Partida Rol por web

LVPERCALIA.

Las lupercales.

Cargando editor
14/04/2009, 22:10
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

Miro al hombre que tambien traia bata puesta con la esperanza de que pueda hacer algo con la mujer mientras se desangra, depositando en sus manos el botiquin, yo me levanto y salgo a fuera a llamar por telefono en busca de cobertura, y huyendo de la imagen de aquella mujer echando sangre por su cuello.

Cargando editor
18/04/2009, 12:36
Director

Silvia había obtenido la cuerda de la despensa, y aprovechado para indicar el camino hasta el cuarto de baño situado al final de la casa a Francisco José y el muchacho desconocido. Los dos hombres habían atado minuciosamente las muñecas de Carmela a la espalda, y los tobillos, experimentado mientras tanto una gran repulsión: su contacto era el de un pescado muerto, no se movía, parecía no respirar tan siquiera, y en un momento dado, al volverle el rostro ensangrentado, habían descubierto que sus ojos estaban en blanco y su boca entreabierta, como si estuviese sumida en algún tipo de trance. Medio a rastras, medio en volandas, la arrojaron en el lugar que Francisco José imaginó más seguro.

El cuarto de baño en cuestión tiene una puerta de aluminio y una ventana que da al hueco de un patio interior; como medida de precaución, Francisco José ha cerrado con llave la puerta acristalada que del salón conduce a éste.

Isabel, tambaleante, había aguardado en el pasillo. El suelo parecía el de un matadero. Finalmente, Silvia había acudido para acomodarla en el comedor cercano a la entrada, y no tardaron en reunírseles los dos hombres, fatigados y nerviosos. El más joven había recogido el botiquín de las manos de Francisco José y se había apresurado a tratar a su compañera.

-Yo me llamo Alberto, y ella es Isabel –les había dicho. –Por favor, ¿pueden decirme qué coño está pasando aquí?

Ninguno había podido responderle. Silvia, inquieta, acabó saliendo de la habitación, hacia la calle, y Francisco José se salió al pasillo pocos segundos después para realizar su llamada.

Cargando editor
18/04/2009, 13:27
Director

-Tranquila, Isa, tranquila –va murmurándole Alberto a la mujer, haciéndole inclinar la cabeza para examinar la herida. Hurga con cuidado en ella y extrae un colmillo. Resopla aliviado y, tras depositarlo sobre la mesa, declara: –Qué suerte has tenido... –Acto seguido, baña la laceración con abundante agua oxigenada comentando: -No ha dañado la carótida… Aunque, casi puede verse la arteria… Dios mío, tendré que suturar. No te muevas, así, mantén la cabeza erguida. Hace falta agua hervida, jabón aguja e hilo. Y antibióticos.

Cargando editor
18/04/2009, 13:47
Director

Silvia pone un pie en la calle y enseguida el aguijón de unos flautines le atraviesa los tímpanos. El sonido no proviene de ningún lugar, ni siquiera de este tiempo actual, sino que parece remontarse de estratos pretéritos de su propia consciencia; por más que se tapa los oídos, ¡el pandemonium parece surgir del interior de su cabeza! Aturdida, deja que la lluvia la empape para buscar a su hija, a la cual no divisa en los primeros instantes, y el corazón se le catapulta por la boca. ¡No está donde la dejó! El vértigo se apodera de ella, la calle continúa vacía, y sin embargo, al girarse, descubre a Alicia guarecida debajo del balcón de la casa vecina, justo a su izquierda, tapándose los oídos como ella, temblando, con los ojos fuertemente cerrados. Y hay algo más, a sus pies, un hombre con la cara negra que se arrastra y le lame los tobillos a su hija con una lengua bífida.

Cargando editor
18/04/2009, 16:43
Director

Francisco José teclea un número que él recuerda como estándar para dar avisos de urgencias y aguarda.

No se produce ningún sonido. Cuando está a punto de repetir la llamada, le parece oír algo: una extraña tonada. Se pega el móvil a la oreja y escucha un susurro:

-Pacojó, qué bien que llegaste. Lo traes, ¿verdad? Traes lo que me excita…

La voz es la de Elena, y desemboca en un alud de lúbricos jadeos. Súbitamente, el aguijón de unos flautines le atraviesa los tímpanos. Aleja el móvil de sí rápidamente, pero sólo para descubrir que el estruendo no proviene del auricular, ni de ningún lugar, ni siquiera de este tiempo actual, sino que parece remontarse de estratos pretéritos de su propia consciencia; por más que sacuda la cabeza o se tape los oídos, ¡el pandemonium parece surgir del interior de su cabeza!

