Partida Rol por web

Manhattan

— Manhattan

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06/06/2023, 12:54
Mena Cruz Vega

Pues igual que no es verdad que los chicos no quieren chicas engreídas y vanidosas —me vuelvo a reír a medias, con la botella levantada sobre mi boca pero sin terminar de inclinarla. Que somos dos pedazo de mierdas y ya está; deberíamos dejar de buscar justificaciones y aceptar nuestro lugar.

Él se aparta para acercarse a los ventanales, así que yo aprovecho para intentar sentarme de forma normal, dejar un rato la botella y terminar de descalzarme. En la mesa, además de la bolsa de la licorería, está la droga que sacamos de la fiesta de Tilly… Sé que no debería mezclar pastillas aleatorias con alcohol, pero sólo quiero dejar de sentirme tan mal…

Escojo una amarilla, porque es de mis colores preferidos y punto. Y la paso sólo con un sorbito de bourbon.

Si pido un coche desde aquí puedo volver a casa pronto, es línea recta —no me preocupa dónde caerme muerta, la verdad. León me proporciona una sensación de seguridad que ahora mismo es incomparable a ninguna otra, por lo menos mientras mis hermanos sigan en la fiesta.

Sintiéndome pesada de cintura para abajo, hago lo que puedo para ponerme en pie y acercarme a él, dándole un abrazo desde atrás y apoyando la frente en su espalda.

Deja de preocuparte tanto por mí; nos la han metido doblada a los dos… ¿Qué vas a hacer tú? —me intereso, aunque lo haga balbuceando. — Yo supongo que pediré a mis hermanos que vayan a por mis cosas a casa de Clem.

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06/06/2023, 23:07
León de la Rosa

Sonrío irónico cuando ella me pregunta que haré yo. Nada. Nunca lo hago. Suelo aceptar mi lugar y dejarlo estar. Claro que suele ser muy diferente la situación, porque son ellas las que pierden el interés cuando descubren quién he sido en esa vida anterior que a veces veo lejana y a veces me pisa los talones. Pero esta vez he sido yo el que lo ha parado todo antes de hacerme daño. Y he tenido todo el verano para darme cuenta de que seguramente sea porque de Clem me hubiera dolido más ese rechazo. Claro que ¿acaso no me duele ahora lo mismo o más verle con el tal Aaron. 
Y por esto es que no haré nada, porque haga lo que haga siempre termino con la disforia sentada a mi lado. 

La que abraza mi espalda ahora es Mena. Al menos podemos hundirnos juntos en la mierda. No porque quiera que ella esté mal, sino porque acompañado siempre parece que las cosas son mejores. 

No voy a hacer nada — le respondo finalmente — Yo la rechacé, ahora me jodo. Quiero decir, que en realidad es normal lo que ella hace, ¿no? Cree que no me gusta suficiente, y ni siquiera me he esforzado en explicarle por qué no me presenté en el hotel aquel día. Me merezco el castigo. Seguro que “el otro” sabe demostrarle y decirle lo que yo no. Ya está. Estoy eliminado del juego. 

Le doy otra calada al porro y me giro entre su abrazo para ofrecerle. 

— Iré yo a por tus cosas. Tarde o temprano voy a tener que enfrentarme a ella y prefiero hacerlo bebido y fumado — me encojo de hombros. Igual así dejo de ser un León Cobarde. 

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07/06/2023, 15:10
Mena Cruz Vega

Ahora que lo dice me doy cuenta de que nunca le pregunté por qué exactamente no fue a ver a Clem esa vez que quedaron. Supuse que, como mejor amiga de Clem, me correspondía no tomar posición y respetar que, otra vez, se alejaran y volvieran a encontrarse con el verano de por medio. Algo así ha ocurrido, pero con la inesperada intervención de una tercera persona.

Aprieto mis brazos alrededor de su cintura un instante, antes de aflojar y aceptar su porro.

No, no tienes que hacerlo, ¿y si…? —admito que siento tal escalofrío al pensarlo que se me corta la respiración necesaria para seguir hablando. — No deberías ir, al menos hasta dentro de un día o dos. O dejar que vayan los gemelos, de verdad.

Fumo de nuevo y le devuelvo el porro para volver a abrazarlo. Ahora mismo, no sólo para no caerme, necesito el soporte de su cuerpo.

Suspiro el humo, apoyando la cabeza en su costado para mirar hacia el río y las luces de Brooklyn al otro lado.

