Partida Rol por web

Sutton, Pickwell y Field llegan bastante perjudicados, Field especialmente ya que parece que se le ha roto la cámara de fotos, la que suele llevar siempre encima, por si hay alguna oportunidad. Sutton tiene, además, un desgarrón en una rodilla, con un raspón ensangrentado manchando la tela. Los tres vienen cojeando en diversos grados, Field, además de cojear más que los otros, se sujeta un costado.

Han entrado por la puerta del servicio, y acceden por la escalera a la planta 4ª, donde están las duchas y sus habitaciones. Todo el mundo les pregunta, pero ponen tal cara de mal humor (¿no van dejando un indefinible aroma, como a basura?) que pueden hacer el viaje de la escalera al baño sin necesidad de mostrarse descorteses.

Tras beber un par de copas sin soltarle prenda a Green (a lo más, monosílabos), que no parece molesto por ello, Mc Donald sale al pasillo, donde todo el mundo va a sus cosas, antes de la cena. Entonces, por fin, aparece Moore, y eclipsa la sensación que han causado los tres cojos que están ya con sus albornoces y toallas en la puerta de las duchas.

Frunce el ceño al verles con la ropa sucia y en ese estado. Cuando terminen de ducharse, vengan al salón rosa, quiero tener unas palabras con ustedes.

Usted también, dice a McDonald, que aparece por ahí, como sin venir a cuento. Y ustedes, señala a Menez, a Hirch, a O'Connel y a Whitston. Dentro de quince minutos.

Como pensando que tira sin control con su dedo acusador, y que pone al que apunta en el brete de tener una difícil reunión con él antes de la cena, todo el mundo se apresura a salir de su camino, y poner cara de estar muy ocupado. Él se mete en su habitación (cuya puerta ya ha sido reparada) sin hablar con nadie más.

A ver esa rodilla, dice Green, que entra en las duchas con su maletín antes de dar tiempo a los tres a desnudarse.

Venga, quitese ese pantalón, Sutton, no sea nenaza. Mmmh, no está mal. Usted, dice tras examinar a Field, se ha fisurado una costilla. Le recetaré un anti inflamatorio y un analgésico. Me temo que no hay más tratamiento para una costilla: no podemos vendar.

No, no pienso preguntar, así que no me digan nada. Ya sé que hoy, en el barco no han estado, pero de ahí prefiero no pasar. Hasta la cena. Y se marcha.

Tras poneros presentables, bajáis al salón rosa. Ya se huele a comida en el ambiente, pero Moore, que os espera sentado en la semioscuridad, no parece tener prisa. Tiene su eterno aspecto de persona fría y tranquila, aunque parece como desgastado... son ya muchos días dando todo.

¿Y bien? ¿Qué noticias tienen? Entonces se fija en que McDonald está ahí. Perdone, usted no lo sabe, claro. El señor McDonald ¿verdad? Soy Moore. Espero que Packard le haya puesto al corriente de las condiciones contractuales. Son las que pactamos por correo, así que espero que esté satisfecho. 

Entonces cambia de tema y de postura en su silla. McDonald, están aquí porque parece que tenemos algún problema. Hasta ahora habían sido algunos pequeños contratiempos, pequeños sabotajes de poca importancia. Casi me veía inclinado a pensar en el contramaestre del barco, ya que suelen ser peristas consumados, si van por el mal camino, y el material que no aparece podría haber sido robado. La muerte de Douglas ya ha sido algo peor, y sin embargo, estoy convencido de que ha resultado ser casualidad. Bien... convencido al cien por cien no se puede estar, y para eso están ustedes aquí: tienen la misión de observar discretamente, ya que todos se han incorporado después de que comenzaran los problemas, y puedo tener casi la seguridad de que ustedes no forman parte de él. Sobre todo, tienen la misión de evitar retrasos. Starkweather piensa que Lexington nos quiere retrasar... que esto es como una carrera para llegar a la Antártida. Tampoco creo eso. La realidad no suele cuadrar nunca de manera tan sencilla y evidente.

Bueno, de todas maneras, digan: ¿Hay algo nuevo, o nos vamos a cenar?

Claramente la excursión de Sutton, Field y Pickwell había conseguido, pese al lamentable estado en el que habían regresado, reforzar la camadería entre los tres, al menos en cuanto a Sutton.

Pese al dolor, no quedando muy claro si el físico o el moral de haber estropeado un precioso traje hecho a medida, Sutton tiene el gesto de un niño que ha vuelto de poner petardos en el cubo de basura del vecino.

Ha sido una fructífera tournée la que hemos realizado hoy. - responde el noble inglés, echando para atrás el foular que lleva, lo que lanza una oleada de perfume por la habitación. - Douglas, el Señor lo tenga en su gloria, realmente no pensaba comandar el Gabrielle, de hecho, la publicación de su contratación parece ser una artimaña de Starkweather para forzarle a aceptar... ¿sabía usted eso, Moore?

Por no hablar de que él también tenía un intimidador, similar a la nota que recibí ayer. Al menos, el suyo era alemán y hablaba de cosas extrañas... - Sutton mueve la mano, tratando de recordar. - Naciones perdidas... Tsalali... Dym... hablaba del folclore de los Mares del Sur.

