Partida Rol por web

Al levantar la cabeza de tu cuaderno un momento te encuentras con Ishira, una chica que al parecer lleva detrás tuya un tiempo pero a la que no paras de dar esquinazo educadamente, pues eres una persona respetuosa y ella ha tenido mucha mala suerte en su vida como para mandarla a hacer puñetas. Desde pequeña ya la ingresaron unas veinte veces en el hospital por diferentes razones, y conforme han ido pasando los años esas visitas se han ido multiplicando. ¡Casi tiene una casa dentro!.- Ho...hola... veo que aún estás con los deberes... ¿Tienes lo que dijo el otro día? lo dictó muy rápido y se me pasó escribirlo.- La chica era muy buena estudiante, y siempre estaba ocupada haciendo cosas referente a los estudios.

Buenas tardes sensei. Yo soy Nobunaga Kenichi y la verdad, si me gustaría formar parte del club, pues he oído que el ballet ayuda bastante a la flexibilidad.

Aunque la verdad es que no sé si pueda hacerlo coincidir con mis prácticas de Judo y Karate, verá formo parte de ambos clubes y no quisiera fallarle a mis otros senseis, aunque estoy seguro de que la elasticidad obtenida por el ballet me van a ayudar también con mis otras actividades.

Si usted gusta, puedo hacer una audición de tal forma que vea si vale o no la pena entrenarme, después de todo teniendo alumnas tan habilidosas. -  digo antes de lanzar una mirada furtiva a Mayurit y sus compañeras. - No sería justo que su progreso se vea perjudicado por alguien con poca habilidad para la danza. - agrego con humildad.

"... la nueva sala de karaoke? He oído que en la cabina 7, unos chicos de la Secundaria de Kitagahara se hicieron una foto y... ¡salía la cara de una mujer que ninguno de ellos había visto nunca! ¡No estaba allí con ellos! Yo me moriría si..."

Sigo con la antena puesta mientras garabateo- ahora mismo estaba con la disposición del Reloj para leer las cartas- cuando noto que alguien se acerca y se queda parado, dubitativamente, a la espera. Levanto la vista.

"Mira, hablando de fantasmas..."

Al momento me regaño a mí mismo, pero no puedo evitarlo. Los miembros delgados, la piel muy pálida (demasiado), el hilillo de voz fina, como si le costase salir de ese cuerpo. Y sobre todo la tendencia a merodear en torno mío. Claro que, salvo de lo último, tampoco la puedo culpar. Si yo me pasase más tiempo en el hospital que en casa, supongo que también sería así.

Ah, hola, Kagamine-san. Hmmmm... ¿lo del otro día? Sí, estoy bastante seguro de que sí... a ver, dame un segundo que mire...

Dejo el cuaderno en el que he estado apuntando sobre la mesa y me pongo a revolver en la bolsa, buscando el cuaderno donde llevo los apuntes que he pasado a limpio. Por lo general no suelo prestar mis apuntes a cualquiera que me los pida. Trabajo duro para que sean tan buenos como son, y creo que qué menos se le puede exigir a los demás. Pero Ishira siempre ha sido una buena estudiante, así que si no los tiene, sé que no es por vagancia. Además, admito que me da algo de pena. No solo por el hecho de que sea tan enfermiza, sino también por el hecho de que, habiendo como hay chicos, tenga que pasarse el tiempo rondándome a mi. Habría unos cuantos a los que seguro que no les importaba, pero yo ya había decidido hace tiempo que a quien realmente quería a mi lado era a Mayurit, y no quería conformarme con otra persona.

Podría haberme aprovechado de ella, supongo. Pero eso sería una canallada. Ya sufre bastante con lo que tiene, y aún así se preocupa de ser una buena estudiante. Se merece algo de consideración. El problema es que cuanta más le de, más ideas raras le pueden entrar, pero a ver. Qué quieren que haga yo. Tampoco le puedo decir que vaya a calentarse a la cima del Fuji, ¿no?.

Ah. Este es. Toma- le digo, pasándole los apuntes en un tono que intento que sea lo más neutro posible. Ya los tengo en limpio, así que estos en particular no me corren mucha prisa. De todos modos, seguro que siendo como eres, los pasas rápido... - digo, tratando de que la frase quede algo menos seca de lo que me salió en principio.

Esto de ser diplomático es complicado...

Hinché los morros cuando vi que se alejaban... jo, recordaba que se me daba mejor relacionarme con la gente. Habré perdido práctica durante el verano. Y encima ahora no me voy a poder enterar de que hablaban sobre mi Mayurit, que faena.

Bueno... ya me enteraré en otro momento. Habían acabado las clases, creo que sería recomendable ir a ver el club de beisbol; no vaya ha ser que hayan comenzado el entrenamiento y llegue tarde, lo cual no daría muy buena imagen de mi siendo la subcapitana.