¿Por qué no fuiste al hotel? Va a hacer un año que estáis con la misma tontería; es obvio que te gusta muchísimo…

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07/06/2023, 18:17
León de la Rosa

Aprieto los labios ante LA pregunta. ¿Debería contárselo? ¿Se lo contaría ella a Clem? Porque ahora está dolida pero sé que terminarán por arreglarse aunque sea pactando que la rubia no le pase su relación con el tio cachas por la cara. De todas maneras, no sé si me atrevo a soltárselo sin más porque, aunque en mi casa y en mi círculo más íntimo se trate con total normalidad, fuera de ahí aún me entran las dudas. Obviamente debido a malas experiencias. La última no demasiada lejana, en realidad. 

Quiero ir yo, en serio. Con un poco de suerte les jodo el polvo si es que acaban ambos en su apartamento — comento, como si nada. Igual que Mena, me he quedado prendado de las luces que nos aportan las vistas del ático. Espectaculares, por cierto; mi madre siempre ha tenido buen gusto. 

Paso un hombro por los brazos de Mena, suspirando suave. Ella parece necesitar apoyo y contacto, y no me supone ningún sacrificio dárselo. 

No fui al hotel porque me acojoné, sinceramente. Me entró un miedo terrible a no gustarle — murmuro — Y ese rechazo me hubiera dolido más de lo que me duele ahora verle con otro. 

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08/06/2023, 00:02
Mena Cruz Vega

Trato de cerrar los ojos, pero es que durante el breve instante que lo hago comienzo a sentir que mis pies se despegan del suelo y me entra miedo. Prefiero seguir admirando Brooklyn, ese mundo que este lado de Nueva York prefiere pretender que es como la periferia suburbana de la clase trabajadora.

¿Cuál fue exactamente ese miedo? ¿Tan jodido le ha tenido Clementine para que acabase creyéndose, después de todo un curso de tira y afloja, que le rechazaría? Tuerzo el cuello para mirarle, con una mueca de completa comprensión.

A veces, incluso si te sonríe, te deja preguntándote si estás a la altura de ella, ¿verdad? —murmuro, pues es algo que yo misma he sentido en mi propia piel. — Sé cómo te hace sentir, León… Al final ella va a tomar las decisiones que le convengan y a lo mejor nosotros tenemos que empezar a hacer lo mismo…

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08/06/2023, 00:04
León de la Rosa

No es eso… — niego — Clem impone, claro, pero a su lado no he sentido que no estuviera a su altura. Si se fijó en mi sería por algo, ¿no? Es un problema mío — le respondo — Es algo…físico — dudo al hablar. Quiero contárselo pero me genera algo de ansiedad. Siempre ocurre en el momento previo de explicarle a alguien lo de mi disforia de género. O dicho de una manera más bruta: que no tengo entre las piernas lo que un chico debe tener —Aunque supongo que tienes razón con eso de tomar las decisiones que más nos convengan a nosotros. Sobretodo tú. Yo…bueno, me voy apañando, pese a todo. 

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08/06/2023, 08:21
Mena Cruz Vega

Tristemente suena como yo: “si me escogió a mí sería por algo”. Y que sí tuviera otro cuerpo mis problemas de inseguridad desaparecerían, no serían tan fuertes. ¿Por qué tiene que ser tan difícil estar cerca de Clem?

Basta, tienes que dejar de darte patadas en el suelo… —debería tener gracia que lo diga yo, experta en golpear al caballo muerto de mi autoestima, pero es mucho más sencillo cuando se trata de otra persona. Puedo ver que León no debería tener ese miedo al rechazo de Clem por el físico, aunque estemos ambos malditos por nuestros genes a ser visiblemente más bajitos que la mayoría de nuestros contemporáneos.

… es eso, ¿no?

Los dos tenemos que tomar decisiones más egoístas. Y tú has estado demasiado tiempo enganchado a esta puta droga; deberías hacer lo mismo y pasar página. Es nuestro último año de instituto.

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09/06/2023, 19:41

Agosto, 2023

Champán burbujeante y vestidos para la ocasión, se respiraba un aire de sofisticación en la mansión de los Vanderbilt y la opulencia del lugar abrumaba los sentidos de Kotku mientras se adentraba al lugar. Su uniforme de camarero, una imposición necesaria para distinguir su rol allí, parecía agobiarlo con cada paso que daba. El ajustado chaleco negro y la impecable camisa blanca se adherían incómodamente a su delgada figura, como si se hubiese encogido en la tinturería, como un recordatorio cosntante de su falta de pertenencia en aquel mundillo. 

