuide -sugerí con sorna acompañando de una bella sonrisa. -¿Compartimos taxi, loco de la colina? -le propongo a Pepito.

-Hay que moverse.

Cuando Pablo atendió el teléfono apareció la cara del doctor que habían dejado atrás en aquel edificio.

—Hola. Cómo verás tenemos tus datos. Y seguramente no tardaremos en hallar los de tus amigos. Tenemos una propuesta para haceros si es que no queréis que os jodamos la vida hasta el punto en que decidas suicidaros. Nosotros necesitamos a esa niña zombi para estudiarla, o que nos den la información de qué hacen con los zombis en la cueva del vampiro. Tenéis quince minutos para responder, si no vuestras vidas comenzarán a caer por un barranco.

En seguida de que el doctor cortó, los dos coches pedidos por Noemí llegaron. Pablo, Jennifer y Florencio fueron en uno. Pepe y Noemí al otro. Lucía Anita se dirigió a este último e intentó sentarse sobre la falda de Noemí.

El camión ya había salido, pero gracias a que la calle estaba casi desierta no resultaba difícil ver por dónde iba.

Me meo con el pánfilo ese del doctor. Me dan ganas de ir a visitarlo y meterle la pipa por el culo. Pero yo no soy violenta para nada, no, claro. Tengo la mano larga, no estoy en la banda de los sicarios. 

-Pablete, dile a tu amigo el barbas que le vamos a meter unas yoyas que lo afeitamos de golpe .

Vale. Suena un poquitín a fantasma, siempre fui una chula de Madrid. Bueno, si pagan bien podemos investigar.

-Oye, monina, que seremos amiguis, pero hace mucho calor para que te sientes encima. No te pases con la confianza, Anita.*

Coloco al trasto en el asiento del medio, entre Pepe y yo..Me pregunto para qué quieren esos hdp a la peque… A ver si tiene que ver con su amuleto de la muñeca. Solo es una cruz. No se.

-¿Habéis escuchado? La cueva del vampiro…uuuuuu… vampiros y brujas, brujas y vampiros… uuuuuu… como el estribillo de una canción. Vampiros y brujas, vampiros y brujas, bum bum bum… Jajaja.

Bromeo de buen humor, que estamos muy muermos.

-Venga Anita, Pepito, cantad y bailad. Eh, señor conductor, písale a fondo. Y pon algo de música movida.

Amenazas de joderles la vida, a Pablo probablemente ya se la habrían jodido con el mordisco. -Ala vamos tras ese camión a ver donde esta esa cueva y que es lo que hay allí. Bruja o vampiro, que es capaz de controlar a los zombis. A ver si se trata de el que los ha creado.- 

Ya se habían complicado la vida, desde el momento en el que todo se torció aquella mañana, con la entrada en juego de los zombis y de la policía. Ahora tenían la oportunidad de saber más de aquello, que seguro era más importante y les afectaría a todos, mucho antes de lo que pensaban.

-Tanto como de cantar, la verdad es que no tengo ganas. Pero tampoco vamos a estar muy serios que nos vamos de excursión.-

Ya bastante me jodieron la vida al confundirme como n un zombi. Le grité al aparato. La niña se viene conmigo para la cueva de vampiro. Si tanto le interesa, venga a buscarla, que lo esperamos allí.

Y sin darle tiempo a que contestara con alguna nueva amenaza me subí al taxi.

SIga a ese camión

—Creo que esa mordedura está haciendo que se le seque el cerebro a Pablete. —Dijo una vez que entró en el taxi. —Todavía no puedo creer que le haya dicho al del teléfono donde vamos. En fin, tendremos que estar preparados, ¿no llevarás encima algo más contundente que esto? —Enseñó a Noemí la pistola Taser, —no tengo permiso de armas de fuego, es una larga historia, mejor no preguntes.