Cargando editor
19/04/2009, 10:00
Isabel Fernández
Sólo para el director

Apenas cometo nada mientras mi compañero trata de curar la herida. El dolor es prácticamente insoportable. Murmuro por lo bajo algunas palabras ilegibles pero que Alberto, conociéndome, intuye como alguna que otra maldición. Me siento débil, mareada, creo que me voy a desmayar...

Cargando editor
19/04/2009, 12:08
Silvia Montes
Sólo para el director

Me llevo rápidamente las manos a los oidos, ese sonido parece que vaya a taladrarme los tímpanos... Miro hacia donde tiene que estar Alicia y no la veo... Mierda... No tuve que dejarla sola... Desesperada la busco con la mirada, sintiendo como el corazón se me desboca... Consigo verla y horrorizada veo a un hombre con la cabeza negra acercándosele, por un momento me quedo paralizada, siento como el corazón parece detenerse mientras el hombre desde el suelo le lame los tobillos... NOOOOOOOOOO!! APARTATE DE ELLA HIJO DE PUTA!!! Consigo gritar mientras corro hacia ellos...

Sacando fuerzas de mi interior llego a su altura e intento golpearle fuertemente con el pie en la boca. Para de esta forma coger a mi hija y salir corriendo...

Notas de juego

no se que tirada ni como... Dime algo...

jo que yuyu ^^

Cargando editor
22/04/2009, 09:05
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"
Sólo para el director

Pacojo, no dando credito a lo que oye, se vuelve a pegar el movil al telefono, lo menea un poco, y se mueve de un sitio a otro, no entiende muy bien lo que dice la voz, hasta que consigue ponerse a cubierto, y alli esta, la voz otra vez de elena...

-No, otra vez tu no....Elena....Elena!!!!!!!!

Los jadeos de elena en mi mente, hacen que sienta cierto placer, pero de repente esos gemidos son sustituidos por un frio sonido algido que rebota en mis oidos...

-Ah, que es esto, duele...

El dolor no cesa, a pesar de intentar sacarmelo de la cabeza dandome golpes en los oidos, tapandome los orificios nasales y espirando fuerte por la nariz. Pero no se va, y cada vez el sonido es mas fuerte. No desaparece, y atemorizado busco ayuda. Pero no en la casa, despues del ultimo ataque que me dio, delante de Silvia y su hija, lo ultimo que quisiese es que me vieran de nuevo tan nervioso.

Gracias a que consigo razonar esto en ultima instancia, bajo la calle corriendo retorciendome, alejandome de la casa y tras alejarme lo suficiente grito de dolor e intento buscar ayuda. Aunque se que sera en vano, puesto que el sonido no se ira hasta que no quiera, y ante tal desesperacion, se me pasa por la cabeza de autolesionarme y caer en la inconsciencia para eliminar tal pensamiento.

-Ayuda...Ayuda....mi cabeza...

Cargando editor
24/04/2009, 10:43
Director

Isabel despierta repentinamente, invadida por una sensación de vértigo, como si alguien le hubiese sustraído la totalidad del mundo bajo el cuerpo por unos segundos. Ahoga un grito, abre los ojos, está oscuro, pero no tanto como para que no pueda reconocer dónde se encuentra: está recostada en su cama, en su habitación, en su casa de Nicolás del Puerto, y alguien la está llamando en mitad de la noche. La voz procede de afuera y es la de su padre.

Entonces, siente las manos pegajosas sobre su vientre; no, no exactamente sobre su vientre, reposan un poco más abajo, justo a esa mínima distancia que ejecuta la libido. Ha estado tocándose en sueños. Sin embargo, el llamado es apremiante. Son gemidos de agonía. Abandona el lecho y cruza descalza el cuarto, sin detenerse a accionar la luz, limpiándose las manos en el camisón. Una especie de grumo le mancha los dedos, es muy extraño.

Avanza por el pasillo con urgencia. A través de una ventana, irradia la luz de una farola. Esa luz va descubriéndoselos en el suelo, pequeños bultos de relieve impreciso que descansan sobre charcos resbaladizos. Su imaginación, implacable, los recrea con todo lujo de detalles: aquí hay una mano, un pie, algo más extenso )¿una pierna, puede ser?)... Miembros cercenados y esparcidos como señalando un rastro de migas de hombre que va desde la habitación de Isabel hasta la de su padre.

Cargando editor
24/04/2009, 11:34
Director

A medida que Silvia se les aproxima llena de cólera, el rostro del hombre a rastras se abre, emitiendo chasquidos nauseabundos, como el capullo de una flor, primero rasgando las comisuras de su boca, y configurando por fin uno nuevo entre sus pliegues: un rostro que, pese a los indicios que presenta de haber sido apuñalado con saña le resulta dolorosamente familiar a Silvia: es el rostro de su exmarido, Vicent.