Mientras avanzaba cautelosamente entre los invitados, su mirada se perdía en la sinfonía de colores, brillos y excentricidades que lo rodeaban. El resplandor de los candelabros colgantes y los destellos de las joyas que adornaban los cuellos y las muñecas de las damas se entrelazaban con el aroma embriagador de las flores frescas que decoraban cada rincón del salón. Los ecos de risas sofisticadas y conversaciones susurradas se desvanecían en el aire, como una sinfonía de secretos y confidencias.

Kotku sostenía con delicadeza una bandeja llena de burbujeantes copas de champán, abriéndose paso entre los invitados y asegurándose de que encontraran satisfechas sus necesidades. Sus pasos eran cautelosos, sus movimientos meticulosos, consciente de que cualquier tropiezo o derrame podía ser un craso error. A pesar de que su tía era la encargada de la empresa del catering, siempre era mejor contar con gente más formada para tales trabajos. Le había advertido que los Vanderbilt eran gente muy importante, y se rodeaban de gente aún más importante. Empresarios, políticos, socialités y hasta le pareció ver a una celebridad, pero no podía detenerse demasiado tiempo. Para ellos, él no era más que una anónima figura en su entretenimiento. 

Mientras pasaba entre los invitados, Kotku capturaba fugazmente los destellos de vidas privilegiadas y opulentas. Observaba los gestos de complacencia y satisfacción en los rostros, las risas que parecían danzar en armonía con el tintineo del cristal. Pero a pesar de su esfuerzo por encajar, sentía una brecha insalvable entre él y aquellos que parecían haber nacido con un linaje dorado.

El calor del salón y la incomodidad del uniforme se fundían en una incómoda sinfonía en su piel. Sentía el roce de las telas que no encajaban perfectamente, la opresión en su pecho al tener que sonreír y asentir ante las conversaciones superficiales que lo rodeaban. Pero en medio de su incomodidad, se aferraba a su determinación de hacer bien su trabajo, de cumplir con sus responsabilidades sin importar cuán ajeno se sintiera.

Sus ojos grandes y expresivos, como los de un cervatillo cauteloso, buscaban fugazmente aquellos destellos de humanidad en medio de la ostentación. Fue cuando se encontró con los de Xavier.

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09/06/2023, 22:43
León de la Rosa

Suspiro. Ojalá que fuera tan fácil como ella quiere pretender. Pero esa "puta droga" a la que se refiere a mi me tiene bien enganchado. Y me jode en el alma que Clem vaya a irse con ese tío sólo porque yo no tuve el valor de aparecer en aquel maldito hotel. A ver, que puede que le guste más que yo, es una opción muy plausible, pero ¿y si no es así? ¿Y si ella me aceptara pese a mi disforia? ¿Y si ella no es una más de la lista de causas que me llevaron a cuidar más a quién se lo cuento y a quién no? Ese pensamiento me tiene la cabeza loca hoy, y no puedo dejar de darle vueltas, porque por otra parte también pienso: ¿y si es una más? ¿Podría soportar de Clem el mismo rechazo como los anteriores? No lo tengo nada claro, y me está volviendo loco.

Le dejo un beso a Mena sobre el cabello antes de quitarle la botella de bourbon de la mano y pegar un trago largo, esperando que el alcohol me ayude a aclarar las ideas, ya que la marihuana lo único que hace es calentármela. 

Mira, tienes toda la razón. Y sé que lo que quieres, y necesitas escuchar, es que te apoye en eso de ser egoísta. Que te diga que dejes de vivir a la sombra de tu amiga, y que ambos vamos a olvidarnos de ella y pasarla bien en nuestro último año – empiezo – Pero empieza a joderme seriamente el darme por vencido, ¿sabes? Ni siquiera... Joder, Mena...  – bufo y me aparto del abrazo para mirarla, ahora algo más serio. Un pelín borracho, también – Ni siquiera le he dicho, ni a ti tampoco, y necesito... Tú conoces bien a Clem, aunque aún haga cosas que te sorprendan o que no te esperas – hago una mueca – ¿Si te cuento una cosa me prometes que vas a respetar mi secreto? ¿Y que me dirás tu opinión sobre lo que Clem opinaría al respecto? – le pido, sin dejar de mirarla a los ojos – Sé que ahora mismo la odias mucho, pero estoy seguro de que ninguno de los dos vamos a conseguir eso de alejarnos de ella por lo que significa para nosotros. Y empiezo a estar inquieto con eso de dejarla, simplemente, irse con su ligue de verano sin más. 

