Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 5 (viaje por mar): hacia el hielo.

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11/08/2014, 20:54
Guardián de los Arcanos

12 de Octubre de 1933

Navegar por la costa de Australia hacia Melbourne a mediados de Octubre puede ser una bendición después de tanto tiempo en alta mar. Mientras el Norteamérica comienza la estación de otoño, Australia disfruta de la transición del invierno a la cálida primavera. La costa de Nueva Gales del Sur es un regalo para los ojos de los marineros. Hay bosques de coníferas y árboles de anchas hojas que se extienden desde las suaves colinas hasta las alturas de la Gran Cordillera Divisoria, tan solo interrumpidos por las verdes praderas. La costa está salpicada de pueblos y ciudades en rápido crecimiento.

Cuando el Gabrielle rodea el Cabo Howe, sin embargo, el mar se pica un poco y sopla frío el viento, obligando a los ociosos a abandonar las cubiertas. Con las islas de Tasmania cerca, el barco surca las aguas del Estrecho de Brass y rodea el Promontorio de Wilson. Cuando el barco llega a la bahía de Port Phillip y sus calmadas aguas, todos suspiran de alivio.

Melbourne está al norte de la Bahía de Port Fhillip, a unas treinta millas de su entrada. La entrada a la bahía tiene menos de una milla de ancho, y es conocida popularmente como "La Raja". Este estrecho canal es uno de los pasillos marítimos más traicioneros del mundo.

El Gabrielle espera a lo lejos mientras un práctico viene en ferry desde la Estación Queenscliff. El piloto guía el barco a trevés de las peligrosas aguas, navegando cuidadosamente entre los escollos, los arrecifes de coral y los canales, y luego dirige el barco hacia el norte, pasando junto a varios barcos de pesca y botes de mariscadores, rumbo al muelle de Port Phillip. El viaje lleva varias horas. Por fin se ve el muelle al norte, y Melbourne un poco más lejos, tras las nubes y el humo de las fábricas.

El puerto de Melbourne.

Después de surcar los bravos mares del estrecho de Brass, y las traicioneras angosturas de La Raja, la aBahía de Port Phillip es como un plácido lago. De unas cuarenta millas de ancho, y treinta de profundidad, la bahía es uno de los pocos puertos naturales de Australia, y el más grande y mejor protegido del mundo.

Las orillas de la bahía son anchas, y hay muchos pueblos pequeños pegados a ellas, unidos por las vías del tren y la pequeña red existente de transbordadores y barcos de vela. Ha llevado toda la noche hacer el viaje, y los que se lo han perdido, pueden ver ahora amanecer sobre el paisaje. Miles de muelles y pantalanes se internan en la bahía, especialmente en la cara interna de la Bahía Hobson.

Las aguas del puerto de Melbourne están saturadas de tráfico marítimo. Enormes barcos mercantes y gabarras reciben su carga en barriles y cajas. Los pantalanes están oscurecidos por la marea humana formada por los estibadores, la tripulación de los barcos, los pescadores y la gente corriente. Justo un poco más allá de los pantalanes están las vías del tren: las máquinas tiran de los vagones que van a ser descargados o cargados. Incluso en aguas profundas, desde donde el Gabrielle avanza, se escucha un ruido constante.

Mientras el barco se dirige a su muelle, pasan los barcos pequeños junto a él. Los hay de todas clases, desde ligeros y caros yates de recreo a pequeños botes de pesca y transbordadores de vapor, que transportan mercancías y personas entre las ciudades de la bahía. Las barcas de pesca, con las redes todavía húmedas, sus cubiertas a rebosar de plateados peces, completan la escena.

El Gabrielle se desliza hasta su destino, que no está muy lejos del muelle del ferrocarril. Pequeños veleros de poco calado pasan de camino hacia el río Yarra, al Puerto de Victoria y a la ciudad.

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13/08/2014, 17:55
Aramiker Menez

Oceanía era un continente que despertaba su curiosidad. Las historias fantásticas que se oían de sus extensiones vírgenes, de su peculiar fauna y flora, de sus razas salvajes...todo ello la llenaba de excitación. Paseando por la cubierta del brazo de Pooster comentaba con él las grandezas del aquel misterioso continente que hacía volar su imaginación.

