Partida Rol por web

Esa masa de animales tan inmensa huyendo de su refugio le puso los pelos de punta, nada bueno auguraba. La temperatura en superficie estaba comenzando a desestabilizar lo congelado, no me podia ni imaginar el calor que estaria pasando en el interior de la ciudad como para hacer que los pinguinos huyeran al exterior donde serian presa facil de "aquello". Solo de pensarlo aumente el ritmo hasta acabar en una alocada carrera, las prendas se descolocaban de su sitio, se abrian, y lo que era peor comenzaba a sudar...(supervivencia en el polo).

Ya no estaba seguro de mi orientacion, el cielo gris, todo gris y monotono, esta ciudad que nunca se termina, la nieve y ese ruido por todas partes... Solo corria sin un rumbo fijo, pero no me importaba, correr parecia lo mas sensato (orientarse).

Es durante esta loca huida cuando paso por encima de una acumulacion de nieve, normal como todas las anteriores, salvo porque esta, al parecer la losa del suelo se hundio a mi paso, no fue una caida al vacio, mas bien como si cayese por un tobogan inclinado, muy inclinado. mis desesperados intentos por asirme a algun resquicio o saliente fueron en vano. habian innumerables salientes pero solo servian para hacerme daño segun pasaban de largo.(trepar)

Al final una pequeña plataforma consiguio pararme casi en seco, el golpe fue seco, muy fuerte, parecia una terraza en un edificio muy inclinado, al parecer habia caido por su fachada hasta parar contra una terraza que no se habia derruido. A escasos dos metros de mi se hallaba lo que parecia un puente, no en muy buen estado pero por lo menos en horizontal.

Decido saltar y continuar con mi huida, el suelo helado hace que se resbale la bota fallando en el salto al puente, cayendo sobre la puerta de la terraza que cede sin poder aguantar mi peso. (Saltar) 

De nuevo caigo sin control por el interior del edificio, pero esta vez tengo la fortuna de esquivar unos muebles que parecian de algun tipo de piedra, (esquivar)hasta llegar a una pared que por fin detiene mi descenso. 

Estoy vivo, o eso creo porque la adrenalina no deja que me duelan los golpes recibidos, todo es calma, por fin, no hay animales, no hay ruido, no se donde demonios estoy, solo se una cosa, hace calor y no es bueno...

Tim no paraba de mirar la bellleza de los que le rodeaba, con mas admiracion que panico. El sabia que esto era real desde el principio y no podia sorprenderle ekl ehcho de vivir esto de nuevo, sus vivencias anteriores habian hecho de su mente una caja fuerte llena de realidades paralelas y hechos extraños. Sabia que esto tenia sentido, ya de niño pudo ver los portales dimensionales y los seres extraplanares, ahora todo cobraba sentido.

Es impresionante...son muy evolucionados...eso esta claro... Ahora no deberiamos de perder mas tiempo, puede que esten pensando en usar al capitan como radio extraplanar o algo peor, creo que hemos de decidir rapido la linea de actuacion, y darnos prisa. Cada minuto es un paso mas en la historia pero a su vez un minuto menos de vida de nuestro amigo. Rapido, hacia donde vamos? alguien ha visto alguna huella?

Menez luchaba como una gata con el pelo erizado. Ni de lejos era tan fuerte como podía serlo su amor, Pooster, pero las circunstancias lo requerían así. La adrenalina corría por su cuerpo haciendo que estuviera tenso y dándole aptitudes por encima de sus posibilidades que luego, de eso estaba segura, tendría que pagar. Ya sentía el corazón latir desbocado y presentía que no podría aguantar mucho más así.

- ¡Halperin, deténgase! No puede salvar el mundo matando a un peón y dejando escapar al Rey. ¡El pez gordo es Meyer!-  Seguía luchando por evitar que Baumann le diera un puñetazo. Había que ser muy poco hombre para pegar a una mujer madura y pequeña como ella. Quizá Halperin no fuera desencaminado en pensar que no era humano.

Tras echar un vistazo alrededor,  masculló: esto no me lo esperaba, no es que sea antiguo.  Se remonta al inicio de los tiempos! 

Empezó a estudiar los paneles y a tomar notas. Intentaba traducir con el minidiccionario que habían desarrollado anteriormente sin, aparentemente, escuchar a los demás absorto en su trabajo.  