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09/06/2023, 23:15
Xavier Anderson

Aquella fiesta podría haber sido mucho más interesante si Gloria siguiese viva. De haber sido así, se habría plantado aquí con un ejemplar de la novela "Obsession: An Erotic Tale" para suplicar una dedicatoria. Pero el parentesco de sus anfitriones con la dama eran tan lejanos y fríos como el espacio vacío entre dos estrellas. Así que su mayor esperanza era no aburrirse demasiado. Con suerte podría escaquearse en busca de una biblioteca.

Su anfitriona era conocida de su madre. En alguna conversación entre ambas había salido a colación el tema de que él estaba en la ciudad y le había caído una invitación que no podía rechazar. No porque le importase una mierda la opinión de una señora que no conocía de nada, sino porque su madre había confirmado su asistencia. Y era mejor para todos que las cosas fuesen siempre como Julia Anderson quería que fuesen.

Elegante como el príncipe que todas las princesas esperan que las saque de una maldición de sueño, con un traje a medida, un reloj que valía más que algunas casas con jardín y el pelo convenientemente repeinado y engominado, bajó del coche y subió las escaleras de la mansión. De inmediato recibió algunas miradas de "¿quién coño es ese tío?", pero todo su atuendo indicaba que era de la escala social adecuada para estar aquí así que tampoco tubo ningún problema.

Fue la señora Vanderbilt quien le encontró. Al grito de "tú debes ser Xavier" procedió a narrarle que la última vez que lo vio era un bebe y a extenderse sobre la relación con su madre. La señora era encantadora y no paró de llamar a todos los camareros que pasaban cerca para cogerse "solo una copita más" y de paso ponerle a él una en las manos. En más de una ocasión le hizo reír y Xavier agradeció ese regalo inesperado de la noche. Cuando la mujer tuvo que irse para atender otros invitados, la fiesta se quedó casi silenciosa al no tener a una borracha gritándole en la oreja, pero también más aburrida. Miró la hora para ver si podía dar u misión por completada y avisar al chofer de que se largaban.

Fue entonces cuando vio pasar ante él una especie de fantasma. Un chico que precia casi invisible por la sutileza con la que caminaba, como si bailase entre las personas. Le vino a la cabeza que era como los cuentos de hadas, un duende que puede estar a apenas medio metro de ti sin que lo veas. Y si lo descubres no puedes apartar la vista ante tan mágico descubrimiento.

Aquel pelirrojo alzó la mirada y le pilló mirándole. De haber sido Xavier alguien tímido habría aparto los ojos y se habría escabullido. Pero no era el caso. Se acercó al muchacho con pasos largo, pero lentos, lo estudió de arriba a abajo con la tranquilidad de los que se saben impunes y se permitió recolocarle la pajarita, que estaba un poco torcida, con una sonrisa. Después se cogió "solo una copita más" como habría dicho su anfitriona.

—¿Pero ya tienes edad para trabajar aquí? —preguntó con repentina honestidad.

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10/06/2023, 00:20

Kotku se deslizaba entre la multitud, con su bandeja de copas en equilibrio como si se tratase de un malabarista. A medida que avanzaba, sus ojos se posaron en un chico intrigante y elegante, un poco mayor que él, cuyo rostro parecía teñido por el aburrimiento. Sus miradas se cruzaron y Kotku sintió que la mano le tambaleaba un poco, poco acostumbrado al contacto visual en aquel evento.

Trata de no entrar en pánico cuando le ve acercarse lento pero seguro hacia él, como si hubiese sido pillado haciendo algo que no debía. Súbitamente se sintió completamente inadecuado allí, como si éste pudiese adivinar que no era más que un intruso en su mundo. Cuando quedan a pocos centímetros, Kotku le mira como un cervatillo que ha sido encandilado por la luz de un automóvil, inmóvil y totalmente indefenso. Se deja acomodar la pajarilla de su uniforme, como si de un superior se tratase. Era el magnetismo de aquel chico era como una fuerza que le atraía y repelía la mismo tiempo. Kotku sabía identificar al peligro.