- ¿Cree que sería posible ver la rata marsupial y el ornitorrinco?- No se hacía demasiadas ilusiones pensando en que el "Rompehuevos" vendría a meter presión por partir cuanto antes hacia el Polo Sur.- Necesitaríamos unas vacaciones, ¿no cree? Sobre todo después de lo que ha pasado.- La muerte de Kleiver era un tema tabú. A Maggie le vendría bien un pequeño descanso. Ella esperaba poder disfrutar de unos días, al menos, en Melbourne. Visitar la ciudad, sus museos y, si era posible, empaparse de aquella extraña civilización para tomar fuerzas renovadas.- He leído que los aborígenes son gente "bienhumorada y agradable", una lástima su decadencia como consecuencia de la proliferación de asentamientos europeos.- Turlow le había indicado que pronto podrían ver la silueta de la isla de Tasmania.-¿No se muere de ganas por averiguar si las historias que cuentan de las esquivas bestias que se esconden en estas tierras son ciertas? El demonio de Tasmania. Se le tomaba por un monstruo horrible y sanguinario, capaz de helar la sangre con sus chillidos. He de reconocer que peculiar debe ser, pero no es más que un a especie de perro apestoso de gran voracidad al borde de desaparecer de la faz de la Tierra. Pasar por aquí y no poder admirar un marsupial en su hábitat natural es demencial. - Se quedó un rato en silencio pensativa.- ¿Pero quién sabe qué puede esconderse en las vastas y vírgenes junglas? En los profundos bosques...- Miró a los ojos de Pooster y sonrió maliciosa.- Y nosotros vamos de cabeza al desierto helado. Es triste, pero cierto.- Comparado con la exuberancia de Australia, la Antártida le parecía un pan sin sal. La mala suerte quiso que la mar se picara justo cuando pasaban por Tasmania y tuvieran que meterse de nuevo bajo la agobiante protección de los camarotes. Allí esperó ver cómo se encontraba Maggie tras todos los acontecimientos acaecidos.

- Maggie, no sé cuánto tiempo nos dejarán estar en Melbourne pero nos vendrá bien salir de este maldito barco y estirar las piernas en tierra firme.- Decidió irse a la cama pronto para pues se le estaba haciendo eterno la aproximación del Gabrielle a la gran ciudad. Tras teclear  sobre su máquina de escribir un rato, se metió en la cama soñando con besar la tierra con sus labios, cual naufrago.

 

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15/08/2014, 01:32
Guardián de los Arcanos

Notas de juego

Paciencia. Mañana os hago avanzar otro poco :)

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15/08/2014, 03:10
Maggie O'Connel

Maggie había estado taciturna, más de lo normal vaya, que ya era mucho decir. Pero se veía que hacía verdaderos esfuerzos por intentar sonreír. Pasaba mucho tiempo con los perros, y a medida que se recuperaban los sacaba a pasear por la cubierta para que el ligero paseo les desentumeciese los músculos. Al fin y al cabo, eran animales de tiro, el ejercicio era su forma de ser felices, y de nada servirían si sus músculos se atrofiaban por la sobreprotección. Sin tomar riesgos claro.

No era feliz, eso estaba claro, cualquiera uqe charlase con ella diez minutos, o cinco y un whiskey por medio, se podía dar cuenta. Había sido abrasada, se había quemado con ácido, habían muerto varios de sus perros y un amigo de la infancia, así como varios conocidos más. Era obvio para cualquiera que todo aquello la había superado, y aunque era una mujer fuerte, habían sido muchas cosas en muy poco tiempo. Estaba arrepentida de haber iniciado aquella aventura, pero consideraba su deber con los perros no abandonarlos ahora, cuando ningún guía decente podía reemplazarla, y no los dejaría bajo un incompetente. 

Curiosamente, dos de las personas con quien habló más alegremente fueron sus dos jefes. Se había enterado por un marinero que Moore había presionado duramente al capitán para que ella recuperase sus armas, y eso era algo que ella sabía agradecer. En cuanto al otro jefe... simplemente le pareció injusto que le hiciesen el vacío por la actuación de aquel marinero. Una noche simplemente se había cansado del silencio, había tomado su comida, y se había sentado al lado de él.