La profesora responde.- No hace falta ninguna audición, tan solo apuntarse en el tablón.- Hace una pausa y se dirige a los baños.- Veo que no lo tienes muy claro, piénsalo y ya me dirás, estaremos encantadas de tener a un chico en clase. Y no te preocupes por la elasticidad, aquí la conseguirás muy rápidamente... a base de estiramientos y ejercicios adecuados para ello.- La profesora sin más desaparece en el baño de chicas, de donde salen risillas y gritillos de juegos entre chicas, lo típico cuando se juntan a murmurar y hablar de sus cosas.

- Gracias.- dijo un poco incómoda tras tu contestación.- He escrito una poesía para que la leas, ya sé que te gusta todo eso y quería que alguien que supiera le echara un vistazo.- dijo tendiéndola para que le echaras un vistazo rápido. Al mirar la carta por encima ves que es una poesía lamentable, algo que haría un niño pequeño copiando frases de internet. Obviamente sabías algo seguro: La poesía aludía a ti como un hombre ideal.

Mientras se puso a copiar los apuntes, y cinco segundos después te los dio de nuevo.- Gracias, ¿Qué tal la poesía? ¿Te ha gustado?

De camino al club de béisbol te encuentras con una antigua conocida, Tsusuki, que va vestida de conejito también corriendo a su taller de cosplay.- Hola, ¿Te he contado que ya no dependo de las pastillas? ¡Es increíble!.- te dice al encontrarte. Es una chica que te da mucha pena, pues tiene un único hermano que ha hecho las veces de padre, pues son dos niños huérfanos. Ella ha estado un tiempo en una institución mental, y ya estaba recuperada, o eso parecía, aunque su actitud infantil declaraba lo contrario. Los rumores decían que tú le gustabas, aunque romperle el corazón podría hacer que tuviera que internar de nuevo, y tú serías señalada como la mala de la película.- Te acompaño, el señor orejitas te saluda.- dice moviendo su peluche de cosplay.

Al escuchar las palabras de la profesora echo mano a mi bolígrafo y escribo mi nombre en el pizarrón. "Nobunaga K."

Si podía con tres clubes, un cuarto no sería problema, sólo acomodaría mis horarios y entrenaría más duro que nunca.

Tras terminar de apuntarme me siento un momento a esperar a la profesora, después de todo tenía que coordinar mis horarios y de ser el caso también podría aprovechar para hablar con Mayurit, quizá hasta la convenza de que me ayude con las rutinas de baile.

Cualquier observador audaz podía ver dos pequeños hilillos de humo saliendo de las orejas de Hiroshi mientras salía al pasillo. ¡Menuda clase más hueso! Ya se veía otro año teniendo que asistir a clases de refuerzo para no suspender…

Con la cabeza gacha, el enorme chaval caminó por el pasillo sintiéndose bastante agotado. Entre la clase que le había fundido las neuronas y Mayurit dándole aquel corte antes de clase… El día en general estaba siendo bastante horrible. Con un enorme suspiro, Hiroshi se sentó en el primer banco que encontró. Lo suyo sería pasarse por el club de cocina, pero presentarse con esa cara tan larga seguramente haría que todos salieran corriendo. Suspiró de nuevo mientras se sentía cada vez más desgraciado. Finalmente acabó por ponerse de nuevo de pie para dirigirse a la sala del club de cocina con paso cansado. Siempre podía intentar animarse haciendo algún dulce. Eso siempre le ponía de buen humor.

-Ohh, hola Tsusuki- la saludé amablemente y algo sorprendida, no me la esperaba encontrar. Era una chica rara, pero extrañamente adorable y que me caía muy bien. Con esa personalidad infantil que tenía, la consideraba como una hermana pequeña... además, sabiendo lo que ha sufrido, me parecería muy feo no cuidar de ella -¿Ya no necesitas la medicación? Si que es increíble, tendríamos que celebrarlo algún día- le dije contenta.

-¿Me queréis acompañar ambos al club de béisbol? Hum... me parecería muy mal que llegases tarde al club de cosplay por mi culpa, ¿te parecería mejor que os acompañase yo hasta tu club?- le dije con una sonrisa, viendo que ella también corría en dirección a su club. Yo si es necesario puedo llegar a correr a toda pastilla hacía el club de béisbol, y llegar tarde una vez al año no hace daño (si fuera verdad que fuera una vez al año).

Reprimo un suspiro cuando menciona la palabra "poesía". Esto es exactamente a lo que me refería. Yo quiero tratarla bien, en el fondo me da pena y realmente es buena chica. Pero entonces pasan cosas como ésta. No necesito ni leerla para saber de que va a ir: de amor. Y más concretamente, de mi.