Su boca se abre para articular un grito cuando el pie de la mujer se dispara hacia él, sin otro resultado que dejar que de su interior se le escurra la lengua cercenada.

Cargando editor
24/04/2009, 11:35
Director

Silvia pestañea y ya no hay nada. Su pie atraviesa el vacío, pierde el equilibrio, tropieza con su hija, quien sí permanece, y la deja caer. Alicia rompe a llorar y encoge el corazón de su madre.

De repente, el alarido de un hombre a sus espaldas la sobresalta. Francisco José acaba de salir corriendo de la casa como alma que lleva el demonio, golpeándose los oídos como un demente, atravesando la calle y estampándose contra el capó de un SEAT blanco aparcado en la acera de enfrente.

Cargando editor
24/04/2009, 12:05
Silvia Montes

Horrorizada veo el rostro de mi ex-marido justo antes de golpearle con mi pie... Pero que es esto?... Golpeo con todas mis fuerzas, pero al haber desaparecido la criatura pierdo el equilibrio cayendome sobre mi hija... Cielo, ya está, no te preocupes.... Siento los nervios a flor de pie, me enderezo cogiendo a mi hija y abrazándola fuertemente... Mi vida, no te volveré a dejar sola, perdona cariño... Lágrimas vuelven a correr por mis mejillas, siento que estoy a punto de romperme, seguro que es una pesadilla, tarde o temprano despertaremos... Intento autoconvencerme aunque algo en mi interior me indica que no es asi...

El alarido de un hombre me hace levantar la cabeza, veo a Francisco José saliendo de la casa, parece fuera de si, se va golpeando los oídos y finalmente choca contra el capó de un coche... Me quedo abrazada a mi hija, mirando espectante si se levanta, no me atrevo a acercarme, un miedo irracional se apodera de mi... Francisco? Está usted bien? Pregunto desde donde me encuentro... Vaya pregunta mas idiota, está claro que no se encuentra bien el hombre... Aún sabiendo que puede que necesite ayuda, espero un momento, sin soltar a mi hija ni apartar la mirada de donde se encuentra Francisco.

Cargando editor
26/04/2009, 21:54
Isabel Fernández

Nerviosa y extrañada me levanto caminando hacia la habitacion de mi padre. No tiene ningún sentido... ese sueño era tan.. real? y mucho menos entiendo como he podido tocarme con ese tipo de sueño... Mientras camino mi corazón se encoge al notar ciertos bultos en el suelo. Mi mente quizás me esté jugando una mala pasada... o quizás no... Me apuro a llegar al interruptor más cercano para ver con claridad qué sucede...

Cargando editor
27/04/2009, 08:12
Director

La luz viene a confirmarle la terrible sospecha: su camisón está empapado de sangre, sus manos pegajosas de sangre, sangre que sabe a ciencia cierta que no es suya. Y el suelo está salpicado de pegotes de carne, restos más o menos reconocibles, entre los cuales destaca un antebrazo velludo que aún conserva un reloj de pulsera. El reloj marca las cuatro y cinco de la mañana.

Otro hipido escapa de la habitación de su padre, un estertor de muerte.

Cargando editor
27/04/2009, 08:20
Isabel Fernández

Horrorizada al ver lo que ya me temía pero no quería creer, echo a caminar todo lo aprisa que puedo, tratando de esquivar los restos de carne esparcidos por el suelo. Camino presa del pánico hacia la habitación de mi padre.

Padre! padre ya voy padre... - entro en su habitación mientras le hablo.

Cargando editor
27/04/2009, 10:15
Director

La voluminosa masa de Isabel se impulsa hacia delante, resbala en las losas embadurnadas en una, dos ocasiones, conservando el equilibrio de puro milagro, manotea en busca del interruptor y encuentra lo que queda de su padre (Jacinto Fernández, de ochenta y un años, albañil de toda la vida) postrado en la cama con cabecera de hierro: un torso desmembrado, rematado por el rostro amado, congestionado por la agonía, la boca abierta hasta el desgarro, un abisal coágulo de sangre.

Isabel percibe aún un par de detalles, antes de despertar entre gritos descomunales: una hachuela de carnicero está arrojada a los pies de la cama; los órganos sexuales de Jacinto dentro del vaso de agua sobre la mesita de noche, donde dejaba la dentadura postiza…

-¡Tranquila, Isa, tranquila! –le está gritando Alberto, sujetándola a duras penas por los brazos. –¡Te desmayaste, eso es todo, ya está hecho, ya!