Kotku se aclaró la garganta y, con un hilo de voz, le respondió. — S-si, por supuesto. Tengo dieciséis... — Se maldijo a sí mismo por titubear tanto, con el nerviosismo apoderándose de él. Su mirada lacrimosa e hipnotizante reflejaba su incertidumbre mientras se encontraba cara a cara con aquella extraña pero fascinante criatura.

Mi tía se encarga del catering... — Agrega como si tuviera que justificarse, arrepintiéndose de sí mismo inmediatamente después de decir aquello. El chico parecía disfrutar de su desconcierto, casi deleitándose por la incomodidad que había generado en el joven camarero.

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10/06/2023, 09:49
Mena Cruz Vega

Le robo el porro para fumar un poco más a cambio del bourbon. Estoy comenzando a sentirme inquieta, meneándome desde antes hasta después de que me suelte. En mi vida cada segundo ha estado lleno de música, incluso en mi cabeza, pero creo que desde que llegamos al apartamento mi mente se ha quedado en silencio hasta ahora. El efecto de la pastilla, real o placebo, recupera esa parte de mí. Desde los talones subiendo y bajando del suelo hasta mis hombros balanceándose adelante y atrás, pero centrada en escucharle.

Me parece que me duele pero estoy demasiado ebria para que lo haga más de lo que me duele lo de Clem. Está bien, lo haré sola. Ahora mismo no me da miedo.

Entonces todo se pone serio de golpe, el aire pesándome sobre el cuerpo reduciendo incluso mi bailecito. Tal como me mira, la voz que utiliza, parece que fuera a confesarme un crimen.

Claro que sí, compa —ladeo la cabeza, intrigada y casi intimidada. Soy buena con los secretos, y aunque ahora mismo me joda, mejor émpata. Puedo pretender que Clem es una perra egoísta que nunca se ha preocupado por mí y que ha elegido a un tío por encima de nosotras pero sé que en un par de días empezaré a crearle excusas para perdonarla.

Aprieto los labios. A lo mejor debería decirle que no confío en mí misma en este estado y que no debería darle un hacha a una niña drogada. Quiero saberlo, no tengo remedio.

Puedo intentarlo, sabes que la mente de Clem no funciona como las nuestras —es lo más sincero que puedo decirle al respecto.

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10/06/2023, 10:05
Xavier Anderson

Aquel chico era una dulzura, como un caperucito rojo canturreando en el bosque sin saber que la espesura estaba llena de lobos. A poder ser uno inspirado en la versión de Charles Perrault. Sí, A Xavier le encantaría que se metiera en su cama desnudo y devorarlo en todos los sentidos. Tanto por su atractivo superficial como por esa aura de pureza que gritaba "destrúyeme". Más por lo segundo.

Barajó mentalmente las opciones para seducirlo y llevárselo a alguna habitación solitaria. Suponiendo que al chico le gustase la carne y no fuese uno de esos aburridos que solo comen pescado. Detectaba la atención ajena, pero no podía saber si era por magnetismo o por servicialidad.

—Entonces dile a tu tía que felicite a quien cocinó los canapés de caviar y aguacate. Simplemente delicioso.
Sus ojos miraron al joven de arriba a abajo al decir aquel adjetivo, especialmente al cuello, que era donde le daría el primer bocado si se dejaba. ¿Demasiado evidente y poco sutil? Quizá, pero a veces la mejor estrategia es una carga frontal de caballería.

Dio un trago de la copa, volvió a dejarla en la bandeja sin apurarla, lo que suponía tranquilamente malgastar cincuenta dólares de bebida, y le dedico una sonrisa.

—No te entretengo más. No quiero meterte en problemas en el trabajo.
Por supuesto que quería meterlo en problemas.

Xavier volvió a encontrar la fiesta divertida. Hasta se puso de buen humor, lo cual solía ser un mal presagio. Se paseó por las salas, haciendo comentarios casuales con la gente. Todo era un juego para moverse de un sitio a otro y clavar su mirada en el pelirrojo desde lejos y apartar la vista en cuanto este le mirase. Su objetivo era poner al jovencito bien nervioso antes de buscar un sitio solitario, como una terraza, donde esperar tranquilamente una media hora. Si el camarero acudía, se habría buscado él solito todo lo que le pasase. Si no, Xavier se marcharía a casa tras haber disfrutado.

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10/06/2023, 15:29

Asintió, tragando saliva al mismo tiempo, ante las palabras del mayor. — Le diré. — Obedeció, sin siquiera cuestionárselo. Sabía que aquello no se trataba ni sobre la comida ni sobre su servicio como camarero, su crianza en el Bronx le había demostrado que saber leer a las personas era una habilidad fundamental si quería sobrevivir. Y a pesar de que las intenciones del mayor sean más que claras, Kotku aún era inundado por un mar de dudas e inseguridad. 