Bueno, tampoco es que sea un experto ni nada de eso, a mí tampoco me sale muy bien escribirlas...- digo, tratando de quitar importancia al tema. Con algo de suerte, igual deja de hacer poemas. Aunque entonces quién sabe qué otra cosa podría hacer...

Sea como sea, le echo un vistazo. Oye, a lo mejor es bueno. Si realmente tuviese talento para esto, a lo mejor le serviría para liberarse la cabeza de ciertas cosas, o para escribir en el hospital...

Ugh. No. Eso... no va a ser así. El poema es... o sea, es... tiene sentimiento, pero... a ver... eh...

"Le veo, y mi corazón

busca el suyo, laten bajo los pétalos rosados del cerezo a un mismo son"

La métrica no funciona así... no puedes tener dos versos de longitud tan dispar salvo que hagas verso libre, y entonces no hace falta que rimen. Además. la imagen es... o sea... ¿hacía falta lo del cerezo?

"El azul de tus ojos como el azul de tu cielo azul..."

No se puede repetir una palabra tantas veces a no ser que sea para marcar un ritmo, y esto ni siquiera lo tiene... además, es... el cielo es azul, es redundante.

"Viento de tu voz, para mi no hay dioses, no hay budas"

Peroperoperopero... si esto está copiado directamente del haiku de otoño de Masaoka Shiki. Solo ha cambiado  "otoño" por "tu voz". ¿Y por qué una chica jóven iba a copiar un haiku sobre la proximidad de la muerte en un poema de amor...?

Levanto la vista. Kagamine sonríe tímidamente, esperando mi respuesta. Me siento tentado de no ser sincero y simplemente decir algo bonito. Casi me convenzo a mi mismo de hacerlo.

Casi.

No puedo. No quiero darle más alas. Lo último que necesito con toda la gente que ronda a Mayurit son distracciones.

Eh... bueno, tiene mucho... sentimiento. Sí, sentimiento es la palabra. Se nota que hay emoción, aunque... bueno, eh. La métrica es un poco confusa. No acabo de ver muy claro a dónde conduce el hilo...

Mentira. El hilo está claro a dónde conduce. Otra cosa es que esté explicado como el culo y sin recursos.

Creo que le falta concretar. Como diría... hmmmmm... ser honesto consigo mismo. Saber qué quiere decir e intentar ir a por ello sin tanto artificio. Imágenes más simples, métrica más precisa. No te desanimes, Kagamine-san. Tienes unos sentimientos puros, solo necesitas expresarlos un poco mejor. De una forma más... tuya.

Y poner en ignore a cualquiera que haya escrito la base de donde has sacado esto, porque madre mía...

Al cabo de un buen rato las chicas van saliendo, mirándote con caras extrañas. Finalmente la profesora sale con Mayurit hablando animadamente y al verte ambas se quedan paradas mirándote. La profesora habla.- ¡Vaya! parece que sigues por aquí.- Mientras Mayurit sonríe.- ¿Se te ha olvidado algo chico?.- Dice la profesora extrañada.

Hiroshi camina por los pasillos dirección al club de cocina, pero por el pasillo encuentra una escena un poco extraña. Una chica está tumbada en el suelo, al parecer inconsciente y con las manos atadas mientras unas cuantas alumnas la insultan. ¡Parecía un caso de bulling bastante extremo! ¡Y no había ningún profesor por allí! Parece que la gente pasaba de la escena sin querer mirar, ya que la mayoría de la gente de ese instituto no quería problemas, pues cosas peores habían pasado.

- ¿Harías eso por mí? ¡Eres increíble! Perdona al señor orejitas, es un poco maleducado, pero él también se alegra.- dice mientras camina hacia su club. La verdad es que era una chica adorable, y te daba miedo que alguna vez pudieras caer en sus redes y enamorarte, aunque era poco probable. Era una pena que una chica tan joven y guapa estuviera en esas condiciones mentales, pero no estaba loca del todo.- Cuando acabe la clase quiero mostrarte algo, vendrás ¿verdad? es algo secreto que quiero que veas.- dice emocionada.

- Gracias, seguiré trabajando duro.- Dice, pero de repente le entra un ataque de tos. Parece que se está quedando sin respiración, y nadie en la sala parece actuar.- Ayuu... da...- dice mientras parece asfixiarse en toses.

Pues sí profesora, preguntar los horarios de práctica para coordinarlo con mis demás actividades, verá no quiero fallarles a mis compañeros de los clubes de Judo y Karate.

Y en verdad quiero poder aprender un poco de danza para mejorar mi flexibilidad aunque eso implique duplicar mis horas de entretenimiento.

Espero no ser una molestia para Usted. - digo inclinando la cabeza con humildad.

Le agradeceré mucho me acepte en su club, ya firmé la lista. - agrego aún con la cabeza agachada.