Partida Rol por web

Heskan tras un leve gruñido se acomodó y se dispuso a dormir, todavía quedaba tiempo para el alba y quería aprovechar el tiempo.
- Avísenme cuando me toque, buenas noches.

De a poco todos se van tirando en el piso, sobre pastos, hierbas, o sobre sus bolsos de dormir, y no tarda mucho hasta que el sueño les caiga encima.

Frente a frente, Atala y Anru quedan haciendo la primer guardia.

El gnomo ha terminado ya su comunión con la naturaleza y se pone a dar rondas alrededor del pequeño campamento, sus ojos se mantienen todo el tiempo abiertos como platos al observar cada elemento desconocido para él.

– Muy bien Atala, dare una ronda por el perímetro para aprovechar mi vista nocturna, mantente a la expectativa, dudo mucho que las criaturas regresen, pero más vale.

Enseguida se adelanta hacia el bosque sin perder ni un detalle de la fauna y flora que le rodea. 

Atala se levanta de su postura y se gira hacia el gnomo cuando le habla.

-De acuerdo, pero no te vayas muy lejos y si necesitas alguna ayuda no dudes en llamarme. Yo me quedaré al lado del fuego donde puedo ver y estaré alerta.

Tras esta palabras la muchacha se acerca al pequeño fuego que todavía tienen encendido en el campamento y apoya la espalda contra un pequeño tronco que al lado.

Comienzas a caminar por el perímetro, al menos hasta que quedas fuera del rango de visión de la humana, un beneficio a tu favor que aquellos seres pálidos y altos no tengan una buena vista en la oscuridad.

La flora es frondosa y puedes notar el movimiento de un par de ratones dando vueltas, pero nada más. Sabes que, desde aquí, puedes modificar tu forma y realizar la acción que tenías planeada. 

Todo marcha exactamente de acuerdo a lo esperado, la mujer al menos se ha comportado de forma sensata en esta ocasión. Aprovechando su tamaño y sigilo, el gnomo se mueve hasta el punto en que vio desaparecer al enano, listo para encontrar cualquier rastro que hubiese dejado aquel grupo de extraños. –Muy bien, me parece que es por aquí. Piensa al tiempo que mira a su alrededor.

Una vez que asegura estar solo, eleva una plegaria a la madre naturaleza. -Tierna madre de todos, sabia proveedora de lo necesario, justa balanza que sesga las vidas de quienes es necesario, sustenta mi ruego y dame la oportunidad de formar uno contigo, permíteme probar la cuna de una de tus hijos conocidos como lobo…

Apenas ha terminado la frase, su cuerpo comienza a transformarse de forma maravillosa y extrañamente, de forma imperceptible, todo sucede en apenas un instante, cual si Anru hubiese sido un lobo desde el nacimiento. Con nuevos y más potentes sentidos, el oscuro lupus deambula por los alrededores cercanos olfateando el piso y el aire en busca de una seña que lo haga seguir el buen rumbo… 

Comienzas a andar en tu nueva forma y observas el mundo con ojos distintos y con una visión mucho más potente que la de un gnomo.

Tu olfato también se ha desarrollado, con lo que no te toma demasiado tiempo obtener un olor a putrefacción cerca de donde vieron a aquellos seres. Varias pisadas acompañan el olor, como así también algunas gotas de lo que parece ser sangre, aunque tienen una apariencia más a otra cosa, algo más oscuro y descompuesto.

No tardas mucho en notar que el olor es cada vez más fuerte. Rodeas un poco el lugar y notas que, aquellos seres, muy descompuestos y con restos corporales faltantes, caminan infatigablemente, aunque a paso lento, en una única dirección.

Al levantar la mirada ves el pico de Lance Rock donde se están dirigiendo actualmente.

La preocupación del gnomo no podía sino ir a mayor, lo que veía no le era de ningún modo desconocido o extraño, puesto que había tratado de cerca con los drow y sus oscuros conjuros, sin embargo, la aberración y pútrida corrupción del ciclo natural de la vida eran para él de una gravedad ara la que no existía palabra. Sin dilación regresa discretamente y con mucho cuidado hasta el campamento, donde se acerca a Atala como si nada, dispuesto a esperar a la mañana para comentarles a todos lo descubierto.

El resto de la noche pasa sin sobresaltos, cada uno puede dormir tranquilamente... o al menos lo más cercano posible a eso, y se levantan ya renovados en fuerza y espíritu.

Ya con la luz del día el panorama donde se encuentran es totalmente distinto, grandes espacios verdes, con arboles bien frondosos. 

A Fadrique la tenebrosa experiencia nocturna le había dado hambre, así que se dedicó con garbo a trasegar galletas de viaje como para dos, pasándolas con abundante agua aromatizada con vino.

Cuando ya sus ansias culinarias habían sido satisfechas (por poco tiempo, que ya le ibais conociendo), dijo al personal: pues seguimos esas huellas ¿no? Solo espero que por donde pasen pueda ir también nuestro carro. Su inquietud respondía a un anhelo claro y diáfano: en el carro venían las provisiones.

