Partida Rol por web

– ¿Vas a tomarte otra? Estupendo –. Los pasos de un lado a otro de la sala y vuelven.

–Pienso que nos obcecaríamos  en que las cosas ocurrieran como queremos que ocurran y nos volveríamos temerarios sabiendo que las cosas se pueden arreglar. 

Apoya la mano junto a la de ella –Eso significa...

Se oye como mete algo grande en el compartimento – ¿Podemos tomarnos esa segunda copa?

Al abrir el compartimento puede ver que en el cuello de la botella hay un anillo grande, como un sello. Tiene que ser enorme para los dedos de ella. –¿Quieres...?

- Claro - dice - podemos tomarnos la segunda. Eso sí no respondo de si me pongo un poco chisposa. Y no tengo el superpoder de arreglarlo ¡Eh!

Va a coger la botella y al sacarla, mira un anillo grande. Lo coge, por el chocar del cristal o eso te parece y luego susurra 

— ¿Quiero? - pregunta ella suave, susurrando y muy lento - Es... ¿qué es lo que quieres que quiera?- no sabe que responder o más bien a qué responder  o si tomar lo evidente como una pregunta. A veces una solo palabra debería bastar —  ¿Es tuyo? 

–¿Casarte...?

Silencio. 

— ¿Es ... estás seguro? ¿No, no es pronto?

Sí, quizás es pronto y más tarde sea demasiado tarde...

Aguanta la respiración.

— Me da miedo que nos estemos precipitando. Pero...si, algo me dice que..si.  Que quiero. 

Suspira–¿Por qué crees que nos precipitamos?

¿Hablamos de los miedos? Es importante hablar de ello. Yo tengo miedo de no intentarlo...tengo miedo de quedarme en las puertas de algo y no pedirlo, tengo miedo de que donde ayer viste magia mañana veas trucos...

— ¿Por qué voy a ver trucos donde vi magia? - pregunta inocente — ¿Piensas que se calmará este...este ardor y que será demasiado tarde para nosotros?  Lo que me da miedo, es que te haya gustado esto, pero al profundizar, te resulte...no tan interesante 

Su mano estaba sobre la mampara. Y en la otra estaba la copa de champán que está también pegada a la mampara. 

— Deseo que me beses - confiesa. 

–Si no tuviera algunas inseguridades no lo haría–suspira prifundamente –No creo que se calme, lo que creo es que mientras camino soy libre, pero aquí encerrado empiezo a perderme. No quiero tener más citas aquí dentro. Ninguna más...

Posa.una de sus manos junta a la tuya y con la otra hace lo mismo –A estas alturas necesito un abrazo, una sonrisa, un cuchicheo junto al oído, el olor de tu cuello, ver tus pies descalzos...

La frase de ella corta todo el torrente  de emociones que se convierte en anhelo –Un beso...yo también lo deseo.

- Creo que aún tenemos mucho por saber el uno del otro. Pero creo que me gustaría saber el resto de ti, mirándote a los ojos. Viendo tus reacciones, acariciando tu mano, sintiendo tu ilusión.  Yo tampoco quiero más una pared entre nosotros. 

Sus palabras son poco más altas que el silencio así como no sabes si es la pesadez de su respiración o cierta timidez. 

— Había traído algo más. Pero no sé si nos dejarán salir de aquí y tomarlo juntos o si tendremos que estar la hora completa, antes de vernos por fin. Sea lo que sea, será en ti compañía. 

Un suspiro salió de su boca cuando ella dijo que quería mirarlo a los ojos. Salió denso y pesado pero de alguna forma parecía tranquilizarlo.

–Me alegra escucharte decir eso. Yo también deseo liberarme y mirarte a los ojos.

Sintió como su voz menguaba y trató de animarla –que sea lo que tenga que ser pero que sea contigo. ¿Traes otra sorpresa? Eres una cajita de sorpresas. 

–Esperaremos que nos saquen de aquí...

Se siente más tranquila al escuchar sus palabras. Y con la sorpresa contesta 

— Por supuesto que traje algo más. Eso sí, este no lo he hecho yo. He pedido que me lo trajeran de una confitería que conozco - por la trampilla pasa un platillo con tenedorcillo y una porción generosa de fragante Strudel de manzana - Siento que no haya helado de vainilla, pero es que se iba a derretir. Aunque una salsa de Vainilla con Bourbon esta deliciosa. ¿Has probado el Champán con dulce? Potencia el sabor del azúcar 

Pone la copa cerca de la mampara de nuevo y la choca  ligeramente, pero dejándola ahí 

— Por los postres dulces. Y la compañía más dulce aún - dice a modo de brindis

Se escucha masticar con suavidad, y luego otro ruido de porcelana, depositándose en el suelo. 

— Y mientras nos sacan de aquí...¿Por qué no me cuentas tu mayor virtud? 

