Partida Rol por web

Sonrío ante la idea de Enma. El hecho de que reconozca mis virtudes es algo que nos hace fuertes, pues cada uno sabemos cuáles son nuestras virtudes y defectos, y esto es una de mis virtudes.

Así, arreglándome un poco el vestido salgo corriendo con pasitos cortos, ya que entre los tacones y la falda no dejan hacer un juego más amplio, mientras alzo la mano ¡Señor Roerich, Señor Roerich, disculpe por favor!

Cuando duda y levanta la cabeza, aprovecho para mantener la conversación Disculpe que abordemos así, Señor Roerich, pero no siempre se tiene la oportunidad de ver a alguien de su posición e importancia. Mis amigas y yo también estamos interesadas en la ciencia. Ella es Enma Friederick y ella Charlenne Whitson, no se si las conocerá, y bueno, él es un amigo.

Cuando se deciden a hablarle, Roerich está a punto de entrar en el coche, precediendo a su acompañante. A la llamada de Nadine:

¡Señor Roerich, Señor Roerich, disculpe por favor!

...se detiene y la mira, de lejos. Ella avanza hacia él por la calle. El acompañante del anciano se inclina hacia su oído, para decirle algo en voz baja. Mientras Nadine (y los demás algo más lentos) avanza hacia él, sube en el coche. Las últimas palabras son dichas por la morena investigadora mientras el cristal trasero del vehículo sube y el coche comienza a moverse. 

Whitston se detiene con la desilusión pintada en el rostro. Luego recompone su atuendo.

Qué raro. Le he visto muy envarado. Me pareció que, antes de que el otro hombre hablara, quería responderle, Sinkins.

La sesión de fotos pasa, la comida también (os dan un bufette con sandwiches fríos y cosas por el estilo, con abundante cerveza, agua y refrescos, al parecer la tripulación de cocina no está todavía al completo), y tras esto, todo el mundo sigue con sus cometidos, de los más diversos. El ambiente es alegre y distendido.

Tras eso, los tres hombres que quedan, pasan una estupenda sesión en el dentista. Se trata de una precaución elemental: evitar que en medio de la nada, a alguien se le infecte una muela o algo similar. Las revisiones pasan pronto para todos. Incluso Peabody, que no ha tenido seguro médico desde que Jesucristo perdió la zapatilla, tiene los dientes guarretes, si, pero en excelente estado.

El dentista os felicita (¿hay una leve nota de desilusión? Quizá.)

Y, por último, ya en el Amherst, la visita a Green, el doctor. Green parece un excéntrico. Su habitación está llena de láminas exóticas, reproducciones de cuadros inquietantes, cubistas, expresionistas. Está todo bastante desordenado, aunque él parece encontrarlo de su gusto, y no tarda en encontrar lo que busca.

Hay una salita con una pequeña camilla, un biombo y un armario de puertas de cristal con todo lo necesario para la revisión. El doctor fuma y habla, mientras trabaja.

No se cómo dar la noticia a algunos, dice chupando la pipa que, por cierto, no tiene tabaco, sino alguna otra hierba,pero me temo que a partir del día en que salgamos de aquí, tendremos que renunciar al placer de fumar. Es por el oxígeno ¿sabe? Vamos a ir a lugares donde se requiere oxígeno suplementario para sobrevivir, pero como no se tengan los pulmones en forma, la hipoxia será segura, oxígeno o no.

Solamente Butterfingers parece no estar en muy buena forma. El doctor chasquea la lengua y toma muchas notas en una libreta, con letra diminuta y apretada.

Bueno, bueno, pasa usted con suficiente, me temo, pero qué le vamos a hacer. Creo que podrá soportarlo, pero no haga esfuerzos innecesarios, y salga a caminar por las mañanas. Y recuerde -chupa la pipa- ¡Nada de fumar! Cuanto antes comience, mejor.

De los otros dos, a Peabody le palmea la espalda, bonachón. ¡Bien! Está usted hecho un toro, señor Peabody, le felicito. Se pone un vasito de licor que parece absenta, o algo igualmente fuerte, mientras se sienta en la mesa (apartando un montón de papeles) Sin embargo lo de abstenerse del tabaco también va por usted, así que no se relaje. Y por usted, señor Pooster. Por cierto que he leído alguno de sus trabajos. Bastante notables, señor, le felicito igualmente, aunque sea por otros motivos.

Cuando Mike, algo asustado, mira disumuladamente la libreta de notas, que ha dejado en una mesita auxiliar bastante llena de muchas otras cosas, ve que tiene dibujitos y, en una esquina, una caricatura suya bastante lograda.

Y cae la noche. Todos tenéis el resto del día libre, hasta mañana a las 8:00. El salón es agradable, hay bebidas y se puede charlar. La gente llega tarde y cansada a sus habitaciones, y se acuestan pronto, aunque en alguna habitación se escuchan conversaciones durante un rato.

Pasado el tiempo, el hotel queda en calma.

Al oir lo que dice Charlenne, me giro hacia ella No se qué coño es eso de envarado, pero si crees que podréis convencerle id rápido, yo pararél el coche. ¡Rápido! digo alzando los brazos y poníendome en medio de la carretera cruzandolos de un lado a otro ¡Espere, no se vaya! ¡Escuche!

Sonriendo ante lo que acaba de ahcer Nadine, niego incrédula la capacidad de sorprenderme. Sin un segundo que perder, le doy un golpecito a Charlenne Venga, solo tendremos unos instantes para convencerle digo echando a correr para ponerme a la altura de la ventanilla

Señor Roerich, por favor, escúchenos solo unos minutos. Nos gustaría hablar del Señor Steakweather

Tim no puede evitar esbozar una sonrisa, al oir que su trabajo es conocido en el gremio medico. Sin dudarlo, comenta al doctor.