Antes de que pudiera decir algo más, el chico desapareció entre las personas y el joven camarero necesitó unos momentos para recomponerse, sin entender por qué había flaqueado tanto ante aquel encuentro.

Aquel encuentro había dejado a Kotku seriamente movilizado, y fue incapaz de concentrarse en su trabajo en lo que duró el resto de la velada. Casi inconscientemente, no podía apartar la mirada de aquel enigmático chico a lo largo de la fiesta. Sentía cómo su corazón latía con una mezcla de nerviosismo y excitación cada vez que sus miradas se encontraban, sólo para decepcionarse cuando éste desviaba su atención, como si sus conversaciones superficiales fuesen mucho más interesantes. Aquello no era más que la antesala de un juego del gato y el ratón, trazando un mapa invisible de provocación.

Kotku podía sentir cómo su piel se erizaba bajo la intensidad de aquella mirada, cómo su cuerpo se tensaba anticipando el próximo encuentro. Había juntado coraje a lo largo de la velada, decidido a no titubear esta vez. Finalmente, llegó el momento en que el mayor se dirigió a la terraza, y Kotku decidió seguirle, sin sospechar que tal acción acabaría por sellar su destino. Anunció que se tomaría un descanso y se perdió entre las cortinas que llevaban a la terraza.

Se encontraban en un rincón apartado donde la noche envolvía el aire frío con su misterio. La luz de los rascacielos se derramaba sobre ellos, dibujando sus siluetas de curiosas maneras. Kotku se acercó tímidamente, su respiración entrecortada por la expectación. A medida que se aproximaba a él, podía sentir el pulso acelerado de su propio calor. Quedó a unos pocos centímetros de él, apoyados ambos en la baranda de la terraza. A lo lejos se oía el ruido de la fiesta ahogado por los cristales.

¿Te importa? — Preguntó Kotku, mientras exhibía su caja de cigarros y buscaba su encendedor. Había ansiado tal descanso durante toda la noche.

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11/06/2023, 01:07
Xavier Anderson

En cuanto sintió a alguien acercarse, sonrió hacia la ciudad antes de girarse con expresión de poker.

—Me vas a hacer cómplice de un delito. Por injusticias del sistema legal puedes trabajar como un esclavo pero no fabricarte un cáncer de pulmón.

Sonrió y le ofreció su propio encendedor, un Le Must de Cantier.

—Aunque las normas están para saltárselas, ¿no?

Le guiñó el ojo

—Ponte a mi izquierda, así si alguien sale sera menos probable que te vea aquí.

Esperaba no tener que explicarle que si alguno de los anfitriones salia afuera no querría ver a un empleado disfrutando de la vistas como si fuese uno de ellos. Aunque, si alguno de los anfitriones salia afuera, lo mas probable es que se tropezase en las penumbras por la borrachera. Sería un fin de velada legendario: la anfitriona marchándose en una ambulancia con la cadera rota.

Por un lado le apetecía atacar al chico, preguntarle "¿que quieres de mi, porque me has seguido?" Asaltarle para arrancarle una confesión. Pero el juego sería mas satisfactorio si tenia paciencia. Así que simplememente se recostó un poco más en la barandilla para hacer que su codo rozase "casualmente" un milímetro cuadrado con el ajeno. Calculado con precisión de ingeniero.

—Es una ciudad muy bonita. Reconozco que tiene más encanto del que me esperaba.

 

 

 

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11/06/2023, 13:39
León de la Rosa

Noto a Mena inquieta, y está claro que no es por lo mismo que me tiene inquieto a mi, pero ahora mismo necesito soltarlo por primera vez desde que vivo en Nueva York. La latina va a ser la primera que lo sepa, y espero que no sea un detonante para acabar quemado como acabé en España, pero va siendo hora de dejar de vivir escondido al menos con mi círculo más cercano. Y ella es mi mejor amiga, además de Alex, y la veo a ella más preparada para saber esto que al británico. Quizás me equivoque, me ha pasado muchas veces a lo largo de mi vida, pero esta noche siento que tengo que soltarlo, y aunque hubiera querido que la primera fuera Clem, no va a poder ser así que...

