Partida Rol por web

El enano escuchó a Fadrique y le contestó - Ya nos ha dicho que es un pico que está cerca. Con que nos indiquen  la dirección será suficiente porque será visible de lejos. No debemos arriesgar la vida de nadie más de aquí. Si alguien tiene miedo mejor que se quede aquí sin poner excusas. Además ¿ Quién crees que iba a venir después de lo que ha pasado?

Atala se quedo al un poco al margen después de preguntar escuchando atentamente cada palabra del carnicero.

Era obvio que las emociones habían invadido al hombre tras la perdida de su querido hijo y realmente esperaba poder ayudar en su recuperación terminando con el mal que había causado tal desgracia.

-No te preocupes. Nosotros averiguaremos lo que se esconde detrás de este mal y daremos la forma de terminar con ello. Tú tomate el tiempo de luto que necesites. ¡AAAAA! Y no te preocupes por mi parte de la recompensa, yo me conformo con terminar con el mal que nos esta acechando.- Dice la muchacha al carnicero.

Tras esto, Atala se reúne con el resto y, también, aprovecha para comprar algunos odres de agua más y algunas raciones de comida extra por si las moscas.

Después de la breve charla con Harburk, se quedan hablando entres ustedes y permanecen un par de minutos contemplando las llamas, más por respeto que por otra intención. Una vez decididos, se dirigen nuevamente a la taberna, donde solicitan a Kaylessa varias raciones para el viaje, y algunas hordas de agua.

La posadera, al ver la buena intención de ustedes, se dispone a prepararlas de inmediato, prometiendo que con la primer luz del alba estará todo listo para su partida.

Con esto, el grupo se separa de nuevo (*), el enano y el gnomo se dirigen al bosquecillo a descansar y el resto se dirige a sus respectivas habitaciones. Todos con un sueño intranquilo por lo que acaban de vivir y observar, mezclado con esa sensación de adrenalina de partir nuevamente hacia lo desconocido. La última vez fue una emboscada dentro de todo fácil. Pero ¿qué les esperaría en este nuevo recorrido a emprender?

El sol comenzaba a salir en el horizonte, con colores mezclados de rojo fuego sobre las nubes y colores violáceos. El cielo esta mayormente despejado, y no parece haber intenciones de lluvia ya que las nubes están dispersas en el cielo.

Al levantarse y volver a encontrarse en la posada, se encuentran con todo lo solicitado, además de un caballo y una carreta donde había un par de barriles y un par de cajones.

Antes de abrir la posada un anciano les gana de mano, abriéndola desde dentro y dándole paso a Kaylessa antes de seguir él tras ella.

- Aquí está lo prometido, junto con algo que les ayude mejor en su viaje. - dice a modo de bienvenida con la cálida sonrisa a la cual están acostumbrados - El es Thelorn, nuestro vendedor y reparador de carretas y carruajes. Y les puedo prometer que esta que llevan es uno de sus mejores y más reforzados trabajos. No tendrán ningún problema en su viaje. Hay frutas, en uno de los barriles hay leche de cabra, en el otro vino y en los otros dos hay agua, también hay carne asada y verduras disecadas para que no tengan inconvenientes, con hervirlas un poco en agua recuperarán su tamaño y su sabor como si recién las hubiesen cortado. Creo que en total tienen raciones para unos 10 días bien comidos, 15 a 20 si deciden racionarla. Pero quiero creer que su empresa no ha de tardar tanto tiempo.

El viejo se mantiene en silencio y apartado de Kaylessa y de ustedes, sus ojos denotan una gran perspicacia. Y no hace falta ser un genio como para saber que no están en su gracia al momento de conocerlos.

- He escuchado mucho de Ustedes - dice así mismo cuando Kaylessa termina de hablar - Y espero puedan ayudar a este pequeño poblado una vez más. Ya que, claro está, desde que llegaron los problemas han comenzado a abundar - dice sin ningún miramiento ni pelos en la lengua. - Así como han traído desgracia a este lugar, espero que puedan eliminarla y traernos paz nuevamente... Y quiero mi carreta de nuevo. Sin un rasguño.

La mirada de Kaylessa de reprimienda hacia el viejo es notable, al punto en que se acerca y le da un pequeño codazo, más cariñoso que con ganas de lastimarlo, pero lo suficiente como para que Thelorn se yerga un poco, se de la vuelta y comience a caminar hacia su negocio/hogar, sin siquiera decir adiós ni buena fortuna.