- No sé si usted fue culpable o no de la muerte del hermano de esa rata. Pero incluso aunque lo fuese, él no tendría ningún derecho a tomarse la venganza ni sobre los marineros, ni sobre Kliever, ni sobre mi, ni sobre los perros. Todo eso fue únicamente culpa de él, no de usted, que le miren de soslayo y le hagan el vacío es una estupidez. Si usted fuese el culpable de la muerte de mi hermano, le volaría la cabeza, pero no haría daño a inocentes por ello.

Se había asegurado de decirlo bien alto, para Starkweather y para que lo oyesen todos los que estaban cerca. En menos de dos horas sus palabras las conocería toda la tripulación y toda la expedición. Y a partir de ese momento, lo trató con total normalidad.

Eso no significaba que lo hubiese superado todo, Aramiker había visto alguna almohada mojada por las mañanas, pero Maggie se esforzaba. Y cuando la periodista le sugirió bajar a tierra, la joven le contestó que si de ella dependiese, le gustaría ir a ver alguna obra de teatro, y quizás visitar algún pub irlandés que a buen seguro habría en algún lugar de la ciudad, y tomarse una buena y espumosa cerveza de su tierra, que alguien habría conseguido importar de alguna extraña manera.

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15/08/2014, 09:25
Aramiker Menez

- Un antro irlandés de esos...- Repitió Aramiker fingiendo estar un poco asustada. Había oído hablar de la brutalidad que solían mostrar los hombres de aquellas islas, sobre todo rodeados de alcohol. Inmediatamente cambió el rostro y dibujó en él una media sonrisa.-...Me parece una magnífica idea. Un poco de whisky y el ruidoso ambiente nos abotargará la cabeza, que es precisamente lo que necesitamos. ¿Le importaría que llevara compañía?- Por supuesto pensaba en compañía masculina pues allí no había más mujeres que las que compartían el camarote.

Notas de juego

Por mí Pooster, Peabody, Macilvaine, Laroche, etc están invitados. Tengo que concer a más gente de la expedición.

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15/08/2014, 18:38
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Para James Starkweather no existía el vacío que le hacían: así debía ser la soledad de las alturas. En el Elíseo no cabían multitudes. Para él no existía tal culpabilidad, ni parecía darse por enterado de ella.

Algunas personas son débiles. Buscan culpables, y vierten sobre ellos todo su veneno. Su gesto fue de deportiva aceptación de la naturaleza humana. Es normal que, en su desesperación, apunten lo más alto posible ya que en la locura siempre hay algo de genio.

No levantó la voz, pero tampoco la bajó, de manera que los mismos que habían oído la opinión de la guía del polo norte, escucharon la de James.

Ha sido un buen trabajo el suyo, señorita O'Connel. Me han dicho que colaboró estrechamente con el equipo de sabios que reunió pruebas contra Henning, esas... huellas, o lo que sea, lo que nos facilitará los trámites con la ley en este país, e impedirá retrasos.

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15/08/2014, 18:54
(Starkweather-Moore, técnico) Michael O´Doul

Cuando se habló de irse de picos pardos, y por obra y gracia del cotilla de Avery Giles, O'Doul, en su acto de acción de gracias, el que insistía en hacer cada vez que los expedicionarios se reunían a comer, tuvo a bien mencionar el hecho en la oración que dirigía al Todopoderoso.

...y sálvanos, Señor, del vicio de la bebida, ese que en todas las aglomeraciones de personas, como esta ciudad de Melbourne es, y sobre todo si hay irlandeses cerca, ensucia las almas más puras restregándolas en el barro del pecado y del vómito de Satanás.

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15/08/2014, 19:00
(Starkweather-Moore, líder) William Moore

12 de Octubre, de mañana.

Pero, aunque les dejó soñar con el esparcimiento, Moore tenía otros planes, tal y como reveló en la reunión de las 8:00, al día siguiente, cuando Melbourne ya estaba a tiro de piedra.

Temo que tengamos que permanecer algunos días aquí, mientras se resuelve la encuesta que se va a abrir por culpa del incidente con Henning. Ha habido muertes, y es necesario cumplimentar todas las formalidades puntillosamente. Entre tanto, y además de colaborar con la policía dando su testimonio, habrá trabajo por hacer.

Sacó varias cuartillas con apuntes en menuda letra. El señor Starkweather ha hecho los preparativos para que nuestras bodegas se llenen de nuevo. Me gustaría echarle un vistazo antes a las mercancías... por si acaso, añadió levantando la vista significativamente por encima de sus gafas.