Miró el amuleto de la niña, —tradicionalmente la cruz era un buen remedio contra los vampiro, pero para los zombis y las brujas... no sé si surtirá el mismo efecto.

Hacía mucho tiempo que no se encontraba en una situación como esa, tal vez en la boda de unos amigos. Que una chica le pidiera que cantase era bastante extraño y esa petición se le metía por los oídos y le atormentaba la sesera.

—¡Vale! ¡vale! ¡vale!, ¡cantaremos! —miró a la pequeña y empezó: ¡sienlacuevanoencontramosunabrujaoun vampiroooo, estaremosenunabuenatrampa metidooooos! —buscó en sus bolsillos y encontró unos caramelos.

— Toma esto, te relajará —eran de miel y limón, si no la relajaban por lo menos le suavizarían la garganta.

Joder, joder, joder esto se nos esta yendo de las manos chillo la pobre jennifer despues de la llamada de aquel hombre.
Tios, no os imaginas lo que habia en esa sala, joder una carniceria, si ese ti nos esta amenazando tenemos un problema. quizas seria mejor irnos cada uno para nuestra casa pero sus palabras quedaron aplacadas por la reaccion del resto que estaban decididos a ir al matadero.
Pues de una manera o otra yo pienso librarme del matadero rumio en silencio

Los coches salieron tras los pasos del camión. "¿Qué se creen en una película de acción?" comentó la conductora de uno de ellos. "Que no me manche el tapizado" se escuchó en el otro, en referencia a Anita. Ambos con acentos extraños, sudamericanos probablemente.

Las primeras cuadras las recorrieron rápidamente, pero al aproximarse a Cibeles toda la gente que no estaba antes apareció repentinamente, caminando, bebiendo cerveza y otras cosillas, agitando banderas rojas y amarillas y cantando. Todas las calles entre Sol y Atocha estaban prácticamente intransitables por los borrachos que se cruzaban en el camino o golpeaban los vidrios invitando a unirse a la fiesta.

El camión tuvo grandes dificutades y dio un gran rodeo para atravesar aquel tapón humano. Para los taxis se hacía fácil seguirlo.

Finalmente arribaron. Demoraron dos minutos entre lograr estacionar y discutir el precio, ya que les querían cobrar tarifa por espera, debido a lo lento que había resultado el acarreo. En ese tiempo ya habían bajado a los zombies del camión y los habían metido en algún lado.

Se encontraban frente a Atocha. De la estación salíaucha más gente de la que entraba, todos ataviados con la correspondiente camiseta roja, todos marchando por el paseo del Prado.

El camión estaba estacionado en la puerta de un local con un gran cartel que ponía

Junto a la boletería un afiche indicaba los espectáculos musicales que habría esa noche. La variedad de intérpretes y estilos resultaba abrumadora y poco creíble.

El teléfono de Pablo vibró al llegar tarde n ensaye escrito.

Dime dónde está esa cueva y voy a buscarla. Gracias. José Miguelez, doctor en fisiología y psicología.

Por fin, tras muchos problema para avanzar por la cantidad de gente que abarrotaba las calles, llegaron a su destino. Se trataba de un local, y con un programa difícil de creer. Y para complicar un poco más las cosas, el maldito doctor le envió un mensaje a Pablo, para que le diga donde están.

-No se vosotros, pero yo me esperaba otra cosa. Ya que estamos aquí, vamos a ver de que nos podemos enterar, pero con cuidado, que no sabemos que podemos encontrarnos aquí, pero seguro que nada bueno.- Aquello le parecía increíble, primero por lo poco que sabían de los zombis, estando como estaban rodeados por ellos, y lo segundo que les llevasen allí, a un local en medio de Madrid. ¿Cómo podían estar tan ciegos ante algo así? ¿Qué les estaba pasando?

Se acerco al local, a ver si era posible entrar a ver la teórica función, parecía una sala de conciertos, actuarían como tal. Pronto lo descubriría.