- Sepan disculparlo - comenta la posadera - le ha afectado mucho la noticia del hijo de Harburk, era su ayudante y posible sucesor de su negocio... Todos estamos muy afectados por lo que ha sucedido, y muchas veces los prejuicios y las ganas de culpar a alguien son más fáciles que ver las cosas con claridad y lógica. - dicho eso procede a darle un beso en la mejilla a cada uno de ustedes - Ojalá puedan traernos buenas noticias pronto. Buen viaje. 

Fadrique seguía pensando que un guía local no vendría nada mal para saber por dónde abordar el lugar con las máximas posibilidades de pasar desapercibido, pero no dijo nada. Al fin y al cabo, viajaban con un druida. Ya él hablaría con los pajarillos, o eso que hacen los druidas. Observó con satisfacción la buena cantidad de comida que había en la carreta, hizo un requiebro a las mozas que pasaban y, en general, mostró buen humor.

Meneó la cabeza tras los comentarios del viejo.

¿Estamos listos, pues? ¿Se nos olvida algo? ¿Tenemos cuerda? Encuentro que al final siempre se encuentra utilidad a un poco de cuerda.

Durante la tarde, después del discreto sepelio del hijo del carnicero, Galmor aprovechó para limpiar y repasar sus armas y armadura dejándolas listas. Hablando con Anrü le insinúa claramente que el hechizo ese que tiene es muy poderoso, pero que mire bien dónde y cuándo lo lanza para no afectarles a sus compañeros....

Al día siguiente fueron a recoger sus cosas y conocieron al carretero que amablemente les dejaba una de sus carretas. Pero Conforme el viejo hablaba, la cara de Galmor se tornaba más perpleja por momentos. Pero cuando dijo lo de que habían traido la desgracia a ese lugar, la perplejidad se tornó en considerable enfado. Apenas el hombre terminó de hablar el enano le replicó haciendo visibles esfuerzos por reprimir su descomunal enfado -Pero serás.... Eh... mal..est.. anciano!!! mucho cuidado con lo que decimos. Este mal apareció aquí antes de que llegásemos nosotros según nos contaron Kaylessa y Harburk, al igual que los bandidos, que ya habían asaltado a gente antes de nuestra llegada. A sí que elige a otros a los que echar las culpas de vuestros males...  El tono de Galmor fue fuerte,  rudo y bronco  como de costumbre. Pero quedó patente que el enano se había mordido la lengua y reprimido algún que otro insulto. El señor se había librado de una buena bronca con el enano por tratarse de un anciano respetado en el pueblo, que si no... 

Y de la carreta cuidaremos, pero si para acabar con esa enfermedad tenemos que tirarla por un barranco ten por seguro que lo haremos. Si eres tan buen artesano no te costará mucho hacer otro.... Será posible...!!!

Las palabras de Kaylessa tranquilizaron un poco al enano, que tuvo que respirar hondo para reprimir su enfado.

Claro Kaylessa, lo que ha sucedido ha sido una tragedia, pero culparnos a nosotros de eso.... a los que nos prestamos a ayudar... aaarggg!!!!! Será desgr...   maleducado..... Si no fuera porque es un pobre anciano se iba a arrepentir mucho de sus palabras.

Y a ti que demonios te hace tanta gracia!!!  Refunfuña el enano  hacia Fadrique - Ayer te daba miedo el mago y hoy tonteando con la primera moza que  pasa por delante de tus narices... Sí, una cuerda es muy útil para atar las manos a los sacerdotes que las tienen demasiado largas.....Será posible!!!!! 

Y con evidentes aspavientos Galmor se dirige hacia el caballo para iniciar la marcha  - Arrggg....Hacia dónde está ese maldito pico...!!!!

Paz, Galmor, paz. Mis manos están bien, ¿ves? Tengo dos. No está bien ir a partirse los piños con un malvado sin antes dar gracias a los dioses por los favores recibidos. Sonríe, enano. Amanece. ¿Quién sabe qué nos deparará este nuevo día? Por supuesto, no dejó de dar un vistazo al trasero de la moza cuando se dio la vuelta para entrar en la posada. Qué menos. Era más fuerte que él. Un chico joven y sano.

Antes de partir, y tras escuchar la bronca que el enano le hecho al anciano, Atala tuvo una idea. La joven se acerco a la posadera y le hizo su pregunta.