–Me has traído... –Se queda en silencio, se le escapa un suspiro –esto también es una bonita sorpresa. Eres de esas personas que piensan hasta el último detalle.

Se oye el sonido de la porcelana, luego el baile del tenedor sobre el plato y finalmente un gemido de placer al degustar. Silencio.

–Con helado sería sublime pero el champagne lo acompaña estupendamente.

Escucha el repique de la copa sobre la mampara y golpea igualmente –por las cosas dulces.

Se vuelve a hacer el silencio mientras ambos degustan sus trozos de pastel hasta que preguntas. Él responde –Supongo que mi virtud está en resistir. La vida me ha enseñado a aguantar diferentes tipos de presiones. Me volví un poco roca pero eso también me protegió de muchas cosas. ¿Cuál es la tuya? Aunque creo que ya la sé... O igual para mí tu virtud me parece otra que a ti. 

— Seguro que no es la mejor versión. Pero quería traerte un poco de la tierra. Mr gustará que me lleves a un sitio que pongan uno original. ¿Conoces alguno?

Sigue mordisqueando el Strudel que cruje bajo el corte del tenedor. 

— Me parece una buena virtud. Muy buena. A mí, me costaría saber cuál es mi virtud. Creo que diría la paciencia. Pero a veces la pierdo, así que ....creo que sí, que te diría eso ¿Qué habrías dicho tu? 

Da un sorbo de champán y deja de nuevo el platillo en el suelo. 

— Ahora lo fácil, los defectos. O al menos a mí me lo parece, que es más fácil encontrarse los defectos. 

–Para nada, está delicioso. ¿Sabes que Struddel significa torbellino? Cualquier lugar donde hagan el Struddel con amor es un buen Struddel.

Mordió un trozo grande que se escuchó incluso crujir por la cercanía a la mampara. 

–La paciencia es una, en efecto, pero destacaría tu prudencia. Haces lo que consideras que tienes que hacer pero tratas de hacerlo de una forma prudente y también eres detallista.

Yo... Bueno, soy un poco más impulsivo. A veces incluso temerario. Trato de ser una persona tranquila pero hay momentos en que tengo la piel fina y arremeto contra lo que me preocupa... O si me siento invadido.

Resopló y luego se escuchó beber un poco de champagne.

— Me encanta este olor a canela y manzana. Torbellino dices. No me extraña. Y lo crujiente de este pastel. Es delicioso y fragante. Me imagino Alemania y pienso que las calles tienen que oler a esto y a jamón ahumado. 

Sonríe levemente o al menos se escucha una leve risa, al sentirte disfrutar del pastel. 

— Prudencia. Si, podría ser que fuese prudente. Pero creo que no es más que producto de mi inseguridad. Me gusta que seas capaz de ver una virtud en lo que yo veo un defecto. 

Da un sorbo de champán, y paladea el dulce. Seguramente chorree por su dedo índice ese jugo de la cocción de canela y fruta, como un jarabe denso. Le escuchas chuparselo para seguir disfrutando. 

— A veces es bueno ser impulsivo, nos ayuda a hacer cosas que de otra manera habríamos dejado de hacer por pensarlo demasiado. 

Se escucha de nuevo un crujido. 

— Por cierto, sé que te respondí pero no te pregunté....¿Y tus experiencias en el amor? 

–Parece como si hubieras estado. Yo soy de Wuppertal, una pequeña ciudad cerca de Dusseldorf, a menos de tres horas de Amsterdam. Los días de mercado huele a canela y Bretzel.

Termina de masticar en silencio el pastel y se empieza a reír –hasta que en la noche empieza a oler a cerveza y Glühwein.

Tiernamente corrobora –Quizás seas tímida, pero tu inseguridad desaparece en cuanto sueñas o te sientes liberada. Quiero que te sientas libre junto a mí, y que la inseguridad sea solo un reflejo de esa prudencia.

Apura su copa de champagne y un poco más tranquilo y sonriente asiente primero y completa después –Eso nos convierte en complementarios. Te he dicho que me generas paz. Aún tengo la sensación de estar tumbado en el suelo, hablando de otros lugares y otras épocas y sentirme... feliz. ¿A dónde podemos ir con tu poder de viajar en el tiempo? Pero sin tocar nada, solo contemplar.

Dicho esto se escuchó como su cuerpo se posaba en el suelo, junto a la mampara, sobresaltado primero por el crujido pero después suspirando –No demasiada. Si unimos mi extraña infancia que derivó en una compleja adolescencia. Si sumamos mi aferrado amor platónico a una mujer ideal y mi hermética forma de ser durante años. No queda mucho más. Algunos lances fortuitos que no terminaron de cuajar, algunas chicas a las que traté desde la barrera. No es el amor lo que ha movido mi vida aunque en el fondo es lo que siempre he deseado encontrar...

¿A qué hueles, Daphne?