Ya sabes que la razón por la que no fui al hotel es porque temía no gustarle físicamente a Clem – empiezo, y pese a la naturalidad con la que se trató este tema desde que era pequeño por parte de mi familia, yo sigo atascándome justo antes de tener que decirlo, porque no siempre las experiencias al respecto han tenido una reacción positiva. El empujón que mentalmente me doy para seguir hablando es decirme a mi mismo que estoy seguro de que Mena no va a ser de las que reacciona negativamente – Yo...no siempre he sido León – esa es la manera fácil. Alguna gente lo capta a la primera, y otros necesitan más explicaciones, dependiendo de lo familiarizados que estén con este tema – O sea...siempre me he sentido como un chico. Soy un chico. Pero se ve que alguien se equivocó de cuerpo al asignármelo – encojo los hombros. Con eso es más que suficiente para empezar – Soy trans.

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12/06/2023, 00:33

Kotku sonríe ante el comentario del mayor, mientras tomaba el encendedor que éste le ofrecía y aceptaba el fuego que le brindaba. Se colocó a su izquierda tal como le sugirió, quedando oculto de la vista de cualquier invitado que quisiera un poco de aire nocturno. Inhaló profundamente el humo del cigarrillo, dejando que la sensación cálida y embriagadora se apoderara de él, mientras sus ojos se encontraban con los del moreno. — Usualmente acato las reglas, hoy parece ser la excepción. — Respondió Kotku sinceramente, dejando escapar el humo. 

Se recostó un poco más en la barandilla, consciente de la cercanía con aquel desconocido. Estaba interpretando probablemente uno de los papeles más difíciles que le tocó: el de un Kotku con seguridad y confianza. Esperaba que no le pillase en su acto y teatro. La atracción magnética que sentía por aquel chico se mexclaba con la cautela y la curiosidad. No sabía qué intenciones ocultas podía tener, pero parecía intrigado en descubrirlas.

Mientras exhalaba el humo del cigarro en una nube evanescente, Kotku dejó que sus ojos vagaran por el horizonte iluminado de la ciudad. La noche se extendía ante ellos, llena de posibilidades y secretos por desvelar. Aunque el adolescente disimulaba su nerviosismo bajo una apariencia de confianza y seguridad, sus manos levemente temblorosas delataban aquel estado de intriga y expectación.

Sí, tiene su encanto si te lo puedes costear. — Jamás en un millón de años tendría una vista así, y sólo recordaba una experiencia similar cuando visitó la azotea del Empire State Building en una excursión escolar. Intenta desviar la conversación para no sonar como un resentido. — ¿No eres de por aquí? La gente de la fiesta parece conocerte.

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12/06/2023, 01:14
Xavier Anderson
Fiesta de los Vanderbilt
 

¿Había sido aquello una pequeña puya? ¿Estaba el pelirrojo frustrado por el lujo y las vistas desde la terraza? No sería para menos. El grueso de la población no se imaginaba la clase de despilfarros que cometían los privilegiados. Pero aquellos que les servían... conocían la miseria y la riqueza y eran testigos de la desigualdad. Lo más sensato sería que los muertos de hambre de la ciudad se armasen con el rifle de caza del abuelo, herramientas de construcción o simples palos y echasen abajo verjas y puertas hasta llegar a los salones del lujo y acabasen con sus ocupantes. Pero claro, después de matar al granjero empezaría el tiránico gobierno del cerdo Napoleón así que nada cambiaría.

—Touche —respondió.
Con esa simple palabra le daba la razón y le confirmaba que, en efecto, "el encanto" no era gratis.

—Qué va, nadie tiene ni puta idea de quien soy. La anfitriona conoce a mi madre. Y bueno, ella dice que me conoció cuando yo era un bebe. Solo voy a un grupo, espero a que hagan un chistecito, me rio, añado un comentario, serien y así va pasando la noche. La verdad es que me he aburrido mucho. Si no fuese por las vistas ya me habría ido.

—¿De dónde eres tú? —añadió de seguido como si le hubiese puesto nervioso la confesión, lo cual era falso.

—Cada una de esas luces es una ventana. Son como estrellas. Lejanas, pero con mundos e historias propios. ¿En qué dirección queda la tuya?

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12/06/2023, 01:50

Kotku escuchó atentamente las palabras de Xavier, captando la ligera frustración que se escondía detrás de su aburrimiento sobre aquella fiesta. Visto desde lejos, no le parecía muy entretenido, así que podía entenderle. Una chispa de complicidad se encendió en los ojos del adolescente mientras se inclinaba hacia adelante, mostrando interés en la conversación.