Aquí tienen la lista con nombres y direcciones. Si tienen algún problema, ya saben: resuélvanlo.

Maggie fue adscrita al equipo de perreros y guías, encargada del pemmican que se había perdido. Su nota rezaba lo siguiente:

Pemmican: R.J. Manfield & Son Ltd., 100 Fleming Close, Braybrook.

Con Maggie iban los habituales: Sikes, Snabjorn, Pulaski y Fiskarson. Apàrte de hacer los recados, debían mirar si había la increíble suerte de que algún loco tuviera perros de tiro de trineo, bien entrenados y en venta. Rezar por un milagro no costaba nada. También debían organizar la cura y el cuidado de los perros.

Peabody fue encargado de acompañar y asesorar al equipo de ingenieros y técnicos con la siguiente nota:

Equipo eléctrico: Peaseley Power Equipment Mfg., 4420 Lennox Street, Richmond. Electrical Outfitting, Ltd., 550 Harrison Street, Williamstown.

Líquidos de revelado y repuestos: Foley & Burke, 4045 Malee Road, Richmond.

Con él estarían Gilmore y O'Doul, los ingenieros de perforación, también los operarios Cruz y Cole, Huston el mecánico y el técnico de radio, Laroche (había que reponer al menos una radio). Tenían el difícil encargo de reponer, aparte de varias otras cosas, las lámparas de sodio gastadas en el barco. Conseguir un motor nuevo para la nevera (el que había había quedado tocado seriamente) y varias cosas por el estilo.

Hirsch, Menez y Pooster fueron despachados junto con el resto de la expedición para hacer una segunda revisión a todo lo que llegara, para estibarlo en las bodegas y para hacerse con el encargo de la siguiente nota: era una lista de comida y bebida para reponer lo perdido por culpa de la avería de la nevera.

Debe haber unos cien lugares donde vendan la comida que necesitamos, dijo Moore a este último equipo de abastecimiento. Hacen falta unos 9600 kilogramos de carnes variadas, frutas y otros productos perecederos. ¡A no ser que prefieran alimentarse de pemmican todo el invierno! Hirsch, como uno de los médicos del equipo, tiene la lista que le ha proporcionado Greene con las necesidades nutricionales de la expedición. También deberán reponer los medicamentos que hemos tenido que consumir con los perros. También se encargarán de reponer el oxígeno gastado.


Tras la reunión.

Una vez acabada la reunión, los que salieron gritaron sorprendidos por el panorama.

Hay una gran multitud esperando junto al mar. Hay un furgón oscuro aparcado lejos de la muchedumbre, y los trajes de los policías locales destacan por su color entre la gente. Aunque los trámites habituales de aduana ya se han realizado (los agentes vinieron con el práctico que está llevando el barco a puerto), parece que habrá más jaleo con las autoridades.

Cuando se baja la pasarela, la gente avanza hacia el barco, entre los flashes de los fotógrafos y las preguntas a gritos. Los reporteros atacan de nuevo. El oficial Turlow avanza junto a algunos de los más robustos marineros hacia la pasarela para evitar que la gente invada la cubierta. Idéntica maniobra intentan realizar los policías en tierra. Starkweather, en la barandilla, está encantado. ¡La prensa le adora!

Los policías avanzan  hacia la pasarela, y el capitán Vrendenburg y James Starkweather avanzan para conocerlos. Hay un mutuo intercambio de papeles, de apretones de manos, la entrega del paquete con todas las pruebas, los efectos personales de los fallecidos (menos la pipa de Kleiver, que ha desaparecido en manos de Pooster) así como el memorandum explicativo de todo ello. Moore avanza al llamado de su amigo Starkweather y desaparece con los agentes, custodiando esa preciosa carga, para hacerse cargo de responder a todas las preguntas que sobre el caso deseen hacer las autoridades: fiscal, juez, comisario, embajadores... lo que sea. Uno de los policías sube al barco y comienza a tomar declaración preliminar a todos los testigos más importantes, aunque deja claro que habrá que hacerlo con más formalidad en comisaría, cuando todo esté dispuesto para la celebración del juicio.