-Perdona, Kaylessa, pero por casualidad ¿No tendras un mapa de la zona de Lance Rock o no sabras de alguien que pueda tener uno? Aunque sea antigua no nos importa asi sabremos más o menos como avanzar. Creo que Fadrique tiene razón a la hora de que nos vendría bien un guía, pero no podemos poner en riesgo a nadie del pueblo.

El enano impetuoso había explotado. Curioso esos personajes de baja estatura, fuertes como un roble pero rápidos para la ira, aunque entendía su enfado, encima que estaban allí para solucionar los problemas del pueblo, responsabilizarlos de la tragedia era una osadía. Fuera lo que fuese lo que les deparase, había comenzado otro nuevo día y con ganas de unaa nueva aventura. Con tal compañía, con el varón de corto tamaño, el sabio fervoroso sin cabello y la hembra apasionada de fuerza encomiable, no tenía miedo alguno, seguro que vencería tal eventualidad.

Kaylessa, ante la petición de Atala, ingresa a la posada unos momentos y vuelve con unas hojas dobladas, bastante desgastadas, probablemente por el uso.

- Es de hace un par de años, no creo que haya cambiado demasiado el terreno, pero creo les va a servir. (*) - después se vuelve hacia Galmor - Comprendo su enojo Messie Martillodeplata, pero sepa comprender a un pobre viejo, el dolor suele hacer cosas bastante malas y algunas palabras pueden hacer mucho más daño que la daga más afilada. - dicho eso se da vuelta e ingresa a la posada, antes de cerrar la puerta se da vuelta - Bueno viaje y que los dioses protejan vuestros pasos - desaparece en su estancia. 

El viaje se les hace mucho más ligero de lo que les parecía, probablemente gracias a la montura y a la carreta, ya que al no tener que llevar peso encima el desgaste físico es muchísimo menor.

Siguiendo con el mapa que Kaylessa le dio a Atala pueden ir observando que van por buen camino. Pasadas varias horas desde que salieron de Rad Larch deciden parar unos momentos para comer algo, no muy cargado, sino más bien unos pedazos de pan con carne seca, lo suficiente como para saciar el hambre, tomar agua y continuar camino. 

El paisaje cambia muy despacio a medida que van avanzando, volviéndose cada vez más frondoso y lleno de vida, el cantar de los pájaros y varios animales pueden verse a la vera del camino. Se nota claramente que no es un lugar muy transitado por el que están yendo.

Al atardecer del día ubican un descampado donde poder hacer un pequeño fuego y cocinar algo más intenso y saciador que las raciones del mediodía. Así mismo, a lo lejos alcanzan a notar que algo sobresale en el horizonte, un pico que parece más bien una aguja, están bastante seguros de que ese ha de ser su destino, ya que no hay mayores elevaciones que puedan apreciar... al menos por ahora.

Las estrellas se tapan con el pasar de algunas nubes, como así también con la frondosidad de los árboles del bosque donde se han compenetrado cada vez más.

El semidragon disfrutaba de la naturaleza sentado en el carro. había pasado la mayor parte de su vida en la naturaleza y adoraba ese olor a savia joven. Permaneció en silencio disfrutando de lo que veía. era un ambiente menos opresivo que en la civilización donde olía a comida y suciedad.

Galmor se puso al frente de la pequeña comitiva. Sus sonoros bufidos al respirar acompañados de unas fuertes y aceleradas pisadas, eran señal de que aún le duraba el enfado. Comprendía que la gente del pueblo estuviera pasándolo mal, pero de ahí a que le culparan... Eso no se lo iba a permitir a nadie y más cuando se habían ofrecido a ayudar.

Cuando la vegetación se hizo más patente, empezó a calmarse un poco. Quizás el tiempo pasado a la intemperie junto a Amrü, siempre rodeado de animalitos,  estuviera convirtiendo la naturaleza en un segundo hogar para él. El caso es que, bien por la distancia recorrida o bien por el canto de los pajarillos silvestres, el caso es que Galmor empezó a avanzar con más tranquilidad.

Tras la comida y antes de organizar las guardias, el enano sacó su pipa y comenzó a relajarse con cada una de las caladas. 

Con algo de retranca, Fadrique iba diciendo al enano: es bueno que te pongas delante, mi buen Galmor, el más lento es quien debe marcar el paso en las caminatas, para evitar perderse. Pero entretanto miraba a su alrededor, no tanto gustando del paisaje como oteando en busca de peligros o signos preocupantes.

