Partida Rol por web

Alguien toca la puerta del despacho de Shirase situado en el interior de su edificio de oficinas en Little Tokio... parece que Miho, la nueva asesina de la familia, ya ha llegado.

Shirase se encontraba en su despacho, mirando por entre las percianas de la ventana. En su mente se visualizaba el proyecto que tenía en mente, su propio orden de las cosas, su propio imperio, donde el jefe sea un Ken. Yoshirase Ken. Aunque por supuesto, no pertenecería a esa podrida mafia de ideales perdidos como era la Yakuza. No. Crearía la rama más pura de la Yakuza en lo que a ideología se refería, era donde estaba el honor, no en la piel de sus miembros.

El capo oyó que tocaron en la puerta.

-Pasa.

Dijo. Se volvió despacio. Tenía una gabardina marron clara larga, una camisa verde de marca cara y una corbata, además, unos pantalones oscuros y zapatos que hacían juego con la gabardina: estilo. Su marca de presentación.

Dos de sus dedos, envueltos en anillos de plata decorativos, nada caros ni llamativos, abrieron la caja que tenía sobre el escritorio y cogieron un puro. Un buen puro de los caros.

Abrió la puerta y pasó al despacho, cerró la puerta una vez estaba dentro. Se inclinó para saludar a su nuevo jefe, como es tipico, juntando las manos,mostrandole respeto-

- Saludos. Mi nombre es Miho.

Se incorporó y miró al frente, a él no le miraba directamente, se mantuvo seria esperando las ordenes, no era mujer de muchas palabras. Iba vestida todo de negro, un traje de chaqueta y pantalón negro, el pelo lo llevaba recogido en una coleta alta.

Shirase miró a su subordinada. Era muy diferente a como se la había imaginado. Shirase se sentó en la silla y la miró de abajo hacia arriba.

-Por fin nos conocemos. Sientate.

Le pide, haciendole un gesto para que se siente ante él.

-He oido que hay un tipo por el barrio que se está haciendo el gallito conmigo. Lleva una sala de juego ilegal. Vamos a traspasar el negocio ¿sabes a lo que me refiero con eso?

El mafioso se colocó el puro en la boca y lo encendió con una cerilla.

-Ah y una cosa más.

Añadió el mafioso, haciendo una pausa para soltar el humo del puro de la boca.

-Si te encuentras con un capullo italiano o un mono islamico, pasa de ellos a no ser que te ataquen primero. No quiero juergas todavia con nadie ¿De acuerdo?

Le mira mientras le habla, fijamente, escuchando lo que le dice. Asiente como dando a entender que entendía a que se refería con su nuevo trabajo.

- De acuerdo, haré lo que me pida, solo les atacaré en el caso de que ellos ataquen primero. ¿Tiene alguna preferencia a la hora de ejecutar el trabajo? Soy muy silenciosa, prefiero las armas blancas. Y tambien que quiere que haga con la basura, dejarla alli o deshacerme de ella?

-A tu entera disposición. Por cierto, ¿te hace falta alguna herramienta? Kunais, Kodachis, Katanas, Cuchillos, sierras....

Inquirió el hombre, hizo otra pausa para darle una calada al puro.

- Necesitaría: hilo de pescar del más grueso, un cuchillo y un hacha. ¿El cadaver quiere que le deje alguna marca como que hemos sido nosotros o lo hago desaparecer? - pregunta.

-Que desaparezca, no quiero que quede nada. Como si un fantasma se lo hubiese llevado.

Una vez armada y tras recibir de manos de Shirase un sobre con la fotografía del objetivo y la dirección de su local de juego, Miho abandona el edificio de oficinas de Little Tokio, dispuesta a salir a la calle para realizar su primer trabajo como miembro de la familia.

Tras una dura jornada, Miho hace aparición en el edificio de oficinas de Little Tokio. Camina directa hacia el despacho donde seguramente aguarda impaciente Shirase, esperando conocer los detalles del primer día de trabajo de su asesina.

Llegó el momento de las explicaciones...

Llega a la sala de reunión con su jefe, se inclina para saludarle una vez le ve y se quita los guantes para empezar a hablar.

- Acabé con el objetivo, pero no pude deshacerme del cuerpo. Justo en el momento que iba a hacerlo, llegó la policía. No he dejado pruebas, pero la próxima vez seré más rápida, no puedo dejar rastro alguno.

Miraba a Shirase, esperando que le echara una buena reprimenda por no acabar del todo el trabajo.

El mafioso se encontraba afilando una katana, tumbado en su asiento de cuero mientras escuchaba a la joven.

-No importa. Liquidaste al tipo, eso nos da respeto. ¿Te encuentras con ganas de salir? si es así, tengo otro encargo. Dany Cheng, un asqueroso chino de mierda, me pidió dinero el otro dia para abrir un negocio, lo hizo, lo abrió y no me ha devuelto la pasta...¡¡Nadie se rie de mi!! y menos un mierda como ese.

Shirase dio un golpe en la mesa.

-Matalo. Como quieras pero matalo. Si te en cuentras con alguien, pasa, como siempre, mientras no den el primer paso.

Parece recordar algo cuando recibe nuevamente ordenes, saca del bolsillo de su chaqueta dos fajos de billetes y se los deja en la mesa.

- El beneficio que he conseguido. Si, no hay problema, puedo salir ahora.

Atiende a sus nuevas ordenes y asiente.

- No se preocupe, solo atacaré si ellos me atacan. Esta vez no le fallaré.

Se inclina  a modo de reverencia y recoge sus cosas para volver al trabajo.

Reconocido el error pero demostrado afán de superación, Miho deja sobre la mesa el fajo de billetes obtenidos en el local del difunto intento de gángster y da media vuelta abandonando nuevamente el edificio de oficinas para salir a la calle.

Una nueva dirección y una fotografía en el sobre, un nuevo nombre, un nuevo objetivo que liquidar...