Starkweather está ya preparado para reunirse con su adorado público. De algún modo, a pesar de la tensión reinante en los últimos días, junto a la dieta de extraños alimentos con bouquet de amoniaco, el inglés se las arregla para parecer fresco como una lechuga, bien educado, seguro de si mismo, impaciente por continuar con su aventura. Desciende por la pasarela y es rodeado, mas no atropellado.

¡Háblenos de la bomba, capitán! ¿Por qué piensa que alguien desea fastidiar su viaje al sur? ¿Conocía a ese hombre, capitán Starkweather?

Les regala la mejor de sus sonrisas: Por favor, caballeros! ¡De uno en uno! No hay gran cosa que les pueda contar; esta no es la primera vez que me enfrento a una traición, ya saben...

Mientras el jefe habla, puede observarse cómo algunos compañeros aprovechan la confusión para alejarse subrepticiamente de los reporteros que se arremolinan en torno a él y bajar al muelle. No pueden esperar para tomar un buen baño y dormir en una cama como está mandado, tras una copiosa comida sin sabor a productos químicos. Todo el mundo tiene una oportunidad de hacer lo mismo, si sabe aprovecharla.

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18/08/2014, 10:11
Timoty Pooster

Tim ve la ocasion clara y hace corrillo alrededor de menez, Alex y Maggie.

Señores, creo que es la hora de ser esquivos e ir a tomar unas cervezas o algo mas fuerte, en honor a nuestro amigo Herr Kleiver. Creo firmemente que desearia que se le brindaran unos licores en su honor, estoy mas que convencido, y esta puede que sea la ultima ocasion antes de ir a los frios paramos del sur.

No creo que se permitan en el barco dejarnos en tierra. ¿que me dicen? No se me ocurre mejor compañia para este pequeño homenaje que ustedes.

Creo que no hemos de andarnos con remilgos y desobedecer por una vez.

No suelo comportarme asi, pero creo que es menester hacerlo. Ademas un buen baño caliente y poder dormir en un catre que no este en movimiento o que mida 60 cmt puede ser bueno para todos.

Por una vez, dejemos que el licor nos guie, No lo ven asi?. Podemos acercarnos al famoso Queen Victoria Market o pasear a orillas del rio y degustar algo caliente que sepa a comida de verdad.

Mira de reojo a la pequeña Menez y lanza un suave, casi imperceptible guiño.

Notas de juego

juerga....

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18/08/2014, 17:53
Alexander Peabody

Australia, tan llena de misterios. Debería estar deseando explorarla, como parecía ocurrirle a Ménez, pero Peabody parecía padecer algún tipo de agotamiento emocional tras los últimos acontecimientos. Había doblado su programa de ejercicios, y aunque el agotamiento le ayudaba a descansar, se sorprendía a si mismo en ocasiones tratando de esforzarse para recordar por qué había tenido en algún momento tantas ganas de empezar esta aventura que estaba resultando tan desgraciada. Había trabajado codo a codo con Kleiver, y ahora había muerto. Mañana podría ocurrirle a él, a Pooster, a Maggie, a Ménez..., a cualquiera. ¿Quién sabe a cuántos funerales más habrían de asistir los miembros de la expedición?.

Alex no pudo evitar sorprenderse ante la osada propuesta de Pooster, quien habitualmente se muestra tan tranquilo y disciplinado; por su expresión, pareció valorarla un poco y decidir que, en efecto, la ocasión lo merecía.

No tiene demasiado sentido permanecer ahora en el barco, desde luego... - afirmó, decidido por fin - Creo que podríamos escabullirnos por ahí - añadió, señalando un hueco que había quedado tras la confusión generada cuando los policías se habían desplazado a un lado con la irrupción de un reportero más efusivo que los demás - Pero habrá que actuar con rapidez...

Y señalando la ruta que proponía, espero a que los demás se decidieran.

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18/08/2014, 19:12
Aramiker Menez

Menez quería ir con los demás pero se resistía a escrutar desde la distancia las reacciones tan medidas de "Rompehuevos". Finalmente acabó abandonando el tumulto formado por su llegada arrastrada por Pooster.

- Ya voy, ya voy.- Por su cabeza sólo pasaba la posibilidad de que un chivatazo diera la exclusiva al periódico de mayor tirada de Australia. Pero eso ahora tendría que esperar. Quizá con la valentía o inconsciencia que otorgaba el alcohol irlandés lo hiciera, quien sabe.