— No estuve nunca en Alemania pero me gusta mirar mapas. He leído que Heidelberg es preciosa y también me gustaría visitar Estrasburgo y Colmar. Pero eso está en Francia. He visto las fotos de los Weihnachtsmarkt - pronuncia de forma francesa y con la w  estilo inglesa, en vez de la alemana - y me parecen taaaaaan románticos. Cuando hay nieve y las luces inundan todo con un sentimiento tan cálido, a pesar del frio fuera. 

Murmura suspirando 

— He dicho que mi epoca favorita es el otoño. Pero eso no cuenta la época de Navidad, donde la gran mayoría de sitios se respira tanta paz y alegría. Me encantaba cuando era niña y creo que me hará más ilusión aún el día que pueda tener mis hijos y se levanten el día de Navidad con la ilusión de ver los regalos. 

Ronronea como un gatito con ese pensamiento tan agradable. 

— ¿Cuál es el regalo que recuerdas con más cariño? No tiene que ser Santa Claus - aclara. 

No esperaba tu comentario así que se queda extrañada - ¿Paz? Yo te genero paz - era extraño como la gente tiene percepciones que nosotros no tenemos - Pues....gracias por lo que me toca. Es agradable saber eso. Entonces...¿También poca experiencia? Espero que al menos uno de los dos sepa lo que se hace la noche de bodas - lo dice de forma graciosa pero intuyes que no es tan casual - A mí me gustaría que el amor moviese mi vida. 

Si lo dice convencida. 

— ¿Oler ? - escuchas como olfatea el aire oliendose a sí misma - Pues...huelo a Daphne - simple - Y a un agua de rosas que mi madre importó de España, muy suave, floral y fresquita.

-Alemania es tan romántica en invierno como para no salir de casa y pasarse el día junto a la chimenea dorando salchichas -dijo mostrando su deje más alemán -He pateado desde Frankfurt a Berlín, siempre fui muy de grandes ciudades, y ahora cada vez prefiero núcleos más pequeños. Eso sí, si una una ciudad que me enamora cada vez que la visito es Brujas. Es como un pequeño laberinto de piedra cargado de bromas macabras. O el placer de pasear por Berlín en bicicleta hasta llegar al Tiergarten. 

Se puso a moverse en el suelo como si buscara acomodo -Es una suerte no haber visitado la zona sur de Alemania, ni siquiera Baviera. Tan solo estuve en Wuzburgo hace años, pero casi no me quedan recuerdos de entonces.

Deja escapar un suspiro -Siento decirte que para mi la Navidad siempre ha sido una época para olvidar. El sentimiento de pérdida en esa época es mayor que lo que pueda regalarse. Aunque siempre recordaré el primer regalo que me hicieron los chicos de la residencia la primera Navidad que pasé con ellos, una taza de papá Noel para el vino caliente o la cerveza. Desde entonces decidí que las Navidades siempre las pasaría haciendo turno con los chicos.

Asentí a tus palabras que parecían sostener poca credibilidad -Es más de lo que mucha gente es capaz de provocar. Por eso no tengo dudas contigo, siento como mi temperamento se relaja frente a ti. ¿Qué no será tenerte entre mis brazos?

Da golpecitos con los pies en el suelo -Yo también quiero que mueva mi mundo. He esperado mucho deseando que cuando llegara fuera el idóneo. No seré yo el que renuncie a eso fácilmente.

Agua de rosas... -dijo susurrando aspirando por la nariz profundamente.

- Agua de rosas...y Daphne, no te olvides - se ríe - Entonces, tenemos plan para el segundo viaje ¿No? A mí me encantaría visitar la parte sur de Alemania. Un amigo estuvo allí estudiando en Stuttgart y me dijo que los pueblecitos de Baden-Württemberg y Baviera son preciosos, más incluso que las ciudades. Es esa esencia de la Alemania que no se perdió con la guerra, la de las casas de Fachwerk y las calles adoquinadas. Podemos hacer esa ruta e ir al Bodensee. O incluso a Austria y Suiza. ¿Sabes que quiero ver? Un teatro de marionetas como en la película Sonrisas y lágrimas*

Sus palabras son emocionadas como si llevase tiempo precisamente queriendo poder planear algo así. 

Cuando escucha lo de la Navidad suelta un "oh" dando se cuenta de la vida difícil que había llevado

— Me parece un regalo precioso el que te hicieron los muchachos - guarda silencio un minuto y añade - Bueno, ya tengo una misión, hacer que la próxima Navidad no sea más una fecha con sentimiento de perdida - contesta decidida. 

Se levanta de nuevo tras escuchar las palabras y parece que asiente al escuchar lo de " entre mis brazos" 

— Cuando dices esas cosas, haces que una bandada de mariposas vuele en el estómago. Y no me había pasado antes. Es como un cosquilleo que empieza dentro y se extiende hasta los pies. Así que, a la tranquilidad que te aporto, creo que respondes con ese Strudel de emociones. 

— ¿A qué hueles tu, ...además de a Apolo?