Chester se saca la carta inacabada de uno de sus bolsillos, del que también caen, por accidente, un par de engranajes y el botón disparador de la pequeña cámara que solía llevar encima. El periodista renegó por lo bajo; le gustaba aquella pequeña Leica, le había tomado aprecio. Tendría que comprarse una nueva, y no estaba muy convencido de que Moore pudiera añadir el gasto a su lista de "estipendios variados". Quizás le convencería; en cualquier caso, no perdía nada por intentarlo.

Por casualidad he dado con esta carta del Capitán. No sé qué les parecerá a ustedes, pero me parece a mí que el Señor Starkweather vendió la piel del oso antes de cazarlo.

Al poner la carta sobre la mesa, Chester intenta disimular un gesto de dolor; parece que algo en el costado le incomoda... ¿se habrá metido en una pelea callejera?

Si, la verdad es que la mañana, imprevistos aparte, ha sido provechosa. a mi me dio tiempo a traerme esto.

Son dos fotos y un diario de abordo. Cuando meto la mano en el bolsillo hecho de menos algo.

Que mala suerte, creo que con las prisas he perdido algo. cuando saco los objetos me doy cuenta que falta la foto de los dos barcos. En esta foto vemos a los dos hermanos, es de hace unos años pero no tantos como para que haya cambiado mucho su aspecto, nos servira para reconocerle.

La otra foto era de los dos barcos gemelos, no es tan importante puesto que sabemos como es el nuestro. y por ultimo tengo este diario que tendre que estudiar con detenimiento para hacerme una idea de las rutas y del mantenimiento. Tiene una pequeña pega y es que le faltan las hojas de la anterior expedicion. haciendo una pequeña reflexion pienso que este sea uno de los motivos que llevaron al registro de la habitacion por parte de nuesto "rubio" asaltante.

Se me ocurre que podriamos rellenar los huecos que faltan viendo el diario de bitacora de nuestro barco o el del barco gemelo. Tambien podriamos intentar localizar al hermano del capitan a ver que nos puede contar.

Tambien haciendo memoria recuerdo una nota con una cifra alfanumerica... Habia una nota pero no llegue a verla con detenimiento, estaba centrado con el diario.

No, replica a Pickwell, Douglas nunca ha capitaneado el SS Gabrielle, el barco lo alquilamos nosotros. El capitán y la tripulación era cosa aparte, de eso se encargó, en principio, nuestro primer oficial. Así que no habrá anotaciones de Douglas en el cuaderno de bitácora del barco.

En cuanto a los métodos del señor Starkwater, solo tengo que añadir que suelen funcionar. Sin él, señores, no podríamos haber llegado tan lejos. Los dos hemos empeñado nuestra fortuna en esto, pero ni eso ni lo que se ha cobrado a los miembros de la expedición que figuran como clientes bastaría para pagar la mitad de los gastos. Tengan eso en cuenta, antes de criticarle.

Lo que pueda haber sucedido en el campamento Lake... aquello de lo que debía de estar hablando Danforth, es algo que, sin duda, quisieron dejar en secreto. Dyer vino de ahí cambiado, muy cambiado, y se negó a hablar conmigo del caso, a pesar de que sabe bien que soy persona discreta. Me imagino lo que podría llegar a hacer un hombre sumido en la locura de la nieve. Menea la cabeza, apesadumbrado. No habiendo nadie a quien acusar ya que murieron todos, creo que los que llegaron después contarían una mentira piadosa, para ahorrar sufrimiento a las familias de los fallecidos. Pero eso no nos debe hacer desistir de continuar las importantes investigaciones que habían emprendido. No es por nada que llevamos al doctor Green, un médico experimentado en psicología, ni es por nada que saludara con alivio la noticia de que tendríamos con nosotros al doctor Hirch, autoridad mundial en la materia.

Las demás referencias son... extrañas. ¿Tsalal? ¿Salvajes con los dientes negros? ¿Pym? ¿Un alemán?

He estado preguntando a los marineros. Al parecer, los tres que hoy han desertado habían navegado antes con Douglas. No se sabe mucho más. Hablaban bien de él, y se habían enrolado porque venía él. Supongo que, al leer los periódicos...

Lexington... Lexington... - Sutton murmuraba, recostado en su asiento, mientras chasqueaba ligeramente los dedos, ajeno a lo que estaba explicando Moore.

¡A. Lexington QB-0505! - exclamó de repente, sacando una pequeña libreta y anotándolo.

Levantó entonces la vista y se dio cuenta que le estaban mirando y sonrió. Es la anotación junto al teléfono, no sé exactamente qué significara pero convendría saberlo.

Bien por tu memoria... Quizas sea el numero del envio de la carga o un contenedor. Un agente portuario podria decirnos algo mas. aunque si hacemos caso a la carta su hermano ya lo tendra en su poder.

Creo que habria que avisarle, quizas nuestro querido saboteador ya este tras la pista. Pero esta vez no hago alusion a nadie, el palpitar doloroso del tobillo me recuerda que aun no estoy para muchos trotes, aunque podria estar peor, podria estar como Chester...