Le agradezco su comentario, señor Greene, la verdad es que he trabajado duro en estos años y ahora me veo abocado a esta aventura, que será desde luego otra experiencia vital sin palangon. Tambien le estaria agradecido si compartiera conmigo unn trago de esa estupenda bebida, parece que puede reanimar a un muerto.

Al decir esto, se gira hacia Alex y le hace un pequeño guiño, quiza en referencia a sus vivencias pasadas.

No se preocupe, fumo poco y si hay que dejarlo por obligacion, pues mejor qiue mejor, que con la crisis ni para tabaco nos va a quedar. Ire saliendo a pasera por las mañanas, con la fresca, para ir haciendome a los inicios de este azaroso viaje.

Durante las presentaciones he prestado especial atención a Miles y Guilmore; aunque se han mostrado algo bruscos en el trato, tomo nota mentalmente de sus ocupaciones y seguramente serán con los que compartiré tareas de manera más cercana.

Se lo agradezco de veras, doctor - respondo después, sin poder evitar echar una mirada desconfiada a la pipa que emite un olor muy intrusivo - lo cierto es que he tratado de cuidarme. Si Tim quiere, podría acompañarle en sus ejercicios, nos vendría bien a los dos y siempre es más llevadero compartir estas cosas. Lo cierto es que yo no fumo - demasiado caro, pienso para mis adentros - así que con eso no tendré problemas.
 

Sorprendido por el comentario del doctor, Mike comenta en tono socarrón…

Bueno doctor… ya sé que la gente piensa que tener barriga es salud, pero no puede ser malo tener musculo allí donde iría la barriga… supongo que podré sujetar una aún más grande… no obstante, le haré caso, a partir de mañana comeré más y, en la medida de lo posible, más grasiento, supongo que un abrigo “propio” de grasa me ayudará a superar el frio…

Por supuesto Alex, en compañia será mas ameno y menos duro, podemos quedar temprano y empezar a "sanear" los pulmones, tiempo aun hay.

Sigue observando al doctor.

¿que hay de ese trago, pipero? piensa para si mismo. Creo que no tiene muchas ganas de compartir su absenta. me parece a mi.

Patrick no sabe muy bien qué hacer, parar el coche de un noble de esa forma y con sus pintas es invitar al chofer a que le atropelle, por lo que decide quedarse al lado de Nadine sin hacer ningún gesto al coche  y estar al quite para apartar a la mujer en caso de que el coche acelere, confía en que las palabras de Enma interesen al ruso lo suficiente para decidir seguir la conversación en un entorno más tranquilo.

Cuando las chicas toman la iniciativa, se puede escuchar que el tipo que va con Roerich dice algo seco y malhumorado en lengua extranjera. Ante eso, y sin que Enma se haya podido acercar como le gustaría, el chofer acelera, atropellando a Nadine sin reparo alguno.

El choque es frontal, y Nadine vuela como una muñeca rota. Afortunadamente el coche no ha cogido velocidad, de lo contrario muy bien podría haberla matado. El aterrizaje no es muy afortunado, al llegar al suelo, toma también contacto con el bordillo de la acera contra sus costillas. Todo el mundo escucha con consternación un crujido y el extraño gemido provocado por que Nadine ha soltado todo el aire de sus pulmones de golpe. Se queda tirada en el suelo, sin moverse, pero estremeciendose, en un intento desesperado por respirar con normalidad.

Nada se ha podido hacer para evitarlo. Ella ha sido pillada por sorpresa, O'Malley no ha conseguido asirla de la chaqueta, y ha estado a punto de ser él atropellado igualmente. Enma, al lado del coche, se ha quedado atónita cuando ha visto que, por debajo de la ventanilla, el jóven que habla extranjero está encañonando al viejo con una pistola. Es una visión que no dura ni medio segundo, pero es inconfundible.

Whitston se intenta agarrar a la puerta, pero no es capaz de conseguir ni asirla. Se pilla un dedo, se rompe una uña y acaba por los suelos, con las medias rotas y unos buenos arañazos en las rodillas.

Tras el lapsus momentáneo, meneo la cabeza incrédula ante lo que he visto, para anotar la matrícula antes de acudir en auxilio de Nadine ¡¡Una ambulancia. Llamen a una ambulacia.!!

Mientras espero, me descuelgo el bolso y saco mis cosas, buscando algo que me pueda servir para curar algunas de las heridas de Nadine.

Tranquila Nadine, no te pasará nada. Y ese bastardo nos las pagará.

¿Habéis visto a ese tío que estaba encañonando a Roerich? digo girándome para mirar al resto y ver cómo habían reaccionado Llamad a la policía y darles la matrícula. Decid que han secuestrado al señor Roerich y que han atropellado a una persona durante la huida.

Nadine no siente dolor. Antes de que Enma llegue a tocarla, se pone de pie. Siente un calor muy intenso en el costado, amén de las rozaduras y los golpes por todo el cuerpo. Parece una bruja, toda despeinada y con un moratón en la frente. El asfalto le ha dejado dibujos en la piel, la falda se le ha rajado, aunque eso le permite moverse con facilidad. Los zapatos de tacón andan por ahí, pero puede caminar descalza... al fin y al cabo, es casi verano todavía.

El taxista que os estaba esperando arranca el coche y se acerca rápido. ¿Está bien? ¡Suban, vamos a... a... Dios, que canallas!

Acabo de anotar la matrícula... creo que está bien. ¿Pueden comprobarlo?