También se dirigió al druida: amigo Anru, ahora que tenemos el objetivo a la vista, ¿no podrías preguntar a algún pájaro o algo por el estilo para que nos digan cómo está la cosa más adelante?

El gnomo se encontraba desesperadamente contrito por lo que sucedía en el pueblo, la tragedia de Harburk era triste, sin embargo, lo realmente horroroso era la forma en que se estaba perturbando el fino hilo del ciclo vital, el ceñido vínculo del gnomo para con las pequeñas criaturas de la naturaleza le hacía mucho más susceptible a la fina fibra que se tejía entre todos los seres vivientes, el dolor de uno era la vida para otro, pero en aquellas circunstancias parecía que la vida se estaba destruyendo por la simple voluntad de un depravado.

Con mucha voluntad, pero poca paciencia, el gnomo había soportado hasta aquel instante la vigilante protección del enano, sin embargo las largas caminatas juntas comenzaban a convertirse en una carga demasiado pesada para su carácter. Pese a todo, el alejarse del pueblo le ayudaba mucho más de lo que le gustaba admitir, si bien en las profundidades los lazos eran estrechos entre todos los gnomos, lo cierto es que el roce del viento fresco, su aroma a pureza, el roce de algunas semillas flotando en el aire o atorándose entre sus ropas, valían para el buen Arnu mucho más que cualquier amistad o unión de sangre.

Sumido en sus pensamientos, Fadrique le toma por sorpresa y entre parpadeos responde su pregunta. – En realidad no es que yo pueda hablar con los animales como lo haría contigo buen Fadrique, sin embargo las hojas y el viento podrían susurrarme algo, quizá podría unirme a mis hermanos animales algo más adelante para averiguar que peligros nos esperan sin delatar nuestra próxima visita al buen mago.  

Durante el viaje a Lance Rock, Atala comprobaba que vez que podía si tenían la dirección correcta. Aunque la verdad sea dicha, el camino no era complicado de seguir y no tenía perdida alguna.

Al final del día llegaron a un descampado del bosque donde poder hacer un fuego y prepararse para pasar la noche. Tras comer algo más consistente que la escasa ración de la comida la joven comenta.

-Bueno a parte de lo que pueda averiguar Anrü, ¿Como vamos a dividirnos la guardias? Será mejor que Fadrique y yo hagamos hagamos la primera o la última, ya que no podemos ver tan bien como vosotros en la oscuridad.

Cualquiera me vale, querida. Fadrique estaba mirando interesado cómo hacía las cosas el druida: esperaba a ver qué gestos o qué cánticos articulaba para ponerse en contacto con los Poderes.

Al notar que la conversación giraba de rumbos, el gnomo se alejó, sentándose cerca de un frondoso árbol, no demasiado lejos de los compañeros. El ligero viento agitaba sus escasos y delgados cabellos, una que otra ave volaba esporádicamente cerca de donde se encontraban y no pocos insectos caminaban sobre sus manos y ropas, la nativa unión con la naturaleza le permitiría elegir las bendiciones que podría requerir en su auxilio.

Una vez terminaron de comer, deciden tomar las guardias pertinentes, mas cuando están por acostarse, algo llama la atención de Galmor y de Fadrique, un movimiento, casi imperceptible, fue un acto reflejo básicamente de dar vuelta la cabeza y notar una sombra no muy lejos de donde están ustedes.

Galmor, al tener la posibilidad de ver mejor en la oscuridad, y teniendo en cuenta de que el sol ya estaba bastante bajo, logra notar que la silueta es humanoide, pero no del todo, su movimiento, si bien es rápido, tiene torpeza en lo que hace, no parece haberse percatado que ha sido descubierto.

Ante la vista atenta del enano y el humano, Atala y Anru se pone en alerta y nota que, por el otro lado de donde estaban observando sus compañeros, también hay algunos movimientos, pero se dan cuenta de que no se acerca nadie, sino más bien es como si estuviesen vigilándolos, observándolos. 

Heskan pueden notar como se está acomodando en su lugar para dormir, completamente ajeno a la situación.

Fadrique hizo como si no hubiera visto nada, pero susurró a Galmor: nos observan, sugiero que hagamos como si nada, acostaos con las armaduras puestas y las armas a mano, a ver si se deciden a acercarse. Si te parece bien, pasa la bola.