No puede ser. Es extraordinario... - declamaba Charlene, mientras contemplaba absorta los paneles, las formas, todo en definitiva. No parecía inclinada a avanzar ni en un sentido ni en otro, ni a tomar una decisión. Estudiaba cada detalle completamente hipnotizada.

Bueno, cosas más extrañas hemos visto...

Chester se quedó embobado solamente un momento con las imágenes; aquello no tenía demasiado sentido para él, no había conseguido descifrar aún el significado de aquel galimatías.

Bueno, señores... hay que tomar una decisión. De lo poco que he sacado en claro de la historia es que el calor es Malo, y el frío es Bueno. Aquí abajo, en este pozo, hace calor, o sea que yo no iría por allí, al menos no de momento. Sugiero que sigamos avanzando por uno de estos túneles. 

Al oír los comentarios de sus compañeros - que si las imágenes, que si mentes avanzadas - a Chester le dio la impresión de que se estaban olvidando de lo más importante: habían acudido a la torre para rescatar a los miembros perdidos de su expedición, no para traducir intrincados mensajes que quizás no significaban nada.

Deberíamos continuar - dijo con cierta impaciencia. - Hay vidas en juego, además de las nuestras. Cuando demos con Starkweather y compañía ya volveremos para anotar todo lo anotable, pero lo primero es lo primero.

Tras decir esto, Chester se dirigió hacia el primer túnel comenzando por la izquierda.

Por alguno tenemos que empezar, y este parece tan bueno como cualquier otro.

Sin embargo, Sutton se había puesto a estudiar los grabados, con un cuadernillo en la mano, y Meyer hacía lo propio, como hipnotizado, junto a él:

Ach was! Este debe ser el primero de la serie, excelencia (por cierto, felicidades y lo lamento, por partida doble). Señores, el conocimiento puede llevarnos a sobrevivir, hay que aguantar un poco, de nada sirve... en fin, morir todos por salvar a uno. Y todo ello por no mirar unos dibujos que, todo hay que decirlo, son tan autoexplicativos que no debería llevar mucho tiempo sacar algo en claro.

Acacia se impacientaba. Estaba nerviosa, aunque se controlaba bien.

Pero ¿qué hacen? Señor Meyer, creo que el señor Field y el señor Pooster tienen razón. Lo primero es asegurar la zona, ¿me ha oído?

Priestley se carcajeó. Jaaa, ja, ja. Meyer, es usted de lo que no hay. Albert estaba también muy nervioso. Miraba a todas partes, como si no soportara no tener ojos en la nuca. Me parece que le he pillado a usted el nervio. Ya se porqué está aquí.
 

El primero de los frisos observado fue, en efecto, explicativo a más no poder. Y no por la claridad de las imágenes. Por contexto, tras haber visitado todo un edificio que las conmemoraba allá, en la Gran Ciudad, conocíais las guerras que los Antiguos tuvieron contra una raza alada, o un símbolo nudoso rodeado de garras. Una raza que dominaba el aire y que tuvo tanto tiempo en jaque a los constructores de la torre.

Este friso representaba los peores momentos de la guerra, cuando apenas dos ciudades -la de la Antártida y otra, que debería estar bajo el agua, cerca de chile- sobrevivían cercadas por el enemigo.

Douglas siguió disparando. ¡Bang! ¡No! La bala levantó un vientecillo aterrador justo entre los dos: Menez y Baumann. No les había dado a alguno de ellos de milagro. ¡Hay que acabar con todos antes de que se reproduzcan! ¡Lo dijo Moore!

¡Quieren matar a Meyer! Exclamó el piloto mirando aterrado a Menez y a Halperin. ¡No! Intento soltarse a la desesperada, pero Menez se le había aferrado como a una lapa. Entonces discurrió una treta, y puso a Menez de escudo entre Halperin y él, de manera que la periodista recibiera todos los balazos que pudiera.

Miles parecía indeciso, sujetando el rifle. Dos veces lo bajó como para disparar, y a la segunda lo hizo porque Menez estaba en medio. Entonces miró a Halperin, maliciandose lo que iba a pasar a continuación.

¡No! ¡Halperin! ¡No dispares!
 

Tal vez podamos encontrar una pista de algo a lo que sean vulnerables... - comenta Charlene, en voz alta pero como hablando consigo misma, mientras continúa estudiando los paneles - ¿Cómo consiguieron ganar esa guerra...?. No consigo entender... - acertó a decir, trastablilleando ligeramente sobre sus pies, como si estuviera a punto de sufrir un desvanecimiento - No lo entiendo, es demasiado - añadió, dándose la vuelta para evitar continuar mirando los terribles paneles.