Heskan se frotó los ojos y emitió un sonoro bostezo. la luz del sol era una bendición. había dormido algo inquieto pero había podido descansar en la medida de lo posible. se incorporó para localizar a sus compañeros. Tras saludarlo se dispuso a desayunar, no era bueno levantarse con el estómago vacío, éste le daría fuerzas renovadas y sería sus sustento para poder enfrentarse a los extraños acontecimientos de la noche anterior. Mientras masticaba la comida pensaba en ello, ¿qué criatura los había visitado?. mencionó el tema para asegurarse que no había sido un sueño.

Atala se quedo esperando durante toda la noche haber que era lo que el gnomo había encontrado, pero este se negó a soltar palabra. 

¿Qué será lo que ha encontrado para no decirme nada? Pensó la humana.

El tiempo pasó mientras la muchacha barajaba distintas posibilidades  y llegó la hora del relevo, por lo que se tumbó y aprovecho a descansar hasta la mañana siguiente.

Antes de que hagamos nada, deberíamos comer algo ahora que podemos. No sabemos cuando será la próxima vez que tengamos la oportunidad de hacerlo. Propuso la muchacha y cogió su mochila y empezó a buscar en él algo de comer.

Mientras todos se disponen a desayunar, el gnomo procede a reunir algunas de las semillas y pequeñas hojas que había recolectado la noche anterior, con el fin de prepararse un delicioso y energizante te de hojas silvestres, mientras, coloca todo en un pequeño pocillo de madera oscura y aprovecha para iniciar lo que será una gratificante conversación matutina.

-Y bien. ¿Que haremos para combatir con los muertos vivientes que anidan en Lance Rock? No sé qué negocios administre el magucho que se instaló en allí, pero nada bueno puede venir de quien se rodea de muertos vivientes para servirle… Como si nada, el pequeño Anru retira el pocillo y toma de él cual si cualquier cosa.

Propongo ir siguiendo las huellas de los que -parece que eran eso ¿verdad?: muertos vivientes- nos visitaron anoche. Podemos ir eliminandolos durante el día, cuando tienen menos poder. En todo caso, puede que nos lleven a la guarida de su amo, lo que no es moco de pavo. Había tragado cuidadosamente antes de hablar, para no hacerlo con la boca llena, que le parecía una grosería, pero en cuanto calló, volvió a su galleta.

Galmor se echó a dormir y se despertó para hacer su guardia, que transcurrió sin sobresaltos. Durante la noche pensó que para seguir la huellas tendrían que dejar allí el carro, cosa que no le hacía ninguna gracia después de lo que pasó con el carretero en el pueblo. Si tenían que dejarlo allí al menos se llevarían los caballos y alguna pieza de la carreta para asegurarse de  que nadie más lo movería de allí. Además deberían de cargar con todas las provisiones posibles o esconderlas en lo alto de algún árbol, de lo contrario las alimañas del bosque darían buena cuenta de ellas.

A la mañana siguiente se dispuso a comer algo con todos y comentó al resto su idea con respecto al carro y las provisiones, pues parecía evidente que tenían que seguir las huellas de las  terribles criaturas que los habían visitado la noche anterior.

Sin embargo, antes de que  trazaran un plan a seguir, Amrü hizo un comentario digno de ser explicado. El gnomo hablaba sin darse importancia pero  que  denotaba justo lo contrario,  que sí la tenía. Sin duda parecía saber algo más...

Será posible... ¿A que al final se convirtió en lobo y se fue por el bosque a investigar él solo... ?

-Explícate Amrü! Que son muertos vivientes es lo que nos parecieron anoche, sin duda... y está claro cómo se combaten Dijo el enano mientras  daba pequeños golpecitos con su martillo sobre la palma de su mano - pero tú lo dices como si los hubieras visto bien , acaso sabes algo más...? preguntó el enano con el ceño fruncido y su mirada clavada en el gnomo.

- señores, yo propongo proseguir el camino y marcharnos y dejar a los muertos con sus asuntos de muertos - responde el dracónido levantando su profunda voz para hacerse oír - llevemos la carreta y su carga a su destino y luego si quieren podemos organizar una búsqueda, pero aprovechando las luces del sol vayamos por camino seguro y no adentrarnos en el follaje en busca de unos seres que no nos atacaron que igual ni siquiera encontramos.

No me parece mala idea Heskan, pero dejemos primero que nuestro pequeño amigo se explique, me parece que tiene que contarnos algo...

Fadrique torció un poco el gesto. Msé, pensó mirando el carro. Estaba clarinete que a Lance Rock iban a llegar de todas todas, y que dejar el carro significaba quedarse sin comida. Además, él era un tipo tirillas del todo. Flacucho, vaya. Con poco músculo. Eso de llevar arrastrando una mochila gigante no le hacía nada de gracia. Y le iba a tocar su parte, no había más que ver al enano, tan democrático. Y él no iba a decir que no.

El camino, dijo con decisión. He cambiado de opinión. Creo que mejor el camino. Si. Al fin y al cabo no nos atacaron.