¿Y por qué vienes a una fiesta donde no conoces a nadie? — Inquirió Kotku, genuinamente curioso. Los modismos y costumbres de los ricos escapaban de su comprensión, aquellas sonrisas falsas y comentarios de compromiso. Se montaban su propio teatro por fuera del escenario, desplegándose frente a sus ojos. Fingían interés en la vida del otro y pretendían pasársela bien. Era una idiosincrasia de la que no estaba acostumbrado, y debía de aprender si queria sobrevivir al rodearse de éstos en las siguientes semanas una vez que comenzara sus clases en el Constance Billard - St. Jude's School. 

Cuando el moreno le preguntó sobre su origen, Kotku esbozó una sonrisa sincera.

Soy de un lugar muy distinto a este. Vivo en una galaxia muy lejana, llamada El Bronx. Es un sitio que no es precisamente bonito a los ojos de la gente que vive por aquí, pero tiene su propia belleza, su propia esencia. — Confesó Kotku, sintiendo cómo la sinceridad fluía de sus labios de la misma manera que el humo de su cigarro. 

Kotku miró al chico, preguntándose qué historia se escondía detrás de él. — ¿Y tú? ¿de donde eres?

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12/06/2023, 11:37
Xavier Anderson
Fiesta de los Vanderbilt
 

Esa era una buena pregunta. ¿En qué momento de debilidad se había dejado liar par venir aquí en vez de quedarse en casa oyendo algún vinilo con un buen copazo?

—Por obligación familiar. Mi madre conoce a la anfitriona así que me invitaron y aceptaron la invitación sin que yo supiese nada. A lo que me enteré, la trampa e había cerrado con mi pie dentro. Aunque...
Miró un segundo hacia él y apartó la visa e inmediato
—... me alegro de haber venido.

Aunque la referencia era a Star Wars, la primera respuesta que se le pasó por la cabeza fue "Yo soy del planeta transexual, en la galaxia Transilvania" pero se calló aquel chiste que, posiblemente, sería malinterpretado.

Se inventó alguna historia que poder contar. Podía decir que venía de Texas, o de California. ¿Qué cuento chino le resultaría más interesante a su camarero favorito? Le lanzo una mirada, esta vez se tropezó con sus ojos. Ahora sí que había metido el pie en una trampa.

—Soy de Washintong. Aunque he vivido en otros sitios. Los últimos tres años estuve en un internado en Suiza.
La mente del moreno se perdió en sus recuerdos. No entendía por qué le había dicho la verdad, pero ahora tenía en la mente los motivos por los que actualmente residía en NYC. Por unas horas había olvidado su realidad entre copichuelas y jugar al gato y el ratón con aquel yogurin de rasgos esculturales. Ya no se sentía muy festivo.

Se volvió al otro. Le había arruinado la diversión; Lo justo sería que se la devolviera. Estiró la mano para acariciar la mejilla ajena, lo miraba a los ojos con ansia, como un león hambriento a un gacelito distraido. Se acercó a sus labios. Solo los rozó con los suyos, sin besarlo realmente. Bajó a su cuello, aflojando la pajarita que él mismo había recolocado hacía una hora y estiro el cuello de la camisa. Apoyó sus labios en la piel que había descubierto. Allí fue donde lo besó con intensidad. Apretó los labios y succionó. Iba a regalarle un chupón, para que se acordase de él unos días. Pero como era magnánimo, iba a hacerlo bajo la camisa para que nadie lo viera. En mitad de aquella travesura, escuchó unos pasos. Una señora se acercaba desde otro lado de la terraza. Llamaba a un tal "Kotku" intentando sonar suficientemente alto para ser oída, pero a la vez bajito para que no la descubriesen allí. ¿Era ese el nombre del chico? Le daba igual.

—Eres demasiado guapo. —le susurró.

Se escabulló al interior de la fiesta y, antes de que el otro se hubiese reajustado la ropa y se hubiese disculpado por estar fumando allí, Xavier ya estaba camino a casa.

Perdido en sus pensamientos agrios en la parte de atrás del coche, solo deseaba que al menos aquel efebo con el que había jugado se pasase el resto de su vida preguntándose que habría podido pasar. Xavier daba por supuesto que nunca lo volvería a ver. Solo una semana después se percató de que tenía un encendedor menos. Se compró dos la siguiente vez que fue de tiendas.