Menez escuchó los gritos de Miles y la desesperación se apoderó de su cuerpo. Halperin no entraba en razón y, con tal de matar a los alemanes, parecía dispuesto a acabar con ella también. Baumann dejó de ser un gentil y educado alemán cuando trató de meterle el puño en la cara así que Menez tampoco iba a comportarse como una señorita. Soltó a Baumman, retranqueó las garras como un felino que salta sobre su presa, y se lanzó contra el rostro de Baumann directa a los ojos. 

- ¡Aaaaaay!

Chester empezaba a ponerse evidentemente nervioso. Todas aquellas demoras no le hacían ni puñetera gracia.

¿¡Pero se puede saber a qué hemos venido aquí, Señor Meyer!? ¡Parece que usted lo tiene muy claro, pero yo juraría que habíamos venido en una operación de Rescate! Y aquí están ustedes, entretenidos mirando estos, estos... ¡Murales!

Chester apenas podía prestar atención a los grabados en las paredes. Cuanto más se fijaba, más entendía lo que había pasado allí. Y en realidad no quería entenderlo.

¿Que cómo consiguieron ganar esa guerra, Charlene? Bueno, esta es fácil... no la ganaron. Yo diría que perdieron.

Una triste sonrisa asomó a los labios de Chester. Al fin y al cabo, si unas criaturas capaces de crear todo aquello no habían podido derrotar a los seres alados, ¿qué esperanza les quedaba a ellos?

No la perdieron, señor Field. ¡Mire aquí! Señaló el siguiente friso en espiral. Miraba al techo recorriendo la sala casi sin mirar al suelo.

En el friso se mostraban cinco Antiguos en un teatro circular enfrentados a una multitud. Sobre ellos se agrupaban lo que parecían formas energéticas como soles, en cuyo centro se veían símbolos intrincados e inquietantes atravesados por líneas de energía. Las mismas formas quedaban atrapadas en tres pentáculos emanando rayos en todas direcciones. Los pentáculos eran cajas con esa forma, según otras ilustraciones, que sujetaban los Antiguos. Había líneas de energía que atravesaban las formas, pero otras salían hacia fuera y tocaban a muchos de los Antiguos. En otra imagen, un grupo de Antiguos volaba transportando las cajas y las formas que las contenían justo antes de una batalla; las líneas emitidas tocaban a numerosos enemigos, los adversarios morían. El resto de la escena era de batallas. Los Antiguos salían victoriosos ahí donde aparecían pentáculos con esos signos representados siendo llevados por Antiguos.

Meyer parecía leer con cierta soltura los símbolos de los antiguos.

Creo que aquí explican que esos signos son entidades capturadas por la raza. Las utilizaban para luchar, como fuente de energía y como arma, todo a la vez. Atraían a esas entidades mediante algún tipo de cebo para atraparlas.

Tú estás mirando el otro friso. En él, numerosas imágenes y tablillas muestran escenas de una enorme construcción. Hay Antiguos que conversan, dibujan planos, excavan y construyen con una complejidad desconcertante. Extrañas brumas disuelven las piedras den humo; se dan nuevas formas a ríos de lava; se alzan y se moldean montañas, grandes siluetas puntiagudas nacen del aire; se cavan fosas de kilómetros de profundidad y túneles que se extienden a lo largo de continentes, se trabajan y se usan de forma confusa. Un gigantesco entramado de aristas, edificaciones y líneas de energía crece lentamente a lo largo de varias imágenes. Las piezas más grandes tienen, literalmente, kilómetros de altura, enterradas en las laderas de las montañas y dispuestas bajo el suelo en intrincadas formas. Líneas y redes de energía se superponen una tras otra, mientras cientos de Antiguos gesticulan al unísono una y otra vez. Incluso puede verse la propia Fortaleza donde estáis, aunque en la imagen tiene la cima mucho más afilada que lo que tú has visto desde el aire. La fortaleza, tal y como está ilustrada, es una diminuta imágen al borde de una enorme fosa que se hunde en pos del corazón mismo del mundo.

¡Señor Meyer! ¡Señor Sutton! ¡Esto no es una excursión, maldita sea!