Partida Rol por web

Me quedo mirando a la chica y me doy cuenta de algo evidente, pero antes de seguir miro a Blanca y vuelvo a mirar a la chica. Te creemos, tendremos cuidado.

Camino unos pasos esperando que Blanca me siga y cuando vea que nos hemos alejado lo suficiente de la mujer le digo: ella es una ghoul, seguro el sujeto es de los nuestros, la manipula para prostituirse, la tiene controlada mentalmente,  le cuesta mucho hablarnos..

No puedo dejar de sentir algo de pena por la mujer...

Max se incorporo en un momento, mas molesto que sacudido por el golpe. Arriba no había visto señales de que el lugar tuviera un sotano, ni esperaba que el piso estuviera tan podrido.

Se quedo quieto unos instantes, recuperando su habitual calma, mientras aguzaba los sentidos para adaptarse a la oscuridad y ver bien donde se encontraba. Luego tocaba estudiar el como salir.

Había algo positivo: los sotanos eran excelentes refugios para descansar, oscuros y frescos… aunque dependía de en que estado se encontrase este. 

Blanca caminaba al lado de Karen luego de dejar atrás a las dos prostitutas.

Escuchaba atentamente a su amiga pues a ella se le daba mejor eso de ser sociable.

Estuvo de acuerdo en todo lo que su amiga decía pero pregunto por las dudas y para que no quedase duda alguna.

Entiendo, dijo, y seguramente sea uno de los sujetos que andamos buscando. ¿Qué dices?, ¿probamos suerte por la iglesia o vamos tras el tipo este?.

Viendo de reojo al adolescente, vestido de tal manera que mi madre jamás le permitiría pisar su lindo césped, me estremecí ante la idea de alimentarnos de él… pero… la sed, volví a ver a Nathan y susurre.

-vayamos por el chico entonces – eso fue lo que susurre a mi compañero, antes de alejarme en dirección al muchacho, presas no creía que fueran los que estaban en grupo, en cambio el muchacho, formule una bonita sonrisa, consciente de que Pietro había tenido razón en un par de cosas, yo era llamativa.

Me acerque a él, esforzándome por parecer inofensiva, si las cosas no se iban bien, siempre podía esperar ayuda de parte de Nathan o de las habilidades que Pietro me había enseñado.

-Hola ¿eres usual por aquí? -pregunte lentamente, y es que por lo general no era yo la que hacía amigos o se acercaba a desconocidos.

Antes de dirigirme a los tipos esos escuche a Darla y la miré, con cierta sorpresa, iba a serle difícil acercarse al adolescente, me inquiete un poco, hasa ese momento había parecido inquieta, pero por lo menos ya actuaba.

La vi hacer, buscando pasar desapercibido. 

Te mira y dice: No sé si en la iglesia encontremos a alguien- se muestra insegura- la verdad no sé, una opción es muy peligrosa, la del otro lugar... no sé.

Mientras se alejan del lugar  pueden ver que las dos mujeres caminan en dirección contraria a ustedes

Y sí, los sotanos eran excelentes refugios para descanzar, pero al parecer "alguien" tambien habia notado eso.

De repente se prende una luz muy tenue. Lo que ocurrio fue asunto de un par de segundos pues la luz no  ayudaba a ver bien.  Sin saber como, y de  manera sorpresiva sientes como algo se enrrolla en tu tronco y termina tu cuello. Lo que sea te alza un metro o más por encima del sitio.

Notas luego de un corto instante que un hombre te mira manteniendote elevado.

¿quenn edesss tú?

Dice el hombre  hablando como puede (o como lo haría cualquiera con la lengua ocupada)

Lo poco que puedes ver es que el hombre es  enorme. Su lengua te ha imovilizado los brazos y aprietan el cuello.

El chico se queda mirando a Darla. No puede ocultar su desconfianza, y la miran como todos los chicos a esa edad con mayores de edad.

Eh....- la mira- bien.... ¿qué haces por acá sola?

No sé si en la iglesia encontremos a alguien

Estoy de acuerdo, dijo Blanca, y en verdad lo estaba pero había preferido escuchar la voz de la razón que le representaba la opinión de su querida amiga.

Ok, agrego con énfasis, a “el otro sitio” pues pero no separes tu mano del arma, le sugirió, me temo que esta noche no ha de terminar sin algún problema.

Un setita… curioso. Max estaba sorprendido pero no nervioso, ni cuando le apretó del cuello. No podían asfixiarlo, aunque ciertamente era un contacto mas que desagradable… Rápidamente pensó en extender sus púas óseas y hacer que el chico de la lengua lamentase lo que estaba agarrando, pero se contuvo.

Entrecerró los ojos en su lugar, preparándose a defenderse, pero eligiendo la palabra antes que la violencia. Si era un vástago del barrio podía ser útil; las vivoras eran basura, pero que supiera no trabajaban con los anarquistas, sino que eran un asunto aparte.  

-Alguien a quien le desagrada mucho que lo lengüetee otro hombre…  +replico+ Creo que podríamos hablar mejor si guardas eso en tu boca, para empezar. ¿Quien eres tú?

Ignorando el peligro potencial, y buscando otra alternativa se dirigen a la iglesia.

Es una iglesia vieja, y algo tenebrosa de noche. Las casas de lado y lado estan sin sonido, pero es más, no parece que nadie hable alto. La  iglesia esta cerrada.

Ambas caminan algo incomodas, para ser el lugar que les hablaron no parecia existir nadie...

Solo se escucha un silvido a lo lejos, aunque no saben quien es.

El hombre  hace un gesto con sus dientes y te suelta, no sin antes asotarte a una de las paredes.

Es en ese momento que notas, que las mismas  tienen simbolos extraños que parecen del viejo Egipto. El hombre  devuelve la lengua a su boca y dice apuntandote con un arma.