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20/08/2014, 16:50
Maggie O'Connel

- La experiencia me dice que es mejor solucionar los problemas y luego celebrarlo, por mi parte intentaré hacer la compra pronto, y después sí beberé hasta caerme. Nota al margen, borracha no soy más fácil, solo más violenta.

Notas de juego

Pues eso, en cuanto me suelten iré a coger un taxi y hacer las compras, luego ya si eso...

 

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20/08/2014, 20:24
(Starkweather-Moore, guía) Olav Snabjorn

Junto con Snabjorn te las arreglas para llegar a media mañana a la dirección de la nota. RJ Manfield and Son, Ltd. 100 Fleming Close, Braybrook.

Braybrook no está, en realidad, lejos del puerto, pero es que con tanto periodista los pocos taxis que hay en la zona portuaria están ocupados. Snabjorn mira plácidamente todo lo que ve, mordisqueando su pipa vacía para acostumbrarse a la falta de tabaco (tiene la misma costumbre que Kleiver, y estar con él te resulta bastante doloroso).

El día está bastante despejado. La zona por la que vais es un prodigio de verdor, y el sol pica un poco. Hay una zona con varias naves industriales de tamaño y calidad despareja. Al final dais con la que buscabais. Un sitio que parece dedicarse a alimentos enlatados.

Notas de juego

Estás solateras, no pongas más destinatario que tú misma.

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20/08/2014, 20:53
(Capítulo 5) Roger Manfield Junior

El gran edificio en el que estáis resulta ser una planta de envasado de melocotones. Al menos en esta época del año. El encargado os recibe en mono de trabajo manchado de grasa. Al parecer están poniendo a punto las máquinas.

Se queda perplejo con lo que le decís. No sabe nada de Pemmican. Hay que explicarle lo que es, de hecho. No hay pedido alguno, que él sepa. En su exótico acento australiano, os explica que ahora mismo solamente está trabajando la gente fija de la empresa, y que apenas dan abasto para el trabajo que hay: preparar la maquinaria para la siguiente cosecha. Pero parece un hombre solícito con gente de tierras lejanas y con las dificultades de las que hablan vuestras caras largas. Os acompaña a ver a su jefe en una oficina que hay en la parte de atrás del edificio.

Roger Manfield hijo es un tipo bien entrado en años, enérgico y sin humor alguno. Sin embargo, en su estilo malhumorado, inexpresivo y mortalmente serio os dais cuenta de que se preocupa por vuestras necesidades. Menea la cabeza.

No se de qué me están hablando. No se qué es ese alimento del que hablan, no hemos recibido pedido alguno. Ahora bien, si nos explican de qué se trata, quizá podamos ayudarles.
 

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20/08/2014, 21:02
Guardián de los Arcanos

Alexander, Mcilvane, Laroche, Menez, Timoty y Avery os escabullís por uno de los laterales y coincidís al final de la salida de la zona de carga y descarga, en la verja, donde el guardia de la puerta ni se entera de que salís, ya que está ocupado mirando el barco y la multitud.

Os encontráis en la salida preguntandoos dónde conseguir lo que buscáis. Maggie se ha despedido hace medio minuto, y se ha marchado con Snabjorn a ver si puede encontrar el pemmican, tras buscar furiosamente un medio de transporte.

En realidad, lo mejor es preguntar ¿no? Comenta Avery Giles, que está con más ganas que nadie de tomar una o dos jarras de cerveza fría. El día es bueno, el sol pica un poco, pero nada que ver con los calores de las zonas ecuatoriales.

Unos estibadores con acento australiano cerrado hasta casi la incomprensión os indican amablemente un garito regentado por un descendiente de irlandeses, tres manzanas más arriba, donde casi acaba la zona industrial portuaria y comienzan las primeras barriadas de viviendas de clase media o baja.

Camináis. Es un placer hacerlo, aunque las manzanas resultan más largas de lo esperado. Esta parece ser una ciudad extendida a lo ancho. Las calles son muy anchas, todo es grande. De lo que viene siendo una "manzana" salen callejones (no son estrechos sino en comparación con la inmensa talla de la calle principal). Total, algo más de media hora de estirar las piernas y haciendo esquina en el último grupo de almacenes y naves, ya viendo al otro lado grupos de casas pareadas de dos y tres plantas con pequeños patios particulares, hay un garito que anuncia con grandes letras que es "La Pequeña Irlanda". En una pizarra junto a la puerta de cristales pequeños y cuadrados dice "cerveza de importación y local al estilo de la vieja Irlanda".