Cargando editor
27/04/2009, 10:29
Director

En ese instante, unos gritos tremebundos surgen de la casa. Tanto Silvia como Francisco José apostarían a que los está profiriendo la mujer herida.

Un trueno en la distancia rubrica la escena. La lluvia sigue cayendo. Las calles permanecen desiertas.

Cargando editor
29/04/2009, 10:52
Silvia Montes


Venga, cielo, ya estamos juntas, no volveré a dejarte sola... Empiezo a balancearme suavemente, abrazada a mi hija, como cuando era pequeña y quería calmar sus llantos. Lágrimas desesperadas empiezan a correr por mis mejillas, mezclándose con la lluvia que continúa cayendo incesantemente. Gritos desgarradores salen del interior de la casa... Dirijo mi mirada asustada hacia la puerta, sin saber ya qué puedo esperar. Abrazo todavía con mas fuerza a mi hija. Siento como el terror me agarra desde las entrañas. Como una mano congelada que tirara de mi, dejándome clavada en el sitio donde me encuentro... Basta ya... Por favor... Entierro mi cara en el pelo de mi hija, cerrando fuertemente los ojos y repitiendo como si de una letanía se tratase mi deseo de que pare todo.

Escucho a lo lejos el sonido de un trueno. Consciente de que si me quedo aquí, quieta, corremos el peligro de que vuelva a aparecer otra de esas criaturas, sin soltar a mi hija me levanto del suelo. Respiro profundamente, haciendo llegar una gran bocanada de aire a mis pulmones para darme ánimos. Siento mis piernas como de gelatina, pero con un gran esfuerzo doy el primer paso, y después el siguiente. Mantengo a mi hija abrazada a mi, no sé que está ocurriendo, pero no pienso dejarla más sola. Con un gran esfuerzo consigo llegar a la altura de Francisco. Sé que solas no podremos salir del pueblo... No paro de echar miradas nerviosas hacia la casa, desconozco el motivo de esos gritos, quizás Camila logró soltarse y ahora esté haciendo una masacre allí dentro... Convencida de que no entraré a comprobarlo llego a la altura de Francisco....

Agachándome un poco alargo mi temblorosa mano y le toco en el brazo. Francisco... Está usted bien? Vuelvo a preguntar esperando algún tipo de respuesta.

Cargando editor
30/04/2009, 08:25
Isabel Fernández

Al oír las palabras de Alberto vuelvo en mi poco a poco... aquello había sido.. tan ... tan real! Aún respiro agitada, nerviosa, con la imagen de mi padre desmembrado aún en mi mente.

¿qué ... qué ha pasado? ¿dónde estoy? - miro a Alberto, y antes de que me responda vuelvo a la realidad... estaba en aquella casa... en aquel maldito lugar donde aquella mujer fuera de sí me había mordido. Rápidamente llevo mi mano al cuello buscando la herida, esperando no seguir sangrando.

Notas de juego

buenooooo hasta el domingoo bixooo

Cargando editor
07/05/2009, 10:47
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

De nuevo en la cordura, Fracisco Jose se levanta apoyandose sobre el coche sobre el que se estampo. Le duele todo. El brazo y la rodilla por el golpe contra el coche; la cabeza por que su cabeza no para de dar vueltas a todo, y sus oidos, porque todavia recuerda ese pitido. Despues de incoporarse, mir a Silvia...

-Pobre mujer...otra vez me ha vuelto a ver en este estado, y su pobre hija igual...

Las fuerzas de Francisco despues del golpe y el forcejeo con la mujer de la casa flojean bastante, asiq se acerca a una pared y se sienta apoyandose sobre ella. Reaccionaria al grito, pero todavia sentia como seguia pitando el eco sobre sus oidos de aquel sonido tan estridente. asi derrumbandose sobre el suelo, apoyando su dolorida espalda en la pared, Francisco Jose, mira fijamente a Silvia.

-Lo-lo-lo siento de nuevo...Otra vez me ha vuelto a pasar...De-de-desde que empezo todo, es como si ella estuviese de nuevo presente...Usted no ha sentido nada raro...no-no-no ha visto algo de su pasado, deformado por el mismisimo infierno...Su familia en ese estado...

Francisco agacha la cabeza entre sus piernas...Parece que va a romperse, pero un pensamiento cruza su cabeza...

-Quizas debieramos volver a la casa...la mujer herida no estaba muy bien...

Notas de juego

Si vuelven a sonar los gritos desde la casa. Me levante lo mas rapido que puedo y voy a echar un ojo.

Por cierto, perdon la tardanza, pero se acercan examanes, entrega de trabajos, y tengo guerra en el travian para mas inri...sorry :(