Tienes dos minutos para decirme que haces aquí y yo decidiré si vives o no.

Viendo a Darla acercarse al infante... bueno, al mocoso, nunca me han gustado los niños, son masas deformes que de pequeños son un engorro para cuidar y cuando adolescentes parecen decididos a rebelarse contra todo y todos... por suerte no había tenido nunca la responsabilidad de tener que cuidar a uno, y no pensaba tenerla, mirando bien pensé como ella, mucha sangre de él no íbamos a sacar, pero a buen hambre no hay pan duro.

Tras un titubeo mental me acerque con cuidado hasta detrás de Darla, dirigiéndole una mirada un tanto curiosa al adolescente, como quién observa algo interesante, aquello iba a llamar la atención de esos drogatas, pero al final dudaba que fuera de verdadero interés para ellos el crió y tenía una excusa racional, que acababa de pensar... de todas formas, aunque era mucho mejor idea que una mujer, sobre todo una como Darla que era un encanto de pies a cabeza y no solo fisicamente, se acercará al chico, esta comprobado que las mujeres parecen más confiables... y a veces lo son; era preferible que yo hiciera lo mió, si pensabamos llevarnos al chico... Además acababa de pensar en como hacerlo. 

-¿Darla? -pregunte a mi compañera al llegar a su lado, antes de dirigir mi atención al chico -Hola, soy Nathan -me presente con lentitud -¿cual es tu nombre? -pregunte, siempre amable y casi haciendo el papel de mi vida, al portarme como si me interesara

- ¿Te importa hacernos un favor? -pregunte, casi complice pero sin ser cargoso, es decir como un tipo con sus propios intereses que sabe que ese camino es el mejor -Te pagaremos -asegure, confiable. 

El sacudón contra la pared era de esperarse, y no hizo mucho por el buen humor de Max, pero habiendo conseguido su primer objetivo podía tolerarlo,… por ahora. Se incorporo de nuevo sin prisa. Aquel comentario del bruto casi le hacia sonreír.

Casi.

-Para matarme llegas tarde. +contesto, sacudiéndose el polvo. Disimuladamente dejo su mano en la cintura, junto al bolsillo donde tenia la granada.+ Mi sire se ocupo hace tiempo de eso.

Estudio al agresor sin ningún miedo al arma. La frase debía ser ya suficiente pista, (si necesitaba otra mas allá de su calma), de que no estaba tratando con un simple saco de sangre.  Su mirada se devio ligeramente a las paredes con símbolos.

-Estaba buscando un lugar para pasar el día. Veo que no fui el primero en pensar en este basurero… +continuo con honestidad, para luego regresar la vista al setita+ ¿Tu quien eres?

Oigan...- dice  un poco asustado- no soy puto, y no me gustan las cosas raras...- dice mirando por encima del hombro- ¿qué desean?....

El muchacho se notaba un poco desconfiado.

Pues "por error" entraste en nuestro dominio, sé que no eres humano, y tampoco confio en las casualidades. Dice el hombre de manera imponente. Pero escucharte me hará decidir si vives o no.

Al fondo, aunque el sector parece ser más amplio que lo visible hay una mesa sensilla con unas sillas, la iluminación es pobre, lo sufiente para ver..

Sientate.. soy  Anum..

Te ofrece la silla sin dejar de mirarte.

¿buscabas un refugio con esas pintas?, no pareces un hombre pobre- sonrie- seguro hay algo más...

En ese momento te clava la mirada y te dice de manera casi hipnotica

Porqué no me cuentas que haces por acá...

¿Qué? mi expresión fue por medio segundo de espanto, porque evidentemente a mi no me iban esas cosas, pero la aclare enseguida, porque también soy un experto y porque de hecho me esperaba aquello, porque el chico debía ser usual por allí... y demás. 

-No -dije, con tono un poco seco llevándome una mano al cabello en gesto de turbación, evidentemente no era eso - no me refiero a ese tipo de favores, chico...  - continúe, esta vez siendo sinceros, porque ese tipo de favores no los buscábamos... ese tipo - es más simple... mi amiga y yo hemos perdido a nuestro proveedor y los chicos de allá te conocen, mucho mejor que tratar de acercarnos nosotros, sin ofender en estas calles son desconfiados... y si el padre ella se entera esta vez vamos a meternos en problemas -suspire, señalando a Darla, a los cielos gracias la chica tenía toda la pinta de haber crecido protegida, y estando calladita era mejor- solo queremos que compres dos paquetes para nosotros... nada mas ¿vale? 

Nota mental, averiguar si hay posibilidad de aprender una disciplina que me haga confiable con la gente, de manera automatica. 

Ok la noche no le daba miedo. Tampoco los matones que pudiera haber dando vueltas por allí y ni siquiera – ahora que era lo que era -, tenía miedo a las armas de fuego (sobre todo porque aun no sabía lo que dolía una bala estuvieras o no muerto).

Sin embargo, si algo le crispaba los nervios de una forma alarmante eso era escuchar aquel silbido venido de ningún sitio y ello le llevaba a recordar las palabras de su sire sobre el hijo descarriado que podría llegar a encontrar caminando las calles de este barrio.

Blanca sabia que la suerte no era su amiga, la dama fortuna siempre se encargaba de joderle la existencia cuando menos se lo esperaba (y sino que le nieguen que ir a una fiesta como fotógrafa y terminar siendo un puto vampiro no era que la suerte te hubiera jodido la vida).

Por esto se detuvo cuando aquellos sonidos comenzaron a hacérseles más preocupantes (*) y tomando a su amiga del brazo la arrastro hacia las sombras para que ambas pudieran esconderse  y espiar quien  - o que -, andaba por allí.