Notas de juego

Va, vamos poco a poco. Necesito saber si deseáis planificar alguna acción.

DESTINATARIOS: Peabody, Menez, Pooster. Ya sabéis que el que me falle en destinatarios se chupa un punto de cordura de castigo :)

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20/08/2014, 22:44
Maggie O'Connel
Sólo para el director

- El Pemmican es una comida concentrada, consistente en una masa de carne seca pulverizada, bayas desecadas y grasas, es lo que llevan las expediciones antárticas, para hombres y también para perros. ¿Puede localizarlo rápidamente o sabe de algún sitio donde puedan tenerlo?

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21/08/2014, 21:39
(Starkweather-Moore, guía) Olav Snabjorn

Snabjorn le dio las proporciones aproximadas de cada cosa, el sebo de vaca, la carne seca molida. La melaza se solía hacer con el jarabe del arce, pero valía cualquier cosa que hiciera las veces de conservante. Había que añadir germen de trigo, aceite de hígado de bacalao y un litro de zumo de limón por cada cuatrocientos kilos. Se podía sustituir por lima, si no había limones. Todo ello se modelaba en forma de paquetes cuadrados de medio kilo, se envolvía en papel encerado o de aluminio y se congelaba para su transporte.

Hombres y perros pueden sobrevivir trabajando duro en el hielo comiendo entre medio kilo y un kilo y medio al día indefinidamente. Añadió. Pero no es un plato muy delicado, hay que reconocerlo.

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21/08/2014, 21:46
(Capítulo 5) Roger Manfield Junior

En el hielo, dijo el hombre. Pero claro, tomó entre sus manos un periódico que había encima de la mesa. Ustedes deben ser la gente de la expedición al polo. Los que van en persecución de la mujer americana. Bueno, bueno. Encantado de conocerles, qué maravilla. Quién hubiera pensado que en mi fábrica... Sacudió vuestras manos calurosamente.

Una vez aplacado su ardor (os disteis cuenta de cómo planteaban el asunto los periódicos: una historia con la marca de James Starkweather) se puso a pensar en vuestro problema.

Bueno. Los materiales no son difíciles de conseguir. Tenemos maquinaria para mezclar todo ese mejunje que me piden, cintas transportadoras, un refrigerador grande. Lo que no tenemos es personal. Cinco toneladas de producto de buena calidad no son moco de pavo. Puedo prestarles a un par de operarios para las máquinas, pero nada más, porque estamos preparando la temporada del melocotón. Ustedes deberían proporcionar unas doce personas. Creo que con eso bastaría. Una vez puestos en el tajo, calculo que se tardarían entre tres y cuatro días en tenerlo preparado. Veamos. Tomó una libreta y comenzó a anotar y a hacer cuentas. No les saldrá caro, es un honor colaborar con ustedes. Con tal de que me nombren en los medios, estoy dispuesto a dejarles el pem... esa cosa, a precio de coste.

El resultado de sus cálculos arrojaba, ciertamente, un precio muy inferior al que habíais visto anotado en los albaranes donde figuraba la anterior carga de pemmican. Y es que Starkweather daba una de cal y otra de arena. Él había jurado y perjurado que este trámite había sido hecho con toda puntualidad. A saber qué tipo estaba ahora esperando en ninguna parte con cinco toneladas de pemmican, si es que había alguno y el recado no se había perdido en algún pueblo perdido en medio del desierto. Por otro lado, como era un hombre espectáculo, enérgico, y los periodistas le amaban, su venida despertaba el ímpetu colaborativo de aquellos a los que había tocado el corazón.

Había que reunir a doce personas dispuestas a meterse hasta los codos en grasa, melaza y carne seca.

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21/08/2014, 22:03
(Starkweather-Moore, guía) Olav Snabjorn

Olav mordisqueó su pipa. Doce personas de confianza, te dijo en un aparte. Ya nos han envenenado a siete perros.

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22/08/2014, 03:08
Maggie O'Connel
Sólo para el director

- ¿Y si contratamos a 12 operarios locales? ¿Sería factible con el dinero que nos ahorramos?